Bueno, por desgracia, yo no soy rica ni me llamo J.K Rowling, así que no, nada de lo que aquí aparece es mío, salvo algún personaje como Kara. Que penita... con lasn ganas que le tenía yo a Remus y a Sirius XD.
Bueno quiero agraceder a ELENA ( Arianne) su ayuda con el título, que casi se deja las pocas neuronas que tiene, la pobre. (ES BROMAAAA!). También le doy las gracias a mi Dama de Luna que también ha puesto de su parte, y a Cristina, una buena amiga que me ha dado consejos para el fic. A las tres, por apoyarme y animarme a subirlo. Este capi va dedicado a vosotras .
1. Cumpleaños ¿Feliz?
Un súbito movimiento se produjo en la oscuridad, una muchacha se incorporó asustada. Escrutó la negrura de la habitación en busca de la figura que creía haber visto, pero no logró encontrar nada. Un dolor punzante apareció en su antebrazo izquierdo y como acto reflejo se llevo la mano a éste. La llamaba. Se levantó de la cama con el mayor sigilo posible, sin querer despertar a sus compañeras de habitación. Cambió su pijama, por una túnica negra, y una capa igualmente negra. Se puso unas botas y salió de su habitación. Por el camino trato de ordenar, o al menos adecentar su pelo, en parte lo consiguió.
Caminó por los pasillos del castillo teniendo cuidado de no encontrarse a nadie. Para asegurar su integridad, hizo aparecer una capa de invisibilidad. Justo cuando terminaba de taparse con ella, el celador, Filch, apareció detrás de un tapiz. A su lado iba aquella gata raquítica, la Señora Norris, tuvo unas inmensas ganas de arrearle una patada, ero tuvo que contenerse. No debía arruinarlo todo ahora. Pasó por debajo del brazo del conserje, que levantaba un enorme farol, y por fin consiguió salir a los terrenos del colegio.
Antes de seguir analizó la situación y si estaba segura de lo que iba hacer. Aunque no lo estuviera, de todas maneras, no le quedaba otra alternativa.
Diablos…ella que siempre había sido responsable…Ahora ya sabía los efectos del alcohol, y las consecuencias que le había traído. Hermione le había visado, Ginny también, pero no les había hecho caso y había seguido bebiendo. Si alguien le contaba su historia a sus amigos, lo tomarían por loco. ¿Ella¿La segunda Doña Perfección de la Casa¡Ja!. Ni el más tonto de los tontos le creería. Pero ahora ya no había marcha atrás, lo hecho, hecho estaba, y tendría que aguantar como fuera.
Asegurándose de que nadie la observaba, comenzó atravesar los terrenos del colegio. A pesar de llevar la capa de invisibilidad, había que ser precavidos.
Al llegar al Bosque Prohibido vio que había alguien esperándola. Otro problema de ser menor… no poder aparecerse…
El encapuchado no le dirigió la palabra, simplemente le tendió una mano, que ella aceptó. Cerró los ojos, y cuando los volvió a abrir, se encontraba en una sala iluminada por antorchas. En el centro se encontraba un…trono de madera oscura en el cual había tallados algunos dragones. El desconocido se alejó de ella, reuniéndose con otros tantos encapuchados que hablaban en susurros en una esquina de la habitación. Ella se quedó donde estaba sin saber qué hacer. Ya había asistido antes a esas reuniones, y nunca le habían gustado, y ésta, presentía que le iba a gustar aún menos. Pero tuvo que alejarse de sus pensamientos porque un chirrido anunció que una puerta lateral se abría dejando paso a su señor.
Pronto todos lo grupos se disolvieron y formaron un círculo alrededor de aquel trono, ella precavida, se ocultó atrás del todo.
Toda la sala se quedó en silencio esperando a que el dueño del trono entrara. Éste no se hizo esperar, la quemazón de su antebrazo izquierdo se lo indicaba a todo el mundo. Pero cuando éste se dignó a entrar, un murmullo de sorpresa se extendió rápidamente por todos los presentes. El que se había sentado no era aquel al que esperaban ver, pero la sensación de su presencia no había cambiado. Nadie entendía lo que en ese momento estaba pasando. En el trono había sentado un hombre que no debía superar los 35 años, de unos penetrantes ojos azules y el cabello rubio oscuro tirando a castaño. ¿De veras era él?
