En un lugar que no tenía exactamente una ubicación vivía una persona, fruncía el ceño mientras observaba el destino en el que se encaminaba el mundo que creó. Aquel era llamado por muy pocos el Guardián del Palacio Sagrado. Se cruzó de brazos. No paraba de darle vueltas a la idea de adelantar los planes que tenía ya elaborados. Un mal presentimiento que le aceleraba el corazón, le hizo deducir que si no ponía cartas en el asunto cosas malas ocurrirían. Habría un derramamiento de sangre innecesario y muchos caerían en la depravación. El mayor riesgo era que alguno acabara como contenedor rey, aun si confiaba en los demás djiins y su juico de no escoger caídos… Un pensamiento cruzó su mente:
Nunca se debe subestimar al enemigo y sus influencias.
Tomó una decisión y a pesar de no poder intervenir directamente en la Tierra, si traía al niño antes de lo que tenía pensado las cosas irían mejor. Su sola presencia estimularía al rukh de toda la existencia, una luz se alzaría para guiarlos a todos por el camino que deben recorrer. Después de todo era el hijo de esa persona, era obvio que el mundo daría una vuelta de trescientos sesenta grados con su nacimiento. A partir de ese día ya no estaba solo en el palacio. Un niño que resultaba ser la viva imagen de su mejor amigo lo acompañaba en esa fortaleza impenetrable. Dedicaría todo su tiempo para protegerlo y enseñarle lo que necesitara saber para no caer en la oscuridad.
Si calculaba bien, había pasado un milenio desde que el Al-Thamen volvió al mundo. La jefa de la organización, Arba o ahora con el nombre Ren Gyokuen, se casó no hace mucho con el emperador Koutoku. Era una buena forma de tener el poder necesario para manejar a su gente sin que levantaran sospechas.
El Guardián se alegraba de ver el reciente intento frustrado de ella por eliminar a sus dos hijos Ren Hakuyuu y Ren Hakuren. Era el primer paso para alejar al mundo de la oscuridad. Sonreía aliviado, algo no muy común en el djiin.
―Ugo-kun ―Una voz infantil le llamaba un par de veces hasta que le respondió con una mirada― ¿qué te tiene tan feliz hoy?
Hasta el pequeño que le fue concedido a su cargo se dio cuenta de la tranquilidad y felicidad en su rostro.
―No es nada Aladdín… Solo me alegro que dos personas muy importantes para el curso de este mundo se salvaran ―Lo observó unos momentos, notando que su amiguito no lograba entender lo que decía. Soltó una pequeña risa y prosiguió―: creo que es tiempo de que dejes este lugar.
― ¿Eh? ―Ladeó su cabeza para un lado procesando el significado de esas palabras― ¡¿Significa que veré el mundo?! ―Sonrió y saltó de aquí para allá― ¡Y tu vendrás conmigo! ¿Verdad?
―Como sabes no puedo dejar esta fortaleza ―Sus palabras desanimaron al de ojos cobalto― pero, hay una manera.
Todo signo de alegría y vida resurgieron en el menor. Abrazaba a su gigante y azul amigo de la emoción. Estaba tan ansioso de comenzar un largo viaje que ignoraba todo tipo de potencial peligro que podría pasar en el futuro.
Aladdín a sus diez años de edad nunca había sido capaz de presenciar tantas cosas y sentir tanta alegría por ello. Según su único amigo y protector Ugo, fue traído al mundo siete años antes. Mas, si le preguntaba el por qué nunca recibía respuesta de Ugo. Así como la razón de su existencia.
Por aquel entonces había terminado en la capital de Kou. Recorría el lugar subido en su alfombra mágica llamando la atención de los nativos como guardias de palacio que murmuraban al observarlo. Estaba hambriento y agotado. Se había recostado en la pared de una pequeña casa en busca de algo de energía. Se debía un descanso luego de usar el poder de su estómago. Entonces sintió una sombra cubrirle del caluroso sol de verano que impactaba directamente en su persona. Un adolescente de pelo albino y orbes grises estaba parado delante de él. Algunas pecas manchaban el puente de su nariz y resaltaban debido a lo pálida que era su piel. Este le fulminó con la mirada hasta que el menor lo saludó entusiasmado como siempre lo hacía. El mayor solo se limitó a preguntarle:
― ¿Y tus padres?
Fría. Así describió su voz y de algún modo se sintió incómodo. No dudó en decirle que no sabía quiénes eran, agregando que la única persona que conocía era Ugo. Señaló su flauta y exclamó felizmente para aclarar las dudas de ese sujeto:
― ¡Ugo-kun es mi compañero! ―Sonrió de oreja a oreja y procedió a tocar una nota del instrumento dorado.
Los ojos del adolescente, prácticamente ya un hombre, se ensancharon junto al de cualquiera que pasaba.
― ¡ESO ES…! ―El hombre que se hacía llamar Ja'far jaló al chico dentro de su hogar apenas Aladdín dejó ver el brazo musculoso y azul de su confiable amigo. Los guardias corrieron en dirección al palacio, Ja'far sabía lo que significaba.
Prácticamente le interrogó, haciéndole varias preguntas al pequeño acerca de la procedencia del genio. Aladdín necesitó una breve explicación sobre los djiins y los calabozos para poder estar en tema. Sin embargo, no podía explicar del todo bien cómo su amigo acabó en esa flauta.
―Entonces no conquistaste un calabozo, solo se te dio esa flauta ―resumió el albino frunciendo el ceño.
―Sí, y ahora viajo por el mundo para descubrir quién soy.
―Así que no tienes donde ir ―se dijo a sus adentros, al juzgar por lo ligero que viajaba―. Te quedarás hoy aquí ―sentenció Ja'far acercándole unas frutas al jovencito.
