N/A.: Los personajes de Inuyasha no me pertenecen son de su creadora Rumiko Takahashi pero la historia si es mía.
Este es el primer fic que escribo dejenme sus comentarios aver que les parece.
La huida
Era un vecindario, casi lujoso pero más que eso era hogareño, llena de casas de familia con enormes jardines amplios en cuyos verdes pastos se podían observar a niños en la compañía de hermanos, amigos, vecinos o una simple mascota. Sólo un jardín yacía solitario que a diferencia de los demás no había nadie jugando, simplemente una casa modesta estaba en medio.
Dentro de esta casa se encontraba a Kagura, una niña de casi nueve años de edad, poseía los cabellos negros con reflejos castaños, el flequillo que tenía en la frente cubría la piel blanca y los ojos hermosos marrones intensos, casi rojos, que lucían brillosos, apretaba sus hermosos labios carmesí mientras escuchaba la conversación de sus futuros padres adoptivos. Sí, ella era huérfana.
—¿Cómo le diremos a kagura sobre mi embarazo?—decía la voz de una mujer mayor a su esposo.
—Esto es así, las parejas que no pueden tener hijos adoptan uno, luego la mujer queda embarazada y después envían al niño de regreso a la casa hogar.
Al oír esto la pequeña Kagura se levanto de su posición y salío corriendo hacía su habitación, cuando llego allí se lanzo frente a su cama y al borde de las lágrimas murmuraba:
—Yo soy fuerte y valiente, no me duele...—se detuvo mientras levantaba su mano derecha para alcanzar una pluma enorme de águila, el último regalo que le había dado su madre al morir, "la extrañaba tanto".
—no me afecta...no voy a llorar— Kagura lanzó un suspiro y tomando aire se dirigió hacia una pequeña bolsa roja.
—Me iré, sí, muy lejos de aquí. Yo no pienso pasar por esto una vez más— decía mientras metía su ropa al bolso rojo, terminó de empacar, se puso su abrigo bordo cargando sobre su espalda aquél bolso.
Se encamino hacía la ventana, pero se detuvo un momento, luego dio la vuelta hacia atrás.
—¡Cielos!, sin dinero no puedo ir a ninguna parte.
Se acercó hacia su mesita de noche, donde Kagura tenía una pequeña alcancía con todos los ahorros, de su corta vida, lo tomo entre sus brazos para volverse hacia la ventana.
Examinando con sus ojos, desde el marco, analizó la distancia para luego saltar a la rama de un árbol cercano, dio un salto llegando a su objetivo, uno más y seencontraba en el jardín.
La noche tenía una brisa ligera, Kagura caminaba por la ciudad de Tokio mirando hacia el cielo estrellado por las siete de la noche, a esa hora se veían escasas estrellas en el oscuro cielo, ella conocía la ciudad no era la primera vez que había escapado y cuando su madre vivía viajaban en autobuses, por esa razón ella sabia donde tomar el auto-bus que la llevaría directo a la estación de trenes.
"El último lugar y momento que había compartido con su madre era en un tren". Kagura sintio la brisa de primavera en sus cabellos y empezo a caminar a la parada del auto-bus.
—Es una lastima que tenga que romperte—le decía a su pequeña alcancia en froma de perrito.
—Pero tengo que hacerlo, si quiero tomar un auto-bus—con esto último caminó hacía una cabina telefónica, entro en el lugar y cerro la puerta para luego tomar su pequeña alcancía, entre sus manos, y estrellarla contra el duro pavimento.
—Bueno, creo que no ahorre mucho—dijo con una mirada casi preocupada, tomo el dinero del suelo y lo puso en sus bolsillos, limpio unas cuantas lágrimas amargas que se esforzaba por contener pero no pudo.
—Mamá... te extraño t..tanto...no.. no se donde ir ahora...nadie me quiere...na...nadie—murmuraba la niña, completamente sola, "nadie la consolaría, absolutamente nadie".
Kagura había pasado por el proceso de adopción varias veces, pero las parejas que iban a la casa hogar querían un pequeño bebé a lo sumo uno que tenga no más de uno o dos años de edad, y los que consideraban la idea de tener un niño más grande, se la llevaban a su casa y cuando ella estaba empezando a sentirse confiada y segura, milagrosamente su futura madre adoptiva quedaba embarazada. La primera vez que sucedió ella se alegró, por fin iba a tener un nuevo hermanito o hermanita y eso la hacia feliz, se quedo dormida tranquila y feliz con una sonrisa dibujada es sus labios carmesí.
