Capítulo 1 "La Noticia"

"El Comienzo De Toda Una Vida A Tu Lado"

Ya había pasado un semestre desde que la persona más importante en su corazón había vuelto de Hong Kong, habían tenido tiempos difíciles… tres años de espera, un dulce reencuentro y seis meses de recuerdos felices juntos. Inclusive él se había armado de valor para proponerle matrimonio y en el dedo anular de su mano izquierda brillaba un hermoso diamante que sellaba esa promesa. Algunas de sus compañeras habían notado este último detalle pero ninguna salvo su mejor amiga se había atrevido a cuestionarla al respecto, literalmente estallando de la emoción cuando su linda prima de ojos verdes le contó lo sucedido. Aunque no se casarían hasta dentro de algunos años, porque actualmente eran muy jóvenes… cursando el tercer año de secundaria para ser más exactos. El curso había finalizado y se encontraban frente al inicio de unas blancas vacaciones de invierno, la nieve caía sobre los tejados de las casas dándole a la colonia de Tomoeda un aspecto de postal navideña, en las tiendas se hacían presentes las decoraciones de la época y la gente iba de aquí para allá comprando regalos, emocionada.

Era una de esas tardes en las que Syaoran iba a visitarla saliendo del trabajo, normalmente trabajaba por la tarde en una cafetería cerca de su departamento pero al iniciar las vacaciones hizo los arreglos necesarios con el cajero de la mañana para que cambiaran el turno sólo durante ese tiempo, pues se le hacía más conveniente. Llegó a la casa enfundado en una gruesa chamarra de jugador de football americano, aunque finalmente había aceptado la insistente petición de los integrantes del equipo de basketball de la escuela de que se uniera a ellos. Una bufanda cubriéndole la mitad de la cara y pantalones de mezclilla. Un hombre de cabello y ojos oscuros le abrió la puerta mirándolo con un gesto malhumorado, detrás de él lo saludó otro de cabello grisáceo y anteojos con una sonrisa gentil. El chico preguntó por su novia con cierto recelo hacia su futuro cuñado acomodándose la mochila en el hombro y sintiendo un escalofrío cuando sopló una ráfaga de viento helado (("¡Rayos¿Por qué Japón tiene que ser un país tan frío?")) pensó refiriéndose tanto al clima como a la naturaleza hostil de su anfitrión.

- "Sakura está ocupada" –le respondió secamente el hermano, entrecerrando la puerta para azotársela en la cara- "No puede estar perdiendo el tiempo todos los días contigo" –una mano detuvo el portón antes de que éste se cierre.

- "Sé amable, To-ya" –interrumpió la falsa identidad del guardián de la luna con su misma sonrisa cordial antes de que el chico pudiera protestar- "Iré a llamarla, pasa por favor" –le indicó empujando a Tôuya, quien se dejó guiar mansamente por él pero sin quitar la cara de enfado, para abrir la puerta más ampliamente y darle paso al joven visitante.

- "Gracias" –respondió el chico de ojos marrones entrando sin dejar de intercambiar miradas asesinas con el hermano mayor de su novia, mientras el otro muchacho se encaminaba a las escaleras.

No fue necesario que el conejo de nieve llamara a la alegre chica de ojos verdes pues ésta bajó corriendo emocionada en cuanto su novio se hubo sentado en el sofá (tras haberse quitado la chamarra, la bufanda y los guantes), muy en contra de la voluntad de Tôuya quien se había tenido que aguantar refunfuñando mientras fingía buscar algo en el refrigerador. Detrás de ella bajó volando un muñequito alado aparentemente de felpa color amarillo, quien también tenía un semblante de fastidio y la seguía como guardaespaldas amargado. Ella se disculpó por haber tardado tanto en arreglarse y se sentó al lado del chico dándole un beso fugaz en los labios que hizo que ambos se ruborizaran levemente. Una vena se resaltó en la frente del hermano sobre-protector y Yukito tuvo que arrastrarlo literalmente hacia las escaleras para que no terminara asesinando a su joven cuñado, igualmente jaló de la cola al pequeño guardián que luchaba inútilmente para zafarse y volar a interponerse entre su ama y el "mocoso".

