"Mierda!"

Elizaveta estaba preocupada, sería la primera vez que llegaría tarde al colegio. Pero no se preocupaba de que su limpio y puro
registro de asistencia quedara manchado con una "T" de tardanza, sino de que sería el centro de atención al entrar al salón.

A Elizaveta no le gusta ser el centro de atención.

Llegó a tiempo para la clase, pero no para no ser vista por otros.

-Mira, ahí está la marimacha
-Para mí que es un hombre que se operó el cuerpo
-Jaja~ eso fue gracioso!

Fingía no escuchar esos susurros, era cosa de todo los días, sólo que si llegaba más temprano se evitaría algunos comentarios de
más, además de no poder escucharlas gracias a su elección de carpeta: la más alejada de la pizarra y de los demás, casi todos los
días suele alejarse disimuladamente un poco más, poco a poco...

El timbre sonó, el receso empezó.

Ya era rutina para esta húngara de cabellos castaños largos y ojos verdes esperar a que todos salgan, salir despacio sin hacer algún
ruido y dirigirse rápidamente a la biblioteca. En un principio se solía quedar en su salón, pero luego descubrió que la biblioteca sería
un mejor lugar donde quedarse. Un lugar silencioso pero interesante a la vez, sí, a Elizaveta le gustaba ese lugar.

-A ver, ¿qué puedo leer hoy?-se preguntaba la castaña- Amor en los tiempos de cólera... no, ya lo leí seis veces; El arte de la
guerra uff, más de diez veces! hoy quiero algo nuevo; Poemas, sonetos... ¿cómo buscar libros para estúpidos? ¿que rayos...?;
Diez tips para ser un gran empresario ¿qué hace esto acá? esto es un colegio!;a ver... esto no... !nada! acaso no hay algo que
pueda leer?!- susurraba para sí misma la húngara
-Shhhh!- una mujer mayor le avisaba que controlara su volumen de voz, era la bibliotecaria
-Jum!-la castaña estaba deprimida, justo cuando hoy toca ensayo general de todo el colegio y eso le ayudaba a pasar más tiempo
en la biblioteca no conseguía un buen libro. Suspiró- supongo que leer algún clásico no estará nada mal- dijo mientras sacaba una
novela de Arthur Conan Doyle

Pasaron las horas... y en un momento se quedó dormida en ese sofá tan cómodo en el que se sentó... la novela le había gustado
mucho, pero interrumpió su lectura al escuchar cómo afuera sus compañeros gritaban como locos, sí, los ensayos eran divertidos.
Pero para Elizaveta era una gran interrupción, así no se podía concentrar, entonces decidió cerrar el libro y pensar en algo... ahora
¿en qué podía pensar?... al final, se quedó dormida pensando en qué pensar...

Despertó y todo estaba oscuro... sólo pudo divisar una pequeña luz, era la luz de la luna llena que logró ver por la ventana.
Se levantó rápidamente y buscó a alguien...
-¿Hay alguien aquí? - preguntaba Elizaveta sin escuchar respuesta. Pero cómo no la despertaron?! ah claro, está muy apartada de
la puerta, entre tantos estantes de libros nadie notaría su presencia. Suspiró, su actitud la había metido en un lío, pero debía
arreglárselas.
Intentó caminar con cuidado, puesto que no podía ver casi nada, a tientas, poco a poco avanzaba, el problema era que no sabía a
dónde se dirigía...

-Ahh! - se tropezó con algo que parecía ser el escritorio, cuando retrocedió se tropezó con un estante y se cayó. Mientras
intentaba levantarse sintió algo, era como el perillo de una puerta, pero ¿por qué estaría tan abajo esa puerta? en ese momento se
sintió Alicia, la de Alicia en el país de las maravillas, con una pequeña puerta delante suyo. Aún no estaba segura si era un puertecita
o sólo era su imaginación, así que intentó girar el perillo y oh maravilla! se abrió! okay esto la está asustando y si es un hueco en
donde caerá como en la obra antes mencionada? mejor es no avanzar...

-Wiiiii~! - Elizaveta gateó rápido hasta esperar caer en aquel hoyo... pero no había uno, igual se divirtió un poco~
En ese momento una luz se encendió, el lugar estaba iluminado con velas, velas que se encendían solas... UUuUuuUUuu
La joven se paró y admiró el lugar: era pequeño, pero estaba muy bien conservado, elegante pero a la antigua, lleno de
candelabros y libros... espera, libros! hay libros~! yey~! Elizaveta no dudó en avanzar y buscar algún libro interesante. Todos tenían
títulos que no conocía de autores desconocidos para ella y para todo el mundo a su parecer.
Luego, lo encontró, así es, el libro de sus ojos (sé que se dice la niña de sus ojos o algo por el estilo pero para Elizaveta esto es
amor~ :okayno:): Era enorme y dorado, por su apariencia se dió cuenta que poseía un gran valor, ese libro era especial... si tan
sólo pudiera saber lo que dice en su portada... aquel libro era inalcanzable... literalmente. Estaba muy arriba, cerca del techo, y el
lugar podía ser estrecho, pero más alto... no se rendiría fácilmente, se esforzaría como sea en sacarlo y darle por lo menos una
hojeada al título. Así, comenzó a escalar por aquel mueble viejo que a las justas podía sostener todos esos libros, y así fue.

