¡Hola! Soy nueva aquí, no así en fanfiction. Hace tanto no subo una historia, espero no sea un desastre.

Quiero aclarar que hace mucho que no veo Pokémon, me ha costado mucho ponerme al día con el anime, pero casi lo he logrado ¡Yei! Este es mi primer fic sobre el anime. Hace poco me viene dando vueltas esta historia por la cabeza y decidí escribirla, sé que tengo algunos errores, me disculpo de ante la mano por eso, y cualquier otro error que no haya sido detectado antes de subirlo aquí.

Tendrá Amourshipping y Palletshipping. No me pregunten como acabará, porque me gustan ambos ships :'v

Disclaimer: Pokémon no me pertenece, esto lo escribo solo con fines de entretención.

Espero la disfruten.


Capitulo 1

Desconfianza, Miedo y Alegría

Los podía observar a cada uno, por separado; promesas rotas u olvidadas, infancias sin reversa, ambiciones, amor, decepción y en algún punto odio profundo. "Son humanos" pensó, ellos son complejos de comprender, pero algo que tenían en común aquellos humanos que observaba, era su dedicación y amor por sus compañeros pokemon.

Agradaba ver, en más de alguna ocasión a los humanos. Eran valientes en muchas ocasiones, dispuestos al sacrificio por proteger a sus compañeros, resultaba llamativo que sólo era cosa de algunos, y en especial los niños.

Su atención se dirigió a tres niños en particular. Que jugaban, disfrutando el sol del verano. Sus futuros lucían prometedores; amigos leales, muchas aventuras y éxitos en su vida. No solía encontrarse con aquello muy seguido.

"Podríamos viajar juntos" Dijo Serena con una sonrisa mirando al cielo.

"Conocer nuevos Pokemons" Menciono Shigeru, soñando despierto

"... ¡Y hacer muchos amigos!" Se sobresaltó Satoshi, ante la idea.

Los tres rieron ante el entusiasmo del niño pelinegro, para continuar jugando.

Eso sonaba como un excelente plan. ¿Sería correcto ver hacia más adelante? Que sus auras brillaran, era buena señal… pero las risas de los tres niños jugando cerca del bosque se desvanecieron casi al mismo tiempo, sin darle tiempo de reaccionar.

"Oh…" se lamentó. Aquel futuro lleno de amistad seguía intacto, pero todos por separado. Se acostumbró de lo común que era eso entre los humanos.

Eran otros niños que pasarían a una etapa de la cual no podían regresar... Los humanos eran así al crecer, la inocencia de la infancia desaparecía parcialmente, para dar lugar a sentimientos aún menos coherentes e inentendibles, ya las cosas que les parecían divertidas, resultaban peligrosas, la improvisación podía ser error que les costaría caro.

Luego de un tiempo decidió observar a los tres niños nuevamente, ahora claro, no eran niños, sino que casi unos adultos. Satoshi por su puesto ya era conocido entre varios de ellos. Siempre en el lugar y el momento equivocado, a pesar de ser el más inocente entre los tres, fue el primero en pasar a la adultez, de una manera drástica. Realizo una maniobra peligrosa en el campo de batalla, casi perdiendo a su compañero. Espero que el dejara el lugar cuando lo vio caer mal herido, pero el chico hizo todo lo contrario, decidió no rendirse, la ira y ambición un tomo lugar relevante, dando un giro inesperado a su vida. Sólo quería acabar pronto con su oponente, para hacerlo pagar y demostrar su fuerza. Apenas termino el encuentro, en que salió victorioso, corrió atender a su pokemon y llevárselo. Dejando atrás todos los sentimientos negativos que lo agobiaron. Se fue con una gran lección a cuestas.

Luego de aquello el chico tomo decisiones basadas en estrategias conservadoras. La culpa siempre tomando lugar importante cada vez que combatía, y aunque no perdía… muchos notaron la frialdad en sus movimientos, ese fuego que caracterizaba al humano pelinegro, comenzó a extinguirse poco a poco.