Con un movimiento de su mano hizo callar a todos los presentes, y con una tranquilidad pasmosa se sentó. Una mueca burlesca se dibujó en su boca y paseó su mirada por todos los presentes. Escrutó la oscuridad de sus rostros. Algunos lo miraban expectantes, otros atemorizados, algunos con indiferencia…
-Siento haberos reunido así de sorpresa, amigos- dijo sutilmente.-, pero tenía varias cosas que anunciaros. La primera la podéis ver con vuestros propios ojos.-Observó a todo el círculo de personas que se arrodillaba ante él.- Gracias a un fiel servidor, a partir de ahora tendré el privilegio de andar por la calle, como una persona normal, si correr el riesgo de ser descubierto, lo cual nos da ventaja. El único problema va a ser que voy a tener que ir quitándome a las mujeres de encima- varios mortífagos rieron ante este comentario. Ella sólo se limitó a arquear una ceja y mirar con repulsión a su "amo". Al igual que a las otras pocas mortífagas que formaban el grupo, el comentario no les había hecho ninguna gracia.-Creo adivinar que a nuestras queridas mujeres el comentario no les ha hecho mucha gracia. Pero tranquilas queridas, hay para todas- otra vez esa sonrisa burlesca y otro estúpido comentario machista. La sangre comenzaba a hervirle.- Pero bueno, prosigamos. La otra noticia es que en estos momentos alguien cumple años entre nosotros. ¿Verdad, Señorita Langdon?
En pocos segundos sintió que toda la sangre de su cuerpo se congelaba. Se refería a ella. Ahora ya sabía porque tenía ese mal presentimiento.
-Venga, Kara, no seas tímida y acércate.
Ésta gruñó para sus adentros, y muy a su desgana se levantó, y paseo entre varias filas de mortífagos para llegar hasta su señor. Por el caminó cerró completamente su mente, pues sabía lo experto que era leyendo los pensamientos. Por suerte ella también era una experta evitándolo.
"Por fin" llegó hasta los pies el trono, y antes de seguir avanzando hizo una reverencia, con el rostro aún oculto por la capucha de su capa.
-Puedes descubrirte el rostro.-dijo él.- Bueno, bueno. Aquí tenemos a nuestra pequeña mortífaga sangre-sucia gryffindor que se hace mayor- las risas no se hicieron esperar y Voldemort miró directamente a los ojos de la muchacha, quien no pudo aguantar la vista mucho tiempo.- Quién me lo iba a decir a mí, que terminaría teniendo a una gryffindor entre mis filas. Pero claro, tú no tenías que ir a Gryffindor, tu lugar estaba en Slytherin. Tu padre trabajaba muy bien, muchos lo admiraban, yo respetaba su trabajo, siempre fue uno de los más eficientes.- mientras hablaba no dejaba de mirarle, y su boca formaba esa sonrisa torcida, a la que ya estaba empezando a acostumbrarse.
Maldijo a su padre, por su culpa ella estaba donde estaba en esos momentos. Había ligado su vida a los mortífagos y ahora ya no podía hacer nada para oponerse. Un testamento mágico obligaba a los herederos a cumplir con lo que el fallecido decía, ella como única heredera debía cumplir la voluntad de su padre. Su madre había fallecido al darle a luz, y su padre había muerto a manos de uno de los aurores del Ministerio. Ahora sólo le quedaba Hogwarts… y los mortífagos.
Para unirse al grupo una tenía que cumplir tres pasos, el primero era ser marcada. Ese requisito lo cumplía desde los 4 años. Había cargado desde esa edad con la sombra del poder oscuro sobre sus espaldas, con la marca en su antebrazo y la quemazón que le acompañaba. El segundo paso era bien sencillo: presentarse ante los mortífagos y aceptar plenamente la marca, diciendo que había sido marcada voluntariamente.
Ahí el culpable había sido el alcohol. Después de una noche de juerga, no se le había ocurrido otra cosa que aceptarla, para placer de Voldemort. Entonces su padre ya había fallecido. Y el último, el más importante. La aceptación de todos los mortífagos. Uno de ellos, tenía que activar su marca, permitiéndole así participar plenamente en las actividades del grupo.
- Bueno, espero que te sientas orgullosa de ser hasta ahora, la mortífaga más joven de la historia.- " me encantaría renunciar a ese honor, pero por desgracia no puedo"
-Por supuesto mi señor-dijo inclinando la cabeza.
