CAPITULO 1 : NO HA PASADO TANTO TIEMPO

Habían pasado 3 meses desde la última vez que nos vimos. Todo había pasado muy despacio, el tiempo parecía haberse congelado. Quizás estaba exagerando, pero la vida sin él se me hacia insoportable. Nadie sospechaba del auténtico calvario por el que estaba pasando, en el fondo era una estupenda actriz, sabia disimular bastante bien mi pena, o mis cambios de humor. Ni siquiera Jacob notaba un ápice de tristeza en mí. Pero ahora debía enfrentarme a él otra vez. Tenía que verlo, hablarle, hacer como que nada había pasado entre nosotros. Tendría que soportar verlo disimular a el también con Lucy, su esposa… Dios mío, su esposa… Todavía no puedo creérmelo. Edward está casado. Está casado pero me quiere a mí, yo lo sé. Me lo había jurado tantas veces que hasta yo misma me lo creía. Y yo también lo quiero a él. No de la misma forma que quiero a Jacob. Es una manera de querer que sea imposible describir. Salgo con un hombre-lobo, pero amo a un vampiro. Qué cosas…

"Bella!!! Vamos a llegar tarde!" – Jacob me grito desde abajo. Estaba esperándome para irnos juntos a la cena que Edward y Lucy habían organizado para inaugurar su nuevo apartamento.

"Enseguida bajo, estoy buscando mi chaqueta" – era mentira. Llevaba casi 1 hora sentada frente al espejo del tocador de nuestra habitación, pasándome el peine por el pelo, con la mirada perdida en mi propio reflejo, intentando calmarme. Estaba bastante nerviosa. Hoy volvía a ver a Edward después de todo lo que nos paso hacia tan solo 3 meses. No sabía que podría decirle, ni cómo actuar ante él con todos delante. "Nadie lo sabe, eso juega a tu favor." – pensaba para mí misma, pero no me reconfortaba para nada esa idea. Suspire, me mire por última vez la cara, "el vampiro, el hombre-lobo y la zombie" , pensé, y finalmente baje las escaleras. Jacob se había venido a vivir a casa conmigo y con Charlie después de la muerte de Billy. Además de sentirse muy solo en la reserva, su casa era un cumulo de recuerdos. Así que Charlie decidió que sería buena idea que viniera a Forks con nosotros.

"Vaya Bella, estas guapísima" – Jacob me miro de arriba abajo con su mejor sonrisa. Me acerce a él y le susurre "gracias" en el oído al tiempo que le daba un pequeño beso en la mejilla. El también estaba radiante, con su lisa y negrísima melena atada en una coleta. Llevábamos varios días con una temperatura muy agradable, incluso de noche, así que decidimos ir hasta Port Angeles en el descapotable que Alice me regalo el día que cumplí los 19. Alice siempre tan generosa y exagerada al mismo tiempo. A pesar de que ya no salía con su hermano, nos llevábamos estupendamente y me consideraba una hermana mas, algo que Jacob se tomaba relativamente mal.

Jacob conducía. Yo estaba demasiado ensimismada en mis propios pensamientos como para conducir. Además, a pesar de lo que el decía, ese coche le encantaba. Durante todo el viaje no abrí la boca. Realmente no sé muy bien lo que me hablaba, creo que algo de que Leah quería hacer un intercambio de la Universidad e ir a Europa. La verdad es que me daba igual. Yo solo podía pensar en mi vampiro. Porque yo lo sentía así. Era mío, de mi propiedad. Me pertenecía. Mi corazón era solo de él. Cerré los ojos y deje que el cálido viento me atizara la cara. Eso me relajaba bastante realmente.

"Bella? Te encuentras bien?" – Jacob detuvo el coche en un semáforo y me paso la mano por mi fría mejilla – "Pareces ausente. Es que no te interesa lo que estoy contando?"