Otra cosa que llamaba su atención fue como desarrollaban sus vínculos afectivos, el amor y amistad, que los representaban en sus etapas mas tempranas de vida.

Recordaba haber visto sonrisas, abrazos, besos o sonrojos sin mayor problema o complicación... ahora esos días de timidez o de compañeros de aventuras eran silencios incómodos, traiciones, desconfianzas... y un sin fin de factores que estaban fuera de su comprensión. No podía encontrar lógica a algo que lucía tan bello, se transformara a lo más horrible, en apenas unos segundos. Serena fue la siguiente, unos segundos apenas después de Satoshi, mientras el chico veía caer mal herido a su compañero, la rubia observaba atónita como una de quienes creía su amiga, la apuñalaba por espalda al sabotear su presentación, de una forma que no sólo la lastimo a ella, sino que también a su compañera desde el principio. No conocía un dolor como aquel en ese momento.

La rubia rompió en llanto en cuanto la descubrió, pidiendo explicaciones al respecto, y lo único que obtuvo fue una burla de respuesta. La vio cerrar la puerta de su camerino, para preparar el reemplazo de su pokemon. Serena lloraba, ahora de rabia y dolor. Ella era mucho mejor que muchas de las que estaban ahí, por eso igual brillo esa noche, no quedo atrás... Luego las miles de disculpas hacia su compañera no compensaron la culpa que sentía. Ya no podría confiar en sus amigas, luego de tal traición, quedando en el olvido la confianza y cariño que les entregaba a las nuevas personas que conocía. La chica lentamente decidió estar en soledad y silencio, era más seguro.

Todavía quedaba uno de ellos, esperando ser que para él fuera distinto. Con un suspiro pensó en como la justicia ahora era distinta... ante los ojos de niños aquello era más claro, pero siendo adulto, les costaba mas tener una moral hacia sus propias convicciones y creencias. Casi como una maldición, y de forma simultánea. Shigeru en silencio y dolor tuvo que entregar a uno de los Pokemon que estuvo a su cargo en su laboratorio, no era correcto, el mismo creía que el avance de la ciencia no podía ser en base al dolor de aquellas criaturas. Su jefe le pronuncio solo que debía ser profesional, el pequeño sería un gran avance para ayudar a otros, el poder de ese descubrimiento valía más vidas que la del pequeño... Él negó con cabeza, eso estaba en contra de todo lo creía, pero también era su labor en la investigación... el lograr descubrir formas de ayudar a otros... aunque él no pudo ayudar de quien cuido y se hizo cargo. El resto de ese día desapareció del laboratorio, pensando que era correcto y que no. Aunque su nombre quedo en lo alto, apenas días después. El ojiverde no volvió hacerse cargo de otro Pokemon, no deseaba tener un nuevo choque entre su carrera y su moralidad. Era su manera de hacer todo correctamente, lo suficiente como para hacer dudar incluso a su entorno.

Se lamentó nuevamente de mirar como sus vidas, tomaron rumbos tan distintos, el sentido de superioridad estaba presente en los tres, lo que no era buena señal. El mismo le había dado pequeños vistazos a momentos como cuando Satoshi y Shigeru comenzaron a discutir cada cinco minutos, dejando su amistad en un punto difícil de resolver, más aun lo que sucedió años más tarde. Serena y Satoshi volvieron a encontrarse, y aunque la chica ya había mostrado interés en él, el amor creció en ella, esperando más amistad de su parte. Shigeru y Serena, cruzaron caminos muchas veces, pero jamás cruzaron palabras, a pesar de tenerse de frente, simplemente ellos no se recordaban...

Cuanto extrañaba la infancia de esos niños, como cambiaron sus planes, sus sueños y sentimientos... y a pesar de ser adultos ahora anhelaba poder ayudarlos.

"Estoy en mi mejor momento" Repetía Satoshi constantemente, cuando se reunía con sus amigos.

Soy muy feliz" Decía Serena con una sonrisa tímida, cuando la entrevistaban.

"Hago lo que me gusta" Respondía Shigeru, cuando algún nuevo compañero le preguntaba sobre su reconocimiento.

