Disclaimer: Anda que con las de chorradas que se te ocurren y que esta no se te haya ocurrido nunca, Himaruya...


Tú a Roma y yo a Germania

Solo tendríamos que cambiar a Roma y a Germania, Aceite. Tú llevarías a Roma y a mí me saldría un Germania excelente, mira *chasquea los dedos y Prusia entra con una peluca rubia*.

Awesome! —sonríe.

¡Qué no sonrías! Estás siendo muy poco convincente. El alemán deja de sonreír... escapándosele un poco, carraspea intentando ponerse serio.

—Soy muy serio —frunce el ceño—. El más serio de los serios y respetable, el más grande de todos los barbaros cazadores y más fuerte de lo guerreros del norte y...

Preussen, ¿puedes venir un momento y dejar de estar haciendo tonterías...? Ayúdame a arreglar esto —le extiende el control de la tele, desarmado y despanzurrado porque Germania intentó cambiarle las baterías.

—Y mi hijo mayor por cierto, es absolutamente awesome y... Vati! ¡¿Qué le has hecho!?

—Nada, yo sólo estaba cambiando las baterías... —cara inocente.

Agua frunce el ceño y trae a Inglaterra, le mira con cara de circunstancias y asiente. Inglaterra la mira de reojo, no tan seguro y luego mira a Germania.

I'm so sorry —levanta las manos hacia él y después de un rayo de luz púrpura, Germania se queda dormido... y se despierta en el cuerpo de Roma.

Germania quiere asesinar gente. Pero espera, que cuando se despierte el otro le va a dar un infarto, pero que no se queje, ya muchos quisieran despertar en un cuerpo germano.

El sajón siente una perturbación en el universo, además con ese cuerpo ultrasensible, así que Roma entreabre los ojos... Y Egipto está con su brazo sobre su pecho y la cara escondida en su hombro. Roma paladea un poco mirándola de reojo y vuelve a cerrar los ojos porque al parecer este cuerpo es más flojo que el de Germania.

—Mmmmm...

Egipto se estira un poco y parpadea bostezando, le da un beso suave en los labios.

—Duerme, ahora vengo —se levanta para arreglarse y maquillarse porque ni os creáis que alguien va a ver a la reina del Nilo recién despierta.

Roma abre los ojos otra vez... Y la mira... Y la oye... Y... Se pregunta por qué demonios está soñando esto otra vez. Ella se mete a su baño tranquilamente, entrecerrando la puerta. El romano se da la vuelta boca abajo gruñendo un poco, sintiendo que este es un sueño extraño. Se estira en la cama y cierra los ojos otra vez.

Al cabo de unos minutos, porque Egipto hace esto hasta con los ojos cerrados, vuelve un poco más despierta y se tumba de nuevo junto a él, levantándole un brazo para ponerse debajo.

—Romaaa.

—Creo que te equivocaste de cama... —murmura el romano en sajón, girándose un poco en la cama hasta mirarla de reojo—, y luego vas a inventar que yo te quise violar...

—Ah, no seas pesado con Helena —sonríe con ojos entrecerrados y le hace girar poniéndosele encima—. Y ya pasas tanto tiempo con ese rubio idiota que se te pega el idioma —le besa.

—¿Con Hele...?... ?... Mmmmpf! —la lengua de Egipto dentro de su boca le calla, aunque abre los ojos de GOLPE y seguro... SEGURO la... Ehm... Verga... Romana les da a todos los buenos días como en medio segundo.

Ella nota que no le está respondiendo como siempre, pero sentir eso ahí abajo despertando la calma, así que profundiza un poco más. Germania... eres un pendón.

—Mmmm... —es que la lengua de Egipto no es cualquier lengua, de verdad y no es que... bueno... "este Roma" no se haya imaginado nunca antes este proceso, así que suelta un gemidito profundo y levanta una mano para tomarla de la nuca, devolviéndoselo.

Pues espérate a que empiece a moverte las caderas con sus movimientos serpenteantes sobre el lugar adecuado. Roma abre más los ojos empezando a pensar que como sigan esos movimientos va a venirse pronto. Se concentra completamente en NO hacer eso, y seguro suelta un par de buenos gemidos más.

