Disclaimer: Ninguno de los personajes, del ambiente, etc., me pertenecen. Lo único mío es la imaginación y la locura :P.
I
DE RECUERDOS Y MUERTES
Fred y George Weasley no eran iguales.
A pesar de que los dos tenían prácticamente el mismo físico, eran unos bromistas sin remedio, le podían sacar una sonrisa a todo el mundo y siempre conseguían una reprimenda por parte de McGonagall, no eran iguales.
Y Hermione lo sabía.
Lo sabía por la cantidad de veces que los había estado observando por encima del libro que fingía leer, lo sabía porque siempre prestaba atención a sus conversaciones cuando se sentaba cerca de ellos en el Gran Comedor.
Lo sabía porque hacía más de tres años que estaba enamorada de George Weasley, y curiosamente, nunca se había dado cuenta hasta ese momento.
Hermione se dejó caer en el sillón de la sala común con los ojos ya secos. Había sido una noche desastrosa, y todo por culpa del memo de Ronald Weasley.
Crispó los dedos en un movimiento involuntario al pensar en él, como si tuviera deseos de estrangularlo.
El baile había empezado de forma perfecta; dejando a todo Hogwarts con la boca abierta al verla aparecer del brazo de Viktor Krum y ganándose una mirada de asombro hasta por parte de Malfoy. Bailando toda la noche, a pesar de que su acompañante era un poco torpe, y disfrutando muchísimo.
Pero entonces llegó el desastre.
Ron le había echado a la cara que era una traidora al juntarse con alguien de Dumstrang, y que Viktor sólo la estaba utilizando para resolver el enigma del huevo. Y eso había sido más de lo que la joven estaba dispuesta a aguantar.
Se habían peleado, y la noche había acabado convirtiéndose en un desastre total.
Hermione había llorado y maldecido a Ron toda la noche; ahora, a punto de amanecer, se había bajado a la vacía Sala Común a descansar, pues en su cuarto, con sus compañeras de habitación comentando el baile y preguntándole una y otra vez que le pasaba resultaba difícil conciliar el sueño.
Cerró los ojos y respiró hondo, sintiéndose terriblemente cansada. Y estaba a punto de ser arrastrada por Morfeo cuando una voz la espabiló:
- ¿Hermione? –exclamó George detrás de ella-. ¿Se puede saber que haces aquí a estas horas?
La muchacha ahogó un gruñido y abrió los ojos, clavándolos en el joven pelirrojo y dedicándole una mirada asesina.
- Bueno, bueno, no hace falta que me mires con tanta alegría –ironizó George con una sonrisa burlona.
Ella suspiró, intentando no mostrarse demasiado hosca.
- Intentaba dormir, en mi cuarto no puedo porque las otras chicas no paran de comentar el baile –no pudo evitar que la palabra "baile" le saliera con más amargura de la que pretendía.
George rodeó el sillón en el que sentaba sentada y se dejó caer en el sofá que había delante con la sonrisa burlona todavía adornándole el semblante.
- Sí, yo también he venido huyendo de las explicaciones de Fred de cómo besar a una chica –bostezó ampliamente-. Se ha dado un par de besos con Angelina y ya se cree todo un experto.
- Así que por eso no estás con él, ya decía yo que era muy raro que no estuvierais juntos, si parecéis siameses.
La sonrisa de George se amplió al captar el sarcasmo de su voz. Se encogió de hombros.
- No vamos juntos a todas partes, princesa. Por ejemplo, al baño vamos por separado.
Hermione le fulminó con la mirada, sin encontrarle ninguna gracia a su broma.
- Bueno, ahora en serio –George se inclinó hacía delante mientras hablaba-. ¿Estás tan de mal humor porque mi querido hermano pequeño te ha montado esa estúpida escena?
Ella desvió la vista hacia la ventana mientras se abrazaba a sí misma, hasta él se había enterado.
- Mira Hermione –empezó George con una seriedad impropia de él-, no le hagas mucho caso al imbécil de Ron, ¿vale? No dejes que te estropee la noche.
- Ya la ha estropeado –murmuró la chica con los labios apretados y con los ojos nuevamente húmedos.
Y de repente se echó a llorar.
En un principio, George no supo como reaccionar, no se le daba muy bien eso de consolar a la gente; él era un chico que vivía por y para la alegría, nunca se dejaba arrastrar por la tristeza, y por eso no entendía a la gente que lo hacía. Pero por suerte, su instinto actúo por él.
Vacilante, se levantó de dónde estaba sentado y se acercó a ella, inclinándose a su lado y pasándole la mano un par de veces por el pelo.
- Vamos Hermione, tranquila, no es para tanto.
Pero sus palabras consoladoras murieron en sus labios cuando sin previo aviso, ella se arrojó a sus brazos, enterró la cara en su hombro y siguió llorando. Los segundos que pasaron antes de que George reaccionara parecieron eternos, pero finalmente la rodeó por la cintura y la apretó contra sí, sintiendo el cálido cuerpo de la muchacha presionado contra el suyo.
Ninguno de los dos sabría decir cuanto tiempo estuvieron en esa posición, ella llorando en el hombro del joven, y él devolviéndole un abrazo de consuelo.
Pero al cabo de un rato, Hermione se calmó.
Permaneció muy quieta cuando se le pasó aquel extraño ataque de histeria, abrazada al pelirrojo. Después, lentamente, casi a cámara lenta, se separó de él y lo miró a los ojos.
Castaño contra azul.
- Gracias –murmuró entonces con voz áspera.
George sacudió la cabeza.