Ellos creían tenerlo todo ahora. Cuan sinceras e hipócritas eran esas palabras, cuando salían de sus bocas. El amor, la convicción y sus ideales se habían marchado de sus vidas, quizás para nunca volver.

Su interés se vio centrado en la sonrisa sincera que llevaba aquella chica de ojos esmeralda. Ella solía moverse con gracia, disfrutar de cada momento con su Pokemons, era parte de su vida, y la cima que había alcanzado. Ella lo había logrado, su vida tocaba el mejor punto. El miedo, la desconfianza en otras personas, aun pesando en lo profundo de la conciencia de la chica, quizás no fue distinto de los otros chicos.

Tal vez apoyarla, así darle mayor estabilidad a los compañeros de la rubia, que también tenían los mismos problemas que ella. Ya lo habían hecho cientos de veces... aunque no todas eran exitosas... un riesgo que estaba dispuesto a correr.


El invierno había llegado demasiado para rápido para el gusto de Serena. Ya no podía disfrutar del cálido aire de verano, ni sus huidas al bosque para disfrutar de una tarde soleada para ensayar con sus pokemons. De todas formas no era como si pudiera hacer eso ahora, estaba encerrada en un hotel para su próxima entrevista. El adquirir un nivel de fama por ser la Reina de Kalos, no fue exactamente un factor que espero una vez llego a la cima, hacía ya un par de años.

Soltó una queja, ya agotada con su apretada agenda. Amaba la moda, el arte, pero estar corriendo de un lado a otro siempre retrasada a cualquier compromiso, estaba lejos de ser parte de su sueño. Recargo la frente en la ventana para mirar a unos niños jugar con la nieve... como extrañaba ser niña.

— Serena. —Dijo su manager. Ella estaba demasiado ocupada soñando despierta, recordando los días de nieve en su pueblo natal. — Serena...

— ¿Umh?

—Serena, debes desayunar.

Ella no respondió.

La mujer se acercó a Serena, solía actuar de esa forma cuando estaba melancólica, no es algo que la misma chica dijera, sino que sólo era un ejercicio de observación.

Suspiro, recordando que quizás el ánimo de la chica subiría al darle a conocer una noticia.

— Serena.

— ¿Si?

—Me encontré con uno de tus amigos en el lobby del hotel, antes de llegar aquí. —Menciona con una sonrisa.

—Lo dudo... no tengo amigos... y los que tengo viven muy lejos de aquí…—Responde sin mirar a la mujer. Ahora sonando tan fría como el clima de afuera.

La mujer vuelve a sonreír. Ahora completamente segura de que esto subirá el ánimo de la rubia.

—Satoshi ¿Es un amigo de infancia? — Serena dejo escapar una expresión de asombro. — ¿Verdad?

— ¿Esta aquí? — Pregunto asombrada. Ahora moviéndose hacia su maleta para comenzar a buscar ropa.

— Al parecer de vacaciones...

— ¡No puedo creerlo! —Exclama con alegría la rubia. Serena comenzó a buscar ropa, dejando un desastre tras ella, mientras buscaba. — ¡No lo veo hace años! Es increíble...

Desapareció tras la puerta del baño, apenas dijo eso. No sabía que le entusiasmara tanto la idea de ver al chico. Una nueva faceta de Serena que conocía... Bueno al menos eso le subió el ánimo, para el largo día que les esperaba.

Serena salió, vestida y peinada del baño ¿Maquillada también?

—Rompiste un nuevo record…

— ¡Si! ¿No es genial?—Dijo ella, para buscar una botas que la hacían lucir más alta y estilizada. — Satoshi siempre saca lo mejor de mí.

Ahora ella arqueo una ceja. Recuerda haber escuchado alguna vez que el interés amoroso de Serena, era un entrenador... ¿Quizás era ese chico?

Serena salió de la habitación dando traspié. Esas botas no eran precisamente para correr, pero la hacían lucir bien, y su principal interés era llamar la atención de Satoshi, además de mostrar lo mucho que había crecido, desde la última que se vieron hace casi cuatro años. Quería gritar de emoción. Llegó corriendo hacia elevador y se movía inquieta, esperando llegar al primer piso.

