Hola^^ Como he tenido quejas de que los capítulos eran muy cortos, y yo misma me he dado cuenta de que había muchas cosas que no especificaba bien, he decidido modificar un poco los capitulos, ampliarlos y volver a subirlos. Este es el primero =3
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, son todos propiedad de J. K. Rowling
Vacaciones en las nubes
Un manto blanco de nieve cubría los terrenos de Hogwarts mientras el frío moraba por sus rincones. El castillo estaba prácticamente vacío, porque, tras la caída de Voldemort a finales del último verano en los jardines del colegio, casi todos los estudiantes habían decidido irse a casa por Navidad, a relajarse y disfrutar de unas muy merecidas vacaciones con su familia tras la época de terror que habían vivido.
Aunque todos sabían que aun quedaban mortífagos sueltos, no había tanta tensión o miedo en el ambiente como cuando vivía el Lord, por lo tanto, todos pensaban que, después de haber estado aterrorizados los últimos dos años, esas vacaciones serian para descansar completamente. Lo pensaban todos, menos una Gryffindor de séptimo año, de pelo castaño y algo enmarañado, que se encontraba en la biblioteca preparándose para los EXTASIS.
Hermione Granger pensaba y decía públicamente, a todo aquel que quisiera escucharla, que era una tontería perder el tiempo en las vacaciones cuando los exámenes estaban a la vuelta de la esquina. Según ella, era precisamente ahora, que Voldemort había caído y no tenían la preocupación por la batalla, cuando debían emplear su tiempo libre en centrarse más en los estudios.
Pero, como nadie más compartía su opinión, era la única alumna que se había quedado en el castillo en Navidad estudiando. Ni siquiera Harry o Ron habían querido renunciar a sus vacaciones, lo que había hecho que su amiga se pasara lo que les quedaba de clases hasta que se fueron persiguiéndolos y recriminándoles que así nunca conseguirían unas buenas notas. Además, creía firmemente en que los mayores debían dar ejemplo a los cursos inferiores y mostrarles que tenían que prepararse bien para labrarse un buen futuro. Y, así como lo explicaba, lo llevaba luego a la práctica, o, por lo menos, lo intentaba, porque lo cierto era que llevaba tres cuartos de hora leyendo y releyendo el mismo párrafo sin enterarse de nada y con la cabeza en otra parte. En particular, estaba pensando en un par de curiosos personajes que le volvían loca desde el año pasado.
Uno de ellos, alto, moreno y con un humor de mil demonios, se encontraría posiblemente en su despacho en las mazmorras, y el otro, tan dulce como el chocolate que llevaba siempre con él a todas partes, puede que estuviera…
-Hola, Hermione- saludó una voz ronca su espalda.
-Detrás de mí- acabó su pensamiento la chica- Hola profesor Lupin- dijo girándose para mirar al castaño.
Tenia que admitir que no era nada raro que le gustase tanto. Él siempre era amable con todos y ayudaba a los demás. Si a eso se sumaba que era muy lindo y atractivo, se podía decir que tenía a medio Hogwarts detrás de él, y no sólo por parte de las chicas. De hecho, últimamente se le veía mejor que nunca; se había dejado el pelo hasta los hombros y lo recogía con una coleta baja, llevaba ropa nueva, que le sentaba muy bien, y estaba más relajado y parecía más feliz que antes. Nadie sabia que le había pasado exactamente para "sufrir" ese pequeño cambio, pero a todos le gustaba su nueva imagen (aunque muchos no lo admitieran). Lo único que no le agradaba a nadie era el rumor que había empezado a correr de que, la nueva apariencia del profesor, estaba destinada a conquistar a un posible amor, desconocido para todos.
-Mione, ¿cuantas veces te tengo que decir que me llames por mi nombre cuando estemos a solas?- dijo este medio regañándola.
-Perdona, es que aun no me he acostumbrado- respondió Hermione.
Esto era cierto. El hombre llevaba dos años pidiéndole que le tuteara, pero a la chica aún se le hacía muy raro llamarle por su nombre de pila; al menos, delante de él, porque en sus sueños…
Remus sonrió y se sentó a su lado. La proximidad hizo que a Hermione se le pusiera la piel de gallina. La joven aprovechó que le tenía cerca para admirar a su profesor con detenimiento: miel en sus ojos, el pelo reluciente y una sonrisa encantadora. Por no hablar de esos maravillosos labios tan tentadores que atraían a cualquiera como imanes…
-¡Contrólate Hermione!- se reprendió mentalmente.
-Bueno, dime: ¿que está haciendo una chica tan linda como tu aquí sola?- interrumpió sus pensamientos el hombre, acercándose aun más a ella.
