Disclaimer: Nada de Crepúsculo me pertenece. Derechos reservados a Meyer.
Encantada
Summary: La princesa Leah tenía su propio cuento de hadas. Sólo que en su cuento se habían mezclado el príncipe con el villano, la princesa con la arpía, y el final feliz se había confundido con un final de mierda.
Ella era Blancanieves con sus siete babosos enanos. Su querida manada (nótese el sarcasmo). Sus queridos compañeros que la sacaban de sus casillas. Que no la entendían. Que renegaban de ella.
Ella era Blancanieves haciendo manzanas envenenadas para todos. Repartiendo amarguras y pesares. Escondiéndose en el fino arte del cinismo y la ironía.
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Ella era Mulan obligada a tomar el lugar de su padre. Cortando su larga cabellera y siguiendo al ejército. No por ánimos de ganas, ni ánimos de demostrar que era alguien. Lo hizo porque era lo que tenía que hacer. Porque era lo que el puto destino había ordenado.
Ella era Mulan poniéndose a las órdenes del tipejo que la cambió por su prima. Y teniendo que soportar tres idiotas imprimados (léase Paul, Jared y Quil).
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Ella la Bella Durmiente cortándose con el huso de la realidad. El que la dejó congelada para siempre, por dentro y por fuera. Sin poder cambiar. Madurar. Crecer. Sin volver a sentir "aquellos días del mes".
Ella era la Bella Durmiente que tuvo que renunciar a sus sueños. Que se quedó solitaria en su lugar mientras los demás permanecían ignorantes de su dolor.
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Ella era Tiana dando el beso al príncipe que lo convertiría en sapo. Y a ella en princesa solitaria. La que se dejaba guiar por la lógica, o toda la lógica que podía haber en convertirse en loba día sí y día también.
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Ella era la Cenicienta llevando harapos en el lugar en que debía ir su corazón. La que llenó de cenizas su vida. De oscuridad y dolor. La que cavó un hoyo y se metió allí.
Era la era la Cenicienta que aguardaba, que esperaba. Siempre con un comentario irritante en la lengua. Con una mirada fulminante. Con un insulto. Era la Cenicienta a la que no quedó la zapatilla.
Notas de la autora:
- Algo pequeño para la única loba de la manada. Aclarar que esta idea nació en una noche de desvelo, y que por lo tanto la autora no se hace responsable de los efectos que pueda ocasionar su lectura.
- Y ahora, sólo por curiosidad díganme qué princ