Su mente iba a la última vez que se vieron, se encontraron en Hoenn. Salieron un rato ¡Conversaron por horas! Si tan solo hubiesen tenido un poco más de tiempo...

Un ligero sonido y la detención del elevador la hizo reaccionar, para continuar su carrera hacia la recepción del hotel. Casi podía imaginarse con Satoshi jugando en la nieve, compartiendo un café... un abrazo... Tal vez un beso...

Serena grito y movió la cabeza, enérgicamente, mientras aun mantenía una ligera carrera. Ya no era una adolescente enamoradiza, había tenido incluso algunos novios... Siempre relaciones que derivaron de fracasos.

Esta vez iba a ser directa con Satoshi. ¡Nada la detendría!

Un grito y un golpe duro en el suelo, dijeron lo contrario. Gimió de dolor, cuando intento levantarse. Mientras se escuchaba una voz molesta, que no le presto atención.

— ¡Eh! ¿Acaso no escuchas? — Dijo un chico, ella enfoco su vista en él. Solo pudo notar su ceño fruncido, mientras se levantaba del suelo y luego le tendía una mano.

— ¡Lo siento mucho! —Respondió avergonzada. Se levantó del suelo sacudiendo un poco su ropa. — Fui muy distraída, no lo vi. —Explico de forma breve

— Deberías evitar correr sobre esas cosas. —Señalo a las botas de ella. — Menos si estas soñando despierta.

La rubia se sonrojo debido a la vergüenza, aunque a la vez se sentía enojada. Su estilo no significaba andar incomoda.

— Me gusta verme bien. —Respondió, mostrando un leve enojo por el comentario.

—Como digas... — Dijo él, agachándose un momento para recoger su teléfono. —Solo camina con más cuidado.

Serena frunció el ceño. El tono de ese chico le pareció desagradable completamente, como si cada palabra la dijera con sarcasmo. Se dispuso a marcharse cuando vio pasar ese rostro tan familiar.

El breve momento incomodo desapareció, y su rostro mostro una completa sonrisa de alegría.

— ¡Satoshi! —Grito ella llamando la atención del chico, y de muchos más, cuando corrió hacia el pelinegro. Sin prestar atención por donde caminaba.

Escucho de nuevo esa voz molesta tras ella, pero no le importo. Su interés era Satoshi, sólo él. Vio de pronto la sonrisa radiante de Satoshi, Era más alto... y mucho más guapo de lo que recordaba.

Era un verdadero sueño, al que estaba avanzando rápidamente.

— ¿Shigeru? — Pregunto el pelinegro. La burbuja de felicidad se reventó estrepitosamente. Frunció el ceño ¿Quién diablos es Shigeru?

— ¡Oye te dije que tuvieras cuidado! —Exclamo esa voz molesta tras ella. Se giró para ver al mismo chico con que cayo hacia unos momentos. — ¿Acaso sigues dormida? —Pregunto enojado.

— Ya me disculpe. —Respondió. Ella no se pondría a discutir con ese chico, menos aún delante de Satoshi.

— ¡Me volviste a tirar al suelo! —Dijo exasperado.

— ¿Serena? —Ahora su vista se dirigió a Satoshi. Ella no sonrió, sólo asintió. Un estúpido descuido solo le arruino el momento... además de ese nombre...

— ¡Bien lo siento! —Dijo enojada. — No lo hice apropósito. Eres tan irritante. — Menciono al chico, apenas mirándolo.

— Tú fuiste quien no tuvo cuidado.

— Eh... Chicos... No discutan... —Ahora Satoshi era quien estaba entre los dos.

— Satoshi... —Susurro el chico, y una sonrisa ladeada curso sus labios ¿Acaso lo conocía? — Una sorpresa que me encontrara con tu novia despistada.

—Ella no es…

— ¡No soy despistada!

—…Mi novia...

Serena no lo conocía y ya no lo soportaba.


