¡Hola! ^.^ ¡Estoy de vuelta!

Después de un año y tres días, desde la última vez que publiqué, me alegra informar que al fin regresé con otro fic.

En sí, se trata de la segunda parte de "Sacrificio de amor". Quise tenerlo listo para el 14 de Febrero, pero como estoy trabajando pues no tengo tanto tiempo libre como antes para dedicarle a la escritura, y al final se cambió al 14 de Marzo. Aparte de que quise hacer un concurso de X-Men (como el año pasado) y como muchos no pudieron acabarlo a tiempo por trabajo u otros motivos, pues vino bien a ambas partes XD

Por cierto, si no lo recordáis la primera parte no fue un one-shot, sino que fueron cinco partes. Con esta historia será más o menos igual en cuanto a la forma de publicar, es decir, que cada día publicaré un capitulo. He de avisar que todavía no lo tengo del todo acabado. Tengo hasta el capitulo 3, y la verdad es que no sé si me dará para 4 o 5 (tal y como en la primera parte) Intentaré tenerlo antes de que termine la semana y se dirá quién es el ganador del concurso el vienes 18. Tan solo pido algo de paciencia.

Espero que os guste tanto como a mí el escribirlo.

Ahora sí, sin más demora… ¡el fic! ^^


Capítulo 1. Dos años después

Habían transcurrido dos años desde que Tari en una noche de luna llena, conoció a los chicos de La Hermandad. Luego pasó por el engaño de Kane, y su sacrificio de amor al dejar a John libre. Al final, se dio cuenta que se había enamorado de alguien que permaneció a su lado desde el principio; su amigo Nathan.

En esos dos años "ciertas cosas" habían cambiado. Meses después de que John y Keira volvieran de su viaje, Nathan y Tari se mudaron a una casita que habían construido de madera, en el mismo bosque. Nathan estuvo buscando trabajo durante meses, hasta que al fin pudo entrar en una fábrica de cristal. En ese lugar manipulaban dicho cristal y le daban la forma apropiada.

Este nuevo trabajo le venía como anillo al dedo a Nathan. Por supuesto que no utilizaba sus poderes, ya que sería muy peligroso si le veían. Él estaba muy contento ahí, ya que después de un año y medio le habían hecho fijo.

Tari por su parte daba clases particulares de español a jóvenes estudiantes. Ya llevaba un año en eso y la gustaba mucho. Daba clases por la mañana, y un par de horas por las tardes, en algunas ocasiones, que contaba como extra.

Cuando podía, iba a visitar a John, Keira, Dominik y Pietro, que aún vivían en el mismo lugar. Tari y Keira se habían hecho muy buenas amigas, dejando el pasado en el olvido.

En ese momento hablaban animadamente en el salón.

-¿Qué tal te va con Nathan?-

-Muy bien – Sonríe- Sigue siendo un sol conmigo ¿Y tú que tal con John? –Quiere saber.

-Bien también. ¿Sabes? Ayer me sorprendió con esto –Alarga la mano derecha y Tari ve un precioso anillo de brillantes.

-¡Vaya! ¿Eso quiere decir que te pidió que te casaras con él? –Pregunta emocionada.

La joven asiente sonriendo.

-¿Y qué le respondiste?-

-¿Tú qué crees? –Ríe.

-¡Qué alegría! –Pega un salto del sillón y luego abraza a Keira- Yo quiero ser la madrina de bodas ¿eh? –Luego vuelve a sentarse.

-Por supuesto-

-¿Y para cuando será?-

-Dentro de un mes. Estamos preparando una casita, no muy lejos de aquí –Desvela.

-Vaya, que calladito lo teníais ¿eh? – Ríe.

-Apenas elegimos el lugar, y comenzamos hace una semana con los preparativos.- La informa.

-Me alegro mucho por vosotros –Sonríe- Ahora podéis comenzar una nueva vida.

-Sí, ya estoy deseando que llegue ese día.

-¿Tan mal se portan Pietro y Dominik?-

-Ja, ja, ja, no. Pero el que se casa, casa quiere ¿verdad?

-Sí, aunque mira yo. Me fui y sin la necesidad de casarme.

-Ja, ja, ya sé. Lo más seguro es que cuando nos marchemos ese par ¡se mata! –Ríe.

-Sí, seguro –Ríe también.

-Oye ¿y tú no piensas en casarte?- Pregunta, con la curiosidad reflejada en los ojos.

-Uy, pues de momento estoy muy bien tal cual estoy.

-¿Nunca lo has pensado?- Insiste.

-Alguna que otra vez, pero ¿qué diferencia hay si ya vivimos juntos?-

-Estaríais más estabilizados y así ninguna te le puede quitar –Lo último lo dice susurrando.

Tari sonríe.

-Créeme cuando te digo que eso no me preocupa. Él me ama y nunca me dejaría por otra –Habla con voz segura.

A las 10 de la noche…

Tari regresa a casa y entra por la puerta. Llega con algo de prisa. Se le había hecho tarde y sabía que Nathan ya estaría en la casa.

Desde el hall de la entrada, en lo que se quitaba la chaqueta y soltaba el bolso, ve al joven sentado en el comedor, viendo la tele. Se acerca, y puede apreciar una bandeja en la mesita que había en frente del sofá. Esperaba que no estuviera molesto con ella.

-Hola cariño –Le saluda- Siento llegar tan tarde, me entretuve con Keira- Se disculpa- ¿Ya cenaste? –Mira la bandeja que contenía un plato y un vaso, ahora vacíos.