- "Ying Fa" –la llamó gravemente por su nombre en chino una vez que estuvieron solos- "¿Recuerdas que cuando inició el semestre te dije que mi madre quería que volviera a Hong Kong?"

- "Sí" –la chica se revolvió nerviosa mirando hacia las cosas de su novio que yacían sobre la mochila a un lado de él- "Ya le hablé a Onii-Chan y a papá al respecto" –en su mente cruzó la imagen de su hermano a punto de estallar de la furia y la sonrisa tranquilizadora de su padre.

- "Bueno… ella llamó esta mañana" –continuó él nervioso y preocupado- "Quiere que sea ahora, aprovechando que son vacaciones de invierno" –bajó la mirada mientras la chica lo tomaba cariñosamente de las manos, las subió a la altura de sus labios y las besó antes de continuar- "Pero eso no es todo…" –suspiró- "No será por pocos días… quiere que sea por lo menos un mes."

- "¡¿Hoe¿Un mes?" –exclamó sobresaltada la chica mientras el joven asentía miserablemente apretando cariñosamente sus manos- "Pero, Syaoran…"

La conversación fue abruptamente interrumpida por el sonido del timbre. La chica le dirigió a su novio una mirada de angustia, decidida a finalizarla antes de levantarse a abrir la puerta pero el timbre sonó de nuevo en cuanto abrió la boca para tomar aire. Él insistió en que fuera a atender la puerta (("Mejor abre, debe tener mucho frío allá afuera")) y ella se encaminó a la entrada después de dudarlo un momento. Frente a ella estaba una chica de cabello negro largo, lacio en el nacimiento pero rizado en las puntas, tenía brillo en los labios y una pálida sombra lila aplicada en los ojos. Traía puesta una falda larga y botas cortas, una blusa morada y encima un suéter, bufanda y guantes. Sobre su cabeza un gracioso sombrero tejido con un pompon. Sonrió dulcemente mientras su amiga la invitaba a pasar para luego subir corriendo las escaleras en busca de su bolso.

- "Buenas tardes, Li-Kun" –saludó alegremente parada frente a él.

- "Daidouji-San" –replicó inclinándose en una reverencia a modo de saludo respetuoso mientras se ponía la chamarra y los guantes.

La antigua Card Captor bajó las escaleras y los tres amigos se dirigieron a la puerta con sus abrigos puestos y caminaron hacia el centro comercial platicando animadamente acerca de los festejos navideños. Últimamente les había dado por hacer fiestas casi por cualquier tontería y no iban a desaprovechar un verdadero motivo para celebrar como lo era la nochebuena. En el camino se encontraron con Kenzo Tange, un compañero de clases que antes había estado tercamente interesado en cortejar a Sakura pero que ahora se había dado por vencido, hecho las paces con Syaoran y comenzaba a surgir dentro de su corazón un interés hacia Tomoyo, aún no estaba bien definido pero ya se habían hecho buenos amigos y se llamaban por sus nombres. Se trataba de un chico de ojos color miel y cabello chocolate oscuro, frenillos en los dientes y medianamente alto. De complexión delgada y no demasiado atlético, vestido con un pantalón de mezclilla, tenis blancos y una chamarra negra, el cuello envuelto en una bufanda amarilla y no traía guantes. Como se habían puesto de acuerdo con él para salir a comprar regalos de navidad, se unió al trío no sin causarle cierto recelo a su ex rival de amores quien había aceptado su amistad un poco a regañadientes.

- "¿Y qué piensas comprar, Tomoyo-Kun?" –preguntó el joven de frenillos mirándola con interés- "Yo ya compré casi todos, sólo me falta uno para mi mamá y otro para mi hermana."

- "Pues… el de Sakura-Chan lo escogí desde el verano y lo tengo guardado…" –comenzó haciendo que la aludida se tropezara torpemente con la cara sonrojada y lo único que evitó que se impactara en el suelo fue la reacción de su novio quien la sostuvo en sus brazos, a los dos chicos les apareció una gotita de sudor en la frente- "El de mamá lo compré ayer junto con los de Chiharu-Chan, Rika-Chan y Naoko-Chan…" –continuó enumerándolos con sus dedos después de reír graciosamente.