"Oh! Claro que sí. Me parece muy bien que Leah se marche a Europa a estudiar" – conteste yo, recolocándome el pelo y fingiendo una sonrisa para él. Pero el no sonreía. Se quedo mirando para mí con cara extrañada – "Que?" – le pregunte

"Bella, es que acabas de decir algo en alto, una cosa muy extraña, como si estuvieras contestándole a…. Deja, da igual" – el semáforo se puso en verde y acelero muy deprisa. Parecía enfadado. Decidí no darle importancia, aunque yo sabía de qué se trataba. Giramos un par de calles hasta la dirección que Jacob tenia apuntada en un papel. De repente un calor asfixiante invadió mi cara, mi cabeza y todo mi cuerpo. El Volvo de Edward. Allí estaba el coche donde yo había vivido tantas cosas. Jacob aparco justo detrás del, y de broma le dio un golpecito mientras maniobraba. Se rio, y yo también. Solo para no levantar sospechas.

"Vaya, vaya con el chupasangre… El edificio más caro de Port Angeles" – Jacob miro a lo alto del edificio y me agarro la mano. En efecto, era un edificio impresionante. Resaltaba sobre todos los demás de la zona. Como Edward sobre el resto de la humanidad. Timbramos, y un elegante portero nos abrió la puerta. Nos pregunto a que piso íbamos, y nos acompaño hasta el ascensor.

"Creo que nunca te he visto tan guapa" – me dijo Jacob agarrándome la cintura para pegarme a él. Me dio un beso abrasador, literalmente, ya que su temperatura era mucho más elevada que la mía. Me aparte en cuanto pude. No podía seguir más con esta farsa. Mire a Jacob y tuve ganas de llorar. Claro que lo quería, y no me gustaba hacerle daño, pero se trataba de Edward, el amor de mi vida, y ante eso, no había remedio. Finalmente el ascensor llego al 9º piso. Y en cuanto se abrió la puerta, pensé que me desmayaba; Edward estaba en la puerta, esperándonos, con esa sonrisa que me mataba. Durante unos segundos nuestras miradas se quedaron fijas, pero parecieron siglos. Y el seguía sonriendo. "Maldito seas, Edward Cullen", pensé. Alargo su perfecto brazo para estrechar la mano de Jacob. Intercambiaron un par de "que tal?" de cortesía y Jacob entro en el apartamento. Ahora me tocaba a mí. Me tocaba saludar al hombre más perfecto del universo. Por supuesto, no paro de sonreír. Llevaba una camisa azul perfecta, sin una arruga, como siempre. Mi preferida, ahora la recordaba. Era la camisa que llevaba puesta el día que conocí a su familia. Sentí que las venas me iban a estallar y que el corazón me saldría del pecho.

"Bella…" – y sin pensarlo, me abrazo. Durante esos dos segundos no pude reaccionar. Me pegue a él, aspire su olor. Estaba frio como el tempano, todo lo contrario de Jacob. Sin duda alguna, prefería el frio. Mi corazón latía tan deprisa que resonaba en su cuerpo – "Bienvenida"

Puso su mano sobre mi espalda y me hizo entrar al interior. El apartamento era increíble. Grande, espacioso, con unos techos altísimos. Estaba decorado al estilo "antiguo", como yo lo llamaba, que tanto le gustaba a Edward; mucha madera, lámparas en el techo y sillones grandes y cómodos. Un gran piano presidia el fondo del salón. En seguida me imaginé a Edward pasando largas noches tocando, componiendo… tocando mi nana. Suspire, y de nuevo las ganas de llorar volvieron. Había bastante gente; enseguida reconocí a Alice y Jaspe en el marco de la puerta que daba al pasillo. Alice me saludo agitando la mano y dando pequeños saltitos, y Jasper me guiño el ojo. Estaban un poco alejados de los demás, así que me supuse que Jasper no lo debía estar pasando muy bien. Alice estaba guapísima, con un pequeño vestido negro y una diadema roja que resaltaba su pelo. Al otro lado de la sala, había un pequeño grupo de 4 personas que no conocía. Estaban hablando animadamente con Lucy. "Lucy Cullen… Por dios, que mal me suena". Nada mas verme, Lucy se acerco a mí.

