75 años han pasado desde aquel día en que Katniss Everdeen y Peeta Mellark, los ganadores de los septuagésimo cuartos juegos del hambre le prometieron a la población de los doce distritos de Panem un mundo mejor. Un mundo donde los hijos no tuvieran que separarse de los padres, donde la gente no pasara hambre, donde los trabajos estuvieran remunerados justamente, donde las personas fueran libres de caminar por donde ellos quisieran.

75 años han pasado desde la segunda rebelión de los distritos contra el Capitolio. Katniss Everdeen está muerta, años después de que hubiera sido recluida junto a su familia en el distrito doce por estar desorientada mentalmente, Katniss enfermó con una extraña anomalía en los pulmones que poco a poco fue consumiendo su vida, ahogándola en dolor y sufrimiento.

Peeta Mellark y sus hijos están desaparecidos, luego de la muerte de Katniss desaparecieron de la faz de la tierra y nadie fue capaz de encontrarlos. La gente dice que dada la edad, Peeta debe estar muerto y es probable que sus hijos también. Sin embargo nada se sabe sobre la familia y todo se basa en suposiciones.

Los primeros veinticinco años de libertad fueron bastante bien, se podía caminar libremente y era extraño que una familia pasara hambre. El nuevo gobierno estaba haciendo un excelente trabajo por erradicar todo lo que el Capitolio había construido a lo largo de setenta y cinco años de ira, agonía y tristeza. Los juegos del hambre ya no existían, en la escuela se hablaba de ellos como un triste pasado al que la humanidad no regresaría jamás.

Por supuesto, se equivocaban.

Pasaron setenta y dos años desde la rebelión y un grupo de personas atacaron la edificación donde el gobierno ejercía su poder y se hicieron con el control de ella. A lo largo de todo el territorio que alguna vez fue los Estados Unidos de América, cientos de personas se levantaron contra la gente y poco a poco volvieron a instaurar el viejo sistema. El Capitolio estaba renaciendo.

Con el vinieron Los Juegos del Hambre, una competición entre adolescentes que prometía entretenimiento las veinticuatro horas del día, cuatro semanas al año. Gente adinerada, empresarios, actores y miembros del gobierno residían en la metrópoli nuevamente bautizada como el Capitolio. La gente que residía en los doce distritos de Panem (el distrito trece había sido completamente destruido) volvió a pasar hambre, a perder la libertad para circular, a trabajar con salarios mal asignados. Miles de sentimientos afloraron en los cuerpos de la gente, quienes estaban acostumbrados a una vida mejor, pero no había nada que hacer.

Y sí, tengo miedo. Mi nombre es Fred Tomen, soy del distrito cinco y este año son los centésimo quincuagésimos Juegos del Hambre, es decir el sexto aniversario del Vallasaje de los Veinticinco. No es nada justo, luego de casi tres cuartos de siglo sin Juegos del Hambre uno esperaría que continúen con la edición siguiente a la última celebrada, es decir la septuagésimo sexta. Sin embargo, dada la proximidad a un Vallasaje el gobierno decidió que la edición correspondería al número de años desde que Panem surgió la primera vez.

Mañana, el presidente Flake anunciará en qué consistirá este Vallasaje. He leído libros de historia que no tendría que haber leído, se que son los Vallasajes, son dos veces peor que una edición normal.

Tengo miedo, ya nada es igual.