Ella se separa entonces y le mira sonriendo de lado. Parece que Roma ha corrido una carrera laaaaarga de la falta de aliento que se carga. La mira con los ojos bastante abiertos, seguro, SEGURO de que ahora se burlará y le reñirá por imbécil o algo así.

—¿Estás bien? —se ríe un poco notando que está reaccionando un montón.

Roma parpadea y le mira aún descolocado y sin aire. Asiente un poquito mirando hacia abajo, hacia sus pechos (los de ella) notándolos... Desnudos... Y sintiéndolos un poco fríos contra su piel. Debe abrir la boca como si fuera una bandeja, impresionado, sonrojándose y... Bueno, eso de ahí abajo no reacciona menos.

J-Ja... —susurra súper quedito.

—Sí, desde luego, eso parece —vuelve a besarle porque no es como que no sea especialmente agradable notar que haces reaccionar mucho más de lo normal al chico.

Roma asegura para sí que este es un sueño extremadamente vivido y... Ehm... Un poquito... maravilloso. Ya que está en él y que seguro pronto se despierta, busca abrirle las piernas para darle trámite al asunto y poner A en B lo antes posible, sin dejar de besarla, claro, de manera un poco más bestia y ruda esta vez.

Ella frunce un poco el ceño con eso porque ni siquiera la ha preparado un poco a ella y eso sí es desconsiderado, se separa y se detiene mirándole.

Ya, claro, había llegado el momento de la verdad y del desengaño en el que ahora sí se reiría de él e iría a contarles a todos como se veía de ridículo súper excitado por ELLA, si ella le detestaba. Vuelve a sonrojarse, sin duda alguna.

—Ehh... —traga saliva tratando de anticipar el movimiento siguiente.

—¿Qué crees que haces?

—Mmm... P-pues... —susurra con cierto temor antes de vacilar un segundo más, tragar saliva e intentar lo único que se le ocurre para que no le mate... O para que le mate de una vez, ¿por qué no...? Se acerca a besarla de nuevo.

Egipto parpadea y se deja, claro. Roma le besa un poco más distraído esta vez, porque está valorando sus opciones... ¿y si le gira y se pone sobre ella? (sí, no quieres forzarla de una vez, ya que estamos), ¿y si... le pide que sea ella la que lo haga sobre él...? seguro va a matarle. ¿Y si se despierta pronto mejor y se deja de imbecilidades?

La morena trata de dejarse llevar por el beso sintiéndolo raro, pero algo en lo salvaje y lo raro la seduce.

En un movimiento un poco brusco y salvaje (y seguro también un poquito torpe) la gira hasta quedar sobre ella, cada vez pensando menos con la cabeza... Para pensar más con la otra cabeza.

Ella se calma un poco al ver que parece tomar la iniciativa de nuevo, dejándole hacer, claro. La cosa con... Roma... es que es un poco torpe e impaciente y necesita cierta dirección si pretendes que haya mucho juego previo, en especial si está tan... Contento. Así que ido, al menos ha aprendido a no voltear a las chicas y cogérselas por detrás como hacía antes. Sube la mano y le toma un pecho con no tanta delicadeza.

—Eh, eh, cuidado, ¿qué te pasa?, ¡no me los espachurres que duele! —protesta. Él se separa un poco y la mira un poco regañado.

—Perdón —susurra en sajón otra vez, suavizando el agarre del pecho y luego soltándolo. Traga saliva—, w-was... —toma aire —, ¿qué quieres que haga?

—Que dejes de hablarme ese idioma idiota para empezar. ¿Qué pasa contigo?

Roma parpadea y se humedece los labios, sintiendo un pelito de la barba con la lengua.

—¿Cómo quieres que te hable? —pregunta, parpadeando un poco porque su voz se escucha algo extraña. Carraspea.

—No tiene gracia —protesta sonriendo un poco y frunciendo el ceño.

El romano parpadea porque esta debe ser la primera vez que Egipto le sonríe estando él más consciente que hace rato.

—¿N-No la tiene? —pregunta perdido, levantando las cejas.

—No, no me hagas enfadar —sonríe un poco aun mirándole y parpadea un poco porque él no sonríe ni se ríe.

Nein, no te enfades, bitte —si, toooodos reaccionan así ante esa amenaza, hasta los más fuertes... bueno puede que Britania no, pero...

Egipto parpadea de nuevo, porque evidentemente ahora no hablaba del todo en serio, sin entender qué le ocurre.

