ALL FOR YOU
Traducción autorizada por Mrs Criss 2012
Summary:
Secuela de 'Wake Me Up Inside.' Kurt y Blaine se embarcan en su nueva vida juntos en Chicago mientras Kurt emprende su camino a la edad adulta al lado del amor de su vida. *Es necesario leer WMUI primero si no lo han hecho.
Disclaimer:
Ni Glee ni sus personajes me pertenecen. Son propiedad de Ryan Murphy, Ian Brennan, Brad Falchuk y Fox. La historia pertenece a Mrs Criss 2012.
— Lo tomaremos, —dice Blaine con una enorme sonrisa.
— ¿Qué? —Kurt le susurra antes de darse la vuelta hacia el propietario con una sonrisa tensa.— Permítanos un momento.— Saliendo al pasillo común, arrastra a Blaine con él.— ¿Qué estás haciendo?
— Te encanta. Está escrito en toda tu cara, —Blaine sonríe mientras acuna su mejilla dulcemente.
— Así es, pero es tres veces más de lo que nos podemos permitir, —suspira,— Ni siquiera tengo un trabajo todavía, en este momento estoy viviendo de mis ahorros. No sé por qué vinimos a ver este en primer lugar.
— Porque está cerca de la universidad y podemos ver el agua, —Blaine le dice, mirándolo mientras Kurt estudia la arquitectura del pasillo.— Kurt, escúchame. El alquiler de mi casa cubrirá mi hipoteca y más cada mes. Estoy ganando, y seré capaz de tomar más sesiones de trabajo ahora que estoy en una ciudad otra vez.
— Pero no puedes pagar por todo, —Kurt pone mala cara.
— Lo sé, —le dice con un beso en la mejilla.— Y sé que eres un terco. Pero quiero que tengamos esta casa. Se siente bien. El edificio tiene carácter, es céntrico, además de que tiene tres dormitorios, por lo que podemos tener una habitación para invitados y una sala de música. Por favor, déjame hacer esto por nosotros. Puedes comprar comestibles o algo.
— No lo sé... —dice dudoso.— Es extravagante.
— Te mereces algo extravagante, —Blaine lo engatusa mientras sus brazos se deslizan alrededor de la cintura de Kurt.
— Cierto, —reflexiona.
— Hay un balcón, Kurt. —susurra Blaine seductoramente en su oído.— Piensa en esto. Sexo en el balcón donde cualquiera podría ver... —tirando del lóbulo de la oreja de Kurt con sus dientes, sonríe cuando Kurt deja escapar un pequeño gemido.
— Eres terrible.
— Pero me amas.
— Todavía quiero conseguir un empleo, ¿okay? Quiero contribuir.
— Okay, —Blaine sonríe lleno de felicidad.— Sin embargo no te olvides de que tendrás que cuidar de mi por quince años antes de que te retires.
— Buen punto, —Kurt ríe mientras todo cae en su lugar una vez más.— Vamos entonces, viejito. Firmemos nuestro primer contrato de alquiler.
Mareados de felicidad, hacen llamadas frenéticas a sus amigos y familiares solicitándoles a todos que se reúnan en Breadstix para una cena de celebración. Mientras Blaine los lleva de regreso a Lima, Kurt encuentra a su mente vagando mientras cierra los ojos pesadamente por el cansancio después del torbellino de los últimos días. Su primera y única noche en Nueva York la habían pasado prácticamente sin dormir. Después de que Blaine aceptara la oferta de Kurt de mudarse a Chicago, habían hablado hasta tarde, ambos siendo abiertos y honestos acerca de los recientes acontecimientos, lo heridos que habían estado y discutiendo cómo asegurarse de evitar una situación como esa en el futuro. La respuesta fue simple, por supuesto. La honestidad era sin duda la mejor política, y ambos acordaron tratar de mantener esto como centro de todo lo que hicieran. Luego estuvieron las llamadas a los padres de ambos. Burt había disparado sus felicitaciones mientras Carole chillaba en el fondo, y la mamá de Blaine había hablado incesantemente acerca de lo feliz que estaba de que sus adorados muchachos hubieran solucionado todo, mientras Mike rogaba porque se le permitiera hablar. Wes estaba con Nick y Jeff junto con Sebastian, así que los cuatro vitorearon en conjunto, y Blaine prometió ponerse a la búsqueda de una mujer para Wes, ahora que ya no necesitaba que fuera su niñera. Y luego Santana y Rachel habían llegado a casa.