- No es nada –le aseguró recuperando su sonrisa-, en realidad estoy acostumbrado a que las chicas se lancen hacia a mí.
El comentario la hizo esbozar una diminuta sonrisa. Al verla él sacudió la cabeza.
- Pero de verdad que no lo entiendo –reconoció-, ¿tanto te han dolido los comentarios del pequeño Ronnie?
- No es sólo eso –intentó explicarle-, es que… bueno, me he llevado una decepción esta noche.
- ¿Una decepción?
Hermione asintió, y los ojos se le hubieran vuelto a llenar de lágrimas de no ser porque ya las había gastado todas.
- Es que empiezo a creer que nadie me ve como una chica –dijo con voz quebrada-, hasta Viktor, que siempre se ha mostrado interesado, ha cambiado de idea y se ha apartado cuando estaba a punto de besarme…
Un sollozo rasgó su pecho al recodar la escena, y ni siquiera se dio cuenta de que le había contado más de lo que pretendía.
- ¿Ese gorila ha hecho eso? –preguntó George con una voz curiosamente metálica.
Hermione volvió a asentir mientras más sollozos la hacían temblar, sin fuerzas para decir que Viktor no era ningún gorila.
- Pues no me parece justo que una chica tan guapa como tú se quedé sin un buen beso una noche como está –declaró él con voz extrañamente decidida.
La cogió de la barbilla y la hizo alzar la cabeza. Y sin previo aviso, la besó.
El grito de sorpresa de Hermione quedó ahogado en los labios del joven, que acariciaban los suyos con suavidad. Al principio no supo como reaccionar, pero finalmente acabó cerrando los ojos y abandonándose a aquel beso. Corto y dulce.
Cuando se separaron, George guiñó un ojo a una desconcertada Hermione y se puso en pie.
- Eso es para que no vuelvas a pensar que la gente piensa que no eres una chica. Porque lo eres y además muy guapa.
- George –balbuceó Hermione mientras buscaba algo que decir.
- Shh –susurró él sonriendo-. Tranquila, tómatelo como mi regalo de Navidad y no pienses tanto, que no es bueno para la salud.
Y con una enorme sonrisa subió de nuevo a las habitaciones de los chicos, dejando en la Sala Común a una perpleja Hermione.
Y ahora, casi cuatro años después, miraba al joven que le había dado su primer beso sentado al lado del cadáver de su hermano con una clara mueca de dolor y desconcierto en el rostro, y sentía que se le partía el corazón.
Después de aquel extraño beso, George se había comportado como si no hubiera pasado nada, y Hermione lo había imitado. Pero a partir de ese momento, había estado más pendiente de él de lo que debería. Y sólo ahora se daba cuenta de porque.
Se había enamorado de él esa noche –o esa mañana, según se mire-, con ese beso, con ese abrazo.
Como percatándose de su mirada, él alzó la vista del rostro de su gemelo muerto y la clavó en ella. Hermione sintió el deseo irrefrenable de correr hacia él para abrazarlo y borrar su expresión de profundo sufrimiento, una expresión que jamás había imaginado que pudiera llegar a poseer aquel joven de sonrisa perpetua.
Pero consiguió controlarse y se acercó a él lentamente, sin apartar la mirada de la suya.
Hasta llegar dónde se encontraba.
Había mucha gente a su alrededor que gritaba de alegría o lloraba de pena. Lord Voldemort había muerto, sí, pero había dejado muchos corazones rotos y familias destrozadas.
Se arrodilló para que estuvieran frente y lo siguió mirando a los ojos.
Castaño contra azul.
Ninguno de los dos habló, y estuvieron quietos, mirándose, por un tiempo indefinible. Hasta que Hermione se inclinó hacia él y lo abrazó, estrechándolo contra ella, tratándo de trasmitirle el cariño que el joven necesitaba.
En ese instante, algo en el interior de la joven despertó y le dijo que se necesitaban el uno al otro para poder sobrevivir, sobre todo ahora, que había reconstruir muchas cosas y recomponer a muchas personas.
Y por eso hizo algo que no estaba acostumbrada a hacer.
No pensó, simplemente se dejó arrastrar por sus sentimientos, y lo besó. Sin importarle que hubiera cientos de personas rodeándolos, sin importarle nada ni nadie, lo besó.
Un beso profundo, lento, en el que percibió todo el dolor que George tenía en su alma, y lo abrazó con más fuerza.
Pero entonces el beso cambió.
George, que había dejado que lo besara sin llegar a participar en el beso, reaccionó de golpe, y agarrándola rudamente por las caderas, la pegó a él aplastando su boca con la suya.
Hermione gimió y George aprovechó para meter su lengua en su boca y explorar cada recoveco de su interior, dejando salir toda su amargura por medio de aquel beso. La joven se agarró a sus hombros, como si no pudiera mantener por si sola el equilibrio, y le devolvió el beso con ímpetu.
Cuando se separaron jadeantes, ambos cruzaron una mirada de compresión y se abrazaron con fuerza, con mucha fuerza.
Bueno... ¿qué os parece? La verdad es que no es lo mejor que he escrito, pero me apetecía empezar con un George-Hermione. Tened en cuenta que es mi primer fic, así que, ¡sed piadosos, por favor! Se admiten críticas y correcciones (siempre que sean dichas con educación) y pr supuesto, halagos.
Una aclaración: Es bastante claro dónde ocurren los hechos, ¿no? El recuerdo es después del baile de Navidad de cuarto y el resto es después de haber vencido a Voldemort.
¿Os animáis ha enviarme un Review?
Mil gracias por leer,
Crisalyda