Hermione casi se cae de la silla al oír aquello; ¿le había llamado linda? No podía ser. ¿Uno de los hombres más atractivos de la escuela, llamándole linda? ¿A ella? Le faltaba el aire para respirar mientras su cabeza era todo un torbellino. Tenía a uno de los protagonistas de sus fantasías (nada inocentes) a su lado, ese día estaba terriblemente atractivo, y, para rematar la situación, encima le había piropeado. Ni siquiera podía contestar de manera coherente a esos ojos tan tiernos. Recordó de pronto el sueño que había tenido esa misma noche y que había empezado en una situación muy parecida a la que se encontraba, para luego, descontrolarse.
[FLASH BACK~SUEÑO]
Los labios de Remus estaban a apenas unos centímetros de los suyos, y Hermione no podía dejar de mirarlos.
-¿Te encuentras bien Mione?- pregunto el hombre.
-Sí, creo que si. Sólo me falta un poco de aire…- contesto Hermione bastante sorprendida y halagada- ¿Está preocupado por mí?
-Espera, enseguida arreglo eso- dijo Remus acercándose lentamente a ella.
Cuando sus labios se rozaron, Hermione sintió que podía morirse ahí mismo y no le importaría. Finalmente, cuando Remus sello completamente sus labios con los propios, todo pensamiento coherente desapareció de su cabeza, dejando que sus sentidos y todas sus emociones tomaran el control de su cuerpo.
[FIN FLASH BACK~SUEÑO]
-Pues…yo…-balbuceó la chica intentando que las imágenes de su sueño a partir de ese beso no regresaran a su mente-¡CONTRÓLATE HERMIONE!- se insistió con más fuerza- yo estaba estudiando…porque…ya sabes…los EXTASIS.
-¡Pero Hermione! ¡Si aún quedan meses para eso!- exclamó Remus sorprendido- Además, creo que estar tanto tiempo aquí te está sentando mal: estás completamente roja.
-¿A-a sí? ¡Qué cosa…!- dijo ella nerviosa. Los recuerdos de las ropas de ambos cayendo mientras las caricias aumentaban bombardearon su mente- ¿Por qué será…?
-Anda, deja eso. Vamos a dar un paseo, a ver si te despejas- dijo Remus levantándose- Ven conmigo.
-Bueno, quizás un paseo no me venga mal- contesto Hermione tomando tímidamente la mano que el hombre le había ofrecido.
Remus tiró de ella y Hermione se levanto de golpe por el impulso, chocando contra el cuerpo de su profesor que le agarró en un acto reflejo por la cintura para que no se cayera. Ella, que había apoyado sus manos en el pecho de él, le miro a los ojos.
-Dios mío, que ojos tan lindos. ¡Si parecen oro líquido!- pensaba Hermione sonrojada por su posición- Podría morir ahora mismo si tan solo me dejaran quedarme entre sus brazos.
Por un momento se quedaron así, mirándose callados, apoyados el uno en el otro y disfrutando de su presencia. La chica estaba feliz y muy nerviosa; ¿que pasaría si sus sueños ocurrieran en realidad? ¿Seria correspondida de alguna forma? Mientras cavilaba sobre esto y muchas cosas más cosas, sintió como sus mejillas se coloreaban de nuevo, porque Remus había inclinado ligeramente la cabeza hacia ella. Aún así, no dejo de mirarle a los ojos y ella también se acercó un poco más. Sus respiraciones aumentaron poco a poco, y también la cercanía entre ellos. Sus narices ya casi se tocaban y ambos parecían decididos a seguir hasta el final.
Estaban tan abstraídos el uno en el otro que no notaron la sombra que se había ido aproximando poco a poco hasta quedar a unos metros de ellos y que había presenciado toda la escena con una mezcla de irritación y celos.
-Vaya, vaya. Qué enternecedor. Parece ser que al lobito le gusta otra además de la luna- dijo la sombra con un tono frió y burlón.
La pareja se dio rápidamente la vuelta. Ninguno de los dos había necesitado mirar a poseedor de aquella voz para saber de quien se trataba. Hermione estaba roja de vergüenza, Remus de ira.
El personaje salió de las sombras para que no quedara ninguna duda de que era él. La vestimenta, impoluta y completamente negra, hacía juego con su pelo largo y también del mismo color. Sus ojos parecían pozos sin fondo, fríos e impenetrables, que ahora les observaban con sorna y desprecio. Todo aquello constituía parte de la imponente figura que ahora se presentaba ante ellos.
Ni había duda. Finalmente, Severus Snape había hecho su aparición.
Creo que, de todos, es el que menos he cambiado, pero algunas cosas si que las he ampliado. En fin, todo tipo de comentarios bievenidos. Un saludo^^
Aqua Ootori
