Disclaimer: MSLN no me pertenece
El Asesino de Ojos Escarlata
Prologo
by Rikano-kun
11:40am, día Sábado, año 2073
"Altura media, cabello rojizo tomado en una cola de lado, ojos azules… objetivo en la mira, localizado en un alcance de 100mt. Hacia el norte, permiso para disparar"
"Permiso aceptado" decían tras un comunicador.
"… " El francotirador no respondía, preparando el arma de fuego, un rifle Barrett M99. El sonido de la munición cargándose fue reemplazado como la respuesta.
En medio del vacile, el francotirador tenía en la mira a la joven que muy pronto moriría de un solo balazo en la cabeza. "Apresúrate..." espeto el contratista temporal tras el comunicador, observando desde el piso de un hotel, con los brazos cruzados y una bebida entre sus manos –parecía alguna bebida alcohólica, muy lejos para saber eso, pero demasiado cerca para otros acontecimientos-, era totalmente visible para el francotirador, aunque el contratista no lo supiera; se encontraba demasiado cerca para que el mercenario no sintiera su presencia.
La mirada del mercenario se torno oscura tras escuchar esas palabras, odiaba que lo apresuraran en su trabajo. El contratista se empezó a exasperar presionando más al mercenario, con amenazas de no pagar su trabajo si no se apresuraba. El arma fue disparada, se observo un cuerpo cayendo al suelo a causa de un balazo en el pecho, se escuchaban algunos gritos en el sitio, algunos solo huyeron del lugar mientras que otros intentaron socorrer al herido.
"No me gusta que me presionen" dijo para sí, el mercenario.
"Sabía que pasaría esto, no mereces ser llamado mercenario… p-por eso contrate… dos…." Fueron las últimas palabras del contratista, ahogándose con su propia sangre. El mercenario guardo su Beretta M93r, con la que mato al hombre, reaccionando con las últimas palabras, empezó su carrera por salvar a la chica y matar al segundo mercenario.
La plaza estaba acumulada de personas, era un día festivo, el cual, las personas no la pasarían en su casa, guardados. El mercenario era el único corriendo, llamando la atención del público presente, a unos pocos metros de la chica, pero rápidamente un Mercedes negro apareció en la calle frenando repentinamente, un hombre en traje completamente negro bajo del auto, apuntando un arma en dirección a la chica, la multitud huía de la plaza y se escondían tratando de salvarse. La joven no reaccionaba, todavía se encontraba en shock, solamente se escucharon cuatro balazos en el sitio junto con gritos.
Tres procedían del arma que portaba el mercenario, mientras que el hombre que había bajado del auto solo pudo dar uno; cayendo muerto en el instante. La joven estaba en brazos del mercenario, siendo utilizado como escudo, pues fue salvada de una muerte segura.
El mercenario tomo la mano de la chica, llevándola donde se encontraba su motocicleta, antes de montarla hizo una llamada. "Hola, si… soy yo, quiero que me la traigas de regreso… si, aquí estoy, nos vemos" colgando el celular y arrojándolo a la basura, la chica se sorprendió por la acción del mercenario, pero no le dio tiempo a preguntar ya que la subió en la motocicleta, encendiéndola y huyendo de la escena.
Tras veinte minutos de viaje, la herida del mercenario fue empeorando, el sangrado no paraba además de una hemorragia interna. Tras llegar al hotel de estancia del mercenario, la joven ayudo a su salvador –siendo ilusa de que esa persona le hubiera hecho perecer-, tomo las llaves, intentando abrir la puerta lo más rápido posible para acudir al mercenario. Inmediatamente el mercenario hizo un movimiento brusco para soltarse del agarre de la muchacha.
"Yo puedo" fueron sus únicas palabras.
"P-pero el sangrado no para, déjame ayudarte" exclamo la joven de cabello rojizo.
"¡Yo puedo, esto no es nada!" repitió el mercenario retirando los guantes de cuero de sus manos para luego desvestirse de la cadera arriba, la joven apartó la vista; totalmente avergonzada por la repentina acción del mercenario. Retiro primero su abrigo negro, el chaleco y finalmente su camisa manga larga de botones; el cual estaban cubiertos por una mancha de sangre en el hombro izquierdo, el cual no era visible por el color oscuro de las telas. Estaba casi completamente desnuda, si no fuera por unas vendas que cubrían sus pechos.
La joven miro de reojo la espalda del mercenario, totalmente llena de cicatrices. La cara de asombro no falto en el momento, el mercenario saco unas pinzas, incrustándolas en la herida para sacar la bala incrustada en su carne, mordiendo su labio inferior para ahogar el llanto de dolor que lo acompañaba.
Después saco unas agujas e hilos para suturar la herida, sintiendo una cálida palma sobre su hombro.
