Otra vez ese ruido infernal. Ese ruido que empezaba después de un momento íntimo con ese estúpido francés con traje y pasamontañas. Ese ruido que le impedía descansar cada vez que estaban juntos. Ese ruido eran los ronquidos de Spy.
Sniper aún no había cogido el sueño cuando la serenata empezó. Estaba algo desorientado al principio pero al ver su ropa esparcida por el suelo, varias botellas de alcohol vacías y el espía durmiendo a su lado en la pequeña cama de la caravana recordó lo que pasó aquella noche. Se incorporó un poco, liberándose así del abrazo de Spy, y se frotó los ojos algo molesto. El francés se encontraba boca arriba, sin su pasamontañas y por lo visto se había dormido con el cigarro en la boca, cosa que había provocado pequeñas quemaduras en la sábana. "Otras sábanas a la basura" pensó el australiano, pero ese no era el problema.
Se acercó a Spy y lo sacudió un poco para ver si se despertaba o si al menos era consciente de lo molesto que resultaba. No funcionó. Probó de tirarle de las mejillas pero tampoco hubo resultado: Spy estaba profundamente dormido. Sniper dio un par de vueltas por la caravana para encontrar donde dormir pero los ronquidos se escuchaban con la misma intensidad por todas partes. Tenía que madrugar y si no descansaba lo suficiente, estaría dormitando en su puesto de francotirador y no estaría atento a la hora de interceptar espías. Tenía que hacer algo rápidamente. Miró su colección de Jarates de la estantería pero supo que no era buena idea así que al final se decantó por tirarlo de la cama y ocupar él su puesto.
Spy se despertó del golpe a la cabeza que se llevó al caerse de la cama y darse contra la mesilla de noche, cosa que provocó la caída de varias botellas vacías. Se levantó y vio que Sniper ocupaba su puesto en la cama. "Maldito campesino australiano…" pensó, y planeó vengarse pero estaba demasiado cansado para hacerlo. Se acostó a su lado y cerró los ojos de nuevo intentando dormir, pero la tranquilidad duró poco. Ese ruido infernal de nuevo. Ese ruido que empezaba después de un momento íntimo con ese estúpido francotirador australiano. Ese ruido que le impedía descansar cada vez que estaban juntos. Ese ruido eran los ronquidos de Sniper.