"Bella!! Por fin habéis llegado. Sois los últimos, ya pensábamos que no veníais" – y se rio… y se rio! Maldita sea, siempre con esa risa tan desagradable… Le devolví la sonrisa. Me agarro por la mano y me llevo hacia esos tres desconocidos. Me presentó como Bella, la novia de Jacob "Genial, tengo dueño". Estos resultaron ser la hermana de Lucy, su novio y un amigo, tan estirados y repelentes como ella. Estaban hablando sobre arte conceptual, algo que a mí me da igual, pero intento parecer educada y hacer que el tema realmente me gusta. En un momento, mire hacia Alice, a ver si de alguna manera me sacaba de aquí, y de repente fue como si el fuego me abrasara los ojos. Me cruce con la mirada de Edward. Estaba junto al piano, mirándome fijamente. No pude apartar la mirada, era hipnotizante. Aparte de que no podía, no quería, era como una cura, como un bálsamo. Después de tanto tiempo, el solo hecho de estar en la misma habitación que Edward, calmaba toda mi angustia. Levanto su copa de vino, y me sonrió, tal y como a mí me gustaba. Yo sabía que lo que había realmente en esa copa, no era vino, así que también sonreí. De pronto vi que Jacob se levantaba y cogía su copa. Le dio unos pequeños golpecitos con una cuchara:

"Atención todos, por favor" – me miro y me hizo un gesto para que me acercara a donde estaba el. Todos dejaron de hablar para atender. En ese momento se me cayó el alma a los pies. Yo sabía que iba a decir, lo que iba a anunciar. Se lo había prohibido, pero me había hecho caso omiso. Jacob el rebelde… Me agarro por la cintura y suspiro. Yo me morí por dentro.

"Tenemos que anunciaros algo muy importante. Algo que nos hace tremendamente felices… Bella y yo vamos a ser padres"

Una oleada de gente se abalanzo sobre nosotros para felicitarnos. Mientras yo sentía que me moría por dentro, buscaba con la mirada a Edward. Pero no estaba allí. No estaba en el salón. Alice me abrazo de repente:

"Esta en la terraza" – me susurro. Me dio una palmadita en la espalda y en seguida abrazo a Jacob, para que no se diera cuenta de que yo me iba a la terraza. Cogí una copa, me serví algo de champan, y aprovechando que todos lo estaban celebrando con Jacob, abrí la puerta de la enorme terraza. Y allí estaba Edward, de pie apoyado en la barandilla, de espaldas a mí. Bebí un sorbo, y camine hacia él.

"Edward…" – le dije mientras me apoyaba yo también en la barandilla. Las vistas eran increíbles; el mar totalmente en calma, las luces de la ciudad, la brisa, Edward… - "lo siento"

"Que es lo que sientes, Bella?" – me pregunto el muy friamente. Tan friamente que me sobresalte. Creo que nunca antes me había hablado de esa manera

"No haberte dicho esto antes. De verdad que lo siento" – intente acercarme un poco más a él, pero se aparto. Estaba realmente molesto. Y lo entendía.

"No tienes porque sentirlo, Bella. No estoy enfadado por eso" – me dijo, ahora mirándome. Tenía una mirada muy triste, casi parecía que estaba a punto de llorar. Volví a intentar acercarme, y esta vez no se aparto.

"Entonces, porque es, Edward?" - puse mi mano sobre su brazo. La miro, suspiro y volvió a mirar hacia el mar. Sacudió la cabeza e hizo una mueca.

"Bella, de cuanto estas?" – me pregunto. Aparte la mano de su brazo y me cruce de brazos. Empezaba a notar el frio que emanaba de él. La verdad es que su pregunta me había incomodado.

"Pues de 3 meses" – le respondí sin darle importancia. Que mas daba? Desde el principio no estuve muy de acuerdo con tener ese niño, pero Jacob me convenció, a él sí que le hacia ilusión – "No sé porque me lo preguntas, que mas dará?"

"Bella… no te das cuenta de que hace 3 meses estuvimos juntos? No te das cuenta de que yo… podría ser el padre? O es que necesitas que te lo recuerde?...."