Desmaius…..Ennervate

¿Qué se hace cuando tu vida es tan insulsa y artificial que ni las supuestas alegrías te hacen feliz?

Es la pregunta que se hace con frecuencia Santana Potter. Estudiante modelo de la Escuela de magia y Hechicería Hogwarts. Sus notas son inmejorables (exceptuando adivinación, paparruchas según ella). Los hombres la siguen como perritos falderos y las mujeres la envidian, menos las de gustos diferentes… que babean tanto o más que los chicos.

La estirpe de su familia es famosa gracias al "niño y hombre que sobrevivió", su tatarabuelo, aun que ya nadie se acuerde de viejas historias.

Acababa de empezar el 3º curso, era su primer día allí y todo estaba lleno de estandartes de las 4 casas, purpurina y guirnaldas. Iba andando por los pasillos de la 2º planta cuando su vista se topó con una estatua nueva en la vieja sala de homenaje a héroes de Hogwarts. La estatua nueva era de una chica menuda de pelo largo y ojos muy grandes y abiertos.

-¿Y esto…? - Dijo en voz baja para sí misma. Iba a agacharse para mirar su nombre cuándo…

-Luna Lovegood, amiga de tu tatarabuelo Harry, ¿nunca te han hablado de ella...? - Dijo el profesor de pociones Will Schuester, asustando así a Santana.

-Vaya… no sabía que estabas ahí profesor, no, mi familia evita las viejas historias.

-Esta mujer fue la descubridora de varios seres y plantas, se dice que estaba loca, pero yo digo que solo era extravagante… - Dijo Schuester pensativo

-¿Y por que el viejo la alaba ahora?

-porque viene alguien de su condescendencia a la escuela, a tu abuelo le pareció irrespetuoso no ponerla ahí.-

-Claro… estoy segura de que al "director" le parece irrespetuoso…- dijo Santana desdeñosa.

-No lo hagas más difícil Santana… estoy seguro de que tu abuelo no es tan malo como crees. Por cierto, me pidió que te encargase algo.

-¿Qué quiere el carcamal…? -el enfado en su cara era obvio.

-No lo llames así, o me obligaras a quitarle 10 puntos a Slytherin por irrespetuosa.

Santana frunció el ceño, en sus 2 años en Hogwarts nunca le habían quitado ni un solo punto a su casa por ella, todo lo contrario, el año pasado ganaron la copa de las casas gracias mayoritariamente a su gran trabajo como buscadora del equipo. No perdieron ni un solo partido.

-Está bien Schuester, menos humos, ¿que quiere mi queridísimo abuelo?- dijo con cara de niña buena.

-Quiere que te ocupes de la descendiente de Luna, sabemos que es de tu edad, y que tiene varias copas de quidditch así que os llevareis bien, solo tienes que enseñarle el castillo, presentarle gente, estar atenta… Vamos, ser amable, eso que se te da tan bien- eso último se le escapó con un deje de ironía.

-ja, ja, ja, muy gracioso Schuester, pero, ¿qué pasa si entra a otra casa que no sea Slytherin? Estar confraternizando con el enemigo, y no solo en las casas, si no en quidditch, la gente me verá.

-Tendrás que rezar porque no le toque otra casa señorita, tu abuelo ha sido muy estricto en cuanto a eso, no puedes escabullirte - dijo el profesor de manera suave para no encender el temperamento de su ya conocida alumna por el mismo.

-Está bien….-.-….pero dile que la próxima vez le haga la visita guiada él mismo, ya sabemos lo que le encanta la atención y el protagonismo…

-Santana!- dijo Will cabreado, ya se estaba hartando de las riñas entre ellos dos.

-Vale, vale… Adiós Schuester - se despidió la latina con la mano.

-Hasta la cena Santana.

Más tarde, ya cansada de vagar por el castillo, se fue a la sala común de Slytherin donde se encontró con Puck, su novio desde que empezaron la escuela. La verdad es que se cansó de él hace mucho, pero era estar con él, famoso en la escuela por ser el mejor bateador, o con cualquier don nadie baboso. Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer, ¿no…?

Hablaron de sus vacaciones, puck había estado en Rusia, y no hacía más que jactarse de haber ganado a un par de rusos al juego de beber vodka. Todo el mundo sabe lo fantasma que es, y aún así le besan los pies con vítores cuando lo cuenta una y otra vez. Santana ya cansada de todo eso decide subir a su cuarto donde ya se encuentra su lechuza y su baúl, todo bien colocado. Benditos elfos domésticos, pensó ella.