La noche de la soledad
Han pasado muchas cosas en mi vida que no soy capaz de comprender al cien por ciento, cuando llegue a la vida de mis padres creí por un momento que las cosas serian maravillosas al menos creo que eso pensé cuando llegue al seno de mi madre y no es que las cosas fueran diferentes a ello al menos los primeros años de mi vida hasta que llegó aquel día en el que ella comenzó a enfermar de gravedad, ella que a pesar de mi misma y mi incomprensión era la razón de mis alegrías, de mis plegarias, llantos, desesperación en muchos momentos, mi salvación y en otros mis verdugos, tenía cinco años cuando la desgracia llego a nuestras vidas, de noche en un día frío terrible de octubre, cenábamos como cualquier otro día mi padre reía por las ocurrencias de mi madre.
Ella sonreía como siempre y me daba en la boca ese fruto que nunca he sido capaz de comer por mi misma, todo se quedó en silencio para después volverse un caos cuando ella comenzó a vomitar sangre, segundos después de ello se desmayó y comenzó a tener ataque epilépticos.
Urgencias se convirtió en nuestro nuevo hogar mis padres estaban desesperados tenía una enfermedad rara no se habían encontrado realmente indicios de una cura, mi hermana no era capaz de producir médula ósea y la que producía era como un pequeño a largo plazo, su sangre era apenas útil para su sistema lo cual había causado un sinfín de reacciones nada buenas en su sistema, los riñones eran los principales afectados seguidos del corazón y algunas funciones básicas del cerebro, ya que no había una oxigenación correcta para él, eso ocasionó el ataque epiléptico, quedó en coma por al menos tres días. Los médicos buscaban con locura una solución para darle más tiempo de vida a esa pequeña niña de tan solo 10 años, hasta que uno de ellos propuso un transplante de médula ósea, hicieron estudios a los familiares directos papá resultó ser compatible solo en un 30% mamá en un 40% y yo en un 90% la decisión fue sencilla yo sería la donadora.
El dolor que sentí aquella primera vez me acompañaría por el resto de mi vida, yo quería salvar a mi hermana a toda costa la amaba y quería a conocer lugar poder volver a compartir momentos de alegría con ella y el resto de mi familia, cómo aquello días de sol en los que la vida no era complicada y podríamos quedarnos acostadas en la cama por horas para seguir viendo televisión mientras ella acariciaba mi cabeza y jugaba con mi cabello yo le cantaba y jugaba a soñar despierta, pero las cosas no fueron así, ella mejoro con mi médula un año y todo parecía indicar que se olvidaría en poco tiempo, fue necesario otro transplante, después células madre, transfusiones de sangre, transplante de cabello incluso, uno de mis riñones un pedazo de mi hígado entre otras cosas.
Viajábamos de manera constante por todo el mundo en busca de una solución para ella, mis papás solo me elogiaban por ser una buena hija y me compraban todo lo que se les ocurría fuera tan caro cómo fuera, yo pasé a ser un comodín extraño entre lo amado, lo necesario y lo útil, mis padres estaban en el hospital siempre y yo me la pasaba sola, aprendí a cocinar sola, no tuve amigos y pocas veces podía pasar tiempo de calidad con ellos, con el tiempo mi hermana se volvió un ser frío lleno de resentimiento y miedo por el siguiente estudio, el siguiente tratamiento, el siguiente dolor. Ella me reprochaba por no ser lo que ella no podía, yo me excluía en los libros porque quería conocer, saber y ayudarla, ella me decía que era tonta porque desperdiciaba mi vida leyendo cuando podría salir a caminar, correr, gritar, bailar y ella no, pero quien podría juzgarla por sus comentarios, ella tenía sus razones para molestarse y yo las mías para ser como era.
Pase diez años escuchando sus reclamos recibiendo premios de consolación y aceptando todo cuánto se les ocurrió a médicos que buscaban con locura hacerse famosos al encontrar la cura a tan extraño mal, el cual no habían sido capaz ni de nombrar, y yo solo vivía lo que me dejaban, nunca les dije a mis padres cuando deseaba quedarme un poco más en cualquier lugar con la intención de experimentar la alegría de llamar a alguien amigo o amiga, o mi deseo de amar, pero no podía, recuerdo que la primera vez que exprese mi sentir ante el no querer dar más médula fue un caos, ella me miró con resentimiento para después ignorarme, mi padre solo bajo la cabeza y mamá me soltó un golpe tan fuerte que me rompió el labio, después me abrazó y me pidió perdón casi de rodillas, me convenció yo no es que no quisiera ayudarla pero me dolía mucho, me dolía de verdad en lo que iba de ese año ya me habían hecho esa extracción en cuatro ocasiones, ya estaba en línea roja mi propia vida, tan solo me dolía y era peor porque mis papás no me iban a ver después de esas intervenciones no secaban mis lágrimas cuando me desesperaba por el dolor.
