Prólogo

Cuando Albus Severus Potter se despierta con un mal día, con un presentimiento extraño de que algo malo va a sucederle en los días posteriores, cuando un alumno se ha pasado toda la noche haciendo hechizos para que llueva en el Gran Comedor, ese mismo día es cuando, en mitad de noviembre, la directora McGonagall da la noticia de que hay una alumna nueva en Hogwarts que, por unas extrañas circunstancias, no ha podido matricularse antes en el mejor colegio de magia y hechicería.

Desde la llegada de Nerissa Bloxam, Albus ha estado cada vez más reprimido y agotado y, por una extraña razón, le echa las culpas de ello a la nueva, íntima de su hermana Lily y de su prima Rose desde su llegada. Albus se siente estúpido al ver cómo a todo el mundo le fascina esta nueva alumna y, cuanto más le gusta a los demás, más insignificante se siente él.

Albus nunca ha sido un chico celoso ni le ha gustado el protagonismo al que se ha visto sometido debido a su apellido pero, cuando llega Nerissa, no puede evitar pensar que todos sus males se deben a su presencia porque, desde que ella llegó no se ha sentido bien en ningún momento. Sus mejores amigos Pollux y Lycoris piensan que Albus se está volviendo loco, ¿cómo va a hacerle algún mal Nerissa sin conocerlo de nada?

Un pasado que todos creen conocer, un presente que está en proceso y un futuro que, supuestamente, no se puede saber. Dos personas opuestas, Albus y Nerissa, una rivalidad dentro de la misma casa. Una atracción por lo extraño, por lo desconocido.

Nerissa, una persona directa y sin escrúpulos.

Albus, una persona inocente y fácilmente corruptible.

Dos destinos que se han mezclado en el momento oportuno, en noviembre del quinto año de Albus Potter, del quinto año de Nerissa Bloxam. A sus dieciséis años se verán obligados a competir entre ellos, a sufrir las consecuencias de su extraña conexión, a abrumarse con sus parecidos y, con mucha más frecuencia, desencantarse con sus diferencias.