—¿R-Roma?

Él parpadea sin saber cómo tomarse eso en realidad.

—Ehh... T-Te dije que te habías metido en la cama incorrecta —se defiende.

—¿Pero qué te pasa?

—Lo siento, de verdad. Pero tú me besaste y no es que yo no quiera, pero... —carraspea otra vez porque la voz le sale más aguda que de costumbre.

—Deja de hablarme como Germania —protesta, empezando a enfadarse.

—¿Q-Quieres que te hable como alguien más? —levanta las cejas y lo valora en realidad... ¿qué demonios pretendía? ¿Qué le hablara en el puto latín para que pudiera llamarle Roma?

—Quiero que me hables como tú, no puedo creer que estés haciendo esto ahora, ¿Qué te pasa? ¿Así es como le hablas a él?

Roma parpadea.

—Pues... así es como hablo, punto. ¿Querrías que te hablara en... latín?

—¿A ti qué te parece? —le grita ahora.

—Pues... —vacila un poquito y hace los ojos en blanco, hablando ahora en latín con su gran acento—, es... no me gusta hablar en latín, no lo hago bien y yo hablo sajón —y se lleva una bofetada en la mejilla—. Verdammt... ¡tú eres la que se metió en mi cama!

—Esta es mi maldita cama, Roma. No puedo creer que hayas elegido un peor momento para recordarme lo muy enamorado que estás de él, ¿qué demonios te pasa?

Roma parpadea y levanta las cejas mirando un poco a su alrededor... oh sí, en efecto... esta es SU maldita cama. ¿Y por qué demonios le llama Roma? ¿Habrán bebido mucho anoche? No se acuerda de nada extraño...

—N-No he dicho que esté... enamorado de nadie —murmura aun con la mano en la mejilla.

Le aparta del pecho para salir de debajo de él, toda indignada. El latino se sienta en la cama y se talla los ojos con una mano. Había estado TAAAN cerca, joder... y sólo se había llevado una cachetada... y además aún no se despertaba tampoco... y... ¡dios mío! ¡Cuánto le había crecido la barba en una noche!

Egipto se mete al baño y entonces... se oye el grito mientras Roma se pasa la mano por el pelo... y se oye otro grito.

—¡HELENAAAAAAAAAAAAAAAA!

Helena duerme a pierna suelta en su cama sin enterarse aún de la magnitud de la tragedia. Y ahí va Germania corriendo por toda la casa, haciendo drama, hasta estamparse contra la puerta de Helena y se mete al cuarto tropezándose con algo y rodando hasta caer en la cama.

—Shhh... No hagas tanto ruido... —murmura Helena abriendo su cama para invitar a... quien sea que ha entrado a su habitación. Helena, vamos a tener que darte unas lecciones de seguridad.

—¡No puedo, Helena! ¡Mírame! —pide histérico gateando hasta su lado y metiéndose en su cama igual. Helena entreabre los ojos, aunque se le cierran otra vez. Sonríe un poco.

—Ah... Germania. Hace frío, ¿verdad? Ven... —tan tranquila, abre los brazos.

Germania la mira todo agobiado y desconsolado.

Non! ¡Es que mira! Es que...

—¿Qué haces hablando en latín? —pregunta arrastrando un poco las palabras, abriendo de nuevo los ojos para tratar de ver lo que le muestra. Se le cierran.

—Pues es que soy yo y ahora soy... Rubio y... me parezco a Germaniae y... —aun se mira las manos flipando.

—Shhh... —vuelve a pedir empezando a despertarse un poco más... y negándose rotundamente—, sí que eres rubio. Ahora calladito y si te esperas un rato...

Calladito... lo tienes claro.

—Pues es que me he despertado así y no lo entiendo, estaba en mi cama, ¿sabes? Pero yo no estaba, ¿entiendes lo que digo? estaba yo, pero él y yo, yo... de hecho no sé dónde estoy... es decir, yo sí no sé dónde estoy yo... yo, no yo... yo, yo. Esto es muy complicado.

—Germaniaaaa... —protesta apretando los ojos, pensando que está chillando por Roma—, está con Egipto, ¿vale? No pasa nada, venga...

