.

Disclaimer: LAS TORTUGAS NINJA no me pertenecen, es mi corazón el que le pertenece a Leonardo Hamato; tampoco gano dinero por escribir este fic, yo escribo por gusto, con todo el gusto de mundo; mi recompensa son sus invaluables reviews y uno que otro jalón de oreja.


-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

LUCES, CÁMARA… ¡ACCIÓN!

1 Vida Salvaje

(Miguel Ángel trae una cámara encendida; le habla a ésta.)

¡Bienvenidos al primer capítulo de esta nueva serie titulada: "Vida subterránea"!

En esta nueva serie, su documentalista favorito de la vida salvaje, o sea yo, Miguel Ángel Hamato, se aventurará a explorar el mundo que hasta ahora nadie ha tenido las agallas para explorar: la vida salvaje en las alcantarillas.

(Ahora enfoca la cámara sobre un largo túnel de alcantarilla. Comienza a recorrerlo.)

En este mundo donde la oscuridad tiene predominio, habitan creaturas que la humanidad siquiera ha llegado imaginar que pudiesen existir, pero así es. Bajo los pies de la tranquila ciudadanía neoyorkina, habitan seres que bien pudieron haberse escapado de una película de horror; pero la madre naturaleza puede engañar los ojos de los incrédulos humanos, y esa es la razón por la que su documentalista favorito ha tomado la decisión de arriesgar la vida para llevar la verdad de estas fascinantes creaturas hasta sus hogares, contando con la única ayuda de su valor y de esta pequeña cámara de segunda mano que un valioso apoyo reparó.

(Topa con una pared.)

¡Oh! El primer obstáculo en esta importantísima causa, pero quizás, sólo quizás haya suerte…

(Palpa la pared, y de repente…)

¡Se ha abierto un tipo de pasaje! Al fondo veo una luz.

(Entra por el pasaje.)

Siendo terrenos nunca antes explorados, pudiera ser que las creaturas que habitan aquí sean peligrosas, pero también puede que no, pero, "por si las moscas", voy a paso sigiloso empleando una técnica aprendida durante mi prolongada estadía allá lejos en Japón, igual como hizo Bruno Díaz al ir a entrenarse antes de convertirse en Batman; y yo, siendo un documentalista, fui con mi clan del que procedo y del que me siento orgulloso, también para prepararme y poder afrontar los peligros como en el que estoy incursionando ahora.

Llego a un lugar que, a diferencia de los largos túneles, aquí está seco y a una temperatura agradable: es un espacio muy amplio, quizás se deba a que viven muchas creaturas en esta madriguera; también hay muchos objetos esparcidos aquí y allá, quizás son utilizados para su entretenimiento, porque imagino que estar toda la vida enclaustrados debe ser aburrido, pero no se observa ningún ejemplar a la vista ni mucho menos alguno que interactué con sus "juguetes". También observo que aquí fluye agua cristalina en una especie de estanque. Podría esperar a que alguna creatura baje a beber, pero creo que es mejor seguir explorando los alrededores.

Sin permitir que el exceso de confianza "me haga ojitos", me sigo desplazando con cautela, ayudándome a ocultarme con los objetos mismos que deben emplear las temibles creaturas que habitan este lugar tan grande.

(La cámara la enfoca hacia arriba.)

Sí es grande este lugar, incluso puedo ver que hay un segundo nivel, pero más tarde exploraré allá arriba, porque un ruido se oye un poco más allá.

(Va a donde se escucha el ruido, se agacha, entra y se arrastra, enfocando casi desde el nivel del suelo.)

Inclinándome hasta donde mis cansadas piernas me lo permiten, busco cualquier indicio de vida… ¡y la hay!

Conteniendo la euforia hasta donde me es posible, me arrastro hasta donde he visto el ejemplar, y si mi experiencia no me engaña, se trata de una especie desconocida, y como es desconocida tengo el privilegio de bautizarla, y la llamaré… Quelonius Pipedus, porque es lo que parece: es una rara especie de tortuga que camina en dos patas.

(La cámara la dirige de arriba hacia abajo, estudiando al ser que encontró.)

Este espécimen parece ser del género macho, y por las nulas arrugas en su cara, puedo deducir que debe ser joven; debe estar rondando la adolescencia. Otro detalle que puedo observar dada la corta y peligrosa distancia que he puesto entre el espécimen y yo, es una curiosa cinta color morado que trae atada en su cabeza alrededor de sus serenos ojos color café oscuro; por este simpático detalle de la cinta lo voy a llamar… Murasakiro, un término japonés que significa Morado.

(Donatelo se da cuenta de que es observado por Miguel Ángel, que está tirado en el piso, grabándolo con una cámara.)

Doni: Mikey, ¿se puede saber que estás haciendo?

(Miguel Ángel cubre con su mano la lente de la cámara.)

Mikey: Estoy haciendo un documental de la vida salvaje de las alcantarillas.

Doni: ¿Estás realizando un documental sobre la vida salvaje que habita las alcantarillas, con la cámara que me pediste que reparara?

Mikey: ¡Aja! Y si no te importa, sigue en lo tuyo.

Doni: ¿Me estás considerando a mí dentro de ese documental?

Mikey: Sip.

Doni: ¿Como parte de la vida salvaje que habita las alcantarillas?

Mikey: Te digo que sigas en lo tuyo.

Doni: De acuerdo.

(Donatelo se coloca unos audífonos y continúa en su trabajo.)

(Miguel Ángel descubre la cámara y continúa con la narración de su documental sobre la vida salvaje en las alcantarillas.)

