Mi perfección

Capítulo 1: Recuerdos.

En la lejanía, se regía una mansión. Su aspecto concordaba con el de las demás fachadas en sus alrededores. Comparten un patrón muy singular de color, forma y confección. Las puertas corredizas y las paredes de papel de arroz predominan en tal pueblo. Aún así, no pierde su llamativa y simpática viveza típica de una cuidad en desarrollo.

Una noche de verano reina. El silencio suena en los oídos de cada habitante, invitándolo a caer dormido ante su melódica labor. Solo los osados grillos se atreven a romper tan armónica combinación. Tal vez, no solo ellos, ya que entre las estruendosas notas de su orquesta, se oye una dulce voz femenina proveniente de la mansión

Esa voz, tan hermosa y acogedora, era la de una madre arrullando a su pequeño. Este, aunque tuviese los ojos cerrados, no dormía. Sino que apreciaba cada segundo de ese canto tan maravilloso. Lo disfrutaba como el concierto más codiciado de su pequeño y precario mundo. En esos momentos, él era feliz.

Cuando la canción de cuna llegó a su última tonada. El jovencito abrió sus oscuros ojos y miró a su madre con la máxima ternura. Esa delicada miradita se encontró con la de su madre, conjugando todo el amor que sentían uno por el otro.

El niño al perecer no tenía muchas intenciones de dormir. Deseaba algo más por parte de su madre.

-Mamá – Dijo con su voz infantil y tomando con sus suaves y gorditas manos la falda de su madre – ¿Me cuentas un cuento? Mm.. todavía no tengo sueño... – Aunque sus ojos adormilados traicionaran su palabra.

-Veamos, mi niño. – dijo pensativa mientras lo tomaba entre sus brazos. – ¡Ah, ya lo tengo! – aclaró su voz y mientras acariciaba a su hijo, prosiguió a contar la historia.

"Había una vez, un recién graduado de la aldea escondida de la hoja que se pensaba el más fuerte de todos los shinobi de su aldea. Fanfarroneaba sobre sus habilidades frente a sus amigos, superiores, etc. En efecto, el chico era muy bueno en todas las artes ninja. Vencía a todo el que se interpusiera en su camino, incluyendo algunos superiores."

-¡Oh, increíble! ¿Podré llegar a ser como el algún día? – dijo inocentemente el mini-oyente.

-Espera a que termine, tesoro. – dijo haciéndole cosquillas en la barriga a su hijo, él cual reía encantadoramente.

"Pasaron los años y el chico se hizo muy pero muy fuerte –dijo susurrando al oído del niño y guiñándole el ojo- y muy pero muy popular con las chicas. -el chico sacó la lengua en signo de repulsión, típico de la edad, lo que hizo que su madre se riera por lo bajo.- Un día, el muchacho se consideraba tan superior que decidió que si seguía en esa aldea "mediocre", como la llamaba él, nunca llegaría a ser el shinobi poderoso que quería ser. –"Quiero ser un ninja perfecto"- decía siempre altaneramente. Entonces, se fue de su aldea, dejó a su familia y sus amigos y partió en busca de la perfección que él quería.

El chico fue de aldea en aldea, pero nadie fue rival para sus grandes destrezas. En parte, el chico estaba feliz de ser muy fuerte pero a la vez estaba decepcionado por no poder encontrar lo que buscaba. Para si, siempre se preguntaba como la conseguiría y como se sentiría, esa idea le daba muchas más ganas de seguir buscando hasta encontrarla.

Una noche, sintió mucha, pero mucha hambre, porque había caminado desde la mañana sin descansar ni comer. Entonces usó sus técnicas para rastrear algo que comer y lo primero que encontró fue una pareja de viajeros que comían felices su cena. Los vio como un par de debiluchos, una presa fácil para un grande como él. Entonces empezó a dirigirse hacia ellos.