La mirada azulina de ese niño se iluminó, tomó una de las manzanas y agradeció por la comida mientras la masticaba alegremente.
― ¡Gracias nii-san! ―exclamó desbordante de alegría.
―Mi nombre es Ja'far ―aclaró el albino.
― ¡Y el mío Aladdín!
Lo que pareció ser solo un día, se transformó en semanas y así hasta llegar a ser un mes entero. De algún modo se encariñó con su nuevo y joven huésped, tal vez al sentir empatía porque se hallaba solo y sin familia. Quizás no quería que acabara como un esclavo, para niños de su edad era peligroso andar solo.
Un día de esos el pequeño se mostró curioso por la vida de la persona que le ofreció alojamiento. Aladdín no tenía mucho que decir de la suya, así que supuso que Ja'far tendría algo que contarle.
Él lo miró algo desconfiado, no sabía si debía contarle o no sobre él. Pero al final, algo en él le transmitía cierta confianza.
―Cuando era un niño fui entrenado para ser un asesino.
La primera declaración no hizo que el semblante del menor cambiara por sorpresa o pánico. Siquiera lo que vino después.
―Una vez me enviaron a liquidar a cierto objetivo que acabó por convencerme que no podía seguir de ese modo y debía tomar una decisión. Me uní a su grupo y viajamos por muchos lugares, aprendí muchas cosas. Pero, sentía que ese no era mi camino y me separé para construir mi propia vida.
― ¿Y quién es una persona que te convenció?
―Su nombre es Sinbad. ¿Lo conoces? ―Recibió un gesto de negación en respuesta― ven, mira esto ―Tomó un pergamino y el niño asomó su cabeza para leer.
―Las aventuras de Sinbad ―dijo en voz alta.
―Sí, ese es el hombre que me ayudó a abandonar la vida llena de sangre que llevaba hasta ese momento. Actualmente fundó un nuevo país, aunque aún no es muy conocido. Se llama Sindria y ha conseguido varios países aliados.
―Sindria… Eh… ¿Cómo es ese lugar? ―Sus ojos azules brillaron de curiosidad.
―No sé realmente, nunca fui. Aquella gente que fundó ese país son mis amigos, espero un día volverles a ver ―explicó Ja'far recordando aquellos días. Se metió dentro de sus pensamientos hasta que la voz de Aladdín lo sacó de su mundo―. ¿Eh? ¿Dijiste algo?
― ¿Por qué no los seguiste Ja'far-niisan? Eran tus amigos.
―Bueno, a veces uno tiene que emprender un viaje solo si quieres encontrar las respuestas que necesitas. Aun no sé muy bien que hacer de mi vida ―y agregó inmediatamente―: aunque entiendes de lo que hablo.
― ¡No! ¡No estoy solo! Ugo-kun va conmigo, siempre estuvo ahí para mí. Además, ahora también tengo a Ja'far-niisan.
―Ya veo ―Iba a seguir hablando si no hubiera oído unos golpes en su puerta.
Había tres guardias parados frente a la morada, uno de ellos dijo:
―Por órdenes del emperador solicitamos que nos entregue al niño que se aloja con usted.
Ja'far se sorprendió de tal solicitud ¿qué diablos planeaban hacer con Aladdín?
N/A
Hola a todos aquellos que se metieron en esta humilde historia. Les dejo el primer cap de este fic en el que aún estoy trabajando, haciendo esto aquello y lo otro. Como tengo más definida la historia en retrospectiva decidí publicar el primer capítulo para conocer la opinión de ustedes, fans de este ship °u° probablemente me demore en actualizar ya que tengo como prioridad acabar "Hasta que te diga te amo" y "Rukh rojo". En especial esta última en la que vengo trabajando desde hace casi un año. No soy de los que tienen tres mil fics porque si no estaría demasiado saturada, estoy por volver de las vacaciones al colegio y entre eso, clases particulares y la salud a veces no me da el tiempo XD sepan comprender.
¡Dejando eso de lado! ¡¿Qué opinan?! ¿Gusta la idea? ¿Les gustaría leer más? 7u7
Muchos deben estar en plan wtf que onda con este fic. Por ende les diré esto XD:
-Sí, es un fic Alakou.
-Sí, debería aparecer Kougyoku después de todo es ALAKOU.
-No, no aparecerá por ahora porque no se me antoja. Si les clavo a Kougyoku y su encuentro con Aladdin y omito esto no entenderán nada de nada.
-Si, podría recurrir al flashback. Pero no se como engancharlo sin que ocupe más de un cap. Por ende decidí mostrar todo de forma cronologica a excepción de alguna cosa que si mostraré en un flashback.
-Les recomiendo ser pascientes, supongo que valerá la pena.
-El encuentro entre nuestros queridos shippeables magi y princesa se encontrarán de una manera nuca antes vista.
Muchas cosas cambiarán, algunos personajes tomarán otros rumbos en su vida en busca de una vida mejor, otros llegaran a vivir mucho más (con esto me refiero que el personaje que debería estar bien, PERO BIEN MUERTO lo traeré a la vida, celebrad!). Las cosas son muy diferentes al magi que conocemos, aunque seguiré el curso de algunas cosas 7u7
Me gustaría saber la opinión de todos ustedes, si esto apesta o no. Igualmente continuaré la historia XDDDDDD pero no viene mal escuchar lo que piensan otros.
Créditos del título a mi hermana del alma Argen, tu que me jalaste al lado del Alakou, ¡eres la mejor!
Con esto me despido, nos vemos pronto jejejejeje en dos semanas supongo que ya tendré listo el siguiente cap.
Noami-chan