Pero cuando amaneció, en aquella ocasión y en las anteriores a esta también, le dijeron, "no podemos adoptarte cariño, lo sentimos mucho, tal vez alguna otra pareja quiera una hermosa niña como tú". Y después estaba nuevamente en el orfanato, "era un infierno estar ahí, y más con su carácter".
Esta acción se había repetido muchas veces, la llevaban pero luego la devolvían. Esta fue como la décima vez que le sucedía y ella tan pequeña ya no pudía resistir más.
Cansada de llorar se levanto de su posición limpiando fuertemente, con la manga de su abrigo, las lágrimas que seguían saliendo de sus ojos,"ella tenía que ser fuerte, como se lo prometío a su madre", dio un suspiro largo y salio de la cabina telefónica, al salir, una brisa suave y fría acariciarón sus mejillas enrojecidas secando así las ultimas lágrimas. Luego se dirigió hacia la calle y tomo el auto-bus.
El conductor la observó y luego señalo.
—Son las nueve de la noche niña, ¿donde están tus padres?—cuestionó el hombre mayor, su cabello pintaba algunas canas.
—Sí, ya lo sé, si me sigue preguntando y no empieza a conducir, mi madre que esta esperando a mi regreso se preocupara y usted no quedrá que pase eso o ¿sí?—dijo con una sonrisa en sus labios.
El conductor simplemente se quedo en silencio, "esta niña, con su actitud, lo había sorprendido", se limitó a asentir con la cabeza empezando a conducir. Kagura por su parte dio un suspiro de alivio y se dirigió al fondo para sentarse, afortunadamente para ella, el conductor no había notado sus ojos llorosos.
Desde la ventanilla de su transporte vío miles de casas pasar, tiendas cerradas, personas caminando, las luces de la ciudad, sus ojos se posaron mas adelante en la estación de trenes de Tokio, un viejo recuerdo de su madre vino a ella y sintió a través de la ventanilla, abierta, la llamada del viento "que era suave y refrescante". Toco el timbre anunciando al conductor que bajaría.
—Un boleto ciudad lunar, por favor—dijo con una sonrisa recordando el lugar donde iría. Aquella ciudad que Kagura tanto anhelaba, donde nació su madre y también ella, pero lastimosamente nunca lo llego a conoser, pues ella era apenas era una bebé, unos cuantos meses, cuando dejaron la ciudad.
—¿Dónde están tus padres pequeña?, ellos deben comprar los boletos de tren, tú no—decía la señorita, con una sonrisa en los labios mientras la observaba, "ella no la engañaría, una niña sin padres a esta hora era inconsevible".
—¡Ah, sí!—decía con una sonrisa confiada, "esperando que no la descubríera".
—Ellos están por allá—señalo hacía una pareja—, pero como están conversando, me enviaron a mí a comprarlos—continuó con una sonrisa inocente creyendo que engañaría a la muchacha de los boletos.
—¡Ah! Bueno—respondió la muchacha fingiendo creer el cuento que le inventaba la niña frente a sus ojos, "ella no era tonta"—, espera un momento —decía mientras le hacia señas al guardia de seguridad.
Kagura estaba feliz creyendo haber engañado a la muchacha, sintió alivio pero muy pronto empezó a sentir unos pasos acercándose hacia ella, volteo hacía atrás y se dio cuenta de que dos guardias de seguridad se le aproximaban. Sintió miedo y sin mas se hecho a correr fuera del alcance de los guardias.
Corrió a toda la velocidad que le permitían sus pequeñas piernas con la esperanza de no ser capturada y tener que volver al orfanato, paso por el pasillo que llevaba hacía donde los trenes debían ser abordados, pasó por debajo de la barra de seguridad llegando así a la entrada, de uno de los trenes que estaba a punto de partir, se detuvo en seco con la cabeza inclinada para tomar un poco de aire, lentamente levanto la mirada y se encontró delante de ella una cabellera plateada parada y sin moverse.
Los guardias de seguridad buscando con la mirada a la niña, la captaron a lo lejos a punto de subir a uno de los trenes. Se asercaron a toda prisa mientras gritaban
—¡ALTO AHÍ NIÑA!—grito uno de ellos, vestido de azul, mientras corria hacía ella.
—¡ NO TE MUEVAS!—ordeno el otro.
N/A.: Bueno espero les haya gustado disculpen mi falta de ortografía y el uso de los guiones, dejen sus comentarios por favor crean me que los tomare muy en cuenta . Bueno gracias por leer el primer capi.