Murasakiro parece que busca alimento entre la chatarra y fierros viejos que seguramente obtuvo hurgando en los grandes basureros de la gran metrópoli. ¡Ah! He captado la madre naturaleza en plena acción: nada se desperdicia, todo es reciclado, desde la pequeña hoja que cae del más pequeño arbusto, hasta el desecho de otro animal lo aprovecha otro animal.

(Hace un rato que Donatelo fue al basurero para recoger algunas cosas que pudiese reciclar, y ahora está revisando minuciosamente esas cosas y ver si realmente sirven o si puede reparar y sacarles provecho.)

Dejamos a Murasakiro que continúe con su almuerzo. Me retiro lo más apacible que puedo para no molestar a nuestro amiguito de la cinta morada.

(Se incorpora.)

Adentrándome de nueva cuenta al extenso territorio, me desplazo en busca de más especímenes de Quelonius Bipedus… ¡pero repentinamente surge de entre la maleza un ser muy peludo! ¡Salto para cubrirme e implorando a los Dioses que no me haya visto o que si me vio no me quiera para su almuerzo!

Ya seguro en mi improvisado escondite, observo detenidamente cada uno de los movimientos del ser que ha aparecido en escena.

(Splinter va a sentarse en su sillón favorito para ver su telenovela favorita.)

(Miguel Ángel de prisa va arrastrándose buscando estar más cerca de su Maestro para enfocarlo mejor con la cámara, cuidando no ser visto.)

Este ser es totalmente diferente a Murasakiro: todo su cuerpo está cubierto de pelo; tiene largas orejas, me pregunto si serán para oírme mejor; tiene ojos grandes, quizás sean para verme mejor… Se sienta en un mullido asiento, quizás hecho con su propio pelo, a mirar una extraña pantalla con luces mientras bebe algo caliente… ¡y puedo ver sus gigantescos dientes que segurísimo son para comerme mejor! Pero no me dejo amedrentar por su apariencia; y ya que es otra especie nueva, voy a nombrarla… Quesitus Andanti, porque es una rata que camina en dos patas. Puede que… Nuigurimi, Peluche en japonés, no sea tan agresivo como parece, bebe con mucho gusto su vaporosa bebida. Su pelo es gris pero ya presenta mechones blancos, lo que tal vez quiere decir que un espécimen llegando a la vejez y posiblemente sea el líder de su manada, si acaso Murasakiro y Nuigurimi formar parte de la misma manada; tal vez sólo conviven armoniosamente en paz.

Dejo que Nuigurimi siga embelesado con la pantalla de luces; otro día dedicaré más tiempo al estudio de su extraño comportamiento.

A pocos metros recorridos, me encuentro con otro espécimen de Quelonius Pipedus. Éste tiene, a diferencia de Murasakiro, una cinta de color azul, por lo que lo llamaré Ao, Azul en el idioma japonés.

Ao está sentado, con las piernas cruzadas, sus brazos sobre sus piernas, los ojos cerrados, y está completamente quieto. ¿Será acaso algún tipo de castigo impuesto por Nuigurumi, por haber faltado a alguna regla? ¿O será que así es como duermen los Quelonius Pipedus?

Como este es el primer video con el que sólo pretendo descubrir cuántos miembros conforman tan peculiar manada, no puedo detenerme a escudriñar al detalle sobre sus costumbres.

Dejo a Ao cumpliendo con su castigo, o durmiendo, o lo que esté haciendo, y subo al nivel superior, quizás haya más especímenes resguardados arriba, cuando… ¡a mi encuentro sale el más grande y fortachón de todos los Quelonius Pipedus! ¡Trae una cinta color rojo sobre esos feroces ojos color ámbar! ¡Ese color de cinta hace que parezca mucho más feroz de lo que su fuerte y retorcida quijada me dice que es! ¡Es… es… Akai! ¡Su cinta es roja como la sangre que va a de gustar de mi tierna y jugocita carne!

Rafa: ¿Qué andas haciendo Tontín?

(Rafael se topa con Miguel Ángel, y quiere asustarlo, porque seguramente debe estar planeando alguna travesura y no quiere que lo inmiscuya; lo mira amenazadoramente.)

(Miguel Ángel oculta tras su caparazón la cámara de video.)

Mikey: Nada… nada. Aquí pasándola.

(Da media vuelta y corre derechito a su habitación.)

Mikey: ¡Uf! ¡Por poco y soy devorado por Akai! Esto de ser documentalista de animales no es lo mío. Es hora de poner en práctica mi opción B.


-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

Este fic trata de que Mikey está experimentando con una vieja cámara de video que halló.

Su primer intento fue imaginarse lo que sería grabar la vida de los animales salvajes, pero ya no le gustó que si se encuentra con un animalito muy fiero termine como su almuerzo, así que en el siguiente capítulo pondrá en práctica su siguiente tentativa.

Si te pareció una idea muy rara o loca, es que sigo en mi fase de locura que todavía no logro averiguar por qué me ha dado. Ya quedó descartado el cereal muy azucarado porque desde hace un mes que no lo desayuno y sólo desayuno un cereal integral, pero sigo en mi fase de locura; y ya que estoy en esta fase de locura, pues hay que aprovecharla.

n.n

Comentarios, sugerencias, dudas, peticiones, aclaraciones, aplausos, zapes, jitomatazos, abucheos, reclamos, ultimátums, jalones de oreja, etc., etc., todo es bienvenido.

Muchas gracias por tomarte tu tiempo, estimado(a) lector(a), y leer mi fic.

n.n