Disclaimer: Los personajes de El Internado pertenecen a Globomedia, como ya todos saben y la trama seria mia :) .-
Iván se sentía hastiado, Roque no paraba de hablar sobre la chica nueva, la tal Julia, y la chica era bonita, y había demostrado tener buen cuerpo al sacarse la polera en la clase de Héctor, pero no era una belleza oriental, ni tenía los ojos tan lindos como Caro. Era una chica normal y punto.
—… se me hace que Elsa se paso un poco con ella, esta recién llegada y necesita un poco de comprensión— termino por decir Roque, Iván solo puso los ojos en blanco mientras soltaba una risita, es que eso había reconocérselo a la chica nueva, tenia agallas. Se había enfrentado a la querida directora sin temor, y con cierta arrogancia.
—… ¿y vieron sus ojos?, me parecía que podría perderme en ellos…— Iván no podía dar créditos a lo que oía, realmente a Roque se le había zafado un tornillo y él se estaba cabreando, bastante a decir verdad.
—Ya vale Roque, que entendemos que te enamoraste de la tía esta la stripper— le dijo Iván mientras se paraba de la cama y se acercaba a la ventana. Roque le dio una mirada fea, pero Iván no le dio importancia y se hizo el desentendido mientras buscaba en sus bolsillos su cajetilla y encendedor. Cuando la encontró saco el último cigarrillo que le quedaba y lo prendió, le dio una gran calada y dejo que el humo de este le aliviara las tensiones.
—Pero vale Iván ¿y a ti que te pasa? – le pregunto Caro mientras se acercaba a el y de paso le quitaba el cigarro, Iván le dedico una mirada que dejo a la chica helada.
—¡Que a mi no me pasa nada! — el chico de cabellos negro se dirigió ofuscado hacia la puerta. Decidió que se iría al patio, ya que no tenia un cigarrillo para relajarse por lo menos tendría el aire libre, fuera de ese asqueroso internado de pacotilla.
Salto como si nada por el muro que daba hacia el bosque y corrió hasta una gran arboleda, mientras caminaba se lamentaba no haber buscado a Toni para pedirle un cigarrillo, pero bueno lo que no había sido hecho ya estaba, el mas que nadie sabia que no valía la pena en pensar en las cosas del pasado, lo sabia con la muerte de su madre y con la de Cayetano. Ahora lo importante era el concentrarse en salir, junto con los demás. Porque claro a pesar de ser un egocéntrico de primera y un gran sarcástico el tenia corazón, y ellos eran sus amigos y no los podía dejar solos. Iván siguió caminando, perdido en sus pensamientos, buscando ideas para poder salir de la cárcel esta, que era como denominaban al internado.
No se había dado cuenta que se estaba acercando a los terrenos donde habían encontrado el cuerpo de Cayetano, así que opto por doblar a la izquierda, que era el camino que conducía al lago.
Al llegar a este se quedo mirando el paisaje, era todo tan hermoso, tranquilizador. Pero eso era solo una fachada, una gran mentira. El internado laguna negra era el peor lugar al cual los hijos podían ir a parar, ya que algunos nunca tendrían la oportunidad de volver a casa.
Suspiro cansadamente, todo lo que había pasado últimamente había sido tan agotador, el tenia miedo, por supuesto, y aunque no lo demostraba a menudo, mejor dicho nunca, ese temor estaba ahí, y lo sacaba de quicio.
Estaba tan perdido en sus pensamientos que no se había dado cuenta que alguien se paraba a su lado, mejor dicho que una chica se había parado a su lado. Miro a su lado derecho y ahí estaba, una chica pequeña, bueno no tan pequeña, le llegaba hasta su frente, y se veía con buenas curvas, su tez blanca, y su cabello negro semi ondulado, y sus ojos, el no podía verle sus ojos, porque ella los tenia cerrados, al obsérvala por unos segundos mas la pudo reconocer, era la chica nueva, la stripper, Julia. Ella tenía su ceño fruncido y los ojos cerrados. Tenía sus manos en sus bolsillos. Y parecía que no le importaba estar al lado de Iván.
Iván se aclaro la garganta pero la chica le hizo una seña con su mano para que este se callara. Y el así lo hizo, algo irritado claro esta, ya que nadie le daba ordenes a Iván Noiret, menos una desnudista como ella, pero bueno.
Verla así, con su ceño fruncido, los ojos cerrados y ese aro en la nariz, le daba un aspecto algo adorable, aun mantenía en su rostro un aire de niña, se le hizo adorable. Rápidamente se pateo mentalmente por eso, ¿ella?, ¿adorable?, ¿EL USANDO ESA PALABRA?, ni siquiera con Caro, que había sido su novia de la infancia.
Enojado por sus pensamientos dijo lo primero que se le ocurrió.