Le pedí perdón a mi hermana por mi egoísmo, recibí una colección enorme de libros que no me habían querido comprar y lloré en esa habitación de hospital sola por horas mientras me mordía los labios aguantando los gritos que querían salir de mi garganta ante el dolor tan inmenso que me recorría toda la piel y el cuerpo por ser "buena hija, y buena hermana" pero todo cambio cuando tenía quince años, escuché una plática de mis padres sin querer y me enteré de una verdad tan dolorosa que a veces sin poder evitarlo me hace querer morirme, mi hermana había mejorado considerablemente y tenía poco más de un año que todo parecía ir bien con ella, nos habíamos quedado ya seis meses en Tokio en el distrito de Akihabara yo estaba por enterarme si había sido aceptada en la preparatoria femenil de Otonokizaka traía los resultados en mi mano e iba corriendo a ver a mis padres cuando lo escuché.
~ Algún día no podremos seguir ocultando la verdad a Nozomi.
~ Ella nunca sabrá que desde que la engendrados su único fin era y es salvar a su hermana, ella fue creada para ese fin.
~ Desde que Naomi nació sabíamos que esto podría pasar y por eso elegí tener un hijo más rompiendo con la tradición por eso me embarace invitro para tener mayores posibilidades de que ese bebé salvará a nuestra pequeña.
~ Ahora está mejorando y tuvimos suerte con Nozomi es una buena niña y ahora todo estará en calma, y si vuelve a pasar la tenemos a ella para salvar a Naomi…
No los escuché más simplemente me fui corriendo fuera de casa hasta que llegue a un templo el sacerdote de ese templo me miró y se acercó a preguntarme si estaba bien, yo no le contesté y me lancé a abrazarlo mientras lloraba por mi maldita suerte. El me dejó llorar y solo me abrazó mientras sentía que lo vida era una mentira, no me pregunto nada cuando deje de llorar simplemente me tomo de la mano y me llevo dentro del templo, me ofreció una taza de té, y me enseñó sobre el tarot, me ofreció empleo a medio tiempo y enseñarme todo lo que él sabía sobre la lectura de las cartas y el templo en general.
Regresé a casa tarde, aquel día con un maso de cartas nuevo, una respuesta que no había visto y una gran tristeza en el corazón, le regañaron mucho ese día pero apenas y los vi directamente, me sentía tan desolada, me fui a dormir sin cenar, y lloré abrazada a la foto de mi abuela materna, la única que me había dado un poco de paz duramente mi misión redentora, mi abuela murió hace un par de años y ahora mismo la extraño tanto, me volví alguien fría y poco parlanchina con ellos, tenía tantas ganas de preguntarles muchas cosas pero me arrepentía cuando los veía felices con su hija, a la que si querían de verdad y a la cual deseaban siempre aún encontrar de la muerte, deje de pedirles cosas y no aceptaba sus regalos, ellos no me preguntaron nada y lo dejaron pasar.
Una semana después encontraron mi aceptación en la preparatoria y "celebramos" mientras yo me sentía ajena a esa familia feliz, solo comí con ellos por respeto a su casa, mi vida era triste hasta que conocí a Elichi y pude llamar a alguien amiga, conocí cosas de mi misma que no sabía que tenía trabaje en el templo alegre y junte mucho dinero ya que no tenía en que ocuparlo, y mi tranquilidad desapareció a mediados de mi segundo año cuando mis padres me avisaron que nos mudaríamos y explote, les grite, les repele y les exigí que me dejaran vivir ahí, mi mamá me llamo egoísta y me dijo que me odiaba, yo acepté todo con toda la valentía que pude, mi padre fue el que acepto y así logré quedarme aquí hasta el día de hoy. Mire mi celular para volver a leer el email que me haría esclava de nuevo de mi dolorosa realidad.
Volveremos a Tokio, la enfermedad regreso.
Naomi
Eso implicaba que volvería a ser el banco Salvador de mi hermana, y yo perdería los sueños que estúpidamente cree con ellas con mis amigas mi sueño se vendría abajo y con el, el futuro que pensé podría ser mío, que ingenua. Seguía mirando por la ventana de Otonokizaka mientras sostenía fuertemente el teléfono, aprovechando que no puedo dormir desde hace como tres días en cuanto fue una hora buena para salir entre aquí al salón del consejo estudiantil en donde me sentía tranquila.
~ Nozomi… que haces tan temprano aquí?
Me giré sorprendida para ver a Elichi frente a mi con un gesto entre sorprendido y molesto, regresé la mirada a la ventana y miré asombrada la hora eran las 6:30 al ya, yo me sorprendo porque no supe cómo pasó el tiempo tan rápido.
~ No es tan temprano Elichi solo es casualidad y no podía dormirme así que me levanté y me puse a hacer algo de provecho.
~ Dos semanas seguidas Nozomi, por favor no me hagas reír algo está pasando y es grave.
~ No es nada.
~ Deja de mentir.
~ No miento Elichi, de verdad no es nada simplemente vivió mi vida real, día a día es momento de despertar.
No deje que me contestará tome mis cosas y me fui, ella me miró enojada pero me dejó pasar, yo limpie una lágrima que salió de mis ojos y simplemente comencé a caminar como debía hacerlo, al final para esto fui procreada.
Continuará…
Espero les guste
