Re: Encarnación de la Destrucción

Los derechos de los animes que use no me pertenecen

¡No dejes ni las cenizas...!— grito Naruto moviendo sus esferas negras— Hablar Normal.

"¿Qué se supone que debo hacer?"— la desesperación de Naruto era expresada en sus pensamientos— Pensamientos.

Capítulo 1: Inicio

Un niño caminaba por las calles, teniendo sus manos en los bolsillos de su chaleco y mirando hacia delante.

La vestimenta del pequeño consistía en una chaqueta blanca con las orillas de las mangas y cuello color azul con líneas blancas, un chaleco azul, pantalones algo largos color marrón y zapatillas blancas con detalles negros.

Las características físicas del niño destacaban por ser alguien de ascendencia japonesa. Siendo que sus rasgos eran cabello rubio dorado algo largo con un mechón de pelo color cian en el lado izquierdo de su rostro y piel bronceada. Sus ojos permanecían cubiertos por unas gafas oscuras, por lo que no se podía ver el color de ellos.

Mientras que el rubio caminaba, los susurros se escuchaban en su espalda.

Ahí va ese fenómeno...— susurro una mujer sosteniendo la mano de su hijo, mirando con repulsión al joven con gafas.

El niño se detuvo al escuchar la palabra "fenómeno", solo para suspirar y seguir caminando.

Mientras que más caminaba, más susurros se escuchaban.

Susurros de repulsión, miedo, temor, asco.

El pequeño siguió caminando hasta llegar a una casa del pueblo, una casa de un tamaño normal y corriente, siendo muy hogareña y humilde.

Abriendo la puerta y sacándose sus zapatillas, el niño camino descalzo por el pasillo del lugar, hasta que llego a la cocina, donde vio a una mujer sentada en la mesa rodeada de libros y papeles.

Era una hermosa mujer de largo y vibrante cabello rojo oscuro, piel blanca y ojos violetas grises. Su vestimenta consistía en un vestido blanco bajo un delantal verde, teniendo una pulsera color azul en su muñeca izquierda. Estaba descalza como naturalmente era debido dentro de su hogar.

Naruto...— la mujer levanto la cabeza de sus libros, mirando con una sonrisa al rubio, que devolvió la sonrisa un poco más débil— Bienvenido.

Mamá...— el llamado Naruto solo asintió con la cabeza, acercándose a su madre para sentarse a su lado y mirar sus libros.

Eran libros de diferentes culturas e historias. Teniendo portadas de distintos dibujos y/o inscripciones. Los papeles estaban escritos por la misma mano de la mujer pelirroja, siendo resúmenes y sinapsis principalmente.

¿Aun sigues estudiando?— pregunto Naruto con una mueca confundida.

Debo hacerlo.— dijo la mujer con una leve sonrisa, levantando la mirada para ver cómo Naruto aún estaba confundido— ¿Debo explicártelo de nuevo?

Si.— dijo Naruto tomando uno de los libros y abriéndolo para comenzar a leer.

Mamá es estudiante, ¿Si?— dijo la mujer con un asentimiento, dejando de lado los libros para ver como Naruto asentía con la cabeza metida en el libro— Mamá debe estudiar todo sobre la historia…

¿Estudiar el Shivaísmo entonces?— pregunto Naruto enseñándole el libro a su madre, mostrándole una imagen de un hombre con cuatro brazos estando en una pose de baile extraña.

Así es.— dijo la pelirroja con una sonrisa, notando como Naruto volvía a voltear el libro para comenzar a leer.

No se ve tan complicado...— dijo Naruto en voz alta— Se venera a Shiva como el dios supremo entre el Trimurti...Básicamente, Shiva es el dios principal en su religión.

Sí, pero existen varias religiones en la India.— dijo la madre de Naruto con una débil sonrisa— Algunas tratan a Shiva solamente como el Dios de la Destrucción, un miembro más del Trimurti…Esa creo que era en el Hinduismo.