"Déjame ayudarte, por favor" le replico la joven, tomo las agujas y suturo la herida de su salvador.
"Sera mejor que permanezcas aquí por algunos días" susurro el mercenario, dándole la advertencia, que si por alguna razón salía de la habitación iba a estar insegura afuera, o lo peor podría morir si alguien la llega a encontrar.
La joven se limito a asentir con la cabeza, tenía los ojos un poco llorosos y había terminado de suturar la herida. El mercenario después de vestir una camisa negra sin mangas, borro todo rastro de lágrimas que recorrían de su mejilla.
"Porque… me buscan?" pudo espetar finalmente la joven, tenia hecho un nudo su garganta al contener las lagrimas, el mercenario se acomodo para observar los ojos zafiro de la joven.
"Lo mismo me pregunto yo…" fue la única respuesta que dio el mercenario, no era una mentira. Aunque había sido mandada a terminar con la vida de esa joven, no necesitaban ningún motivo, lo más importante en este juego es el dinero. La razón por la que tomo el trabajo solo cumple con su beneficio, había sido decidido hace mucho tiempo, pero cuando vio a su víctima, no pudo. De todos los humanos que ha matado, no pudo terminar su trabajo por esa joven hermosa.
"Entonces, ¿porque me… salvaste?" volvió a preguntar la joven, se podían escuchar unos suaves sollozos en la habitación.
El mercenario bacilo de nuevo, lo menos que ocupa en su trabajo clandestino era obtener una vida amorosa o una persona importante para el asesino que pueda servir de palanca para llegar a llamar su atención, siendo esa la respuesta; el mercenario se enamoro de la joven tan bella y llena de energía que observo tras el binocular, sentía lastima y remordimiento por asesinar sin algún motivo a esa persona llena de vida. Terminando de matar a su jefe, y salvar a la chica.
"Yo… yo necesito decirte algo" dijo el mercenario, jalando a la joven para que se acomode en el mueble. "No tengas miedo, por favor. Pero yo soy un mercenario" afirmo con total seguridad. Un escalofrío recorrió la columna de la chica, sentía como si su alma se quebrara en mil pedazos. "Mi trabajo era matarte. Pero termine salvándote" observando a la chica temblar y llenar mas de lagrimas sus ojos, "Ahora, te protegeré si me contestas unas preguntas. Te voy a ayudar de salir de esto"
La joven no podía salir del shock, era de lo más normal en un día soleado que sales de tu casa, para tus actividades y de repente un misterioso hombre te mande a matar por medio de un Pro, este ultimo, sienta lastima por ti y te salve de tu muerte.
"Como… ¿Cómo se que no me vas a matar?" pregunto la ilusa joven.
"Crees que hubieras seguido viva a estas horas" espeto con sarcasmo el mercenario, observando el reloj en su muñeca. La joven estaba confundida; no sabía cómo debería actuar, temer a esa persona o darle las gracias. Limitándose a bajar la vista y apretando los puños.
"Primero necesito tu nombre completo"
"Yo todavía no confió en ti" le advirtió la joven.
"¿Eh? Humm… esta bien" dijo el mercenario levantándose de su asiento, la joven palideció esperando lo peor, el mercenario tomo una pistola el cual se encontraba almacenada en un gabinete. Asegurándose de contener balas, se la entrego a la chica.
"Si hago algo extraño o sospechoso, tienes el derecho de matarme" decidido el mercenario, se dirigió a la cocina, el cual se podía observar los movimientos aun en la distancia del salón principal. Al momento que llego a la sala, apoyo dos tasas llenas de café en la mesa del salón. "Escoge cualquiera" dijo seguido de tomar asiento, la joven se sentía aturdida por las acciones de esa persona pero no le dio importancia; la salvo de la muerte y eso no lo hace cualquiera que desee matarte después.
"Takamachi Nanoha" dijo finalmente, una sonrisa se formo en los labios del mercenario, el cual no paso desapercibida para la joven, cuyo nombre era Nanoha.
"Nanoha, me encargaron matarte en nombre de Fortis… es lo único que se de él. Me pagaría catorce millones si te exterminaba, ¿le conoces?" observando a la pelirroja como cubría su boca con las manos y empezaba a llorar.
"Yo… yo era compañera de universidad de él" susurro Nanoha, todas las lágrimas acumuladas empezaron a salir. Toda su tranquilidad y calma se habían convertido en un llanto desesperado, no lo podía creer; no podía asimilar nada de lo que le estaba ocurriendo. Sintió unos brazos cálidos rodearla, e inmediatamente rompió a llorar.
"¿Que mas?" pregunto el mercenario.