—Yo estaba con... ¡claro! ¿Crees que sigue ahí? Espera... si yo tengo... ¿crees que Germaniae sea quién está ahí? ¡Es decir, creía que sólo había cambiado yo de aspecto, no que fuera realmente él!

Helena suspira abriendo los ojos otra vez.

—¿Qué es lo que pasa Germania?

El sajón parpadea mirándola y detiene toooodo su proceso mental problemático. Se humedece los labios y se repite a sí mismo "no sonrías, no sonrías, no sonrías" falla un poquito.

Guten morguen, Hellena.

La chica levanta las cejas porque sonríe un poco y luego sonríe ella misma negando con la cabeza.

—¿Sabes? Esta es una estrategia bastante vil para despertarme. Guten morgen, Germania —responde ella suspirando y volviendo a cerrar los ojos.

Sonríe cuando le llama Germania, pensando que sí cuela y queriendo ir a ver qué ocurre a un par de sitios para hacer pruebas antes de desvelar quien es. Le da un beso suave en los labios.

Ich liebe dich —asegura levantándose de su cama de un salto—. ¡Duerme! —se va hacia la puerta.

Helena levanta las cejas con el "ich liebe dich" que Germania evidentemente NUNCA le ha dicho. Hasta se sonroja un poquitín y se preocupa un poquito por Roma, no vamos a negarlo, antes de bostezar.

Germania sale del cuarto con una sonrisa maligna que no puede con él... Piensa en ir a ver al cuarto de Egipto y piensa que si el sajón está ahí en su cuerpo o algo así, seguro Egipto está tirándoselo. ¡Vamos a despertar a Britania!

¡Roma dice que NO ES JUSTO y que al menos podríamos haberle dejado tirarse a Egipto! Pero sí que le han dejado… de hecho…

Germania se mete al cuarto de Britania sonri

endo, cerrando la puerta a su espalda. Britania... duerme a pierna suelta, otra... El germano se desviste tirando el pijama por el suelo y se acerca a la cama de ella, metiéndose dentro con sigilo.

—... yes... yes... la tormenta...

Una vez dentro sigue sonriendo malignamente, se quita el pelo de la cara, que le molesta todo el rato y empieza a bajarle a ella los pantalones del pijama lo más delicadamente que puede.

—Mmmm... No... No grites —creo que esta riñe a todo el mundo, aún dormida.

Se ríe por lo bajini, sin poder evitarlo, levantándole luego la camiseta. Hay un punto en que el sueño cambia.

—Mmm... Fraaance... —es culpa de Roma por estarle metiendo ideas idiotas a la cabeza el otro día.

—¡Oh! ¡En serio! —se muere de la risa. Ella se revuelve un poquito—. ¿Qué te hace, France?, dime —le susurra al oído. Britania aprieta un poco las piernas poniéndose en posición fetal.

Lower... —susurrito.

—¿Te hace cositas que te gustan? —le acaricia la piel desnuda del costado.

Yes... —no sabemos a quién le responde, parece ser con Francia la cosa.

—¿Cositas guarras...? —mete la mano a buscar por ahí debajo.

¿Y pues qué es lo que puede pasar entonces? Claro, lo evidente... Encuentra que además no está del todo... ehm... árido y seco por ahí debajo. Así que saca la mano, se lame los dedos notando que apenas si nota sabor y vuelve a meterlos ahí a ver si la despertamos.

Britania no tarda realmente NADA en abrir los ojos, súper descolocada y se va a meter un BUEN susto. En cuanto nota que se despierta, se finge dormido en AUTOMÁTICO.

What the bloody...? —empieza notando que tiene una MANO entre las piernas, levanta las cejas y se sonroja un montonal tratando de mirar sobre su hombro a ver quién es #cosasquesolopasanenlacomunaromana.

Trata de no reírse nada en lo absoluto aun con los ojos cerrados. Evidentemente, la pelirroja espera ver a ROMA y no a Germania ahí. Levanta las cejas cuando ve unos mechones de pelo rubio sobre su hombro.

—Ohhh... G-Germania?

"No sonrías no sonrías no sonrías"

Britania traga saliva e intenta... quitar la mano de Germania de ahí que está realmente bien posicionada y no lo consigue sin que haya otro toquecito de dedos, pero al final cede. Da un saltito con el... toquecito, sonrojada, sin poderse creer que... ¿qué demonios hace Germania ahí? Y con la mano... ¡ahí! Con razón estaba soñando... eso.