—Así que Serena, la Reina de Kalos. — Dijo Shigeru, sonando más amable. Satoshi había mediado en la discusión, y ahora los tres estaban desayunando en el restaurante del hotel.

La rubia aun mantenía el ceño fruncido, a pesar de que Shigeru había cambiado un poco más su actitud cuando Satoshi la presento.

—El nieto del profesor Ookido. —Menciona, cuando escucha su título. El chico era conocido solo por ese parentesco. Ahora Serena sonrió al ver la expresión del ojiverde, era un pequeño triunfo.

—Shigeru también es un investigador... —Dice Satoshi. Haciendo un nuevo intento de quitar la tensión entre los dos. "Algo de familia" pensó Serena.

Como sea o de cualquier manera… Shigeru Ookido no estaba en sus planes para tener un reencuentro romántico con Satoshi, en especial por lo burlesco que actuó a su alrededor. Bueno si… ella tenía la culpa de ser tan descuidada y dejarlo en el suelo, no sólo una vez, sino que dos veces. Serena se quejó de pronto tapando su rostro, ella misma había arruinado el momento, solamente por su emoción.

— Si te hace sentir mejor, Serena. —Dijo Shigeru, atrayendo su atención. —Satoshi me hablo mucho sobre ti.

La cara del pelinegro sólo se podía comparar a la de un tomate.

—No te culpo Satoshi. —Ahora la burla era hacia el pelinegro. De nuevo esa sonrisa, que avisaba que el sarcasmo estaba a punto de salir de su boca. —Si mi primer beso hubiese sido con la futura Reina de Kalos, también hablaría todo el tiempo de ella. — Ahora la miro a ella. —Créeme, ya serias mi esposa, si estuviera en el lugar de Satoshi. Este chico es demasiado lento. — Lo dijo en tono que Serena no sabía cómo interpretar, y sólo rio incomoda, como respuesta.

"Ni en un millón de años habría puesto mis ojos en ti."

— ¡Shigeru! — le reprocho Satoshi, quien estaba en el punto de la mortificación. Mientras que Serena no daba crédito a lo que escuchaba y veía...

Tal vez el chico no era tan molesto como ella pensaba, pero lo mejor era detenerlo, antes de que el pelinegro se desquitara con él.

—Oye… Shigeru… —Le hablo, para atraer su atención, y desviar el tema. Ya con eso le era suficiente a ella. El ojiverde ahora la miro — Si entiendo bien… Nos conocimos en el campamento, pero no te recuerdo.

Satoshi comenzó a reír.

— No eras tan genial en esos años ¿Eh, Shigeru? —Le dijo, ganándose solo una mirada fastidiada.

"No pierden oportunidad en molestarse" Analizo Serena. Que curiosa amistad llevaban… No recordaba ver a Satoshi actuar así antes.

—Yo tampoco te recuerdo. —Sentencio Shigeru, dejando ver su molestia. La actitud del chico le parecía extraña ahora, y su atención volvió a Satoshi. — No he visto a Pikachu… —Dijo cambiando su expresión a una más seria, a pesar de lo cuidadoso que sono con sus palabras.

El pelinegro ya no reía, ahora lucia tenso ante la mención de su compañero. Serena estaba tan concentrada en un objetivo, que no noto la ausencia del pequeño ratón amarillo.

—En el Centro Pokemon. —respondió cortante.

Y la conversación se detuvo. Casi como si Shigeru hubiese dicho las palabras claves para dejar en silencio a Satoshi, parecía arrepentido de haber mencionado al compañero inseparable del pelinegro.

Un silencio incomodo quedo entre ellos. Serena decidió no preguntar, vio la taza de café, aun humeante, para aquel día frio, y lo bebió. A pesar de que apenas conocía —o se reencontraba con ese chico—. No había disfrutado un buen momento desde hace mucho…Que con apenas unas pocas palabras, se esfumo. Ahora aquel buen rato lucia lejano y dejaba un sabor amargo en su boca, más que el café que bebía.


¡Gracias por leer!

¿Qué les parece?