¡Aviso Importante!:

Ni FullMetal Alchemist (Hagane no Renkinjutsushi) ni ninguno de sus personajes o trama me pertenecen, pues son propiedad de Hiromu Arakawa.

Género: Soft Yaoi. Elricest. Si no te gusta, pues no lo leas. Conste que yo te lo advertí…

Aclaraciones:

1.- Este evento ocurre en el intermedio entre el final del anime FMA y la película CoS.

2.- Aunque sea incorrecto de usar, hago uso de la palabra japonesa "Nii-san" (Hermano, en este caso, "san" para clarificar que es mayor) pues no me vi capaz de representar a Alphonse sin esa palabra ^^U

Bueno, ya dicho eso, solo puedo agregar: Enjoy!


I) Sueños

El viento soplaba ligero, acariciando mi rostro y refrescándome en aquella noche de verano. El cielo estaba despejado, y en el firmamento, miles de estrellas se posaban brillantes. La noche, tranquila, parecía no querer perturbar mi sueño. Pero yo ya no estaba ahí.

No fue hace mucho que comencé a abandonar mi cuerpo, inconscientemente, en sueños. Aunque al principio no lo entendía; creí que era solamente un sueño más, de los muchos que he tenido en mi afán de poder verte una vez más. Pero entonces entendí que no era mi subconsciente jugando con mi alma.

Estabas ahí, dormido e incapaz de verme, oírme o tocarme.

La primera vez que ocurrió, aparecí de pie en una sala. Era pequeña, y en la oscuridad, la luz de la luna que se colaba por las ventanas iluminaba la estancia, creando sombras que jamás había visto. Me sentía perdido, pero mi curiosidad, al igual que en muchas otras ocasiones, no me permitió irme de allí sin recorrer aquel lugar que, creía yo, mi subconsciente había creado.

Una mesa, sillas, sillones y estantes. Nada allí llamaba realmente mi atención, por lo que me encamine hacia un corredor aledaño: cuatro puertas, dos de ellas entreabiertas, se distinguían en la oscuridad. Curioso, me adentre en una de las habitaciones.

Era pequeña y escasamente amueblada, sobresaliendo un escritorio al lado de la puerta y una cama junto a la ventana. Había alguien en ella.

Me acerqué dudoso. No solía soñar así, y menos con desconocidos. Y ese hombre no era mi hermano. Aún así, sentí helar mi sangre al ver su rostro, reflejo del mío, pero distinto a la vez. Su cabello corto le daba un aspecto maduro, pero yo sabía que no era mucho mayor que yo. Su rostro estaba sereno: dormía.

Desvié la mirada de aquel extraño para dirigirme hacia el escritorio. Documentos, modelos -aparentemente, a escala- de objetos que desconocía, planos y fotografías cubrían su superficie. Curioso, me acerque hasta una de ellas: Un grupo de personas, todos rubios, sonreían en aquel retrato, con miradas de seguridad y expresión de complacencia; uno sobresalía.

Aún con sus cabellos, ahora largos, recogidos en una coleta, y con el notorio cambio en su rostro y porte, aquellos ojos dorados no podían engañarme. Con fiereza en su mirada, mi hermano posaba en esa fotografía junto con el extraño que a mis espaldas yacía.

Fue entonces cuando me di cuenta que no era un sueño. En un intento por coger el retrato, mi mano no hizo más que atravesarlo, y como si de una brisa se tratase, la fotografía cayó boca abajo sobre el escritorio.

Me sentí como un intruso, y al voltearme con nerviosísimo, aquel extraño me miraba. O al menos, eso creí, mas segundos después confirmé que ese hombre no podía verme. Había alzado levemente la vista, mirado la fotografía y luego la puerta, para luego voltearse hacia la ventana y darme la espalda, sumiéndose nuevamente en su sueño.

Yo no estaba ahí. Al menos, no físicamente. Era una sombra. Un espíritu. Un pedazo de alma ignorando las reglas en un desesperado intento de verte…

Entonces me di cuenta de dónde estaba, de qué hacía allí, y de qué debía buscar. Salí de la habitación en silencio, volviendo al corredor y examinándolo, para luego escabullirme dentro de la habitación contigua a la del extraño. Y me congelé.

Por un momento, sentí mis ojos humedecer, y un nudo recién formado en mi garganta me hizo sentir como si el aire me faltase. Entonces confirmé que, aún en ese estado, era capaz de sentir, y aunque me doliese, un susurro escapó de entre mis labios.

—Nii-… Nii-san…

Recostado sobre aquella cama, y con una expresión de tranquilidad en el rostro, mi hermano dormía plácido, aparentemente, sin perturbarle mi presencia o mi voz, que resonando en el silencio, sonó como un suspiro ahogado en la distancia…


N/A: Corto, al igual como serán los próximos capítulos. Cuando me anime a terminar el segundo capítulo, subo la continuación.

Saludos, y se aprecian los reviews! ^^

~Naon.