Entonces Shiva es el dios que destruye el universo.— dijo Naruto alzando la mirada, notando como su madre lo miraba con una sonrisa orgullosa.

¿Te gusta el Hinduismo?— pregunto la pelirroja con una sonrisa, notando como Naruto volvía a mirar su libro.

Es interesante.— Naruto solo dejo el libro y la mujer noto como Naruto tenía un rostro pensativo.

¿En qué piensas?— la pelirroja observo como Naruto solo se movía incomodo, solo para suspirar y sacarse las gafas, teniendo sus ojos cerrados.

Duele...— susurro Naruto débilmente, abriendo sus ojos y enseñándole sus ojos a su madre— Duele mucho…

Ojos con pupilas azules oscuro con un brillo blanco a su alrededor, junto con un iris también azul solo que más claro.

Un gruñido escapo de la boca de Naruto mientras que llevaba sus manos a sus ojos, apretando fuertemente sus dientes mientras que comenzaba a temblar.

¡Naruto!— grito la madre del niño mientras que se levantaba rápidamente de la silla para tomar a Naruto y abrazarlo con fuerza— ¡Ya pasara! ¡Tranquilo!

¡Duele…!— gruño el niño mientras que la mujer pegaba la cabeza de Naruto en su pecho, acariciando su cabello y tratando de calmar el dolor con afecto— ¡Duele…mucho!

Naruto continúo gruñendo y temblando durante varios segundos, segundos en los que su madre no se separó de él no por un instante, abrazándolo con fuerza y tratando de cesar su dolor.

Cuando el rubio se detuvo, lo hizo mientras que jadeaba y se apoyaba en el abrazo de su madre, sin poder mantenerse por sí mismo.

Quitando sus manos de sus ojos, Naruto miro a su madre con cansancio en ellos, notando como ella miraba profundamente cautivada los globos oculares.

Ahora el ojo de Naruto cambio, pero aún continuaba levemente con sus anteriores características, siendo su pupila azul, pero ahora el iris que lo rodeaba tomo la forma de una flor de loto color azul y blanca.

Soltando lentamente a su hijo, la mujer busco en sus libros y abrió uno de ellos, viendo las similitudes entre la flor en los ojos de su hijo con una flor en los libros.

Una flor de Parvati, una diosa de la mitología Hinduista, la esposa de Shiva específicamente.

Tiempo después

Naruto estaba sentado en el jardín de su casa, estando sin sus gafas oscuras que cubrieran sus ojos y mirando el cielo nocturno.

Frente a Naruto un estanque de agua se hallaba y el niño estaba sentado a la orilla del estanque.

Su madre estaba preparando la cena, por lo que Naruto decidió salir al jardín para ver un poco las estrellas de la noche.

Desde que tenía uso de razón, sus ojos siempre fueron extraños. Era por esa razón que los demás lo aislaban a él y su madre.

Para los demás era un fenómeno por tener los ojos más extraños de la vida. No se le acercaban. No le hablaban. Solo lo miraban con repulsión y asco.

Era por esas razones que Naruto pensaba que el mundo no había avanzado nada desde la Edad Media.

Los extraños y raros eran aislados y temidos. Los seres con características especiales y sus familias se veían sometidos a la soledad y al aislamiento por parte de los demás.

Naruto, gracias a su madre, sabía leer perfectamente, por lo que leía con ella desde temprana edad.

Puede que su madre sea muy joven para tener un hijo de ocho años, teniendo solo veintisiete años de edad, pero a pesar de ello, ella continuaba siendo una estudiante que amaba el conocimiento, más específicamente el conocimiento del Hinduismo.

Por lo que sabía Naruto, su madre podía seguir estudiando porque ambos estaban siendo mantenidos por alguien más.

Los gastos de la casa, alimentos y demás cosas se pagaban con dinero que su madre recibía de parte de un mensajero.

Por lo tanto, la mujer que lo vio nacer podía seguir estudiando porque alguien los mantenía a ambos. No sabía quién era quien los mantenía porque la mujer pelirroja nunca se lo dijo.