Sorprendentemente, Rachel fue comprensiva. Kurt explicó que fue su consejo el que le había ayudado a tomar una decisión -ella le había dicho que si después de una semana de vida normal, el hueco seguía todavía ahí, entonces sabría que Blaine podía ser el único que lo llenaría. Ella tuvo razón. Por supuesto, ella se pavoneó incontrolablemente ante esta noticia, lo que hizo a Santana poner los ojos en blanco y salir de la habitación. Blaine la encontró acurrucada bajo el edredón, no llorando pero sí mirando fijamente hacia la pared y echándolo de su habitación; orden que él ignoró categóricamente.
— Seguiré viéndote, lo sabes, —le había dicho a ella gentilmente mientras se acomodaba de cucharita alrededor de ella.
— No lo harás, —refunfuñó.— No estarás en Lima o Nueva York nunca más.
— Entonces ven a Chicago,—le había dicho, apretándola fuertemente.— Visítanos para Año Nuevo, toma un vuelo un fin de semana, no sé. Pero no te pongas de mal humor por eso.
— Supongo que me emocioné de más cuando llegaste, —dijo ella cuando su voz se quebró.— Pensé que podría ser lo suficientemente afortunada de tener a todos mis mejores amigos en el mismo lugar, y ahora me doy cuenta que estoy perdiendo a dos de ellos al mismo tiempo, y que me quedo con Berry.
— Amas a Rachel, —rió Blaine cuando ella resopló.— Lo haces. Pero sólo porque Kurt y yo nos mudaremos, no quiere decir que no tendremos tiempo para ti en nuestras vidas, ¿okay?
— Okay, —murmuró de mala gana.
— Ya sabes, la ausencia de Kurt significa que hay un lugar libre en NYADA. Tal vez debas pensar en ello. Eres demasiado buena para servir mesas y atender un bar.
—Lo sé. Tal vez lo haga, —se encogió de hombros.— Supongo que debo encajar en algún lugar, en algún momento, ¿cierto?
— Encajas aquí, —le dijo poniendo una mano sobre su corazón.
— Estás tocando mis pechos.
— Aquí entonces, —se rió, haciéndola girar para estar frente a él y que ella pusiera la mano en su pecho.— Eres mi mejor chica, ¿recuerdas?
Ella se había alegrado un poco por esto, sintiendo la necesidad de decirle a Blaine que lo amaba, pero le prohibió -por supuesto- decírselo a alguien. Para el momento en que había caído en la cama junto a un Kurt completamente sobreexcitado, ambos estaban exhaustos.
— Sé que necesitamos dormir...
— De verdad que sí, —Blaine respondió, alcanzándolo en la oscuridad.— Son casi las tres.
— Pero yo sólo quiero besarte aunque sea un poquito, —y Blaine podía ver la sonrisa de Kurt y la forma en que sus ojos bailaban con alegría incluso en la penumbra.
— Un poquito, —le devolvió la sonrisa.
Un poquito se convirtió en casi una hora, hasta que los besos se convirtieron en intentos desgastados y poco entusiastas de conectar sus labios, y luego en la cabeza de Blaine recostada sobre el pecho de Kurt, con suaves ronquidos escapando de ambos. Salieron de Nueva York nuevamente justo antes de la siete, con la mayor cantidad de cosas de Kurt apretujadas en el auto ya lleno de Blaine. Toda su ropa, por supuesto, y Blaine se sintió agradecido de que el resto no hubiese sido enviado desde Ohio.
— Voy a terminar con cosas en Nueva York, cosas en Lima y cosas en Chicago. —Kurt se quejó mientras dejaban la ciudad atrás.
— Entonces no deberías tener tantas cosas, —bromeó Blaine.
El largo camino a casa pasó fácilmente, y entonces estaban en los escalones del porche de los Hummel-Hudson, siendo encerrados en los amorosos brazos de cuatro padres antes de que Carol los apresurara a todos a entrar para la cena.
— Estoy tan feliz, —Burt seguía sonriendo a todo el mundo.— Estaba preocupado por ti en Nueva York, solo, —le dijo a Kurt.— No iba a decir nada, por supuesto -no era mi lugar- pero perteneces a Blaine. Y Chicago... Wow. Lo mejor de ambos mundos. Ustedes dos estarán juntos, podrán volver a casa cuando quieran, podremos visitarlos...
— ¿Cuándo se van a mudar, amores? —Preguntó Sara.
— Bueno, esperamos estar allá el Lunes, para ver algunos apartamentos, —dijo Blaine mientras apretaba la mano de Kurt con entusiasmo,— echar un vistazo a la universidad y conocer a los profesores de Kurt. Después de eso... tan pronto como nos sea posible supongo. Con suerte durante la semana. Kurt no puede perderse mucho del semestre, de por sí ya tiene que ponerse al día para cubrir las primeras semanas.
