¡Hola a todos!
Les traigo el primer fic dedicado al príncipe sádico de Gintama y mi husbando: ¡Sougo Okita!
Este años logre hacer 2 fic's para este personaje (un milagro), espero que le guste :'3
Los derechos de Gintama le pertenece al gorila Sorachi
Riko-teki
[okikagu]
[mención Hijimitsu]
[dedicado a Sougo Okita]
Sougo Okita como todo humano tenía sus defectos. Al ser un sádico por naturaleza los que más resaltaba era su crueldad hacia las personas, aquel complejo de sentirse superior que los demás. También era un egocéntrico que creía un ser perfecto, un perezoso que prefería dejar sus responsabilidades a los demás que hacerlo por el mismo, pero el que más se destacaba en su defecto es aquel egoísmo y posesión que tiene.
Él siempre ha querido mantener a sus seres queridos para él mismo, por eso odiaba a Hijikata. Quien le arrebato aquello que tanto añoraba ser para Kondo y después le arrebato parte del gran cariño que tenía Mitsuba.
Estaba consciente de aquellos defectos que tenía en su persona, por eso, cuando se dio cuenta que albergaba sentimiento romántico hacia aquella muchacha que había sido su rival por cuatros años; se encontró por primera vez con un dilema.
Quería que ella lo observara como él lo hacía. Ser el centro de aquel mundo que ella vivía, poseerla para él mismo; asegurarse que nadie la iba a arrebatarla de su lado. Sin embargo, todo aquello se esfumaba cuando la veía sonreír a pesar que la causa no era él.
Maldiciendo aquel traicionero corazón. Porque él no era así, él era egoísta y posesivo. No era como Hijikata que por la felicidad de su querida hermana la dejo ir, no era un tipo tan noble para poner los intereses de los demás o el bienestar de los demás sobre los sus intereses personales. Ese lado solo lo sacaba cuando era su deber como policía y la persona merecía el respeto que no tuvo en la vida.
Por eso iba a hacer todo lo posible para conquistarla, para que aquellos ojos azulados lo miraran con cariños. De hacer que aquel trio que la cuidaba sintiera envidia por ser él quien conseguía obtener la sonrisa más hermosa que esa china podía dar. Usaría cualquier medio para cometer su cometido, como el sádico que era; iba a tener a ella en más de un sentido hasta saciarse.
Y de nuevo volvía aquel sentimiento desinteresado hacia esa china. El verla sonriendo alrededor de todos, esa maldita sonrisa era su debilidad. La quería para él, pero también quería protegerla.
Incluso, estaba dispuesto a compartirla con esos tres idiotas, si con eso podía obtener aquella sonrisa radiante como respuesta.
— ¡Feliz cumpleaños sádico! – ahí estaba otra vez aquella maldita sonrisa que lo tenía encarcelado.
Sonrió como respuesta y sin perder el tiempo la beso; de forma suave y lenta. Demostrando una vez más aquellos sentimientos por ella que no pretendía ocultar.
Podía compartir la sonrisa de la china, pero los besos junto con aquel cuerpo serían siempre y solamente suyo.
Al final si podía ser egoísta con esa china.