Fue por los estudios que Naruto leía con su madre sobre lo que ella estudiaba, siendo varias cosas de la literatura hindú. Pero no solo sus libros eran de la India, si no que estudiaba cosas de su propio país natal, Japón, y sobre otros países y eras, como la Antigua Grecia, Roma, la Edad Media siendo Gran Bretaña uno de los lugares más importantes de donde estudiaba.

En sus lecturas con su madre, Naruto leía sobre como los hombres y mujeres con características especiales y/o hábitos extraños eran aislados por su propio pueblo. Él era una de las pruebas vivientes de que eso todavía pasaba en la actualidad.

Solo por tener los ojos más extraños que alguien podría ver, era sometido a la soledad junto a su madre.

No le importaba nada de lo que le hicieran a él. No le importaba que lo aislaran y dejaran de lado. Lo que si le importaba era que su madre tenía que vivir el mismo dolor que él vivía solo por el simple hecho de que ella fue quien le dio la vida.

No tenía idea que fue mal en su nacimiento para haber nacido con los ojos que portaba.

Eran sus ojos los que le traían tantos problemas con los demás. Además de ser sus ojos los que lo sometían a tanto dolor, tanto psicológico como físico.

Era dolor psicológico porque los demás lo dejaban solo por tener esos ojos. Era físico porque desde que tenía consciencia sus ojos le dieron atroces ataques de dolor.

Llevando su mano a su rostro, Naruto tapo su ojo derecho.

¿Qué he hecho para tener estos ojos…?— pregunto Naruto mirándose en el reflejo del agua, estrechando los ojos cuando en su reflejo apareció algo extraño, un reflejo que no era de él.

¡Naruto! ¡La cena esta lista!— su madre grito desde la cocina, lo que provoco que Naruto parpadeara y el extraño reflejo se esfumara con su parpadeo.

Naruto se levantó, por lo que con una sonrisa alegre, el rubio de mechón cian se dirigió hacia el comedor de su hogar, donde su madre lo esperaba con uno de sus platillos preferidos.

Mira lo que prepare, Naruto...— dijo la pelirroja con una sonrisa, notando como su hijo sonreía igual que ella— ¡Ramen especial de Kushina!

Kushina solo rio al ver como Naruto corría hacia la mesa para sentarse y esperar impaciente la cena.

Era lindo ver a alguien tan marcado actuar como un niño otra vez.

Le dolía severamente lo que les pasaba a ellos.

No era culpa de Naruto ni de ella que todo lo malo les ocurriera. No era su culpa que Naruto sea hijo de ese hombre. Después de todo, no se le podía culpar a una mujer inocente por enamorarse.

Llevando una hoya de Ramen hacia la mesa, Kushina la dejo en esta para comenzar a servirle los fideos a su hijo, quien comenzó a comer inmediatamente después de que su madre terminara de servirle la comida.

Lo bueno de todo era que a pesar de las adversidades, ambos se tenían el uno al otro. Siempre estarían juntos. Nada los separaría.

Tiempo después

Naruto tenía sus extraños ojos bien abiertos, mirando como su madre era sujetada del cuello por un desconocido.

Cuando terminaron de cenar, Naruto se fue a dormir y Kushina lo siguió unos minutos después, pero a mitad de la noche, una explosión azoto la casa de ambos.

Saliendo de su cama y corriendo hacia la habitación de su madre, ambos se dirigieron hacia la cocina siendo el lugar de donde provino la explosión.

Lo que encontraron ahí fue un gran hueco en su pared, solo para que unos extraños hombres vestidos con túnicas blancas entraran a la casa con velocidad atronadora.

Uno de esos hombres tomo a Kushina del cuello mientras que el segundo atrapaba a Naruto en un agarre de hierro, obligándolo a ver como su madre era ahorcada lentamente.

Kushina tenía sus manos en las muñecas del hombre mientras que sus ojos estaban en blanco, su boca abierta a la vez que sonidos de ahogo se le escapaban.

