skjaflwemkjaw Lo prometí hace caleta de tiempo~ -se esconde- Pero bueh~ lo importante es que lo termine ;0; Tuvo que caerseme el inet pero lo termine x'DDDDDUu

Va dedicado con mucho amorsh~ (?) a Dann porque la amo u/ú -huye gaymente y vuelve con un mostacho (?!)- Ok ya u/ú


El castaño se removió entre las sabanas, quitándolas un poco, pudo notar la claridad de la habitación aun con las cortinas cerradas. Ya era de día. Se alarmó mirando a su alrededor, esa no era su habitación… Y viendo la enorme bandera blanca y celeste que cubría parte de una de las paredes, sabía a quién pertenecía. Nuevamente se escondió bajo las sabanas al escuchar la puerta abrirse repentinamente.

- Che, ¿ya despertaste? – Pregunto alegre aquella voz descubriendo un poco el cuerpo del chileno en la cama.

Manu se le quedo mirando.

- ¡¿Por qué chucha 'toi en tu cama?! – Grito cubriendo con las sabanas su pecho desnudo - ¡Te la corto si me hiciste algo, weón! – Gruño mirando desconfiado al argentino.

- ¡Sabes que si te hubiera hecho algo no te podrías ni mover, querido! – Rió el rubio.

- Ya… ¿y por qué estoy en tu casa? – Pregunto ya más calmado aun alejándose un poco del argentino que se había sentado a su lado en la cama sonriendo.

- ¡Mira que estabas borracho anoche como para no acordarte, che! – Rió tocando levemente el mentón del castaño mientras este lo quito con un gesto de molestia en su rostro – Dijiste que tenías problemas con tu mama y yo re-groso te deje dormir conmigo~ - Sonrió.

Luego de escucharlo, el chileno recordó el porqué había estado bebiendo tanto, el motivo de su mal humor los últimos días… Su madre, que siempre la agarraba con él por parecerse tanto a su padre, Antonio, el español con quien su madre había tenido un bello romance y un buen matrimonio antes de enterarse de que tenía otros hijos, y desde entonces la mujer le ha odiado, a él y su sonrisa que la había cautivado en algún momento… sonrisa que su hijo había heredado de él.

El castaño gruño molesto, no era su culpa parecerse a su padre.

- Estabas re-lindo anoche~ - Dijo el argentino melosamente como si estuviese en su propio mundo – No querías ni que te dejara solo~ - Murmuro sonrojándose levemente, causando algo de enfado en el castaño que le miraba.

- No tomo nunca más… ¡¿Aónde está mi camisa?! – Gruño buscándola por el suelo y sobre la cama.

Termino por verla en la mano del argentino y al tratar de agarrarla este la alejo, sonriendo triunfante al ver como el chileno casi resbalaba de la cama.

- ¡Ya dámela, tengo frio, weón! – Gritaba tratando de alcanzar su camisa en manos del rubio, mientras este reía divertido.

Logro alcanzarla en lo que él creía un descuido de Martín, pero nada más lejos de las verdaderas intenciones del rubio. Aprovechando la distracción del castaño, le tomo de la cintura, abrazándolo.

- Che, si no te hubieras desmayado anoche, no te podrías ni levantar~ - Susurro en el oído del chileno, casi como si ronroneara, causándole un fuerte sonrojo.

Rápidamente le soltó, riendo un poco mientras le miraba. Manu apretó los dientes con frustración, dejaría de beber, ¡definitivamente lo dejaría! O por lo menos, no bebería sin antes asegurarse de que no se encontraría con ese weón.

Mirándole fijamente, casi rogando que las miradas mataran, mientras se acomodaba la ropa, noto un moretón bajo la clavícula de Martín.

- ¿Qué… te paso en el pecho? Teni' algo… - Dijo el castaño acercándose un poco para mirar.

El rubio se miro, levantando su ropa por el cuello.

- No, nada, nada~ - Sonrió cubriéndose – no te preocupes – Murmuro dándole la espalda.

