Disclaimer: Los personajes utilizados de Cardcaptor Sakura, pertenecen a CLAMP. La historia es de mi autoría.

Prefacio

Los días en Tomoeda habían sido de paz y tranquilidad para Sakura y todos los demás. Syaoran había regresado a terminar sus estudios en Japón, prometiendo que jamás se separaría de su amada Sakura.

Todos eran felices.

Kero se había hecho muchísimo más apasionado por los videojuegos, y su último descubrimiento: "league of leyends", se comía todo el tiempo de su vida, alcanzando uno de los niveles más altos.

Yukito estudiaba medicina en la misma Universidad que Touya, ambos seguían siendo cercanos, tanto que habían decidido rentar un departamento, juntos. Yue se mantenía en contacto con Sakura, cuando Yukito acudía a comer alguna de las delicias de Fujitaka.

Tomoyo no había parado en su afán de diseñar trajes para Sakura. De vez en cuando la convencía para que grabaran alguna de sus queridísimas películas. Incluso había llegado a convencer a Syaoran de que actuase en ellas. Tomoyo sabía que no lo hacía por ella, tanto como por Sakura.

Y Sakura y Syaoran mantenían un noviazgo desde hace mucho. Eran vergonzosos, pero de a poco habían logrado cimentar una relación hermosa, basada en la confianza y preocupación del uno por el otro. Syaoran seguía siendo bastante serio, pero las sonrisas de Sakura lograban contagiarlo casi siempre. Sakura, en cambio, continuaba teniendo retrasos, aunque cada vez más esporádicos. Servía mucho el hecho, de que Syaoran la fuese a buscar con regularidad a su casa, para caminar juntos a la escuela.

Todos eran felices.

Pero muchos sabios han dicho que la felicidad debe convivir con la tristeza, ya que este es un mundo dual. Fue así como un día, durante el último año de preparatoria Sakura y Syaoran sintieron una presencia mágica de aura maligna.

Completamente preocupados, acudieron al lugar donde aquella presencia se hacía más fuerte. Desatando una batalla de grandes proporciones. Aquella maligna entidad, tenía en sus fauces a una mujer, quien permanecía inconsciente. Intentaron comunicarse con aquel ser, pero fue inútil. Así es como se inició la lucha y de a poco fueron perdiendo sus energías. No podían derrotarlo. Donde cada vez la disputa era muchísimo más difícil.

Sakura se había visto en la necesidad de activar la carta The Time, su poder se agotaba desmesuradamente rápido. Sin embargo, no podía rendirse. Debía mantener el flujo de tiempo detenido.

Sakura observó a su alrededor. Kero y Yue, estaban fuera de la batalla congelados en dos cubos enormes de hielo. Syaoran se encontraba envuelto en una ráfaga de filosas dagas formadas de metal ardiente, una de ellas casi rozando su cuello, donde estaba su arteria yugular.

También estaba Tomoyo, su mejor amiga, quien se había empeñado en acompañarles, aún sabiendo que la batalla sería peligrosa. La chica sujetaba su cámara, y el piso bajo ella se resquebrajaba, si continuaba así, ella caería a un precipicio.

Si el tiempo transcurría Syaoran y Tomoyo morirían, y ella no podía permitirlo.

Syaoran se encontraba paralizado por el poder del enemigo. No podía hablar, pese a estar consciente, ya que poseía suficiente magia y Sakura permitía que la carta no le afectara, sólo podía observar a su amada Sakura, ir perdiendo su poder poco a poco. Consumiéndose. Extinguiéndose.

Sakura no tenía más fuerzas, controlar esa carta requería un gran poder de magia, y ella sólo era una principiante. Recién comenzaba a incrementar sus habilidades mágicas…

«Por favor, que alguien me ayude», pedía en su mente, para no preocupar a Syaoran.

«No sé qué está ocurriendo. Por favor, poder de mi estrella, explota con todo tu fulgor, no importa lo que pase. No puedo dejar que mueran», gritó esta vez con todo el aliento que tenía e inclinó su báculo al cielo.

Una gran luz iluminó a la muchacha. Y una extraña voz se apoderó de todas partes. Entonces lo vio, parecía un ángel. Un ángel negro. Alto y delgado, pero se notaba fuerte. Su cabello era fino y largo como hebras de ébano. Las alas que salían de su espalda, se parecían a la de los cuervos, pero de un tamaño acorde a su cuerpo. Sus ojos eran inexpresivos y tenía un extraño color, que Sakura no logró identificar. Su vestimenta se trataba de una sencilla túnica de color gris, desgarrada en el pecho. Y en sus manos tenía una lanza enorme, casi del doble de su propia estatura.

