Faltaba algo más de una semana para el día de Halloween. Tenía planeado, como otros años, organizar una pequeña fiesta en su casa, y sabía que este año era más especial que ninguno, pues estaba con ella. Se lo había comentado tiempo atrás, pero ella no le había prestado demasiada atención. Kate cambiaba, pero poco a poco, y él no quería agobiarla y hacer que se abriera a todo el mundo a todas horas. Para él era suficiente ver sus cada vez más frecuentes sonrisas y eso ya era suficiente cambio, paso a paso, él conseguiría que Kate volviese a celebrar cumpleaños, Halloween, Acción de gracias, Navidades y todas aquellas fiestas que por ser tan familiares, había dejado de festejar, guardando en su memoria únicamente aquellas en las que fue feliz con sus padres. Él seguía esperando pacientemente.
Total… había esperado tanto tiempo que ella diese algún paso, que ahora, esperar algo más a que ella se abriese por completo y a que su relación fuese pública era lo que menos le importaba. Se sentía bien con ella. Con su risa, con el olor de su piel más acentuada cuando la luz de la mañana acariciaba su cuerpo junto a él en su cama, con su tibio contacto noche a noche, con sus apretones de manos llenos de significado oculto en la comisaria, con sus conversaciones disimuladas ante el resto, con sus miradas de complicidad en las que decían todo sin que el resto supiese que se hablaban…
Tenía pocos días para preparar la fiesta, después de haber estado varios días detenido acusado de matar a aquella chica, había perdido mucho tiempo con ese tema, sabía que muchos de los amigos que tenía pensado invitar, ya tendrían planes, incluso Martha y Alexis este año sólo estarían un rato con ellos, ya le habían dicho que tenían otros planes, pues Martha pensó que este año él no daría ninguna fiesta, después de todo lo ocurrido y la pequeña depresión que había sufrido por ello pensó que su hijo no tendría ganas de festejar nada y cuando su nieta le preguntó como debía plantearle a su padre que este año quería estar con sus amigos, ella le dio a Alexis vía libre para que fuese a la fiesta que organizaban en su Universidad. No obstante ambas le prometieron estar con ellos un rato y luego acudir a sus respectivas fiestas y él no iba a darse por vencido, iba a organizar su fiesta, aunque esta vez fuese más íntima, y tenía que pensar para que fuese más espectacular que nunca.
Maldito Tyson, ya no sólo eran los tres infernales días que había pasado en la comisaría y huido, era la semana que paso después, recluido en su casa, intentando digerir todo lo que había pasado y como encajarlo y seguir viviendo. No había ido por la comisaría, pese a que en ese tiempo se habían hecho cargo de otro asesinato y le habían llamado. No había dormido con Kate ni había pasado por su casa para estar con ella. Tan sólo la había visto dos veces en diez días, los dos primeros días y porque ella había ido a comer con él a su loft. En ambas ocasiones él la había recibido en pijama, con el pelo revuelto, sin afeitar y recién levantado. En ambas ocasiones él había pedido comida hecha y había visto la mirada desaprobatoria de Kate, que intentaba hacerle reaccionar, pero que finalmente optó por dejarle en paz y no volver a verle hasta que él se lo pidiese… y de eso hacía ya una larga semana. Habían hablado mucho por teléfono, ella no había dejado de llamarle cada noche. Kate no se había rendido, aunque le había dado espacio. La noche anterior, él notó en su voz un pequeño cambio y reaccionó. No quería perderla, no quería estropear nada con ella, y sacó fuerzas de su interior, invitándola a cenar con él en un nuevo restaurante muy demandado y que curiosamente era propiedad de un buen amigo de Gina, cosa que le permitía obtener una mesa de inmediato. Suspiró aliviado cuando Kate accedió y él notó como de nuevo volvía el tono de voz de siempre de ella.