- "¡Pero, Tomoyo-Chan!" –chilló la chica de ojos verdes aún entre los brazos de su novio- "¡Me da mucha pena!" (("¡Ojalá no sea un vestido muy atrevido y me haga usarlo frente a todos!"))

- "Así que solamente me falta comprar algo para mi bisabuelo" –finalizó ella después de volver a reír por la reacción de su mejor amiga- "Pero no sé qué comprarle…"

Entraron a la tienda de la señorita Maki, la cual le traía muchos recuerdos al joven de Hong Kong, miró nostálgico el anaquel de cartas recordando la ocasión en que salieron a la venta unas cartas muy parecidas a las entonces Cartas Clow y Meiling compró una de las auténticas por equivocación. Pronto volvería a ver a su prima y eso le causaba una gran alegría, estaba muy agradecido con ella por lo que había hecho por él y también porque tenía la seguridad de que contaba con ella como una aliada en la situación que estaba por enfrentar. Se sonrojó un poco al echar un vistazo a la tienda y descubrir que casi toda la mercancía estaba enfocada al público femenino, pero no pudo evitar una sonrisa al ver lo encantada que estaba su novia con todas las cosas que veía. Tanto ella como su prima y mejor amiga caminaban de un lado a otro admirando los peluches de animales polares, las tarjetas, los broches con flores de nochebuena, las esferas decoradas y con forma de pinos, los bastones de caramelo, etc. riendo emocionadas y mostrándose mutuamente lo que les parecía más bonito. A su lado, Kenzo estaba igual de cohibido tratando de camuflajearse con un estante decorado con adornos navideños brillantes, donde había libretas de diferentes colores.

- "¿No deberías estar buscando algo para tu hermana, Tange-San?" –le dijo tratando de no sonar demasiado rudo- "Ven, te ayudaré…" –prosiguió al ver que el otro no presentaba señales de vida y le hizo un gesto para que lo siguiera.

- "¿Por qué haces esto, Li-San?" –inquirió desconfiado el aludido, extrañado de que su frío compañero mostrara indicios de una actitud amistosa.

- "Daidouji-San te ha agarrado cariño…" –confesó el chico sin dirigirle la mirada, recorriendo con ésta el lugar en busca de un buen regalo- "De alguna forma estoy en deuda con ella… además tengo cuatro hermanas, también debería buscar algo para ellas…"

- "¿Tomoyo-Kun?" –preguntó sonrojado el chico de ojos color miel- "Es cierto… respecto a ella…" –titubeó jugando con sus manos nerviosamente- "Yo quería preguntarte" –tragó saliva al sentir la mirada de su interlocutor sobre él- "Digo… tú la conoces desde hace tiempo…" –el oyente seguía mirándolo con esa cara inexpresiva y a la vez casi fría que lo caracterizaba- "Al grano… ¿Qué crees que pueda regalarle?"

- "Lo que yo sé que a Daidouji-San le gusta más es Sakura" (("Lo entiendo, a mí también")) –respondió el chico con un tono casual haciendo que su interlocutor caiga ruidosamente al suelo con una gota GIGANTE de sudor en la frente- "Pero supongo que podemos encontrar algo que le agrade por aquí…"

- "Gracias, Li-San" –replicó el chico de cabello oscuro desde el piso sobándose la nuca (a causa del golpe de la caída tenía un GRAN chichón)- "¿Me ayudarías a escogerlo?" –pidió tímidamente mientras su compañero le tendía la mano para ayudarlo a levantarse.