—Mmmmm —protesta fingiendo despertar.

W-What... what... what... —se separa un poquito de él. Germania bosteza y estira los brazos—. G-Germania... this is my bed.

B-Britania? —la mira parpadeando.

Yes!

Oh... H-hallo.

Britania parpadea, vacilando.

Wh-What are you...

Él baja la vista a mirarle los pechos para incomodarla expresamente. La chica se los tapa y suelta un gritito.

—¡Ahhh!

—¡Ah! Es que... estás... ¡desnuda! —finge ponerse nervioso.

—¡No estoy desnuda!

—¡Pero si te estoy viendo!

—¡Pues no me veas! —intenta bajarse la parte de arriba del pijama.

—¡Cómo no te voy a ver si estás ahí justo frente a mí! —le cuesta mucho no reírse.

—¡Cierra los ojos!

—¡No voy a cerrar los ojos, yo también estoy desnudo! —protesta llevándose ahí las manos.

Germaniaaa! —protesta.

—¡Pues es que! Ciérralos tú y yo me marcho.

—No voy a... pero qué hacías aquí tenías... ¡¿por qué estás aquí?! —chilliditos.

—Pues porque ayer... tú y yo...

La británica parpadea genuinamente sorprendida... ¿ayer? ¿AYER? Pero si ayer se había quedado... ¡¿no se había dormido leyendo?!

—... A... ¿Ajá?

—¡No puedes no acordarte! —aprieta los ojos.

B-But... —vacila un segundo—. I... I mean, claro que me acuerdo, sólo... —vacila. Germania la mira y me la hace sonrojar—. Q-Querría es-escucharlo con tus palabras...

—¿Por qué?

Britania se sonroja más.

—Ehm... Es... Ehm... Q-Querría saber tu opinión.

—¿C-Cuál es la tuya?

—Eh... fue... —carraspea y desvía la mirada—, memorable y... Eh... Me... Desagradas igual, but... ehh...

—Eres una guarrilla, Britaniae —sonrisa completamente burlona.

Whaaat?! —Creo que nunca había visto a Germania sonreír... MUCHÍSIMO menos así.

—Memorable... —repite.

—¡Lo he dicho por decir!

—Ah, ¿sí? —abre mucho los ojos. La chica vacila.

What's wrong with you, Germania?

—¡Pues que tuvimos sexo ayer y tú ni siquiera te acuerdas! ¡Todos en esta casa son unos pervertidos!

—¡Sí que me acuerdo!

Ja, claro y fue... memorable.

La pelirroja se sonroja porque además no es como que suela ocupar esa palabra para describir NADA relacionado con sexo.

—Ah, ¡¿ahora me estás diciendo que no lo fue?!

—¡Lo que me parece es que lo dices por decir y ni siquiera te acuerdas! A saber si no estabas pensando en Rom —el drama latino.

Bloody hell! Shut up! —chilla apretando los ojos—, ¡claro que no estaba pensando en Rome! Además, ¡¿desde cuándo estás tú TAN preocupado en quien pienso, eh?! ¡Seguramente eras TÚ el que pensaba en él!

—No estamos hablando de mí...

—¡Ah! ¡Y lo admites!

—¡TÚ ni siquiera te acuerdas! Además, sigues estando desnuda.

—No estoy... ¡desnuda! Y... ¡¿eso qué tiene que ver?! ¡¿De dónde sacas que no me acuerdo además?! —se intenta cubrir mejor con las sabanas.

—Lo estás —sonríe—. ¿De qué te acuerdas?

Ella frunce el ceño porque de verdad es extraño que Germania sonría.

—De... anoche —vacila porque de verdad sólo se acuerda de haber estado aquí en la cama acostada oyendo los audio-libro de esas tonterías de Harry Potter que le habían recomendado.

—¿Qué de anoche?

—E-el... lo… lo… lo... lo que hicimos... el... sexo —se sonroja un MONTONAL.

—Vas a tener que ser más específica si quieres que te crea.

—No voy a... a describirte cómo es que tú me... —se MUERE de la vergüenza sólo con imaginarlo.

—Pues ya lo hice, ¿por qué no ibas a describírmelo? —trata de mantenerse serio y no soltarse las regiones vitales para tocarla.