Llamó a Gina, que también suspiró aliviada cuando él le pidió que le consiguiese mesa. Gina había seguido con interés la noticia y se había puesto en contacto con el abogado de Richard ofreciéndole toda la ayuda que necesitase. Ella le conocía, ella le demostró que pese a no ser compatibles en el amor, si lo eran en la amistad. Y días después de la retirada de los cargos, Gina se presentó en su loft, haciéndole confesar tanto su relación con Kate, como las heridas que atravesaban su mente en ese momento. Gina intentó convencerle para que cambiase su aptitud hacía sus "compañeros" de trabajo, él se había limitado a sonreírla, mientras ella le retiraba el pelo de la frente, queriendo darle todo el apoyo que como un buen amigo herido necesitaba. Aquella noche Gina sonrió en secreto, se alegraba que por fin Richard hubiese conseguido convencer a Kate y ahora estuviesen juntos, se alegraba pese a que una pequeña punzada de dolor la invadía al recordar como Richard llamaba en sueños a Kate pese a estar en la cama con ella, y como hablaba de la detective a todas horas… ambos habían dicho a todo el mundo que su segundo intento había fallado porque no eran compatibles, pero ambos sabían secretamente y sin confesárselo mutuamente que la realidad es que su segundo intento había fallado porque él estaba profundamente enamorado de Kate. Pero Gina no se lo reprochaba, al contrario, Richard era un hombre maravilloso y se merecía ser feliz y ella haría lo que pudiese por ayudar a que lo fuese, aunque le gritase por sus retrasos y por temas de trabajo entre ellos. Ella le profesaba un gran amor, de amigo, pero un gran amor.
Richard miró su reloj. En dos horas tenía que ir a recoger a Kate a casa. Se levantó del sofá y se dirigió hasta su armario para elegir la ropa y meterse a la ducha.
- ¡Papá! – gritó Alexis entrando en casa
- Estoy aquí cariño – contestó el con una sonrisa ante la agradable sorpresa de tener a Alexis en casa
- Papá, necesito un par de libros y seguro que tu los tienes – le dijo acercándose y dándole un beso – vaya barba que tienes ¿Le gusta a Beckett?
- Bueno, en realidad, hace unos días que no veo a Kate…
- ¿Estáis enfadados? – le dijo la chica apenada
- Oh no, nada de eso cariño, al contrario, hoy saldremos a cenar…
- ¿Entonces? – le inquirió
- Digamos que yo… yo …
- Necesitabas tiempo después de tu arresto – terminó ella.
- Si – le dijo correspondiendo al abrazo de su hija
- Beckett creía en ti papá, nos hizo toda clase de preguntas para averiguar quien había podido entrar en casa, no nos preguntó por ti, sólo quería saber como alguien podía haber dejado las pruebas en casa - él besó su cabeza con una leve sonrisa
- Lo sé cariño, lo sé, pero…
- Papá, es normal que dudase, nunca conocemos del todo a las demás personas, todos tenemos nuestro lado secreto y…
- ¿Me estás ocultando algo Alexis? – le preguntó apartándola y sujetándola por los brazos divertido.
- Papá – le dijo la chica indignada – No te oculto nada, y si lo hiciese, tampoco te lo iba a confesar hoy…
- Esa es mi niña – le dijo volviendo a abrazarla – será mejor que vaya a afeitarme y tome una ducha
- Papá – le dijo Alexis retirándose y mirándole fijamente
- Alexis no me asustes
- Creo que no deberías afeitarte hoy... estás más… ¿interesante? Nunca te había visto con tanta barba. Te sienta bien.
- Humm – dijo él tocándose la barba - ¿tu crees?
- Yo creo que deberías probar… a lo mejor a Beckett le gustas más, y si no es así, siempre puedes afeitarte ¿no crees?
- Ya que esta aquí mi estilista personal, ¿Qué tal si eliges camisa y corbata?
- Eso esta hecho – le dijo mientras abría el cajón de las camisas de su padre y elegía por él.