El aludido sonrió ligeramente y ambos caminaron por la tienda, por sugerencia del pequeño lobo, estuvieron cerca de las chicas para que Kenzo pudiera observar cuáles eran los objetos que llamaban más la atención de la chica de mirada amatista. Syaoran se aproximó a su novia y la tomó de la mano, el chico de ojos color miel los miró ruborizado y sus ojos se dirigieron instintivamente hacia la mano blanca y fina de Tomoyo que oscilaba alegremente a un costado de ella… tan libre e inalcanzable, tan cerca y a la vez tan lejos. Sacudió violentamente la cabeza tratando de espantar esos pensamientos ¿Por qué estaba sintiendo todo eso¿Por qué sentía ese calor en las mejillas¿Por qué sentía que su corazón se aceleraba? Corrió a ocultarse detrás de una pila de muñecos cuando se percató de que Sakura lo miraba con una mirada interrogante pero inocente (("¿Hoe?")). Fingió con todas sus fuerzas estar interesado en los peluches hasta que Syaoran se dio cuenta de la situación e intervino a su favor volteando la cara de su novia hacia él para darle un beso en los labios. Kenzo suspiró aliviado aunque aún sentía los celos arder dentro de su estómago… era obvio que Sakura aún le gustaba pero estaba resignado… sabía que su amor nunca sería correspondido.

- "Creo que voy a comprar este broche para mí" –anunció la joven de cabello largo violáceo sosteniendo entre sus manos uno con forma de campana- "Lo usaré en la fiesta que haremos en casa de Yamazaki-Kun" –se lo puso sobre la blusa acercándose al espejo para verlo mejor.

- "¿Y qué te parece éste para Rika-Chan?" –le preguntó Sakura mostrándole uno con la forma de un ángel tocando un arpa- "Me gusta aunque no sé si están mejor estos aretes" –agregó acercándole unos aretes de perlas ligeramente rosadas, su novio ahora estaba parado detrás de ella con las manos en su cintura (en la de ella).

- "Creo que los aretes son hermosos" –replicó la chica quitándose el broche decidida a comprarlo- "Son más su estilo."

Visitaron varias tiendas y compraron los regalos que les hacían falta, los llevaron a envolver y decidieron entrar a ver una película (no más café y pasteles, por favor), a petición de las chicas, compraron boletos para una comedia romántica. Hubo un momento en el que Sakura y Syaoran estuvieron a punto de besarse pero Kenzo comenzó a reír estrepitosamente antes de darse cuenta de que la escena no tenía la más mínima gracia, sus tres acompañantes se le quedaron viendo extrañados como si temieran por su salud mental hasta que él fue disminuyendo la risa fingida (que más bien eran puros gritos) y se quedó quieto en su lugar como si no hubiera pasado nada. Saliendo del cine, se despidieron y se dirigieron en parejas hacia lados opuestos de la ciudad, los chicos cargando caballerosamente todos los paquetes de las chicas. El que se veía realmente cómico era Kenzo ya que Tomoyo había vaciado casi todas las tiendas a las que habían visitado y el pobre muchacho apenas podía verse debajo de todas las cajas mientras ella insistía en ayudarlo a llevar algunas.

- "No te preocupes, Tomoyo-Kun" –repetía el joven por enésima vez camino a la mansión Daidouji- "Por cierto ¿No habías dicho que sólo ibas a comprar algo para tu abuelo?"

- "Sí" –admitió ella sonrojándose ligeramente- "Pero no pude resistirme ¡Todo estaba tan divino!" –se inclinó para ver a los ojos de su compañero a través de la pila de paquetes que éste sostenía- "Perdón por esto, mi mamá necesitaba a las guardaespaldas hoy para que…"

- "No hay problema" –le respondió el chico ocultándose entre las cajas- "De todos modos mi casa es por aquí."

- "Gracias, Kenzo-Kun…" –la chica sonrió dulcemente ocultando uno de sus largos mechones detrás de su oreja- "Eres muy dulce."

Caminaron en silencio hasta llegar a su destino. En cuanto la joven avisó de su llegada, un grupo de sirvientes le abrieron la puerta y se apresuraron a liberar al chico de ojos color miel de la carga que llevaba. Su amiga de mirada amatista lo invitó a pasar a tomar té pero él se negó inventando una excusa para luego despedirse de ella y partir rumbo a su casa con las manos en los bolsillos de la chaqueta y la cabeza llena de confusiones (el muy tonto olvidó sus compras en casa de ella porque los paquetes se mezclaron). Mientras tanto en la casa de la familia Kinomoto, un muy enojado Tôuya esperaba el regreso de su pequeña hermana. En cuanto divisó a la joven pareja a lo lejos, apretó los puños con furia pero inmediatamente se tranquilizó al sentir una mano sobre su hombro. Volteó en dirección a ella y se encontró con esos ojos color caramelo que tanto amaba, inmediatamente sintió como toda la ira se le desvanecía del cuerpo. De alguna manera lo convenció de que subieran a su habitación para dejar en paz a los muchachos, al que no pudo controlar fue a Kero, quien insistió en quedarse a vigilar todos y cada uno de los movimientos del "enemigo/mocoso".