-El legado Langdon, eres igual que tu padre. Sé por experiencia que piensas más de lo que dices. Pero esa es una de vuestras características que os ha mantenido vivos. No sabes cuánto me alegré cuando tu padre te trajo aquí, por primera vez, con apenas 4 años, para ser marcada. Empezaba a pensar que se echaría atrás y querría dejarte a ti fuera de esto. ¿Lo recuerdas tú, Malfoy?-dijo dirigiéndose a un encapuchado, el más próximo a él.
- Cómo olvidarlo, señor.
-No creo que tu memoria alcance, pero siempre has sido una mimada entre los mortífagos- esta vez, el Señor oscuro sonrió plenamente, aunque sus ojos se mantuvieron igual de fríos que siempre.- La pequeñaja del grupo, la que siempre iba correteando de un lado para otro, y causando estragos. Creo que Djin es el mejor testigo.- varios rieron, pero Kara no pudo comprender el porqué. Su padre siempre le había dicho que era un poco terremoto, pero recordaba que en todas las reuniones se había comportado, aunque al final siempre terminaba estirando de la túnica a alguien para que jugase con ella- Le dejaste sin un trozo de oreja- aclaró.
Entonces cayó. Cuando ella había sido marcada, el Señor Tenebroso andaba en paradero desconocido. Solamente había pasado 4 años desde su caída, y ninguno de sus seguidores sabía de él. Había sido Malfoy quien le había marcado, y podía asegurar que él no había estado presente. Y ¿Cómo podía recordar cosas de las cuales no había sido presente y de las cuales ni siquiera ella se acordaba?
Nagini
-Lo que verdaderamente me complació fue verte por aquí hace dos años, para aceptar tu marca. Déjame decirte que nunca confié en que la aceptarías, a pesar de lo que decía el testamento de tu padre.- en ese momento Voldemort se puso en pie, dejando ver que no había perdido estatura, y que le sacaba una cabeza a Kara- Ahora sí, es hora de que te de tu regalo de cumpleaños. Arremángate la túnica.- Con pesar ella hizo caso, sabía lo que se avecinaba, pero no podía hacer nada por impedirlo. Dejó al descubierto su antebrazo izquierdo, dejando ver una Marca Tenebrosa que empezaba a difuminarse.- Acabas de cumplir los 16 años, edad requerida para formar parte de las actividades de los mortífagos. Lucius te marcó y yo activaré tu marca.- primeramente pasó la punta de su varita por la marca, provocando que la quemazón volviera y luego sin previo aviso le lazó un crucio.
Cayó al suelo de rodillas, pero no abrió la boca, ni profirió ningún sonido quejumbroso. Tampoco sus ojos lloraron. Simplemente centró toca su atención en cerrar su mete impidiendo que "su señor" la espiara. Levantó la vista, para mirarle por primera vez directamente a los ojos, y lo vio serio, casi decepcionado. Pareció aumentar la potencia de la maldición, pero ella siguió sin quejarse. Por fin, el dolor cesó. Y vio como su marca se había tornado de un oscuro color carmesí.
-Ayúdala a levantarse Colagusano.
Cuando vio que aquel hombre menudo se acercaba a ella, le lanzó una mirada fulminante y apartó el brazo que le tendía. Odiaba a esa sucia rata, sentía repulsión hacia ella. Antes levantarse sola. Y eso es lo que hizo, ante la mirada asombrada de casi todos los presentes.
-Vaya, amigo, me parece que tu presencia es non grata para ella- dijo mientras reía con esa risa fría y cruel.- Enhorabuena señorita Langdon, ya es oficialmente una mortífaga.
-Gracias señor – contestó ella mientras se colocaba bien la capa y devolvía la manga de su túnica a su sitio.
-Espera, no seas impaciente. Aún no he terminado- "Por favor, más maldiciones no"- Llevas ya 12 años entre nosotros, y no dudo de que conozcas a la mayoría de las personas que se esconden bajo esas capuchas, de todas maneras, te voy a presentar a unos cuantos. Digamos que es como si fueras presentada a la alta sociedad.- se volvieron a oír algunas risas, aunque algo más apagadas.
Voldemort comenzó a decir nombres y asociarlos con personas. A la inmensa mayoría ya los conocía, eran viejos amigos de su padre. Otros sin embargo eran nuevos para ella. También le "presentó oficialmente" a Lucius Malfoy. Aquel hombre siempre le había guardado cierta curiosidad, porque por fuera padre e hijo parecían iguales. Pero mientras se habían estrechado las manos, se habían mirado a los ojos, y pudo ver en ellos, a pesar de la crueldad y frialdad; tristeza, melancolía. Y en aquellos pozos de agua turbia también pudo ver ansias de amar y ser amado. Algo que la dejó ciertamente descolocada.
