Saludos lectores!
Muy bien, antes que nada, bienvenidos y gracias por leer. Hace poco tiempo, leí un fanfiction del autor Mrs. Pettyfer, sí, The Black Games, uno de los mejores Fics A.U de Zutara en mi opinión, después de esa lluvia de feels, leí el libro del autor José Ignacio Valenzuela de La Trilogía del Malamor "Hacía el Fin del Mundo" al tiempo en que lo leía veía la relación de los personajes del libro con los del mundo de Avatar y mi cabeza comenzó a trabajar y se me ocurrió hacer un fic basado en ese libro, es un Zutara lento pero vale la pena.
De nuevo gracias!
Disclaimer: los personajes de Avatar: La Leyenda de Aang pertenecen a Mike Dante y Bryan Konietzko. Hacía el fin de Mundo le pertenece a José Ignacio Valenzuela.
Por ti, hasta el fin del mundo.
Primera parte.
Desaparición
El sonido de unas alas alertó a Katara, alarmada distrajo su atención del Pergamino de Fuego Control que leía para ponerla en el Halcón mensajero que se acercaba hacía ella. Estiró la mano para que el ave aterrizara en ella, pudo acceder al pequeño pedazo de papel que tenía atado en la pata. Leyó la Inscripción y la reconoció de inmediato: era un mensaje de Suki.
Katara sintió un poco de enojo al saber que el mensaje atado en la pata del Halcón era de Suki. Como pensaba siquiera mandarle algo así después de lo que había pasado.
Después de eso Katara pensó que había quedado claro que no querría saber de su amiga de nuevo, ni siquiera hablar con ella, pensó que Suki no tenía el más mínimo sentido de arrepentimiento o vergüenza. Katara estaba enojada, enojada por el hecho de que su amiga se había robado sus estudios acerca de cómo aplicar los movimientos del Fuego Control en técnicas Agua Control, por el hecho de que, por ello, tuviera la oportunidad de viajar a una de las colonias de la Nación del Fuego en el Reino Tierra para investigar más sobre el tema y conocer más de la cultura de los Maestros Fuego. Suki la traicionó aun cuando ella ¡ni siquiera era Maestra Agua! Lo cual significo mucho para Katara.
Sin tener mucho cuidado hecho el pergamino a la bolsa que llevaba consigo sin leer el mensaje.
Katara decidió salir de lo que consideraba su biblioteca para regresar a sus labores en la tribu, sin embargo, no pudo evitar pensar en el por qué del tan inesperado mensaje de Suki, mientras se acomodaba su parka para arroparse mejor del frío comenzó a indagar. ¿Para qué quería Suki contactarla? Katara podía decir sabiendo del orgullo de su amiga que no era para pedir disculpas. ¿Acaso, le daría información de la leyenda adjunta a las investigaciones de los Maestros Fuego? Eso sería todavía peor pues era una leyenda que le llamaba mucho la atención a Katara pero que no pudo descubrir mejor debido a falta de información, la cual, sólo se podía acceder en la Colonia de la Nación del Fuego.
Un día por casualidad la abuela de Katara; Gran-Gran le obsequió un pergamino de la Nación del Fuego con un poco de una leyenda regional en ella decía que, tiempo después de que se desatara la Guerra de 100 años una Maestra Agua curandera se enamoró de uno joven soldado de la Nación del Fuego quien era hijo de los fundadores de la colonia. El soldado correspondió a ese amor pero su familia no lo aprobó, así que le prohibió que siguiera viendo a la Maestra Agua, al ser de una nación "inferior" según los colonos no merecía la compañía de su hijo, además de su extraño comportamiento liberal y su afición por las plantas. El joven soldado falto de valor abandonó a su amada rompiéndole el corazón. Dolida por ello, maldijo a toda la colonia: desde el día en que su corazón fue roto nadie podría sentir amor de nuevo.
Katara debía admitir que la historia era muy interesante, un romance entre un soldado de la Nación del Fuego y una curandera de la Tribu Agua, algo que, además, creía imposible, por algo era una leyenda. Aún así, la relación entre Fuego y Agua la llevo a estudiar a los maestros de dichos elementos, viendo la similitud en movimientos y lo bien que las técnicas funcionaban uniéndolos no dudo en querer comentárselo al jefe de la Tribu Pakku. En sus planes Katara pensaba en viajar a esa colonia para hacerle preguntas a la gente que vivió ese periodo y, quizá, hasta conocer a alguien que presenció la supuesta maldición de la Maestra Agua. Al tener sus pergaminos guardados en un lugar secreto jamás pensó en que alguien los llegaría a robar, pero todo cambio cuando Suki los leyó y los presentó a Pakku como idea suya.
Desde luego el jefe de la Tribu celebro la idea pensando que eso les ayudaría a entender los movimientos de los Soldados Maestros Fuego y así ayudarlos a vencerlos. Envió a Suki a la colonia para que investigara todo lo que pudiera de ello.
Y, ahora, después de todo eso, tenía un mensaje de ella en su bolsa esperando ser leído, resignada Katara metió la mano y saco el pergamino.
Por encima se veía la insignia que sólo utilizaban cuando se mandaban mensajes entre ella, un círculo con olas representando el amor a su Tribu también.
Sin más lo abrió con cuidado y comenzó a leer.
La caligrafía a diferencia de lo normal estaba temblorosa y casi ilegible lo cual extraño aún más a Katara. Lo que leyó la dejó sin palabras y con un escalofrío en la espalda:
"-¡Katara, por favor! ¡Esto es horrible!-"Se leía en la casi irreconocible escritura.
"-¡Tienes que ayudarme! ¡Por favor! ¡Por favor…!-"
Un miedo se apoderó del cuerpo de Katara, pero aún así quiso salir de su amada Tribu a toda prisa para dirigirse a la Colonia para ayudar a su amiga. Su deseo se esfumó cuando recordó la distancia y lo que tendría que hacer para llegar ahí.
¿En donde se metió Suki? No entendía que pudo haber pasado para que le mandara un mensaje de ayuda.
"-¡Ven por mi! ¡Sálvame! Fue rey…-"
La carta acababa abruptamente ahí.
Katara seguía ahí parada sin moverse, sin inmutarse de las personas que al pasar la veían con cara de preocupación y rareza.
¿Es una broma? ¿Suki estaba bromeando, verdad?
Fue rey… ¿Rey? ¿A qué se refería con eso? En las colonias no había rey. ¿Qué le había pasado a Suki? Estaba en peligro y confiaba en Katara como la única persona que la podía salvar, pero, ¿Cómo? Ella estaba en la Tribu del Agua del Sur, el viaje era muy tardado y no se podía imaginar cómo le diría a Gran-Gran qué tiene que ir a salvar a su amiga.
Conocía a Suki, sin ser una Maestra Agua era una de las guerreras más valiente que conocía, había ayudado a Katara a combatir el machismo que había en su tribu, así que, ¿Qué era lo que la atemorizo tanto, como para mandar un mensaje de improviso y con tan mala caligrafía? Las preguntas no dejaban de aparecer en la cabeza de Katara.
A pesar de todo el mar de preguntas que estaba en su pensamiento algo muy claro surgió: tenía que encontrar y salvar a Suki de donde quiera que estará, sin importar la distancia que tendría que recorrer para llegar a la Colonia de La Nación del Fuego.
Bien, qué tal?
Debo continuarlo? Por favor déjenme sus sugerencias y comentarios, ayudará mucho.
Gracias.
Elizabeth Wolf.
(sí, cambié de pseudónimo xD)