- "¿Y cuándo saldrá el avión rumbo a Hong Kong?" –inquirió preocupada la chica una vez que hubo servido dos tazas de té caliente, el pequeño guardián amarillo volaba sobre su cabeza listo para atacar al novio de su ama en cualquier momento.

- "Mañana" –respondió seriamente el aludido mirando hacia el fondo de su taza de té completamente intacto.

- "¡¿MAÑANA?!" –el grito estaba más lleno de felicidad que de sorpresa- "¿Y ya no vas a volver¡Sííííííííííííí!" –volaba de un lado a otro sacudiendo las patitas amarillas con euforia- "¡Por fin¡Por fin nos desharemos del mocoso!"

- "No, Kero-Chan" –le respondió su ama con una sonrisa- "Nosotros iremos con él."

- "¡¿QUÉÉÉÉÉ?!" –Tôuya había rodado por las escaleras haciendo un estruendo, detrás de él, Yukito bajaba asustado por la salud de su amigo- "¿Qué es lo que acabas de decir, MONSTRUO¡Sobre mi cadáver¡Tú no vas a ningún lado con este mocoso!"

- "¡Qué malo eres, Onii-Chan!" –se quejó la chica haciendo pucheros- "¡Papá seguramente va a darme permiso!" –mientras tanto Cerberus ya había adoptado su verdadera forma y estaba luchando por liberarse de una llave que Syaoran le había aplicado al cuello oportunamente.

- "¿Puedo saber de qué permiso están hablando?" –el señor Fujitaka estaba parado en la entrada, quitándose los zapatos con la puerta todavía abierta detrás de él.

- "¡Papá!" –la chica lo miró petrificada mientras detrás de ella, su novio y su guardián se quedaban completamente quietos- "Pues… verás…"

- "Vine a solicitar su permiso para llevar a Sakura a Hong Kong" –se le adelantó el muchacho inmediatamente soltando a Cerberus para hacerle una educada reverencia al padre de su novia- "Voy a presentarla ante mi familia como mi prometida."

Tôuya y Kero casi sufren un ataque cardiaco, Yukito por su parte se quedó con su misma sonrisa imperturbable como siempre y el señor Fujitaka se limitó a sonreír enigmáticamente preguntando por los detalles del viaje mientras colgaba su abrigo en uno de los percheros de la entrada y se desenrollaba la bufanda. Syaoran respondió a todas las preguntas seria y formalmente como un soldado hablándole a su general. A pesar de todas las quejas de Kero (quien había retomado su forma falsa) y de los gruñidos no disimulados de Tôuya, el profesor de arqueología aceptó dejar ir a su hija, no sin que antes el hermano guarura se anexara para poder "proteger" a su hermanita. Sakura abrazó a su novio, emocionada y éste le dirigió una sonrisa sin desvanecer del todo su actitud madura. Luego de eso, el muchacho se despidió de todos para ir a hacer los últimos preparativos y dejó a la familia Kinomoto (y al colado Tsukishiro) sumidos en una cena silenciosa dentro de un ambiente tenso. Casi sin tocar su plato por la emoción, la chica de cabello castaño claro corto corrió hacia su habitación para empacar todas sus cosas, el muñequito amarillo de felpa tampoco pudo comer pero porque sentía que le iba a dar indigestión, volaba detrás de ella como si temiera que se fuera a ir sin él.

- "¿Llevaré esta chamarra? No, allá en Hong Kong no hace tanto frío, mejor llevo este suéter" –hablaba sola distraídamente mientras seleccionaba su ropa, de rodillas en el suelo con la maleta frente a ella- "¿Y qué tal el traje de baño? Voy a llevarlo por si acaso…"

- "Sakura ¿Desde cuándo usas tangas de hilo dental?" –preguntó el peluchito levantando algo que parecía una larga tira color rosa pálido con manchas color chocolate- "¡Ni creas que voy a permitir que uses esto delante del mocoso pervertido ese!"