El joven asiente con la cabeza, mirándola tan solo un segundo, para volver la vista a la televisión.

-¿No estarás molesto, verdad? –Pregunta apenas en un murmullo, en lo que baja la mirada ya pensando que así era.

El chico sonríe de lado, solo que ella no se da cuenta. Luego se levanta, acercándose a la joven. Con la mano derecha toma su barbilla logrando que le mire.

-Nunca podría enfadarme contigo –Habla con voz dulce- Ya lo sabes- La toma por la cintura, atrayéndola hacia él, para finalmente saborear la miel de sus labios.

Ella no tarda en corresponderle, enroscando sus brazos en el cuello de Nathan y profundizando el beso. Él se gira sin soltarla, y anda unos pasos hasta llegar al sofá. Luego la recuesta lentamente en él. Cuando Nathan va deslizándose por el cuello de ella, oyen como la tele va subiendo de volumen.

-Espera- Tari se incorpora y coge el mando- ¡Vaya sitio donde fuiste a dejarlo! –Y apaga la televisión.

Nathan sonríe.

-Ya sabes que me gusta tenerlo cerca de mí, así como ahora te tengo a ti -¿Por dónde íbamos? –Pregunta como si no supiera- ¡Ah sí! –Finge acordarse y continúa besando su piel, cada vez con más intensidad.

Tari entrelaza los dedos en el suave cabello de él, en lo que siente la respiración del chico contra su piel, cada vez más acelerada. Luego no puede evitar soltar un gemido al notar la lengua del joven rozar una y otra vez su piel, sin descanso.

Nathan vuelve a subir por su cuello para mirarla y decir apenas en un susurro…

-Te amo y te deseo más que nunca –Y sin esperar respuesta por parte de ella, la besa.

Tari nota como la mano de él va subiéndole el suéter, a la vez que acaricia su piel. Sin decir nada más y con la pasión reflejada en sus ojos Nathan se incorpora, la coge en brazos y se dirige a una de las habitaciones. Entra por la puerta y se dirige a la cama, soltándola con delicadeza. Vuelven a besarse, pero esta vez de forma desesperada, como si fuera el fin del mundo, y ese el último beso de amor.

-Prométeme que nunca dejarás de sentir esto por mí- Susurra la joven al oído de Nathan.

-Ya sabes que en ningún momento sales de mi pensamiento. Para mí lo eres todo, ahora y siempre. –Responde con voz dulce.

Luego ambos se dejan llevar por la pasión que sienten en su interior…

En otro lugar…

-¿Quién es esa chica con la que te vi esta tarde? –Alguien aún en la penumbra de la oscuridad le pregunta al recién llegado.

Éste enciende la luz rápidamente.

-Oh, eres tú… -Suspira aliviado- ¿Qué hacías a oscuras? –Pregunta frunciendo el ceño.

-Nada del otro mundo. Simplemente no podía dormir.- Responde como si tal cosa. -¿Y tú qué hacías por ahí tan tarde?-

-Ya me conoces, salgo, entro, voy o vengo según quiera- Se recarga sobre la pared y se cruza de brazos.

-¡Claro! –Sonríe- ¡El gran Pietro Maximoff siempre haciendo lo que le viene en gana! –Ríe- Apuesto a que estabas con alguna de tus conquistas –Da unos pasos acercándose al sofá y toma asiento- ¿O acaso me equivoco?-

-No, le acertaste de lleno –Suelta un suspiro inmerso en sus propios pensamientos. –Dime algo "Nik" ¿Tú no tienes ninguna enamorada por ahí? –Sonríe.

-¿Nik? ¿Desde cuándo me llamas así? –Frunce el entrecejo.

-¡Vamos hombre! Es más cortito que "Dominik" –El aludido simplemente rueda los ojos.

-Vale, llámame como te dé la gana, al final lo vas a hacer, te diga lo que te diga…

-¿Qué hay sobre lo que te pregunté, eh? –Insiste.

-Eso es asunto mío, ¿no te parece? –Elude la pregunta.

-Vale, vale, no me lo digas. Ya me enteraré yo… -Sonríe.

-¿Nunca te han dicho que no debes meterte en los asuntos personales de los demás?- Intenta no enfadarse con su amigo, a final de cuentas, sabe que ese tipo de cosas son normales en su personalidad.

-Ya sabes que yo todo lo hago con buena intención- Pone cara de niño bueno.

-Sí, como si no te conociera…-

Luego ambos sueltan una carcajada, riéndose por la situación.

Al día siguiente…

-Buenos días mi amor –Saluda Keira a John en el cuarto de su habitación.

-Buenos días –Sonríe y acaricia su mejilla lentamente.

-¿Sabes qué? –Agrega emoción a su voz- Ayer le dije a Tari que nos vamos a casar y que ya estamos preparando la casa.- Le informa.

-¿Ah sí? ¿Y cómo lo tomó? –Frunce el ceño fingiendo preocupación.

-Se alegró mucho. Hasta quiere ser la madrina de bodas.-

-¿Y qué tal le va con Nathan? –Sigue preguntando.

-Según me dijo muy bien –Luego ríe.

-¿Qué te hizo tanta gracia? –John no entiende nada.

-Tari me hizo la misma pregunta para contigo- Habla conteniendo la risa.

-¿De veras? –Ríe- Será casualidad, o que los dos pensamos parecido ¿no crees? –Sonríe.


Continuará…