Bueno, este es mi primer fic después de muchos años leyendo y tal y bueno, espero que me vaya bien y todos disfrutéis de esta historia y bueno, espero vuestros reviews, vuestras críticas ,etc. También agradecer a mi Laura qué me acompaña en esta experiencia ayudándome y apoyándome en todo momento en esta nueva experiencia para mi ;)

Un saludo, y espero que disfrutéis mucho

EL RETORNO DEL TORNEO

James caminó con paso lento por el andén mientras empujaba el carrito en el que reposaban su baúl y la jaula de su lechuza Mike. Se sabía el trayecto demasiado bien y por tanto, caminaba unos pasos por delante del resto de la familia, dirigiendo la comitiva compuesta por sus padres y sus hermanos. Como cada uno de septiembre desde hacía seis años, la familia Potter se dirigía hacia el andén para despedir a alguno de sus hijos, y desde el año pasado, a todos ellos.

Observó la pared a la que se acercaban, que era la que daba acceso al andén, y luego se giró observando a su familia. En el carrito empujado por Harry, su padre, estaba sentada Lily sobre su propio baúl. James sonrió al ver la cara de felicidad de Lily siempre sonriente y optimista, aún recordaba la emoción que tenía él el año anterior, no cupiendo en sí de gozo al ver que iba a cursar su primer año en Hogwarts junto a sus hermanos mayores. Todos eran consciente de que ella era la princesita de la casa, y todos la trataban como tal: mimada, sobreprotegida, pero con un temperamento que podía hacer temblar Londres entera si se le enfadaba, sin duda era alguien que podía defenderse sola sin problema. Aún así, lo cariñosa que era y las demostraciones que tenía de amor hacia su familia, le aseguraban ese puesto de protegida y amada por todos.

En cambio, al dirigir su mirada hacia su hermano la expresión se puso algo seria al verlo caminar con esos leves aires de superioridad. James bufó y simplemente giró su cabeza observando la pared ante él. No le apetecía seguir mirándolo, ya que notaba que le hervía la sangre, y en parte le aparecía un deje de dolor en su interior que siempre negaba pero que en el fondo sabía que existía ante la separación que se había presentado entre los dos desde que, hacía cuatro años, él entrara en Slytherin y empezara a cambiar.

Tras mirar a su familia de nuevo para asegurar que le seguían, James atravesó la pared que daba acceso al andén donde el tren dirección Hogwarts esperaba a los alumnos deseosos de empezar, como cada año, esa nueva aventura.

Al entrar en el andén, a James se le nubló levemente la vista debido al humo que soltaba el tren, que rugía indicando que cada vez quedaba menos para que sus pitos estridentes sonaran e hicieran a los pasajeros montarse en él. Con rapidez, avanzó esquivando la gran multitud de gente en busca de su amigo desde el primer año en el castillo, al que encontró tras unos minutos lo encontró. Después de unos segundos observando la situación, se acercó a él con una sonrisa y con leve malicia en el rostro, con pasos y con diversión. Pasó un brazo por encima rodeando su cuello, atrayéndolo hacía él con fuerza mientras soltaba una carcajada compañera.

—Deberías cubrir tus espaldas, Wood, o tendré que informar al Jefe de la Casa Gryffindor que debe quitarte el puesto de capitán —dijo James entre risas, observando cómo éste se giró con una gran sonrisa ya que le había reconocido desde el primer momento. Le observó sonriente encontrándose con su amigo de toda la vida, alto aunque no tanto como James, de cabello castaño, con una corpulencia mayor a la normal debido a su fuerte entrenamiento para ser guardián. Sus ojos eran grandes y de un color gris penetrante que contrastaba con su tez algo pálida y su cara que denotaba inteligencia y una alegría típica tanto en él como en James, que siempre que podían no paraban de bromear y reír juntos.

—¡Por favor, Potter! ¿Quitarme a mí el puesto? Debería montar en cólera por tener que compartir el puesto con semejante bravucón de poca monta. ¿Cómo has estado, James? Tendrías que haber venido a Ibiza, hubiera sido mítico —añadió entre risas mientras se estrechaban la mano con fuerza, seguido de un fuerte abrazo; llevaban 6 años considerándose prácticamente hermanos.

—Calla ya Arthur, cumple con el puesto que tienes o como capitán te echaré , y sabes que no dudaré en echarte del equipo, solamente eres un simple… capitán —añadió James Sirius, estallando en carcajadas por el juego de palabras. Era conocido por todos la compenetración entre los dos casi desde que se conocieron en primero, y parecía que la directora había tomado eso en cuenta al nombrarlos a los dos capitanes conjuntos del equipo de Quidditch algo que escasas veces sucedía y que entusiasmaba a los chicos.

James se separó de Arthur y golpeó levemente su hombro mientras subía con fuerza el baúl y la jaula con Mike dentro al camarote que había elegido Arthur, introduciéndolo por la ventana abierta. Como siempre, Arthur solía ser más puntual y serio en esas cosas.