- "¡Kero-Chan!" –exclamó ella con la cara brillando en color rojo mientras se lo arrebataba- "¡Esto no es una tanga, es la parte de arriba del bikini¡Y Syaoran no es ningún pervertido!" –agregó con un puño amenazante.

- "¡JA¡Pero aceptas que es un mocoso!" –rió triunfante el pequeño guardián antes de ser aplastado por una montaña de ropa que su ama dejó caer sobre él con una sonrisa maliciosa en los labios.

- "Cerberus tiene razón" –la voz de su hermano llegó hacia ellos que se encontraban envueltos en una guerra de almohadas (Cerberus en su forma original)- "Mejor deja eso porque no vas a usarlo allá… la gente podría asustarse y morir de un ataque cardiaco."

- "¡Onii-Chan!" –gritó ella desde el suelo, donde yacía cubierta de plumas mientras le lanzaba una almohada en la cara- "¡Eres muy malo!"

- "No, Sakura…" –murmuró en un tono tan bajo que solamente él lo pudo escuchar, a la vez que el guardián reanudaba su pelea amistosa con su joven ama ignorándolo por completo- "Me preocupo por ti, eso es todo…"

Tôuya se retiró a su habitación para preparar sus cosas con una vena resaltada en la frente, Yukito lo miraba tristemente sin que éste se percatara de ello. Se limitó a pasarle las prendas que le parecía que debía llevar con una sonrisa melancólica. Fue hasta que cerró la maleta, con un golpe más fuerte de lo que realmente era necesario, que notó el silencio inusual en su "amigo" de ojos color caramelo y cabello negro grisáceo. Le dirigió una mirada oscura tratando de descubrir lo que se ocultaba más allá de esos anteojos y esa sonrisa a medio terminar que disfrazaba su rostro de pálida piel. No fue necesario decir nada, los ojos de la falsa identidad de Yue comenzaron a llenarse instantáneamente de lágrimas que se rehusaban a resbalar por sus mejillas, antes de que cualquiera de los dos pudiera abrir la boca, antes de que Tôuya entendiera qué era lo que estaba pasando realmente, antes de que sus pensamientos tomaran un orden lógico y salieran de su boca bajo la forma de palabras, el conejo de nieve se lanzó hacia él en un abrazo que expresaba todo lo que sentía y todo lo que pensaba. La angustia, el dolor, la nostalgia, el miedo y la tristeza, todos fundidos en un abrazo con todas sus fuerzas.

- "Voy a extrañarte mucho To-ya" –le dijo enjugando sus lágrimas en el pecho del muchacho de cabello negro- "No… ya te extraño y ni siquiera te has ido."

- "¿Yuki?" –la voz del muchacho se escuchaba temblorosa y asombrada- "Es verdad… tú… tú no vienes con nosotros."

- "No tiene caso que vaya mientras Sakura-Chan no esté en peligro" –dijo miserablemente hundiéndose en el pecho del hermano mayor del ama de su verdadera identidad- "Además no tengo dinero para el pasaje" –agregó con una sonrisa triste que su interlocutor no pudo ver porque lo estaba abrazando.

- "Te llamaré por teléfono todos los días" –lo consoló Tôuya- "También te extrañaré, Yuki" –lo apretó con más fuerza contra su cuerpo.

Sakura ya había terminado de empacar todas sus cosas y se encontraba hablando por teléfono con su mejor amiga poniéndola al tanto de toda la situación, mientras el muñequito de felpa comía una dona de chocolate sentado en su regazo. La chica de mirada amatista se llevó una gran sorpresa aunque trató de disimular la tristeza que le causaba la partida de su mejor amiga, intentó animarla y compartir su euforia, la cual le impedía darse cuenta de los verdaderos sentimientos que Tomoyo ahora estaba ocultando. Frente a la joven Card Master estaba su maleta ya cerrada y lista para levantarla y llevársela. Tenía el teléfono apoyado en el hombro y con las manos programaba varios relojes despertadores para el día siguiente, no podía darse el lujo de quedarse dormida y estaba segura de que no iba a poder conciliar el sueño muy temprano. Kero había terminado de comerse la rosquilla y ahora registraba el refrigerador en busca de algo más, normalmente comía mucho pero ahora la ansiedad lo hacía triplicar la cantidad acostumbrada.