Abrió el grifo del agua caliente y cuando el vapor ascendía por el baño, se metió en la ducha, intentando que la temperatura ayudase a que el agua se llevase todo rastro de abatimiento de su cuerpo. Amaba a Kate. Ella había creído en él, aunque él no estaba seguro hasta que punto no había tenido alguna duda razonable y eso le punzaba el corazón.
Mientras el agua se deslizaba por su cuerpo, enrojeciendo su piel, intentaba olvidar, pero aquellos días le hicieron plantearse muchas preguntas. Le dolía que Espósito le hubiese tratado de aquella forma. Sabía que fue el primero en dudar de él. Se habría esperado esa actitud de Ryan, después de todo lo ocurrido meses atrás cuando a punto estuvo de llamar a Gates dando por hecho que Kate iba a liquidar al asesino de su madre, pero no lo esperaba de Javi. Esperaba su total lealtad y no sus dudas ni sus acusaciones.
Kate, durante sus largas conversaciones al teléfono esos días, le había contado con detalle todos los hallazgos y posteriores conversaciones entre los detectives, Gates, la fiscal y ella. Él entendía que las pruebas encontradas les llevaban a todos a considerarle culpable, pero así como Gates le había sorprendido gratamente confesando ante todos que aunque no le simpatizaba, no creía que él fuese el culpable, el comportamiento de Javi le había caído como una jarra de agua helada. Había sido Javi quien le había esposado y quien había dicho a Kate que él y aquella chica tenían una aventura. Quizá Kate tenía razón, a lo mejor Espósito era más leal a Kate que a él y le dolía que él la pudiese estar haciendo daño… sacudió la cabeza y se enjabonó cuidadosamente la barba, haría caso de Alexis y no se afeitaría hoy.
Mientras definía con cuidado y una cuchilla su barba frente al espejo, Alexis golpeó la puerta del baño
- Pasa ¿me das el visto bueno?
- Mucho mejor así papá – le dijo dándole un beso en la mejilla – haces cosquillas, me gusta.
- ¿Te vas ya?
- Si. Encontré los libros donde me dijiste y… creo que deberás salir al supermercado, he saqueado tu nevera…
- Creo que cambiaré la cerradura y no os daré copia ni a ti ni a tu abuela.
- No lo creo, no podrías vivir sin nosotras… - le dijo volviendo a besarle en la mejilla y saliendo por la puerta – te quiero papá
- Y yo a ti cariño, no, no podría vivir sin vosotras dos…
- Ah! papá, lo olvidaba…
- Que necesitas dinero… cógelo de mi cartera, esta sobre el escritorio…
- No. No es eso… Sé un buen novio y llévale flores a Beckett – le dijo volviendo a salir del baño y dejándole con una sonrisa en los labios.
Minutos después salió del baño y sobre su cama vio extendido un traje de color negro, una camisa blanca y una corbata de color azul oscuro, y a su lado la cartera con una nota
"No necesitaba dinero, pero ya que te ofreciste… no puedo hacerte ese feo.
Te quiero mucho papá. Da un beso a Beckett de mi parte.
Alexis"
Sonrió revisando los billetes que aún quedaban en la cartera. Si no se equivocaba, Alexis se había conformado con trescientos dólares… no estaba mal, pensando que podía haber cogido los mil quinientos que aún quedaban…
Busco su IPhone y marcó el número de la floristería. Ganaría tiempo si le preparaban las flores mientras se vestía.
Kate llegó corriendo a su casa. Gates la había entretenido con papeleo y llegaba justa para darse una rápida ducha y vestirse. Lo bueno es que no iba a tardar en elegir la ropa, a sabiendas que cualquier cosa podría entretenerla en el trabajo, había dejado preparado el vestido que iba a ponerse la noche anterior, justo después de colgar a Castle.