Mientras que Naruto veía como su madre dejaba de luchar poco a poco, su cabello cubrió sus ojos.

¡Mira! ¡El mocoso dejo de luchar!— grito el hombre que detenía a Naruto, teniendo una gran sonrisa en su rostro por ver la perdida de esperanza, pero la sonrisa desapareció al momento de sentir algo extraño.

El agarre que el hombre tenía sobre el niño disminuía, hasta que finalmente, sus manos básicamente se separaron de Naruto.

Cayendo el suelo con sus manos en la cabeza, Naruto comenzó a gritar mientras que los hombres en la habitación enfocaban su mirada en él.

El grito causo que una onda de choque saliera de su cuerpo, provocando que el hombre en su espalda saliera despedido para chocar con la pared, rompiéndola con su impacto.

El hombre que tenía a Kushina en sus manos tuvo que soltarla para retroceder y escapar de la onda de choque que casi lo tira al suelo.

Kushina cayó al suelo jadeando por aire, solo para elevar la mirada y ver como los dos desconocidos corrían hacia Naruto con extraños cuchillos en sus manos.

Ella había visto esos cuchillos antes. En sus libros de historia. Kukri, un cuchillo utilizado en la India.

Cuando los extraños hombres estaban a punto de llegar, un grito escapo de la boca de Naruto.

Otra onda de choque salió disparada del cuerpo del rubio, solo que esta vez esa onda de choque era sumamente más poderosa que la anterior, agrietando el suelo y las paredes con su poder.

Los hombres de blanco salieron despedidos hacia atrás, uno volviendo a chocar contra una pared para romperla y seguir, otro chocando con la pared para salir al jardín.

Levantándose lentamente, Naruto miro a su alrededor, notando la destrucción de su hogar.

Viendo a su madre en el suelo, Naruto comenzó a correr hacia ella, ayudándola a levantarse para revisar las heridas en el cuello de ella.

Maldito mocoso...— susurro una voz en el hoyo en la pared, provocando que Naruto y Kushina voltearan para ver como el hombre de blanco salía del agujero con sus dientes apretados al igual que su Kukri en su mano— ¡Los matare a ti y a la mujer!

Con eso, el hombre salió de la pared para comenzar a correr hacia Naruto y Kushina, lo que provoco que Naruto cerrara sus ojos para abrirlos inmediatamente.

La reacción fue instantánea.

El hombre de blanco estallo en una explosión de sangre, una que mancho los cuerpos de Naruto y Kushina.

Kushina tenía sus ojos bien abiertos por ello, sintiendo la sangre bajar por su rostro y cuello, machar su ropa y cubrir los alrededores.

Naruto temblaba levemente por ello, solo para que poco el suelo bajo sus pies y los de su madre se agrietaran, solo para romperse y seguir con las paredes, lo que provoco que la estructura de la casa ya no pudiera mantenerse y el techo se derrumbara sobre sus cabezas.

Viendo eso, Kushina tomo a Naruto y trato de protegerlo con su propio cuerpo de la caída del techo.

Cuando los escombros iban a caer sobre Kushina, estos chocaron contra un muro invisible, solo para que todo se destruyera y salieran volando, destruyendo la casa entera menos el lugar donde Naruto y Kushina estaban de pie.

Kushina permaneció abrazando a su hijo y utilizando su cuerpo para cubrirlo, pero al no sentir nada, alzo la mirada para ver el cielo nocturno.

Mirando a su alrededor, vio su casa totalmente derrumbada, siendo solo bajo sus pies donde la destrucción no llegaba.

Escuchando algo caerse detrás de ella, Kushina volteo rápidamente la cabeza para ver como el segundo desconocido vestido de blanco caía al suelo.

Detrás del hombre estaba alguien desconocida para Kushina.