- "Estoy muy nerviosa, Tomoyo-Chan" –le confesó la chica a su prima aún programando uno de los despertadores, torpemente y con las manos temblorosas- "¿Cómo va a reaccionar la familia de Syaoran cuando me presente como su prometida?"

- "No te preocupes, Sakura-Chan" –la animó ella, tratando de que no se notara en su voz la tristeza que sentía en esos momentos- (("Volverá pronto, además si ella está feliz, yo también lo estaré")) "Recuerda que cuando conocimos a la mamá de Li-Kun, ella te aceptó muy bien…"

- "Sí, pero esa vez Syaoran y yo ni siquiera nos llamábamos por nuestros nombres" –replicó la chica asentando el último de los relojes en una mesita que tenía a su lado- "No sé si las cosas van a cambiar ahora que nuestra relación es tan… formal."

- "Recuerda que tú tienes tu frase invencible, Sakura-Chan" –insistió Tomoyo con una voz entusiasta ocultando sus verdaderos sentimientos de una manera admirable.

- "Estoy segura de que todo estará bien" –recitó Sakura con una sonrisa tranquila sintiendo como la preocupación se desvanecía- "Muchas gracias Tomoyo-Chan, me siento mucho mejor."

- "¡Eso es, Sakura-Chan!" –ovacionó la joven de largos cabellos negros- "Bueno, tengo que colgar o si no, no voy a terminar tus nuevos atuendos… nos vemos mañana."

- "¡Pero, Tomoyo-Chan!" –se quejó la chica sonrojada con una enorme gota de sudor en la frente- "¿Nuevos atuendos¡Es que me da mucha pena!"

Pero su prima ya había colgado el teléfono, aunque en realidad tenía un vestido a medio terminar asentado en el regazo, no pudo evitar dejar caer una lágrima sobre él mientras lo miraba con una sonrisa y ojos tristes. Sakura se extrañó al escuchar el silencio al otro lado del auricular (("¿Hoe?")) pero después de comprobar que su amiga ya no estaba ahí, alzó los hombros y colgó. Recogió todos los despertadores que había estado programando para distribuirlos en toda su habitación, tenía el estómago revuelto a pesar de los consejos de su amiga y de nada le sirvió repetirse a sí misma su "frase invencible" ya que cada vez que la volvía a pronunciar, se le hacía un poco más improbable… un poco menos verdadera… un poco más lejana. Abrió el cajón de su escritorio y contempló tristemente el lugar vacío que usualmente ocupaba su libro de cartas, ahora envuelto y cuidadosamente empacado en su maleta, tomó el osito gris que le había regalado su novio y lo puso sobre la cama, después de ponerse la pijama y cepillarse el cabello cuidadosamente, abrazó al peluche y se quedó acostada con los ojos abiertos, los nervios no la dejaban dormir. Kero se acostó a un lado de ella para sentir en qué momento se levantaba y ella sonrió ante la inseguridad de su guardián, no supo en qué momento se quedó dormida... solamente se quedó pensando en cómo sería su vida de ahora en adelante…


Notas de la autora

Hola, soy yo de nuevo. Bueno, creo que no quedaron más cosas que aclarar acerca de la localización temporal del fic, en cuanto a si es del manga o del anime, bueno, digamos que del anime para no sentirnos tan perdidos aunque en realidad no importa mucho porque de donde tomé más referencias fue de la primera película.

También, como dato curioso podría decirse que es una especie de continuación del fic "Jibun Ni Makenai Yo" pero en realidad no se necesita haberlo leído anteriormente para entender éste, trataré de aclarar cualquier comentario que pudiera referirse a algo que ocurrió durante éste para evitarles la molestia de tener que leerlo, aunque si gustan… pues adelante…

Sin nada más que decir, espero cualquier comentario, duda o lo que sea y espero que les agrade.

LunaGitana