-Ahhhhhh! - estaba a punto, a punto de alcanzarlo cuando perdió el equilibrio y cayó, por suerte se sujetó de la repisa que se
encontraba cerca, pero no la aguantó por mucho tiempo y volvió a caer. El golpe que se ocasionó retumbó por todo el lugar,
haciendo que un pequeño, muy descuidado y abandonado libro cayera.

Y aunque fuera algo que no llama mucha la atención, en ese lugar todo libro poseía gran valor, así que se acercó lentamente a
donde se encontraba el descuidado libro y lo sacudió cuidadosamnete para quitar el polvo. Logró leer el título: "El libro del gran yo"
"...pfft, pero que título más idiota!"pensaba Elizaveta, aún así decidió abrirlo, primero le dio una pequeña hojeada a todas las
páginas, para saber que todas sus hojas estaban ahí. Pero, al final vió algo curioso, vió una imagen extraña, llena de líneas rectas
verticales, horizontales, diagonales, en cualquier forma, pero eran simétricas junto a unas pequeñas curvas. Al final logró entender
un poco la imagen, esas curvas eran palabras, palabras en otro idioma, luego de estudiar un poco las letras comprendió que
estaban en latín. Después de leer y recordar sus clases de de latín, las cuales tomó por su voluntad, logró entender la frase, el
problema fue que lo dijo en voz alta:

"Yo, al haber leído este libro me declaro apto para poder librar a este ser de la oscuridad y ayudarlo a encontrar la paz, aunque él...
¿no quiera?"

Lo último lo dijo con duda... pero lo hecho está hecho y no hay vuelta atrás.

De un momento a otro las velas se apagaron, eso asusta a cualquiera y Elizaveta no fue la excepción. En un momento el libro
comenzó a moverse por su cuenta, Elizaveta lo soltó mirando con terror aquel libro que poseía una luz blanca radiante y que se
movía por su cuenta.

La luz cegaba sus ojos, así que los cubrió rápidamente cuando se dió cuenta que su luz aumentaría. Y... el movimiento cesó y la luz
se apagó. Elizaveta apartó sus manos de sus ojos. Lo que acababa de experimentar era algo único y especial y... y ... secreto.
Nadie le iba a creer, pero no importa, ella lo prefiere así, para sí misma.

-No pasó nada - suspiró. Se levantó y recogió el libro, cuyo dibujo extraño había desaparecido ¿por qué?
De la nada sintió una brisa fría, ¿cómo era posible si ese lugar es cerrado?! Elizaveta, muy asustada, se dirigió a la puertita por
donde había entrado y...

-¿Quién se atreve a ingresar a mi biblioteca personal?!

La húngara volteó y se encontró con un hombre joven, cabello blanco y ojos rojos, vestido de manera elegante pero cómoda,
aunque ese estilo elegante era de una época...jum... tal vez de hace un siglo atrás, Elizaveta aunque no quisiera, pensó en lo peor.

-T-Tú de dónde saliste? - preguntó la castaña
-Eso debería preguntarte yo niña - respondió muy altanero el albino
-...d-de ahí- la castaña señaló la puertecita, aún no se lo creía, ¿acaso estaba hablando con un... con un... con quién está hablando?
-Eso es imposible! esa puertecita conecta esta biblioteca con mi dormitorio y yo no dejo que nadie ingrese a mi dormitorio.
Además, si fueras normal hubieras ingresado por esta puerta- dijo el albino señalando la pared donde no había puerta alguna, ni
siquiera alguna marca de que en algún momento lo hubiera habido.
-... n-no hay ninguna puerta ahí- respondió en un pequeño susurro que logró escuchar el albino
-Eso no es- volteó, el albino volteó... y no vió una puerta- pero qué...- volvió a dirigir la mirada hacia la joven de ojos asustados,
vió que sostenía un libro, lo recordó todo- vaya, me había olvidado de esto...
-¿Q-Qué?
-Me había olvidado que soy un fantasma- el albino suspiró- en fin, si tú rompiste mi sello quiere decir que me ayudarás ¿verdad?
-...-la húngara se había perdido en la conversación y sus ojos miraban a la nada
-¿Oye estás bien?- el albino se comenzó a acercar a la castaña moviendo sus brazos para ver si lograba llamar su atención
-...no...- Elizaveta se desmayó
-Oye!- suspiró, pero no se esforzó en evitar su caída- ¿cómo es tan posible que alguien tan débil como tú me haya despertado?

"¿Qué he hecho?" pensaba Elizaveta... luego se quedó en un profundo sueño.


Y aquí el primer cap. wiiiiii~! ...

Y...y eso es todo por ahora :3

Hasta la próxima~! \(*w*)/