Hola a todos y bienvenidos a mi primer fic
Os animo ya desde las primeras líneas a escribir más fics, por favor, por favor, por favor. A mí me habéis hecho muy feliz, por eso yo también me he animado.
A tener en cuenta antes de empezar...
-Los personajes de este fic son nuestros queridos de la Saga Crepúsculo, pero cada uno con sus peculiaridades, y algunos MUY diferentes de los originales. Hay vampiros y hay humanos. Los protagonistas principales son Bella y Edward.
-Respecto a las actualizaciones, se harán todos los días de lunes a jueves (casi siempre por la noche), ya que los capítulos son cortitos.
ADVERTENCIA: Este fic contiene capítulos con "escenas" de sexo bastante explícitas, por eso lo he etiquetado como M. Quedáis avisados. Sed responsables de lo que leéis.
-Habrá capis en los que acompañaré el diálogo con música. Y cuando digo acompañeré es que la canción en cuestión será un persoanje más, y no me parece bien que le demos de lado, ¿no?, así que os pondré un enlace a la canción y os señalaré la parte del capi en la que DEBÉIS comenzar a escuchar.
Bueno pues...empezamos...
Prólogo
—Disculpe señorita.— Una azafata poco más joven que yo se inclinaba ligeramente a mi lado.— ¿Desea que le traiga una almohada?
Realmente, debía tener cara de necesitar un largo y reparador sueño…
—Sí, gracias.—Aunque no tenía muy claro que fuera a servir para algo.
A pesar de llevar seis horas en un avión, no había sido capaz de echar una cabezadita. No dejaba de darle vueltas a la decisión que había tomado. Quizá me había precipitado. Comenzar una nueva vida…¿Era eso posible? ¿Y necesitaba irme a la otra punta del país, lejos de mis amigos, de mi hogar?… Mi hogar…Volví, por enésima vez, a recordar mi hogar.
Dos años atrás habíamos comprado un apartamento en un pequeño bloque cercano a la playa. Era perfecto, paredes blancas, vigas de madera en el techo, tan acogedor con las pocas cosas de las que disponíamos. Nuestras cosas, nuestra vida. Dos años habíamos vivido juntos mi prometido y yo. James. Dos años en los que no me había cuestionado mi felicidad, en los que todo era como debía ser. Hasta hacía dos meses. Entonces, por casualidad, como suelen ocurrir estas cosas, descubrí que mi prometido mantenía una relación con otra mujer hacía seis meses. Seis meses. Volví a sentirme idiota. ¿Cómo era posible que no hubiera notado nada en seis meses?
En una hora mi vida entera cambió. Me fui de mi hogar, el que habíamos construido juntos, sabiendo que otra persona se haría dueña de él, de cada parte de mi vida que había dejado impregnada en ese lugar. Pero no me detuve. Durante un mes, viví en una habitación alquilada en un hotel a las afueras de la ciudad. En esos días intenté retomar mi vida sin él. Tenía a mis amigos, y seguro que estarían allí para apoyarme. Pero no encontré lo que buscaba en ellos, que eran también sus amigos. Lo que me gustaba hacer en Miami, me recordaba a él, porque durante mucho tiempo, mi vida había girado sólo en torno a él, limitada a él.
Me di cuenta de que todo lo hacía por costumbre. Los lugares a donde iba, la gente a la que veía, ya no me daban nada, no me provocaban nada…era indiferente a todo. Necesitaba un cambio, un punto y aparte, o quizá un punto y final a esa parte de mi vida…Sí, un punto y final, comenzar una nueva vida sola.
Acababa de licenciarme y me había especializado en literatura, sólo por el placer de leer, que era a lo que dedicaba la mayor parte de mi tiempo. Llevaba varios meses buscando trabajo, sin prisa, aún no tenía muy claro a qué quería dedicarme. Así que me había dado de alta en varios buscadores de empleo en internet, donde había detallado minuciosamente mis cualificaciones y preferencias respecto a lugar de trabajo, horarios, tipos de contrato y demás. Pero ahora todo había cambiado, ahora sí tenía prisa por ocupar mi tiempo, por tener otra cosa en la cabeza que mi vida vacía, por sentirme útil, valorada, aunque sólo fuera por los conocimientos que había adquirido los últimos años…Así que cambié las preferencias de mi perfil. Ahora valdría todo: cualquier tipo de contrato, cualquier puesto de trabajo, disponibilidad inmediata y cualquier lugar de los Estados Unidos.
No habían pasado ni dos horas cuando llegó a mi móvil un mensaje comunicándome que tenía en mi email una oferta de trabajo. Vaya, qué rapidez. ¿Cuál de mis nuevas preferencias había ocasionado este cambio? Cuando abrí mi correo se disiparon mis dudas. Un trabajo que requería mi cualificación, pero no exigía ningún tipo de experiencia (perfecto), de incorporación inmediata (cuando quieras, amigo), y al otro lado del país (tres de tres). Ni siquiera me fijé al principio en las condiciones del contrato. Contesté rápidamente, antes de que lo pensara mejor y cambiara de opinión, y les dije que estaría allí en dos días. Tiempo suficiente para comprar el billete de avión y preparar mi maleta. No quería llevar nada más de esta vida que dejaba atrás.
Iba a ser la nueva profesora de Literatura del instituto de enseñanza superior de una pequeña localidad al norte de Washington llamada Forks. Perfecto.
¿Os ha gustado? Dejadme saber qué pensáis...y muchas gracias por leer
P.