El chileno bajo un poco la mirada, se le cruzo por la mente que solo tal vez se habría herido en alguna de esas estúpidas peleas de bandas… tal vez por su culpa… porque el rubio se había decidido a defender el territorio donde estaba la casa del castaño…

- Aweonao'… - Murmuro impulsivamente dándole también la espalda al argentino terminando de abotonar su camisa.

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El castaño lloraba, lloraba sujetándose del pecho del argentino que estaba sentado a su lado en la cama.

- ¡Ni se te ocurra dejarme solo, weón…! – Sollozaba sin mirarle.

- Sí, sí, tranquilo, che – Sonrió Martín acariciando suavemente los cabellos del chileno – Manu, mírame – Dijo con una voz tranquila mientras sonreía, el castaño solo negaba con la cabeza repetidamente, no quería que viera sus lágrimas - ¡Mírame, che! – Sonrió tomando entre sus manos el rostro del chileno.

Finalmente levanto el rostro, desviando la mirada en un inútil intento por ocultar aun sus lágrimas. Martín sonrió, a pesar de siempre insultarle, gritarle y haberle roto el corazón… lo amaba, no podía negarlo, lo amaba.

Amaba a ese temperamental chilenito.

Se acercó lentamente, casi esperando a que el chileno le gritara y lo alejara, cosa que no ocurrió, se dejo besar suavemente aun derramando amargas lágrimas de sus ojos, se aferro a la espalda del argentino profundizando más aquel contacto.

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Una voz le despertó de su sueño, o lo que él llamaría pesadilla, una voz que le llamaba con un "che" mientras le movía suavemente por el hombro, gruño apartándolo y acomodándose, lo más que se podía, sobre la mesa del salón de clases para seguir durmiendo aunque tuviera que recordar la noche anterior.

- ¡Despertate, ya terminaron las clases, che! – Rió el argentino aun sacudiendo al castaño por los hombros.

- ¡Déjame, no quiero llegar a mi casa! – Gruño el chileno levantando apenas la mirada y volviendo a bostezar como había hecho la mayor parte de la mañana.

- Che, pero ¿Qué pasa, mi huasito? – Pregunto acercándosele melosamente para luego abrazarle – Sabes que yo te puedo ayudar con lo que sea, che… - Ronroneo en su oído haciendo que un escalofrío recorriera la espalda del chileno.

- Eh… mejor ya me voy… - Se levanto de la silla tomando sus cosas y metiéndolas al azar en la mochila, se detuvo al sentir que el rubio le acorralaba por la espalda contra la mesa – O-Oye… estai' muy cerca… - Murmuro aun inmóvil.

El argentino solo se disculpo apartándose rápidamente. Manu le miro, sorprendido de que hiciera caso a la primera sin replicar ni nada, se despidió mientras el rubio le daba la espalda mirando por la ventana.

El castaño se quedo justo delante de la puerta de su casa, dudando si entrar al escuchar los furiosos gritos de su madre hacia quien parecía ser su padre, este pidiendo que la mujer se calmara.

- Janequeo, por favor… solo quiero ver a nuestro hijo…

¿Hace cuánto que no escuchaba la voz de su padre…? Dudaba incluso recordarla, ni hablar de su rostro.

- Es mi hijo ahora, no suyo, y ya es arto tarde como para que venga ahora queriendo verlo – Decía su madre cortante.

Finalmente, se decidió a simplemente entrar e irse a su cuarto, como hacía casi siempre. Paso como si nada cerca del living pero Antonio, su padre, lo vio subiendo la escalera e inmediatamente sonrió.

- ¡José Manuel! – Le llamo alegremente.

El chileno se detuvo y permaneció ahí unos segundos, suspiro y dio la vuelta, bajando nuevamente.

- Papá… ahora me dicen Manu nomah… - Murmuro bajando la mirada algo sonrojado. Nervioso por la mirada tan alegre de su padre al verle.

- ¡Cuánto has crecido, hijo! – Rió abrazándole fuertemente sorprendiendo al menor que finalmente sonrió, últimamente el único que lo abrazaba era… ese argentino…


Lo dividí en dos porque era largo como un ganado de vacas (?) -Muuuuuuu~y largo (?!)- Okay, no tanto pero igual lo dividí~ Mañana quizas(?) subo la otra parte c:!

Good Bye~~ (?)