Era una hermosa mujer de largo cabello rubio suelto, un cabello de color rubio que parecía estar hecho de polvo de oro. Sus ojos eran verdes esmeraldas, amables y bellos para Kushina. Su piel blanca y pulcra, sin el menor rastro de imperfección. La ropa de la mujer consistía en un largo vestido blanco que llegaba hasta el suelo, teniendo también en su cabeza un velo blanco. Estaba descalza, dejando al aire sus delicados pies. ("Los que saben de Fate, ella tiene la apariencia de Lancer Artoria, solo que con vestido y velo")

¿Q-Quién eres?— pregunto Kushina con un leve titubeo en su voz, causando que la mujer sonriera cariñosamente.

Puede que no me recuerdes…pero yo sé quién eres tu.— dijo la mujer acercándose con pequeños pasos hacia Naruto y Kushina, que miraba a la mujer con cierta desconfianza en sus ojos— Eres mi amiga…por ello, los ayudare a ti y a tu hijo.

Cuando la hermosa mujer rubia llego frente a Kushina, la pelirroja noto como Naruto estaba inconsciente.

¿C-Cómo…?— susurro Kushina con inseguridad, apretando su abrazo con Naruto mientras que la mujer seguía sonriendo— ¿Cómo puedo estar segura de que nos ayudaras?

Porque tú has sido mi amiga desde hace siglos.— la mujer se agacho para colocar una mano en la mejilla de Kushina, acariciándola con cariño— Tu hijo ya me ha contado como han sido sus vidas…eso me entristece.

¿Has hablado con Naruto?— pregunto Kushina rápidamente, obteniendo una sonrisa de parte de la mujer.

Solo a través del estanque.— la mujer señalo al estanque de agua, por lo que Kushina miro el agua extrañada— Soy la Dama del Lago…Aunque resulte vergonzoso e incómodo…puedo entrar en su estanque.

¿Dama del Lago?— susurro Kushina con sus ojos abriéndose ampliamente— Vivian.

Así es.— Vivian sonrió brillantemente al ver como Kushina reconoció su estatus— Soy Vivian, Parvati.

¿Parvati?— pregunto Kushina confundida, notando como Vivian la mirada levemente asombrada— ¿Por qué me llamas como la diosa Parvati?

…Porque tú eres su reencarnación.— dijo Vivian con cierto cuidado, causando que Kushina abriera sus ojos en shock.

Reencarnación...— susurro Kushina con shock, solo para gritar mientras que miraba a la Dama del Lago con asombro— ¡P-Pero las reencarnaciones y leyendas son solo eso! ¡Leyendas! ¡¿Cómo es posible que…!?— Kushina no pudo terminar de gritar cuando Vivian coloco un dedo en su boca, silenciándola e impidiendo que siguiera gritando.

Vas a despertar a Naruto...— Vivian señalo al pequeño rubio, que seguía inconsciente en los brazos de Kushina— Parvati…prometo hacerte recordar quien eres, pero hare eso cuando estemos en un lugar seguro.— extendiendo su mano, Vivian miro a los ojos de Kushina— ¿Vienes conmigo?

Kushina permaneció viendo la mano de Vivian por varios segundos, solo para extenderla y tomarla suavemente.

Ambas fueron iluminadas en un brillo dorado y cuando este desapareció, ellas y Naruto ya no estaban.

Nota del autor:

Gracias por leer.

Como vieron, este es el primer capítulo. No cambio mucho salvo que no existe Fem Minato.

Kushina estudia sus libros y Naruto la sigue.

Como habrán notado, Shiva no tiene prácticamente nada que ver en la crianza de Naruto salvo en la manutención de Kushina y su hijo.

El por qué Naruto tiene los rasgos de Minato se verá más adelante.

Como vieron, Vivian, la Dama del Lago, también está aquí.

Para los que no la conozcan, Vivian es la mujer que le entrego a Excalibur al Rey Arthur.

Les voy avisando que en el siguiente capítulo seguramente empieza el primer arco inventado de la historia. No es tan inventado porque lo saque de cierta serie de libros, pero si será curioso verlo por las personas que estarán en él.