Saint Seiya y todos sus personajes son propiedad de Masami Kurumada.
Shura
Capítulo I
Es increíble que a pesar de que Atenea nos revivió, ninguno de nosotros se haya atrevido a enfrentar su pasado. Yo, Shura de Capricornio, he decido hacerlo hasta ahora. Sí, suena algo loco, pero tal vez escribir sobre mi niñez me ayude a comprenderme y aceptarme. Es que quizás, al pensar y sentirme de nuevo como el chiquillo de antaño, recobre mi entendimiento y me ayude a no ser tan duro conmigo mismo.
Bueno, mi historia comienza el día de mi nacimiento, el 12 de enero del 1963, en la ciudad de Barcelona, en Cataluña, una región española. Mi padre, Iván Bolkonsky, era ruso de nacimiento, venido de esas tierras, desde los años 40, junto a mis abuelos paternos; y mi madre, Dolores Martínez, era española, de la misma ciudad en que yo nací. Obviamente, esto significa que mi nombre no es Shura. Mi nombre es Alejandro Bolkonsky Martínez. Shura es un diminutivo de mi nombre. Así me llamaba papá.
Los primeros cinco años de mi vida los pasé en Barcelona. Fui hijo único, así que no sé que es lo que se siente tener un hermano o hermana. Mis padres eran buenas personas. Mi padre poseía una biblioteca, donde se vendían libros de distintos autores, algunos prohibidos por la dictadura de aquel entonces. Obviamente, esto le traería problemas tarde o temprano, porque si hay algo que no soportan los dictadores es que se desobedezcan sus mandatos. Pero durante este tiempo, no ocurrió nada… hasta 1968
En mayo de ese año, comenzaron las manifestaciones estudiantiles. Mis padres decidieron ponerse a favor de aquellos muchachos que luchaban a favor de la libertad, los proveían de libros y protección, pero un día, los militares entraron a nuestra casa. Mi madre me obligó a esconderme, mientras mi padre enfrentaba a los soldados. Uno de ellos empezó a disparar a diestra y siniestra. Mi casa quedó destruida por las balas, pero aún no disparaban en contra de mi padre.
—No puedo creer que sean tan cobardes. Disparan contra los que podrían liberar este país, arteramente y permiten que Franco siga usurpando el poder. Son unos malditos, pero llegarán días en que ese poder en que tanto confían se acabará y España será libre al fin— dijo con valentía mi padre, antes de que el soldado al fin acabara con su vida.
Vi como mi madre gritaba el nombre de mi padre, antes de que los soldados la mataran también. Ellos siguieron disparando por unos minutos más antes de decidirme a salir del escondite. Les grité que me mataran de una vez, al fin y al cabo yo era hijo de alguien estaba en contra de la dictadura. El soldado disparó, pero la bala nunca llegó. Vi a un hombre al frente mío, con una armadura que recordaba a las armaduras de los caballeros medievales, pero toda de color dorado.
El soldado se quedó sorprendido, ya que el hombre había detenido las balas con sus manos. Los otros soldados huyeron, cuando vieron que este hombre dio un golpe a su compañero que lo dejó inconsciente. El varón volteó hacia mí y me preguntó si estaba bien. No pude más que llorar. El buen señor me tomó entre sus brazos, mientras me decía:
—Llora, pequeño, ya que el dolor que sufres en este momento es grande. Pero piensa que tus padres ya están en un lugar donde son libres al fin. Tú también eres libre, niño. Estás destinado a ser un héroe. ¿Cómo te llamas?
Sin pensarlo le dije el diminutivo de mi nombre. El hombre dijo me dijo que era un nombre muy indicado, ya que Shura significaba funda de espada en japonés, su idioma natal.
—Mi nombre es Ken y soy el Santo dorado de Capricornio. Pertenezco a la Orden de Atenea. Sé que suena estúpido que te pregunte esto, pero, ¿cuál es tu fecha de nacimiento?
—12 de enero, señor.
—Creo que ya he encontrado a quien será mi sucesor en la casa de Capricornio. Debemos ir al Santuario de Atenea, jovencito. Te presentaré al Patriarca— debo admitir que en aquel momento no sabía que pensar, pero si me hubiera encontrado con unos años más, hubiera pensado que el que sería mi maestro estaba más loco que una cabra.
—En algún momento comprenderás cuál es tu misión, pequeña funda de espada— me dijo el buen señor. Y con estas palabras, inició mi aventura…
Este fic llevaba más de dos años en mi pc. Será una historia por capítulos y es obvio quien es el protagonista de esta historia, el buen Shura de Capricornio. Creo que es uno de los personajes menos valorados entre los dorados y de los que menos veo que le escriben fics. Es un reto ponerme en los zapatos de un niño, pero me gustó hacerlo. De hecho, apenas retomé este fic y espero subir el siguiente capítulo en unos días. Nos veremos en esta historia.