—¡Es vergonzoso! Para ti también, no me vengas con que ahora decides que quieres que yo te cuente cosas... ¡ni siquiera sé cómo demonios te metiste en mi cama!

—¡Ves como no te acuerdas!

—Te he dicho ya que tienes que preguntarme, you idiot, no puedes llegar nada más así y... —se sonroja más porque en realidad sí que le gusta que llegue así y PASE, sólo que no le gusta NADA no acordarse—, bloody hell! Get out of my room.

—Dime quien estaba encima.

La británica frunce el ceño.

—¿Me estás queriendo decir algo? ¿Algún bloody mensaje subliminal?

El germano se le acerca y le da un beso, porque sí. Britania cierra los ojos y le devuelve el beso con bastantes más ganas y de manera más activa de lo que pareciera a simple vista.

Sigue por unos instantes hasta que recuerda que ella cree que está besando a Germania y se separa de golpe porque no le gusta que a los demás les guste demasiado besarle. Britania levanta las cejas mirándole a la cara. Frunce un poquito el ceño.

Now what?

—Vamos a desayunar. ¿O me estás pidiendo más sexo?

Britania se le queda mirando con la bocota abierta.

—P-Pues... —se sonroja un montón y frunce más el ceño—, lárgate de mi cuarto.

—Sigo desnudo, así que cierra los ojos.

W-What? —parpadea y traga saliva. Y no nota nada extraño porque él le está hablando en sajón.

—Que no me espíes mientras salgo.

—Oh... Don't be ridiculous... —protesta haciendo los ojos en blanco, pero sí... cerrando los ojos, ciertamente extrañada en general del comportamiento de Germania el día de hoy —. Hablaremos de esto más tarde.

Germania sale de la cama y la mira. Britania intenta no espiar... de verdad, pero abre un poquitito el ojo izquierdo sin poder evitarlo. Él, que sigue de pie, completamente desnudo, la está mirando y sonriendo un poco.

Inclina la cabeza y le mira el cuerpo completo, con un solo ojo, hasta llegar a la cabeza y descubrir... que la está mirando de vuelta. El sajón le guiña un ojo a la manera CARACTERÍSTICA antes de salir tal como va, riéndose un poco.

Britania parpadea... y parpadea un poco más... y piensa que se está volviendo loca.

Lo siguiente es despertar a Galia, que resumiremos en algo parecido, se mete a su cama y la despierta suavecito. Aunque Galia sí que no tiene absolutamente ningún problema con Germania creyendo que lo es… así que él es quien se echa para atrás de nuevo, celoso de que le guste demasiado a la gala.

Mientras Germania está jugando con las otras dos chicas, Roma descubre que no sólo tiene barba, sino además tiene el pelo CORTO. Empieza a notar ciertas cosas concretas en su fisonomía... como un exceso de pelos de un color que ÉL no tiene... y ese tipo de cosas. Al verse el cuerpo se reconoce un poco, flipando.

Para entonces, Egipto ya se ha bañado y vuelve al cuarto. Roma mira hacia la puerta cuando sale, poniéndose de pie con las manos en la cara.

—¿Qué? —ella le mira.

—Yo... Yo... —balbucea, cierra los ojos y respira, piensa en latín, piensa en latín, abre los ojos otra vez mirándola con total seriedad—, creo que me pasa algo malo. ¿Tú cómo me ves?

La egipcia le mira con el ceño fruncido y... Roma y su hijo, las dos únicas personas con quien lo desfrunce al ver que realmente no sonríe y parece estar mal.

—Venga, no pasa nada —se sienta envuelta en la toalla a su lado en la cama y le toma de la mano—. Es que ya sabes que detesto que me HAGAS SABER que me usas sólo para olvidarte de algo malo que te hizo alguien más y justo antes de hacerlo.

Roma carraspea un poco, nervioso, mirando sus manos, tratando de seguirla.

—Detestas... oh... eh... e-entiendo —asegura en ese latín misterioso que es bastante poco latín.

—¿Quieres hablar conmigo? Ya sé que no soy Helena, pero... —vacila porque normalmente hablar con Roma es MUCHÍSIMO más fácil. Roma respira con rapidez, pensando que este es un sueño raro como POCOS.

—¿Tú... no crees que yo... sea Germania... verdad?