-Bien por último-dijo y la tomó de los hombros "¿Aún hay más¡Por Dios! Parece no cansarse de hablar, y yo mañana tengo clases".- Sabes que has de comenzar a entrenarte para poder ser una mortífaga eficiente y poder encontrar tu lugar. Pues tengo el placer de anunciaros –siguió diciendo con su acostumbrada hipocresía y sarcasmo.- que he decidido tomar a es linda joven como mi aprendiz.
A Kara se le cayó el alma a los pies, y los murmullos no se hicieron esperar.
Aprendiz de Lord Voldemort.
OooOooO
Poco a poco todo el grupo se fue dispersando, y fueron desapareciéndose para regresar con sus familias o simplemente echarse a dormir en sus camas. Kara aún tenía que esperar que alguien la acompañase hasta el Bosque Prohibido
-Lucius, espera. Acompañarás a la señorita Langdon hasta Hogwarts.-luego se giró hacia ella y le dijo.- No tengo por costumbre tomar aprendices, eres la primera. Lo hago porque desde pequeña has mostrado cualidades, y porque eres hija de quien eres. Espero que mi elección no sea fallida.
-No lo será, señor.
-Puedes marcharte.
La muchacha inclinó la cabeza una vez más, y se acercó hasta Malfoy padre que la esperaba junto a una puerta opuesta de la por la que había entrado Voldemort. Como ya había hecho el desconocido, le tendió el brazo para que se agarrase a él y desaparecerse.
Cuando el Señor Tenebroso se quedó solo en aquella sala, se dejó caer en el trono y se llevó los dedos al puente de la nariz en señal de cansancio. Había tomado la decisión correcta. Con un poco de suerte tendría un nuevo espía en el colegio de magia, y podría estar al tanto de las acciones de Dumbledore. Pero…algo le decía que no debía utilizar a la chica para esos fines. Su padre siempre había sido uno de sus más fieles seguidores, su memoria no se merecía que su hija acabara mal.
"Feliz cumpleaños, Kara" susurró antes de marcharse.
OooOooO
Aparecieron en un claro iluminado por la luz de la luna. Lucius se despidió de ella dejándola sola. Y Kara trató de orientarse para poder llegar hasta el castillo.
Utilizó el hechizo brújula y se dirigió hacia donde éste le indicaba. Después de una hora andando pudo divisar el castillo. Se podía ver luz en alguna de las ventanas, con lo cual, aún había gente despierta. Podía ser descubierta.
Hizo aparecer de nuevo la capa de invisibilidad y anduvo oculta bajo ella. Tuvo suerte al no encontrarse con nadie en su camino hacia la torre Gryffindor. Cuando llegó tan solo quedaban unas pocas cenizas en la chimenea, así que con cuidado de no tropezar con nada subió hasta su habitación.
Todas estaban durmiendo.
Se deshizo de su ropa y se enfundó de nuevo en su pijama.
Cuando corrió las cortinas de su cama conjuró un hechizo silenciador para que sus compañeras no pudieran oírle. Con cuidado cogió la manga izquierda de su pijma y la subió hasta que pudo ver la todavía carmesí marca. Al observarla rompió a llorar. Todavía no sabía que había hecho para que su padre decidiera atarla a ese destino, a esa vida. Aprendiz de la magia oscura. Ella, que era una sangre-sucia, una gryffindor…
Lo último que pensó antes de caer dormida fue "Que cumplas muchos años más, Kara" No se atrevía a pensar que verdaderamente ese cumpleaños fuera…feliz.
Se acabó el primer capi! ueeee! Que conste para todo el mundo que este es el capítulo más largo que he escrito en toda mi vida ( y a alguns os parecerá corto y todo XD) casi 7 páginas de word con la letra Book Antigua .
Espero que os haya gustado, y que el principio os haya parecido interesante, almenos. Ya podéis ver que sexy se ha vuelto el señor oscuro XD. Todo aquel que quiera saber como me imagino yo a Voldemort con el aspecto con el que lo describo, que me avise, me agregue o me deje su e-mail para que le pase la foto.
Muxos mikelis
Gaia-drëa