—Bueno, ¿te has despedido de tus padres? Vamos a ver a los míos, quieren felicitarte antes de marcharnos. Mi madre está enfadada porque no hayas venido a vernos en verano, dijo que le faltaba su cuarto hijo —.Añadió buscando levemente con la mirada al famoso Oliver Wood, padre de Arthur, uno de los jugadores de Quidditch más conocidos de las últimas décadas y situado entre los mejores guardianes de todo el mundo hasta su retirada hacía pocos años. Aahora se dedicaba a entrenar, eso hacía a Arthur y James tener ciertos privilegios y poder entrar a varios partidos gratis, o recibir consejos suyos en las largas estancias de verano que pasaba con ellos en algunas de sus residencias donde nunca podía faltar un campo de Quidditch —. Tú siempre el preferido de mi madre, ¡cómo no! —James bufó de forma teatral.

—Sí, ayer me despedí de ellos. Tenían que ir a Francia, ya sabes las clasificatorias para el mundial —.Añadió con un leve bufido Arthur para luego mirarle con una leve sonrisa burlona.

—Vamos Potter, deja tus celos para tus primas, soy claramente lo que tu madre busca en un hijo, y no la birria que eres tú —.Añadió entre carcajadas Arthur, minutos después se encontraron llegando a un grupo repleto de personas pelirrojas, rubias, etc. Evidentemente, la familia Weasley, acababa de juntarse en el andén y su característico pelo llamaba la atención de todos. Durante varios minutos hubo un gran jaleo entre los padres, primos y tíos de la familia Weasley hasta que el sonido estridente del timbre del tren sonó por todo el andén indicando que iba siendo hora de subir. Tras varias despedidas se vio el desfile de los primos Weasley entrar por el andén ante la atenta mirada, sobre todo de los hijos de muggles que comenzaban Hogwarts y no conocían nada de la familia Weasley y su gran número de integrantes con esa cabellera tan característica.

Tras verlos subir a todos, James se giró y guiñó un ojo a su madre con tono travieso. Adoraba a su madre y era su principal valedora para que mantuviera esa forma de ser tan traviesa que le caracterizaba. Su nombre estaba compuesto por las dos personas que más adoraba y que tenía el honor de ser comparado siempre, aunque en el caso de la directora Mcgonagall, siempre lo hiciera en modo restrictivo, pero le encantaba oír hablar de su abuelo y del que fue su mejor amigo y padrino de su padre. Cuando lo comparaban con ellos se sentía sumamente halagado, desde joven principalmente su tío George siempre comentaba hazañas que había descubierto que hacían Los Merodeadores, "sus héroes", como describía él mismo con unos ojos que le brillaban como a un niño pequeño al recordar el dulce más delicioso del mundo, y que para él y para el fallecido tío Fred, los merodeadores siempre fue un espejo donde mirarse. Además aquellas historias siempre eran corroboradas por Harry, su padre, que se mostraba algo más restrictivo y duro y no estaba muy a favor de la personalidad de James, tan parecida a la de los merodeadores. En cambio su madre siempre acaba defendiéndole y apoyándole y salvándole de varios líos, por eso siempre le gustaba mostrarse coqueto y divertido con ella; era una forma de agradecerle ese apoyo. Tras mirar a su madre, sonrió dirigiendo su mirada a su padre, que le dedicó un asentimiento.

—Pórtate bien este año, y da saludos al profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras. Sé bueno, y por favor, escúchame bien, piensa antes de actuar —.Dijo Harry como advirtiéndole de algo que fuera a suceder pronto pero a lo que James no hizo ni caso, desprestigiando sus palabras, harto de advertencias y de intento de colocarle grilletes invisibles que le prohibieran ser libre.

-Sí, papáaaaaaaaa —añadió con pesadez, rodando los ojos con cansancio por escuchar siempre el mismo discurso casi sin hacer caso a las palabras de su padre, hasta que abrió sus ojos —. Espera, ¿el profesor de DCAO? Pero si no…

—Vamos James van a cerrar las puertas —gritó Arthur desde la puerta de entrada al vagón más cercano a su compartimento.

—No te preocupes, ya lo entenderás —dijo su padre con una sonrisa de diversión al imaginarse la sorpresa de su hijo al descubrir quién sería el nuevo profesor y lo dirigió a leves empujones al tren, el cual empezó a moverse en cuanto James subió. James miró a sus padres y tíos mientras éste se alejaba acelerando la velocidad, dejando la estación atrás, se giró aún pensativo y entró en su compartimento, echándose en los sillones del lado izquierdo sin cortarse en absoluto, ya que estaba acostumbrado a compartir compartimento solo con Arthur y cada uno tomaba los sillones de cada lado, así el viaje se hacía más cómodo y relajado. Escuchaba cómo el castaño le hablaba, pero no parecía muy interesante y, la verdad, tampoco estaba pensando en eso. Su cabeza aún andaba analizando las palabras de su padre, algo le decía que ese sería un año diferente a los otros… y no solía fallar en su instinto.