— Ah, te pondrás al corriente en poco tiempo, —dijo Mike con confianza y dando palmaditas en la espalda de Kurt.— Estoy orgulloso de ti, hijo mío. Tomar esa decisión por tu cuenta no pudo haber sido fácil. Pero estoy seguro que es la correcta.
— Gracias, —dijo Kurt, de repente tímido.— Y lo es. Simplemente sé que lo es.
— Creo que todos estamos de acuerdo aquí, —dijo Carole, y luego Burt había propuesto un brindis por "los tortolitos" cuando Kurt y Blaine se quedaron mirando el uno al otro con extrema admiración. Esa noche se habían ido a dormir tan pronto como era socialmente aceptable, dejando a Mike y a Sara jugando póquer con Burt y Carole hasta la madrugada. Y ahora se encontraban regresando a Lima después de un largo pero exitoso día en Chicago.
— ¿Dijiste algo? —pregunta Kurt cuando se hace consciente de Blaine esperando expectante.
— Sí, —se ríe, —pero no te preocupes por eso. Te pregunté si tus profesores parecen agradables.
— Sí, —le sonríe.— Lo son. Mi profesora de baile parece un poco fuerte, pero la mayoría de los profesores lo son. Sin embargo mi profesor de canto es increíble. Se graduó del Conservatorio y canta en la Compañía de Ópera de Chicago. Es joven también, bueno... comparado contigo, cualquiera, —bromea.
— ¿Es gay?
— ¡Blaine Anderson! —Kurt se burla.— No estás poniéndote celoso, ¿o sí?
— No...
— ¡Lo estás! ¡Qué lindo!... pero tonta e innecesariamente. En primer lugar, estoy viviendo contigo, tonto. Somos oficialmente una pareja que vivimos juntos. Y en segundo lugar, él está casado, tiene dos niños pequeños y un tercero en camino.
— Oh. Oh. Bien. Parece un tipo agradable. Sí.
Kurt se ríe a carcajadas de las mejillas rosadas de Blaine y luego se acerca y toma su mano.— Eres el único, —lo aplaca.— Y ningún hombre -gay, heterosexual o lo que sea- va a hacerme cambiar de parecer.
— Lo sé, —Blaine le dice besando la punta de sus dedos.— Pero esta noche te sentarás junto a mi en la cena, ¿okay? Muy lejos de Sebastian.
— Él es inofensivo.
— ¡Ha! Es un buen tipo, pero no es inofensivo. No te equivoques, él te tendría si pudiera. Él saliva cada vez que entras en la habitación.
— Hay una diferencia entre admirar la belleza clásica y andar de pervertido con uno de tus mejores amigos, —Kurt le dice a Blaine entre risas.
— Qué modesto.
Su cena de despedida es escandalosa y estridente. Finn y Puck se les unen, luciendo un poco descompuestos después de una semana de vivir en un dormitorio de la universidad, y Carole se preocupa por ellos, junto con Sara que no necesita excusas para ser maternal. Nick y Jeff pasan toda la tarde convenciendo a Burt de que asista a un rally de autos clásicos con ellos en Indianápolis la próxima semana, y finalmente accede para su gran deleite.
— Entonces, —dice Blaine por encima de la mesa a Sebastian.— ¿Vas a extrañarme?
— De hecho sí, —dice mientras deja caer su servilleta en la mesa.— Mucho. Pero estás haciendo lo correcto. Dios sabe que me gustaría ser lo suficientemente afortunado para encontrar a alguien tan ardiente, joven y núbil como él.
— Basta, —dice Blaine mientras una sonrisa empieza a formarse en la comisura de sus labios.
— Sabes a lo que me refiero. Un amor como el suyo... eso es lo que de verdad me gustaría poder encontrar.
— Tienes que ser fiel para que eso suceda, —bromea.
— Exactamente, —sonríe Sebastian.— Pero por mucho que voy a extrañarte, hay alguien más que va a sentirse totalmente despojado, —dice él con un gesto en dirección de Wes.
— Ve con él, —Kurt le dice al oído.— Vayan a caminar o algo así.
— Pero tú...
— Estaré bien, —Kurt sonríe dulcemente.— Seb tiene razón. Parece un poco perdido. Ve con tu amigo, te veré en casa más tarde.
— Y es por eso que te amo, —dice Blaine con un suave beso en sus labios.
...
— Ya sabes, me iba a mudar de todos modos, —dice Blaine con un leve empujón en el hombro de Wes. Ellos no han ido muy lejos, sólo al otro lado del estacionamiento donde están en relativa calma y silencio para hablar.— Chicago está cerca de Nueva York.
— Lo sé, —dice Wes pesadamente.— No es eso.
— ¿Entonces qué es?