—¿Estás dispuesta a sacrificarlo todo por salvarlos? ¿Por salvarle a él? —preguntó aquel sujeto con una voz cargada de melancolía, mientras apuntaba a Syaoran.

—¡Por supuesto! ¡Haré lo que sea necesario, pero ellos no pueden morir! —gimió débilmente.

The Time comenzaba a fallar, Sakura empezaba a ver borroso y se esforzaba por no desmayarse. La entidad frente a ella, la observaba como si estuviese tomando alguna decisión.

—Muy bien —exclamó finalmente con el mismo timbre de voz, monótono e inescrutable—. Impediré que ellos mueran, pero a cambio debes pagar un precio. Y éste será alto —advirtió ante la débil jovencita.

—¡No me importa! —sollozó lánguidamente—. ¡Sólo quiero salvarlos!

El ángel la miró y en un leve momento su mirada develó lástima.

—Qué así sea entonces —el sujeto elevó su gran lanza al cielo y proclamó un hechizo en un lenguaje extraño, uno que jamás había escuchado la pequeña maga.

Todo alrededor se iluminó y Sakura ya no pudo contener más su debilitamiento. Entregándose a la muerte o a lo que fuera que le esperara. Sonrió momentos antes de que la luz le impidiera ver a Syaoran, éste seguía mirándola, ahora con los ojos plagados de terror, como si quisiera advertirle algo, pero no lo comprendió. Ella se limitó a seguir sonriéndole y decirle en silencio lo mucho que lo amaba. Hasta que la luz fue tan brillante que lo rodeó todo. No importaba si moría con diecisiete años, sólo importaba que Syaoran siguiera viviendo.

Cuando recobró la consciencia estaba en una confortable cama, por momentos se sintió rara y desorientada.

Recordó su batalla, recordó a Syaoran, a Tomoyo, a sus guardianes que ella amaba como si fuesen parte de su familia, en realidad lo eran. Y también se acordó de aquel extraño ser. Un escalofrío le recorrió de pies a cabeza.

¿Acaso todo lo había soñado? Pero si era así, ¿entonces dónde estaba? ¿Los demás estarían bien? ¿Syaoran? ¿Tomoyo? ¿Kero? ¿Yue? ¿Quién era aquel sujeto? La última pregunta que se hacía Sakura quedó flotando en sus pensamientos.

—Mi nombre es Abaddón, soy el líder de este lugar —susurró el sujeto.

Sakura dio un respingo y soltó un ligero gritillo.

—¿Acaso usted…?

—Sí, tengo la capacidad de leer los pensamientos de los humanos, y también de mis tropas.

—¿Dónde…?

—En el abismo —contestó Abaddón sin siquiera esperar que ella terminara la pregunta.

—No haga eso —pidió Sakura refiriéndose al hecho de que el sujeto leyera su mente, mientras cubría su cabeza con ambas manos, como si con ello pudiera evitarlo.

—Si no quieres que lo haga, no lo haré —concedió el ángel.

—¿Qué es el abismo?

—Estás segura de que quieres saberlo. Mejor deberíamos hablar sobre tu misión de ahora en adelante.

—¿Mi misión? ¿De qué está hablando?

—Para salvar a tus amigos había un precio, y tú aceptaste, aún antes de saber de qué se trataba.

Ella se sobresaltó y bajó la mirada, parecía que aquel sujeto la mirara con tristeza, pero más que eso era compasión.

—Lo sé, y lo volvería a hacer.

Abaddón sonrió imperceptiblemente, pensó que esa muchacha tenía suficiente carácter.

—Bien, entonces es hora de que se aplique tu destino: Te convertirás en una de mis sirvientes, serás una guerrera de la oscuridad.


N/A: Si leíste hasta aquí, gracias.

La verdad es que no me caracterizo por escribir más de una historia a la vez, pero esta la tengo un poco avanzada (cinco capítulos más). Así es que decidí subirla, para ver si gusta.

Es la primera vez que me atrevo a escribir una historia de Cardcaptor Sakura, en su mismo universo, manteniendo la magia, las cartas y los guardianes. Es un desafío que me ha emocionado, y algunos capítulos me han gustado, pero quiero saber si les gustan a uds también.

Por eso me ayudaría bastante que me dejaran un comentario con sus percepciones. Y ver si actualizo la próxima semana.

Un abrazo apretado para todos.

Au revoir.