—Estoy segura que cualquier cosa que te pase es culpa de ese mentecato insensible que no se entera de nada, tú eres un hombre dulce y generoso y no te merece —le acaricia la cara.

—Mentecato insensible —repite Roma un poco indignado, sinceramente, mirándola como si tuviera dos cabezas. Parpadea—. Tú... piensas que YO soy... Rom... Romae.

—Sí, no le defiendas como siempre, sabes que tengo razón y no lo digo por competencia o algo así.

—¿S-Siempre le defiendo? —levanta las cejas y la mira, tan cerca y amable... y hablando mal de ÉL mismo con él. Esto es una... locura. Carraspea otra vez porque siente la voz aguda y nota que no es aguda... es extraña, diferente.

—No te hagas el tonto conmigo y cuéntame que ha hecho esta vez.

—Hablamos de Germania, ¿verdad? —habla más lento que de costumbre, pensando bien las palabras en latín. Traga saliva sin realmente poderse creer que él esté como... Roma. Se toca la cara que conoce perfectamente bien y luego las manos—. Él... n-nada, en realidad. Dices que parezco Roma, ¿verdad?

—¿No? ¿Alguien más? ¿La bruja pelirroja? ¿La idiota rubia? ¿Quieres que les meta un buen susto? No, no, ya sé que me vas a decir que no me meta en tus peleas y que no las asuste, pero ya sabes que estas cosas entre chicas funcionan mejor —Egipto está, por lo visto, teniendo una conversación completamente sola y diferente.

—Por Odín —suelta en sajón y luego recuerda que debe ser latín, se riñe a sí mismo—, ¿Pretendes defenderme de todas ellas si quiero? ¿Cómo... consigo que seas mi aliada?

—Pues claro que... ¿cómo que cómo lo consigues? —frunce el ceño. Él le mira el ceño fruncido, nervioso, mala señal—. ¿Qué? —se pone nerviosa ella también y se asusta un poco porque Roma MUY rara vez le frunce el ceño a ella.

Nein... Non... Es decir... es que... e-eres muy buena aliada, sólo me pregunto qué hago para... merecerlo —explica y vacila un poquito antes de pensar "quehariaromaquehariaromaquehariaroma".

—No... No entiendo qué te ocurre —balbucea un poco.

—N-No estoy seguro yo tampoco pero... quizás... —mira sus manos y piensa que posiblemente podría ahora mismo encontrar una manera para llevarse mejor con Egipto, aunque no tiene NI IDEA de lo que está pasando—, ¿no soy el Roma de... siempre?

—No, eso ya lo veo. Lo que quiero es saber por qué.

Traga saliva... ¿qué hacía Roma siempre con Egipto? Fuera de tenerla prácticamente pegada a él y dándole besos todo el tiempo, abrazarla y hacer cosas extrañas. Se sonroja un poco con la idea... de hecho se sonroja bastante con la idea mientras le mira a la cara. Nunca la había visto tan cerca... bueno hace rato con esos besos, antes de la cachetada. Vacila un poquito antes de soltarle la mano y toooooooorpemente rodearla con ella para abrazarla de la cintura. Esto debía estar mal... y ser incorrecto... de alguna manera, estaba seguro.

Egipto levanta las cejas con el sonrojo, pero se calma un poco con el abrazo y se mueve para sentársele encima otra vez y acercarse como un gato. Sonríe un poco.

—Venga, ¿quieres que te haga una a ver si te sientes mejor? —propone y señala abajo.

El latino se echa un poco para atrás porque esta mujer se mueve de manera súper sutil. La cara con la que debe verla estoy segura de que es bastante épica. Ojos muy abiertos, y boca bastante abierta también y otra vez sonrojado.

—U-U-Una... —susurra y con la pura idea vuelve a medio tener el asuntillo... ahí... bastante... alegre. NI siquiera sabe cómo es posible reaccionar tan rápido. Porque además claro que sabe que dicen por ahí que este asunto a la egipcia le sale SÚPER bien.

Egipto sonríe y se relame porque ya sabe que ni él ni Helena le dicen NUNCA que no a esto, le hace tumbarse.

La mira con los ojos desorbitados, tumbándose, claro. Tiene el corazón suuuper acelerado. Vale, quizás no sea un mal sueño a fin de cuentas.

