Sus padres lo llevaban a esa nueva escuela que se encontraba a solo unas cuadras de casa, pero él no quería ir y ellos insistían con que allí haría amigos y que todo saldría bien.
En su espalda llevaba una mochila roja, mismo color de sus zapatillas y poleron, mientras su jeans era gastado en color negro. No se sentía seguro de la ropa que había escogido y tampoco de si haría amigos o se quedaría solo como tanto temía. Después de que sus padres le aseguraron que lo verían en la entrada de la escuela al final de las clases y que irían por helado, se rindió y confió en que todo saldría bien, por ello se aferró a su mochila que aún llevaba en su espalda y caminó por el largo pasillo lleno de estudiantes, ese era su primer día de clases e iba a cuarto año de primaria, ya que sus otros cursos fueron en otro sitio.
-¿Eres nuevo?-preguntó alguien a sus espaldas y sintió alivio cuando alguien le hablo, por lo que volteó a ver.
-Sí-dijo suavemente y sin que su cabello castaño se moviera al girarse, se encontró con una mirada ruda y una sonrisa de burla, no lo reconoció así cuando lo vio-soy Barry Allen-dijo extendiendo su mano al niño que podría ser dos años mayor que él.
-Tony Woodward y no olvides ese nombre-dijo empujándolo contra los casilleros, se tropezó cayendo al suelo y sintió como su jugo se rompía en su mochila y comenzaba a manchar el suelo y su ropa.
-¿El niño aún debe usar pañales?-dijo Tony apuntando y haciendo que todos se rieran y rodearan al castaño. Barry miró a todos lados, se sentía desprotegido y quería salir de ahí, por lo que corrió por el pasillo y dobló hasta encontrar una puerta que dedujo sería el baño, ingresó y se aseguró de que nadie lo seguía. Se quitó la mochila y la dejó en un rincón para observar su ropa y notar que no había mucho que hacer, estaba pegajoso y su autoestima dañada. Solo tendría que refugiarse en ese sitio hasta que sus padres volvieran por él.
Pasó el tiempo, lo que supuso serían horas y solo esperaba alguna campana que le anunciara que se podía ir de ese horrible lugar. Solo quería los brazos de mamá y la sacudida de pelo que papá le daba todos los días, no quería defraudarlos, pero tampoco estar ahí.
-Te digo que no me interesa Dig-dijo alguien ingresando al baño, mientras Barry se había escondido en uno de los cubículos y su mochila quedó en el suelo casi en la entrada.
-Pero a ella…-el segundo niño tropezó con algo y cayó de cara al suelo.
-¡Dig!-gritó alarmado el otro niño y ayudó a su amigo a ponerse de pie-¿estás bien?-preguntó mirando al otro chico que no era mayor que él, pero sí más alto. Tenía unos ojos café oscuro al igual que su piel.
-Gracias, Ollie-dijo poniéndose de pie y mirando a su amigo, quien era más bajito de cabello rubio y ojos azules, los que envidiaba, porque gracias a eso tenía la atención de todas las chicas.
-¿Qué ocurrió?-dijo lavando sus manos, ya que venían de la clase de arte de sexto año de primaria y ambos estaban llenos de pintura.
-Tropecé-dijo mirando a su alrededor y notando una mochila roja-creo que fue con esto ¿alguien quería hacer una broma?-dijo molesto, ya que gracias a eso la pintura que estaba en su polera se había esparcido más y ahora lo ensuciaba completamente.
-Puede ser-dijo el niño rubio y observó a todos lados-creo que ya sé quién fue-dijo caminando a un cubículo y abriéndolo con suavidad, allí había un niño sentado en el suelo y que tenía los ojos fuertemente cerrados mientras abrazaba sus piernas.
-¡Él fue!-gritó Dig viendo junto a su amigo que el niño más pequeño temblaba notoriamente.
-Lo dudo-susurró Ollie acercándose-asegurate de que nadie entre-dijo y al instante el moreno salió del baño y se puso como guardia en la puerta, eso lo tenían practicado y nadie se atrevía a entrar cuando sabían que el rubio estaba dentro. Todo porque eran de sexto año.
Se puso de rodillas junto al otro niño y notó que debía ser nuevo, porque nunca antes lo había visto, pero sintió como su corazón se estrujaba al notar el surco de lágrimas que se había formado en sus mejillas. Algo le había pasado.
-Hey-susurró con suavidad y colocando una mano en el hombro del castaño-está todo bien, no te haré daño-dijo hablando con calma y recordando como mamá lo ayudaba a hablar cuando las cosas estaban mal.
-Hey-susurró el otro niño y su flequillo tapaba sus ojos, por lo que el rubio se atrevió a mover el pelo con una de sus manos y descubrió unos hermosos ojos verdes que lo miraban con miedo.
-Soy Oliver Queen-dijo ofreciendo su mano al otro niño.
-Barry Allen-murmuró estrechando su mano y sintiendo como todo se calmaba, solo con ese tacto y la mirada azul que le era brindada.
-Hola Barry-dijo con una sonrisa-¿eres nuevo?-preguntó con suavidad y solo vio un asentimiento por parte del que se encontraba sentado.