Cuando llegó, atacó a los viajantes por sorpresa. Lo que el muchacho no había visto antes del asalto era que estos dos eran un shinobi y una kunoichi de la aldea escondida entre el agua. Pero le importaba muy poco que fuesen ninjas o no.

Lucharon un poco hasta que el muchacho tomó a la kunoichi por el cuello y amenazó con cortárselo con un kunai a menos que le diesen toda la comida. –dijo haciendo mímica mientras contaba con una mano- La pobrecilla no podía moverse del terror. Su compañero simplemente miraba al muchacho con chispas saliéndole de los ojos. En sus ojos se reflejaba más que amistad con la bella kunoichi atrapada ¡Entonces, como rayo en una tormenta! –dijo subiendo la mano libre y subiendo un poco le tono en el que hablaba- ¡¡El shinobi del agua se lanzó contra el muchacho y tomó a su asustada compañera en sus brazos!! – El pequeñín estaba fascinado.-

El muchacho estaba atónito, por primera vez, había sido derrotado, además, con solamente UN golpe.

Los chicos partieron rápidamente y, sin mirar atrás, dejaron al muchacho tirado en el piso. Estaba furioso y frustrado. Pero una idea se le paso por la cabeza que le devolvió la energía: "El me venció porque es el UNICO ninja perfecto, para serlo yo, ¡Debo vencerlo!"

Pasaron 10 años, el muchacho creció y se volvió todavía más fuerte. Entreno sin parar y se convirtió en una maquina de pelear. Cuando se consideró lo suficientemente fuerte, partió hacia la Aldea escondida entre el agua a encontrarse con su contrincante.

Pasó a hurtadillas a la aldea y buscó toda la noche por el shinobi que lo había vencido. Hasta que lo encontró.

Este estaba durmiendo junto a su esposa y su hijita. El muchacho no notó nada nuevo sobre el hombre. Era alguien normal. Entonces, al tratar de atacarlos, el ninja del agua se despertó y defendió a su familia con todo su esmero. Recordaba al muchacho y entendió que era venganza. Por eso, peleo justamente con él.

La pelea era fuerte y rápida, el muchacho llevaba la ventaja. Hasta que un golpe errado derrumbó una columna de la casa en la que el shinobi del agua y su familia vivían. En ese momento, igual que hace 10 años, el chico le pegó una patada que lo dejó casi inconsciente y así permaneció mientras el shinobi sacaba a su familia del cuarto que se derrumbaba.

-"¡MI PERFECCIÓN! ¿DÓNDE ESTA MI PERFECCIÓN?" – gritaba el muchacho, con lagrimas en sus ojos.

-"Mi perfección, dices"- dijo el shinobi del agua, abrazando a su esposa –"La perfección no se encuentra en un combate o debajo una roca, se encuentra en el corazón de otra persona. Cuando algo o alguien vale más que todo, se gana la fuerza para salir victorioso ante a cualquier cosa. Así, sólo, tu nunca podrás ganarme. Vete y no vuelvas."

Desde aquella vez, no se supo más del muchacho. Fin"

-"Dime, cariño, te gus..?" – la madre calló sus palabras al ver que su hijito dormía placidamente en sus brazos. Lo dejó sobre su futón, lo tapó y después de darle un beso en la frente, partió a su habitación, dejando al niño entre sueños de grandeza.

El tranquilidad de esa noche se volvió estruendosa mientras el sonido de un despertador resonaba a toda potencia en una solitaria habitación, forzando al único habitante a abrir los ojos y despertar de un sueño del pasado. Uchiha Sasuke veía otro día en Konoha, con el recuerdo de su infancia rondándole en la cabeza. Privándolo de la idea de volverse a dormir.

-"Es como si me persiguieran..."- dijo esbozando una sonrisa plagada de ironía - "maldita memoria, podría dejarme dormir en paz de vez en cuando"- se quejó mientras lanzaba el ruidoso despertador contra la pared y se metía en la cama otra vez. Tratando en vano de conciliar 5 minutos más de sueño.

Continuará..