Ella le acaricia el peeeecho bajando hasta el asunto... empezando a hacerle maravillas con la lengua, especialmente complaciente porque parece estar triste.

De verdad... de veras de veritas va a... a... a... uff... Roma hace toda una serie de sonidos extraños muy, muy propios de Germania, dejando muy, MUY en claro que nunca nadie le había hecho algo ASÍ... es posible que termine completamente prensado del colchón, si no es que termina haciéndole diez agujeros, uno por cada dedo.

Ella inclina la cabeza y se limpia la boca al acabar, notando que ha durado REALMENTE poco y casi no ha podido hacerle demasiadas virguerías.

—P-P-Por... por Odín... Egipto... ¡EGIPTO! —tenemos a un extasiado, sí.

—¿Estás mejor, amor mío? —pregunta echándose sobre él, a su lado. Roma hasta está sonriendo... que tontos y superficiales son los hombres. Ella sonríe al verlo y le acaricia un poco la cara con ternura.

—E-Eso que... eso que... haces es... —aprieta los ojos—, ODIO al maldito bastardo —suelta en sajón.

La egipcia parpadea y se le borra la sonrisa. Roma suelta el aire y resopla otra vez, volviendo a recordar la existencia de Egipto... Vacila un poquito pensando que eso último seguro, SEGURO estuvo mal.

—H-Hablas de... ¿El idiota sajón? —pregunta y los ojos le brillan de una forma peligrosa.

—Eh... hablo de... —carraspea—, ¿qué pasaría si, en un supuesto, hablara de él?

—Qué sería maravilloso que te hubieras dado cuenta por fin de que es idiota y te recomendaría, aun así que lo mantuvieras en secreto entre él, tú y yo.

Roma frunce el ceño irremediablemente.

—¿Por qué?

—Sabes perfectamente bien por qué —sonríe de forma peligrosa. Él le mira la sonrisa y luego la mira a los ojos. La verdad, no tiene NI IDEA.

—Non, no sé.

Egipto deja de sonreír de nuevo y entrecierra los ojos.

—¿Pues a ti qué te parece?

—No sé por qué tendría que ser un secreto...

—Sólo al principio.

—¿Por qué? —Roma sigue con el ceño fruncido.

—Ya sabes por qué —frunce el ceño también.

—Así te quedarías tú... con... Roma. Eso querrías, ¿verdad?

—¿Quedarme contigo? Por supuesto —responde aun con el ceño fruncido, notando esto RARO DE COJONES.

—Ya, claro... te encantaría que yo me echara para atrás y dejara de quererme, para tú así saltarle encima. ¿Qué tú no estabas con Helena? —sigue con el ceño fruncido, ahora en sajón.

—Helena es... Helena. ¿Desde cuándo estás tan celoso de ella?

—No estoy celoso de Helena —hace los ojos en blanco, exasperado—, ¿desde cuándo tienes planes macabros que incluyen que deje de quererme?

—¿Helena a ti? ¿Crees que estoy loca?

—¿Eh? ¡Hablo de Roma! De Roma y Germania —ya no sabe ni qué papel tomar.

—¿Tú y Germania qué?

Roma se rasca un poco la cabeza porque esta discusión es tremendamente extraña.

—¿Qué planes tienes si nos separamos?

—¿Tienes planes de separarte de él en serio? —levanta una ceja y él se cruza de brazos, fulminándola.

—Bien que te gustaría quedarte con él, ¿verdad?

—¿Con Germania? No —la cara de asco es épica y el romano la fulmina más—. ¿A qué estás jugando?

—Pues... Roma es mío y no vas a conseguir quedarte con él... —se incorpora. La chica le mira en la cama con cara de dafaq? —. Y voy a decirle a Helena —la señala—, lo que querrías hacer si nos separamos.

La egipcia levanta una ceja.

—Y ya quisieras... quedarte con Germania —agrega como punto final, muy "jum!".

Es que ella sigue como WTF? hace los ojos en blanco y se va a vestir. Roma sale del cuarto de Egipto... desnudo. Sí, no que nos importe demasiado ni que sea tan novedoso, en realidad.


Bien, seguimos con un ciclo clásico nuestro, esto fue una reivindicación de mi parte porque yo siempre he pensado que es muy injusto que me tocara a mi llevar a Roma XD No estás de acuerdo? ¡No olvides agradecer a Josita su beteo y edición!