-Sí, hoy llegué a cuarto, pero tuve un accidente-susurró bajando la mirada, a lo que el rubio miró la ropa del castaño y notó que estaba mojado, pero deducía que algo tenía que ver con la mochila que estaba afuera.
-A todos se nos rompe el jugo el primer día-dijo con una sonrisa cálida y notando que había dado en el blanco al ver la mirada de sorpresa en los ojos verdes.
-¿A ti también te pasó?-dijo con suavidad y esperando una respuesta afirmativa.
-Sí, también me encontré con Tony el primer día-dijo con una mueca y notando como Barry bajaba la mirada.
-¿Cómo sabes?-dijo sin atreverse a mirar al rubio
-Porque me pasó lo mismo, me empujó y caí al suelo, se rompió mi jugo y quede todo mojado, dijeron que me había hecho en los pantalones y me puse a pelear con Tony, resultado, estuve en detención hasta que mis padres llegaron y ese fue mi primer día de clases.
-¿Qué hiciste después?-preguntó asustado por la respuesta del ojiazul.
-Me di cuenta que era mi compañero de curso y debía soportarlo, luego vi que no era el único al que molestaba y comencé a hacer amigos-dijo con una sonrisa-si quieres podemos ser amigos-dijo extendiendo su mano para que se pusiera de pie.
-¿Podemos ser amigos?-dijo suavemente y notando que era del mismo porte que el rubio.
-Sí, aunque si eres de cuarto y yo de sexto, soy mayor solo por dos años, sí podemos-dijo con una sonrisa.
-Gracias, Oliver-dijo sonriendo.
-De nada, Barry-dijo sintiendo como su corazón daba un vuelco y latía descontroladamente-¿irás a clases?
-Estoy todo pegajoso.
-Tranquilo-dijo suave-Dig, ven-llamó acercándose a la puerta y apareció un chico moreno.
-Dime Ollie.
-Este es nuestro amigo Barry Allen.
-Soy John Diggle-dijo el moreno ofreciendo su mano, a lo que correspondió el castaño.
-Hola-dijo con una sonrisa.
-Necesitamos ropa limpia para Barry, Tony lo atacó a penas entró.
-Tú eres el nuevo entonces-dijo Dig mirándolo de pies a cabeza-te ayudaremos-dijo sonriendo y tomando la mochila con la que se había tropezado-hay que ir hasta la zona de detención, ahí guardan ropa perdida, podrás cambiarte y guardar tu ropa para que la laven en casa.
-Así lo hicimos nosotros el primer día.
-¿Nadie lo ha atacado?-dijo Barry con calma al ver todos los pasillos desiertos.
-No, y no seremos los primeros, solo defendemos, no atacamos-dijo Oliver ingresando a la sala de detención y buscando ropa de la talla de Barry.
-¿Tienes toda la ropa sucia?
-Solo el pantalón y mi polerón y polera-dijo con una mueca.
-Entra ahí y ponte esto-dijo el rubio entregando algunas prendas.
A los minutos salió Barry portando una polera manga corta de color rojo con un rayo amarillo al centro, mientras llevaba otros jeans de color rojizo.
-Te ves bien-dijo Oliver con una sonrisa y haciendo sonrojar al más pequeño.
-Gracias.
-De nada-dijo Dig suavemente y pasándole su mochila. Pero fue tomada por el í notó como esos dos se miraban ¿qué pasaba con Oliver? Ni se daban cuenta que seguía ahí -¿tienes clases a las que ir?-dijo rompiendo el momento que estaban teniendo esos dos o eso suponía, ya que lo había escuchado de su madre algunas veces.
-Sí, solo me perdí la primera clase.
-La de presentación, descuida, los profesores entienden cuando hay un matón en la escuela-dijo Oliver apoyando su mano en el hombro de Barry-te llevamos hasta tu salón-dijo el rubio caminando junto a él.
-Es el cuarto C-dijo mirando todas las puertas.
-Estas junto al salón de arte-dijo Oliver con una sonrisa.
-Este es nuestro salón-dijo el moreno deteniéndose delante de una puerta gris.
-Y este es el tuyo-dijo Oliver caminando junto a Barry e ignorando a Dig.
-Gracias-dijo con la mirada en el suelo y suavemente sonrojado.
-Necesitarás tu mochila-susurró entregándosela y rozando sin querer sus dedos en el intercambio, ambos se sonrojaron. A los segundos el rubio golpeó a la puerta y apareció una mujer rubia y de mirada encantadora.
-Qué necesitan-dijo mirando a ambos niños.
-Señorita él es Barry Allen y es nuevo, se había perdido en la escuela-dijo como toda razón el ojiazul.
-Muchas gracias por traerlo Oliver-dijo con una sonrisa-yo me haré cargo, puedes venir por él a la salida por si quieren jugar-dijo notando como el castaño no perdía detalle del rostro del rubio.
-Sí, nos vemos en unas horas, Barry-dijo con una sonrisa y se fue a su salón.
-Muy bien, Barry-dijo la mujer con una sonrisa-es hora de que te presentes con tus compañeros de clase-el pequeño entró y sintió calma al ver el lugar lleno de personas de su edad y estatura, estaría bien. Suspiró tranquilo y entró al lugar.