— Es que... no lo sé. Estoy feliz por ti, de verdad que sí. Es sólo que... todo está acomodándose para ti. Te estás mudando y yo... te estoy perdiendo.
— Wes, escúchame, —dice Blaine mientras lo abraza.— Nunca, pero nunca, nunca me vas a perder. Sé que he estado abstraído recientemente, pero una vez más, es otro capítulo de mi vida que yo simple y sencillamente no habría podido pasar de no haber sido por ti. Te lo debo todo. Mi vida entera. Nunca me voy a alejar de ti. Siempre habrá lugar para ti en mi casa, y más importante aún, en mi vida. Eres mi mejor amigo. Además, ¿quién se va a reír de mi si no estás cerca?
— Gracias, —sorbe por la nariz con una sonrisa.— Voy a extrañarte demasiado. No te lo dije antes, estabas muy ocupado preparando todo para irte a Nueva York. Por cierto, ¿cómo te sientes?
— ¿Respecto al cambio de planes?
— Sí.
— Fantástico, —Blaine le sonríe.— Habría ido a Nueva York, ya sabes. Mi decisión estaba tomada. Nada iba a mantenerme alejado de él nunca más, pero escuchar a Kurt decirme eso... fue como si todas las piezas encajaran.
— Ya sabes... Volviendo un año atrás, Kurt podría haber aplicado a Chicago en primer lugar, te podría haber pedido que fueras con él, y tú podrías haber dicho que sí y ¡bam! Te podrías haber ahorrado un año de angustia y de 'Wes, ¿qué voy a hacer?' —bromea.
— Si, pero piensa en toda la cantidad de mimos extra que tuviste de esta manera, —Blaine le devuelve la broma.— Prométeme que me visitarás tan pronto como puedas.
— Te lo prometo, —dice Wes mientras se limpia los ojos.— Necesito mis abrazos de Blaine.
— ¿Estás libre mañana después de la escuela? —le pregunta Blaine de pronto.
— Sí, ¿por qué?
— Hay una cosa mas que quiero que hagas conmigo antes de irme.
...
— ¿Entonces estaba bien? —le pregunta Kurt, alzando la cobija de Blaine para deslizarse junto a él.
— Sí, va a estar bien. Es más fuerte que yo, eso es seguro, —dice Blaine mientras acerca más a Kurt.— No hemos estado tanto tiempo separados, será extraño no verlo tan seguido.
— Lo sé, —dice Kurt con simpatía mientras deposita un beso en sus labios.— Siento lo mismo con Rachel y Santana. Pero... por el lado bueno... tú y yo nos vamos a ver todos los días, —sonríe,— podremos acurrucarnos juntos cada noche y despertar juntos cada mañana.
— Lo sé, —la sonrisa de Blaine es brillante cuando rueda y se coloca encima de Kurt.— Y podremos besarnos todo el tiempo que queramos.
— ¿Sólo besarnos?
— Bueno... —Blaine ríe.— Estoy bastante seguro que llegaremos a más. Pero en este momento preferiría esperar.
— ¿Qué? —Kurt le pregunta con expresión pétrea.
— Pensé que podíamos... no sé. Esperar hasta nuestra primera noche en nuestro propio hogar, —dice Blaine, de pronto tímido.— Estábamos a punto de terminar hace una semana. Pienso que debemos dedicar un poco de tiempo a ser absorbidos el uno en el otro antes de apresurar las cosas en el lado físico, es todo.
— Ugh. Odio cuando tienes razón, —resopla Kurt.— Pero...
— Tengo razón.
— Sí. Y fue increíblemente doloroso para mi admitirlo, —se apresura.— Así que, asumiendo que mi lengua no tiene prohibido entrar en tu boca, me gustaría ponerla ahí, por favor, para así ya no tener que admitir nada más.
Blaine ríe a carcajadas antes de besarlo firmemente.— Hazlo bebé.
— ¿Me llamaste bebé, Blaine Anderson? ¿Lo hiciste? ¿Bebé? ¿En serio?
— No quise decir... —se ríe incontrolablemente.— Oh mierda. Sólo sé que nunca me vas a dejar superar esto.
— Nunca, —Kurt ríe, disfrutando mucho de esto.— La próxima vez estarás manejando una patineta y usando gorras de baseball.
— ¡De ninguna manera! —chilla Blaine.— ¿No me conoces en absoluto?
— Sé que te gusta pensar en ti mismo como apuesto, con tus elegantes pajaritas y tu cabello perfectamente peinado con gel.
— ¡Soy apuesto! Y un caballero también, muchas gracias.
— Okay bebé, —bromea Kurt, —Lo que tú digas, bebé. Ahora bésame, bebé.
— Lo voy a hacer si eso te hace callar.— Blaine sonríe mientras rueda encima de él una vez más.
