Antes de nada aclarar que estonia me cae mal xD. Esta escrito mas o menos desde su perspectiva, no es la gran cosa.

Dedicado especialmente a mi Prusia, que se que le gusta esta pareja, espero no decepcionarte.

Axis Power Hetalia no me pertenece


Caminó por el pasillo abrazando las toallas que cargaba contra su cuerpo. Momentos antes el señor Rusia le había ordenado que le llevara aquellas toallas a su "nuevo invitado permanente".

Continuó caminando hasta llegar a la puerta de la habitación tomó el manillar para abrirla con lentitud escuchando un sonoro "kesese~" proveniente de la habitación, negó con la cabeza, era realmente ruidoso.

Abrió la puerta del otro y entró encontrando al peligris frente a un espejo en boxers posando y riendo. Realmente estupido. Le miró de arriba abajo, varias heridas y marcas de arañazos recorrían su espalda, probablemente causadas por el ruso, se acercó un poco mas para ver con mas detalle una quemadura a la altura de sus caderas con la forma de la hoz y en martillo cruzados, el símbolo del comunismo que tanto amaba el soviético, seguramente le había marcado como suyo. En ese momento el otro se dio la vuelta quedando muy pegado a él.

-No has podido evitar acercarte al maravilloso yo ¿verdad? –dijo socarronamente riendo de nuevo de esa forma característica suya.

Se apartó algo molesto por ser descubierto por el otro. El prusiano observó durante un momento las toallas para luego tomarlas y dejarlas en la cama sin mucho interés.

-Esas toallas no merecen secar mi awesome ser~

Suspiró, entonces no había más motivos para quedarse allí.

-Esta bien, si me disculpa voy a seguir con mis tareas… -se giró dispuesto a irse de allí y continuar con sus quehaceres pero el otro le detuvo haciendo que se girara- Agradecería que me dejara marchar… ya conoce como es el amo Rusia…

El otro le soltó, sonriendo. Esa era una de las cosas que le molestaban del otro, que sonriera. Aun cuando había aguantado más golpes que él sonreía como si nada hubiera pasado.

-Hazme compañía por un rato, ¿ja?

Se sentó en la cama, sin saber porque, esperando a ver que era lo que el otro quería.

El peligris comenzó a hablar de lo maravilloso que era él mismo y a relatar historias sin mucho sentido sin dar posibilidad a que el otro entrara en la conversación.

-Y aquel día también fui maravilloso kesese~ -miró por la ventana comprobando que estaba anocheciendo y se acercó al otro- Es hora de que te vayas, tal vez en otro momento te permita gozar de mi awesome compañía.

El estonio se limito a asentir y se levantó para salir de la habitación, ¿Cómo alguien tan creído podía hacer que se cohibiera de aquella forma? Al final había perdido el tiempo en escuchar cuanto se amaba el otro a si mismo.

Realmente el prusiano era una persona molesta. Continuó andando hasta salir de la habitación, entonces sintió como el toro tiraba de nuevo de su brazo con fuerza para darle la vuelta. Estaba dispuesto a replicar cuando le tomó del mentón y comenzó a besarle sin ningún reparo para luego soltarle riendo y entrando de nuevo a su habitación.

Trató de tranquilizarse apoyándose en una pared mirando hacia la puerta de la habitación. Sonrió. Ahora por muy molesto que fuera el otro tenia un incentivo para volver a escucharle