—Que si no quieres escuchar a nadie te puedes ir por donde viniste— la chica abrió sus ojos, y el quedo algo atontado, por así decirlo, ya que nunca había visto unos ojos avellana tan lindos, parecían ojos de gata, una gata salvaje, se rió por eso y la chica-stripper-nueva Julia lo miro con el ceño fruncido.
—¿Y a ti que te pasa gilipollas? — Julia saco de su pequeño bolso negro una cajetilla de una marca reconocida, saco un cigarrillo de esta y se lo llevo a la boca, después volvió a guardar la cajetilla y saco un encendedor de plata, tenía algo escrito, pero Iván no lo pudo leer. Julia le dio una gran calada a su cigarro y luego rió, después saco de su bolso negro un ipod, un nano de color rojo, se puso los audífonos y se quedo ahí, fumando su cigarrillo.
Iván realmente no le daba crédito a lo que veía, la chica esta no lo estaba tomando en cuenta, es mas, hacia como si el ni siquiera estuviera ahí.
Y eso le molesto, obviamente, porque a Iván Noiret nadie lo ignoraba.
Pero bueno a este juego podían jugar dos, de eso Iván estaba seguro, así que se sentó al lado de la extraña chica, le quito un audífono y se puso a cantar la canción, era de una banda española, le gustaba la rola esa.
Iván sentía que Julia lo miraba, pero claro que lo hacia, si el había sido un pesado y como de la nada se había sentado al lado de ella para quitarle su audífono y ponerse a cantar.
Lo admitía, estaba actuando de manera irracional. Julia le ofreció su cigarrillo, el cual Iván acepto gustoso, le dio una gran calada, y mantuvo el humo dentro de el por varios segundos, queriendo aprovechar esa intoxicación tan placentera al máximo.
Cuando se lo devolvió a Julia vio que esta tenia una gran sonrisa, la hacia lucir preciosa.
—Pareces que no fumabas desde hace tiempo— ella tomo el cigarrillo y hizo algo parecido a Iván.
—Si bueno, como has visto aquí no hay negocios cerca, así que hay que cuidarlos—
Julia asentía, y de paso le daba otra calada al cigarrillo, mientras volvía a perder su mirada.
—Te comprendo, me pasa lo mismo— le contesto con un suspiro la chica de ojos de gato.
—Pero… para ti debe ser más fácil conseguir, vivías en la ciudad antes de venir acá. —
La afirmación de Iván había hecho que Julia se pusiera tensa. Lo cual Iván no comprendía.
—No, la verdad es que no fumaba desde hace dos años— la cara de incredulidad de Iván no tenia precio. – Estaba encerrada en un hospital siquiátrico— con aquella ultima confesión Julia dio por terminado su cigarrillo, tirándolo a la laguna.
Se paro y guardo sus cosas. Iván también aprovecho para pararse. Pero no dijo nada.
Julia comenzó a caminar, pero no para el internado.
—Hey, espera— le dijo el chico de cabello negro. Julia se dio vuelta para encarar a aquel desconocido.
—¿Qué pasa? — le pregunto ella, mientras ponía sus manos en jarra en su pequeña cintura.
—¿Por qué estuviste en un lugar como ese? — Julia hizo oídos sordos mientras recogía una piedra y la tiraba a la laguna. Iván hizo lo mismo.
—¿Por qué te interesa saber? — le pregunto ella mientras volvía a sacar un cigarrillo.
—No se – dijo él, en realidad no tenía ni idea el porqué de su repentino interés, solo sabía que había algo en ella, algo que lo llamaba.
—Dije cosas que no debí— Julia se abrazo por el repentino escalofrió, miro a la derecha y vio a un chico que llevaba el mismo uniforme del chico que estaba a su lado.
Iván solo la observo, la vio palidecer y ponerse tensa, quizás ella no quería hablar más del tema. Miro su reloj y se dio cuenta de que ya era tarde. —Sera mejor que volvamos al internado—
—No…— le dijo Julia mientras seguía viendo al chico pálido que desaparecía ante sus ojos. Ella tenía que averiguar que quería él, como lo podía ayudar. Pero no podía hacerlo enfrente del chico de ojos chocolates. La creería una loca. Y la volverían a encerrar.
—¿Segura? — le pregunto Iván, no estaba seguro si ella podría volver sola al internado. Además el sabia lo peligroso que era el lugar. Así que agarro a Julia del brazo, acto que hizo que ella lo mirara. Ambos sintieron una potente corriente, tan fuerte que quemaba. Iván la sintió temblar. Ella estaba helada.
—¡Por dios! Si estas helada— Comenzó a pasar sus grandes manos por los delgados brazos de la chica, tratando de crear fricción. Pero no funcionaba, ella cada vez se veía más pálida, a punto de desmayarse. —¿Estás enferma o algo?— pero ella no le alcanzo a responder ya que perdió la conciencia y cayó en los brazos de Iván.
Me encanta esta pareja :)!
