Disclaimer: todo pertenece a J. K. Rowling. El título y el verso inicial son de Taylor swift.
Esta historia participa en el reto llega el kinkctover del foro Hogwarts a través de los años.
()()()()()()()()()
Día de año nuevo
()()()()()()()()()()()
Por favor, nunca te conviertas en una desconocida cuya risa podría reconocer en cualquier parte.
()()()()()()()()()()()()()
Estás cansada. Son las cinco de la mañana del día de año nuevo y los últimos invitados se acaban de marchar. Ha sido una buena fiesta, lo hemos pasado bien, pero ahora todo lo que queremos es dormir. Mañana limpiaremos el desastre que es ahora nuestro salón; ahora solo vamos directos al dormitorio. Ni siquiera te quitas el maquillaje, hasta ese punto llega tu nivel de cansancio. Echas los tacones a un lado sin molestarte en guardarlos en su caja y yo me meto contigo porque siempre me regañas cuando yo hago eso mismo con los zapatos al volver del trabajo. Tú te ríes y yo no puedo evitar reírme también. Nos seguimos riendo mientras nos quitamos la ropa, tú el vestido rojo y yo el traje muggle que me regalaste porque sabes que odio las túnicas de gala. No es una broma tan buena, pero da igual. Nos seguimos riendo cuando nos metemos en la cama y nos reímos aún más cuando tú te das cuenta de que no nos hemos puesto el pijama. Yo digo que estaba demasiado cansado para acordarme y tú me contestas que más bien lo que estamos es borrachos. Eso también nos hace reír. Todo nos hace reír esta noche. Nunca me había parado a pensarlo, pero me encanta el sonido de tu risa, así que paro de reír para escucharte y cuando me preguntas y te lo explico te vuelves a reír y me besas. Yo te abrazo y tú me haces cosquillas porque el sonido de mi risa también te encanta. Pasamos así un rato. De repente ya no estamos cansados y no queremos dormir. De las cosquillas pasamos a los besos: te beso las mejillas, la frente, el pelo; luego bajo por tu cuello hasta tus pechos y tu barriga y ahí me detengo durante más rato porque sé que eso te gusta especialmente. Después pasamos a las caricias y seguimos más y más. No llegamos al final en el mismo punto, pero eso también nos hace gracia. Finalmente cuando ambos estamos satisfechos nos quedamos dormidos. A la mañana siguiente apenas recordamos nada de lo sucedido, solo las risas, aunque ninguno de los dos recuerda qué era exactamente lo que nos hizo reír. Nos hacemos los remolones a la hora de levantarnos porque nos duele un poco la cabeza, pero finalmente tú, que no puedes soportar la irresponsabilidad ni en un día de fiesta, te levantas y preparas el desayuno mientras yo, refunfuñando medio en serio medio en broma por tener una novia tan responsable, hago lo mismo y comienzo a limpiar el salón. Nos sentamos a la mesa y nos miramos y entonces un fragmento de la noche anterior viene a mí.
–¿Sabes? –digo sosteniendo mi vaso de zumo de calabaza mezclado con poción contra las resacas –Sí que me encanta tu risa.
Y una vez más, nos echamos a reír.
