Tormenta.

Era un día totalmente lluvioso, nadie salía de su hogar, un chico de cabello rubio, túnica verde, ojos azules y solitario, tocaba una ocarina azul, por alguna extraña razón, no paraba de tocar, cada nota que producía, los rayos se hacían más y más fuertes, haciendo que la lluvia no cesara, todo era gris, un estruendoso rayo iluminó su rostro con lágrimas que se confundía con el agua fría que caía en él, estaba totalmente mojado, en las sombras, unos ojos miraban aquél chico, con suma curiosidad, lo conocía, pero, después de los sucesos de Ganondorf, sabía que se había vuelto una persona solitaria, no hablaba con nadie, no se acercaba a nadie, sólo se ponía a tocar esa ocarina, se había hecho una rutina aburrida para él, despertar, desayunar, salir, tocar un largo tiempo, cenar y dormir, pasando al siguiente día, hacer lo mismo y así sucesivamente, ¿acaso no le aburría?. Se preguntó aquella sombra, que, de una vez por todas, y hastiado de verlo así, decidió hablar con el chico para ver qué le sucedía.

— ¿por qué tocas la "Canción de las Tormentas"?, es tiempo de que la lluvia pare, ¿no lo crees? —el rubio abrió sus orbes azules, no se le hacía raro ver a alguien parecido a él, de hecho, ya sabía de su presencia, más no su nombre, era nada más y nada menos que un niño como él, cabellera negra, túnica negra, al igual que el gorro de tez blanca, lo único que cambiaba eran los ojos, el color era extraño, eran rubíes, dos orbes carmesí como la sangre misma, facciones serias y más varoniles, con unos centímetros de diferencia que él. Decidió que ya era suficiente de tocar, y responderle, quien ya se estaba desesperando.

— ¿quién eres?

—Hey, no has respondido mi pregunta.

—Y yo te hago una a ti, hasta que no me contestes, yo no te diré mi razón el por qué parar.

El ojirubí bufó y dijo: —Soy Dark, ¿contento? —dijo, y el ojiazul murmuró.

—Sí.

—Bueno, ¿responderás mi pregunta?

—Ya me hiciste tres preguntas, ¿cuál de ellas quieres que responda?

— ¿Eh?, ¡ah!, la primera.

—Repítemela

— ¡Oye sólo responde y ya!

—Y yo te pido que me repitas la pregunta, me hiciste varias y una petición que ya me confundí.

— Bien, ¿por qué tocas la "Canción de las Tormentas"?.

—Ah esa, es lo que refleja mi alma, como me siento ahora. ¿Contento? —le dijo secamente, a lo que el pelinegro contestó:

—Sí, ¿podría tocar contigo?

— ¿Por qué quieres hacerlo?

—Para que no te sientas solo, y tengas un compañero.

El rubio sonrío, y así, le enseñó la canción de las Tormentas a su nuevo amigo, una nueva amistad se forjaría de ahí en adelante, nadie los separaría, ni si quiera las tres diosas, nadie, aunque Ganondorf volviera, lucharía contra él, ahora, teniendo un amigo con el cual compartir sus alegrías y tristezas, ya se había olvidado de su antigua amiga hada, Navi, ¿podría ser un regalo de las diosas al mandarle a Dark?, no lo sabía, pero de alguna manera, lo apreciaba, con tan sólo verlo.

Espero que les guste, lamento no poder continuar con el fic Koi Wa Sensou, no sé publicar capítulos, así que sólo publicaré One-Shot's, el fic lo pueden leer en "Amor Yaoi" tengo el mismo seudónimo, ¡sayo!.