Estaba deseando verle. Durante los últimos días él había estado distante y triste. Ella quiso darle espacio, y sufría al no poder abrazarle e intentar consolarle. Echaba de menos su calor, sus besos y sus noches juntos. Por no decir que esos días sin verle en comisaría habían sido de lo más largos y aburridos, el café no sabía igual, y su cabeza no paraba de dar vueltas a lo que podía estar haciendo él en cada momento, hasta el punto que Gates le había reprendido un par de veces por estar distraída. No podía dejar de pensar en él, lo necesitaba cerca.
Se metió en la ducha, rememorando la conversación que había tenido con Lanie el día que descubrió los correos que Tyson había manipulado. Por un momento ella llegó a pensar que Castle la había engañado, y después de meditarlo bien tras leerlos una y mil veces, creyó en sus palabras cuando asustado le negó todo en el calabozo… Y ella lo supo de pronto: esa no era su forma de escribir, le habían tendido una trampa. Sin duda. Lloró con Lanie sin saber como sacarle de aquel lío. Lloró hasta quedarse sin lágrimas, con la cara y los ojos hinchados, la nariz congestionada y dolor de cabeza. No sabía como ayudarle, pero sabía que él no la mentía. Cuando Lanie la preguntó que si estaba segura, quiso matarla, y la morena tuvo que recular en su pregunta… "Confío en ti Kate, y si tu estas segura que le han tendido una trampa, te ayudaré en todo lo que pueda hasta que lo aclares"
Pero aun así, en el fondo de su alma, Kate se sentía culpable. Le había faltado a una promesa que le hizo a Castle tiempo atrás: "No te preocupes Castle, si tu estuvieses en la cárcel, yo te sacaría"… pero no fue así, Javi la hizo reflexionar… y él, tuvo que apañárselas sólo para salir de aquel lio… y como lo hizo… engañó a todos… una sonrisa se apoderó de sus labios al recordarlo. Era un genio. Ya no solo imaginando, ahora era capaz incluso de llevar a cabo lo que imaginaba. Una punzada de dolor volvió a su mente… le había fallado. ¿Se acordaría él de su promesa? ¿Sería por eso por lo que estaba tan dolido?
No paraba de darle vueltas mientras se vestía y arreglaba el pelo. Miró el reloj, él ya debía de estar a punto de llegar y aún no se había maquillado…
Cinco minutos después sonó el timbre de la puerta. Echó un último vistazo a su aspecto en el espejo de su habitación y caminó hacía la puerta parándose unos segundos antes de abrirla para tomar aire e intentar tranquilizar el agitado galopar que sentía dentro de su pecho. Agarró el picaporte mientras soltaba lentamente el aire de sus pulmones y la abrió despacio, buscando su mirada. Pero no pudo encontrarla. Su lugar lo ocupaba un enorme ramo de flores en tonos blancos y azules. No pudo contener la sonrisa, y él al verla entre las flores, fue bajando poco a poco el ramo para dejar paso a su cara
- Hola – le dijo tímidamente sin terminar de mostrar su cara para que ella no viese aún su barba
- Pasa – le contestó ella haciéndose a un lado
- ¿Crees que podrías perdonar mi estupidez de estos últimos días? – le preguntó todavía en la puerta parapetado tras el ramo.
Ella le miró, sonriéndole. Adoraba esos ojos.
- Entra y lo discutimos – le dijo con suavidad dándose la vuelta
El la observó mientras caminaba delante de él hacía la sala. Ella había elegido un sencillo vestido de color azul oscuro, por encima de las rodillas y con escote en uve formado por dos pliegues que caían desde sus hombros, uno de ellos bajaba hasta la cadera, formando una cascada de tela hasta el final del mismo. Se había puesto unos zapatos de tacón muy altos, que le hacían parecer aún más delgada. No pudo evitar sentir una sensación de dulce aleteo en su estómago y tras cerrar la puerta a su espalda, dio un par de zancadas hasta alcanzarla y se pegó a su espalda, abrazándola por la cintura con una mano sin soltar el ramo que aún llevaba en la otra.