"El… él me pidió… hace dos días… que… que fuera su novia…" apenas podía articular algunas frases.
"Te negaste, ¿no es asi?" enseguida Nanoha le afirmo, "¿Cuál era su nombre completo?"
"Fortis Huckebein… pero ¿Era?" observando al mercenario palidecer tras escuchar el nombre completo de su contratista temporal.
"¿No sabes mas de Fortis?" musito el mercenario, tratando de mantener la calma, obteniendo una respuesta negativa "Fortis me pidió que te matara hace dos días… hoy tendrías que haber muerto pero me negué y lo mate" respondió fríamente el mercenario, Nanoha observo una pequeña sonrisa sádica y unos ojos carmesí llenos de odio en su rostro.
"¿P-porque me salvaste?" con temor en su tono de hablar. El mercenario se levanto de su asiento, yendo a su cuarto, Nanoha aun se sentía intimidada; se encontraba en la casa de un mercenario que además le salvo la vida sin motivo alguno –o por lo menos no quería darlo a conocer-, saco unas toallas, piezas de ropa y se las entrego a Nanoha.
"Tienes que bañarte, estas manchada de sangre" dijo el mercenario.
"P-Pero…" Nanoha no podía articular palabra alguna, el temor de ser herida por esa persona era más profundo que el haberle ayudado a escapar de maleantes.
"Si quieres saber más de esos tipos tendrás que esperar, estas muy débil por ahora. Además de sucia, si temes a que te haga daño entonces haz lo que quieras" decía el mercenario acomodando las ropas recién retiradas junto con algunas gasas y mantas llenas de sangre.
A Nanoha no le quedaba de otra que seguir las ordenes, era verdad, estaba totalmente exhausta por un día tan ajetreado; todo paso demasiado rápido ante sus ojos, todavía no podía procesar todo lo ocurrido esa mañana.
Su amigo de la universidad la había mandado a matar, la razón tan estúpida fue por un simple rechazo en la vida amorosa. Si se pensaba eso una vez, era una completa idiotez pero se piensa dos veces, además de ponerse en las suelas de sus zapatos, el motivo de su repentina acción llegaba más allá de lo irracional y obsesión.
"He dado un paso al frente, pero retrocedí diez" pensaba el mercenario "Si descubro mas información me podría ayudar más adelante, pero si sigo con esta chica terminare muerta junto a ella. No puedo involucrarme con gente ordinaria."
Preparando mas café se dirigió a la sala, observaba unos papeles revueltos sobre la mesa. Toda la información contenía como título 'Huckebein', meditando sobre las actividades recientes, su celular comenzó a vibrar.
"Hola, Bardiche"
"A eres tu Leavantine" respondía el mercenario.
"Si, estoy en la base, cambio y muerete" tras colgar la llamada, el mercenario abrió la puerta de su apartamento.
"Deberías ser más cuidadosa" reclamaba, pasándole el rifle, el cual había dejado esa mañana cerca de la plaza.
"Te debo una Signum" agradecía el mercenario "¿Ha pasado algo interesante en la plaza?" pregunto el mercenario, observando a Signum entrar a su apartamento como si fuera su habitación.
"Absolutamente nada, han estado investigando por dos horas, pero no hayan culpable alguno, además que las únicas identidades que portaba el Pro eran unas de ID, tarjetas de crédito todas con nombre falso. Y no solo eso, su licencia de conducir también falsa, portaba demasiadas armas de fuego. Pero no lograron identificar el cadáver, supuestamente se hacía llamar Kirisu Akatsuki" explicaba Signum.
"¿Y el segundo cadáver?"
"El segundo ¿eh?" se formo una sonrisa en el rostro de Signum, que no fue desapercibida por el mercenario quien frunció el seño, afirmando.
"El se llamaba Fortis Huckebein, proveniente de una familia rica, son dueños de la farmacia Huckebein" decía Signum observando el cambio en el rostro del mercenario "Exacto, donde trabajaba tu madre Precia Testarossa" afirmo Signum "Lo único que saben, estudiaba en la universidad de Tokyo, en To-ho. Hace unos meses decidió mudarse a Uminaria. Es todo" Tomando un sorbo del café apoyado en la mesa del mercenario "me tengo que ir, si me descubren que he salido en mi trabajo para ver al mercenario más buscado, me encarcelaran hasta quedar anciana" se despedía Signum.
"Muchas gracias, Señora Policía. Además no tengo ningún cargo o sospecha de eso ¿No es asi Oficial? y usted ya esta anciana" con tono burlón respondió el mercenario.
"Por cierto, espero que valga la pena eso que hiciste hoy. Mírate, según yo eras de piedra pero me equivoque. Testarossa" remato Signum riendo a carcajadas, saliendo del apartamento.
….