- Lo siento Kate – le dijo apoyando su frente en la cabeza de ella – no sé explicarte porqué, pero necesitaba estar sólo.
- Deja que ponga esas flores en agua, no me gustaría que se estropeasen Castle, son preciosas – le dijo ella sujetando su brazo con sus dos manos y apretándolo suavemente contra ella.
Él la soltó despacio y ella continuó su camino hacia la cocina, él se giró para darle la espalda, y oyó como llenaba de agua un recipiente y como sus tacones se acercaban hasta él lentamente, sintió como ella depositaba el recipiente sobre la mesa.
- ¿Me las das para que las ponga en agua? –le dijo a su espalda
- Claro – respondió mientras se giraba lentamente, sin terminar de permitir que ella le pudiese ver la cara.
Le tendió el ramo y ella lo cogió mirándole a los ojos y adivinando en ellos su sonrisa, sus manos rozaron las de él y ambos sintieron el aleteo en sus estómagos. Él fue cediendo poco a poco el ramo, sonriendo al saber que ella iba a descubrir su cara. Una gran sonrisa fue dejando paso a la primera cara de asombro de ella.
- Te sienta bien Castle – le dijo girándose hacía un lado y poniendo las flores en el jarrón
- ¿Te gusta? – le dijo acercándose a ella y volviendo a abrazarla por la cintura
Ella se giró en su abrazo subiendo su mano hacia la cara de él y acariciándole.
- Esta suave – le dijo acercándose más a él para besarle
- Te he echado de menos Kate, lo siento yo … he sido un idiota- le dijo aproximando sus labios a los de ella
- Chisss, calla Castle, no importa, ya pasó. Bésame por favor, te necesito – y ella cerró la distancia entre ambos.
Separaron sus bocas después de un largo y suave beso.
- ¿Nos vamos? – preguntó Kate
- Si… claro. Estás preciosa Kate.
El restaurante estaba situado en la planta cincuenta de un edificio de la Séptima Avenida. Sentados en una privilegiada mesa, en un reservado del restaurante, podían divisar una vista perfecta de la ciudad.
- ¿Cómo has conseguido esta mesa y tan rápido Castle? Tenía entendido que desde que inauguraron hay que reservar con semanas de antelación – le aseguró Kate
- Ya sabes que para mí es más fácil – le contestó mientras le servía más vino
- ¿No vas a decírmelo verdad? Espera… ¿Cómo era lo que dijiste? ¿Mejor que no sepa más? – le dijo sonriendo
Él la miró en silencio. Ella simplemente estaba intentando sonsacarle sobre como consiguió escabullirse de la comisaría, pero en ese momento pensó que debía sincerarse y contarle como había conseguido la mesa, porque si ella se enteraba después, quizá lo encajase de manera equivocada.
- Anoche llamé a Gina – le dijo sosteniendo su mirada – el dueño y ella son amigos de la infancia.
- Ah – contestó ella pensativa, no esperaba una respuesta – Gina…
- Kate, Gina es una amiga – él tomó su mano sobre la mesa – Estuvimos casados, si, y hemos tenido nuestras diferencias, pero jamás dejaría que se estropease mi amistad con ella. Ni con ella ni con nadie. Conoces mi pasado, jamás te ocultaré nada sobre mis ex, pero son eso, ex, en mi presente son simplemente amigas.
- Ya… - contestó ella – pues para no ocultarme nada, no me habías dicho que la habías llamado
- Hoy no he hablado contigo hasta ahora… y confieso que no le he dado ninguna importancia a pedirle este favor.
Ahora le tocaba a ella mirarle en silencio, analizando sus palabras.
- Está bien – le dijo - ¿alguna confesión más? – le inquirió con sarcasmo
- Si – contestó él a sabiendas que desataría una tormenta- Gina fue a verme a casa hace unos días. Quería saber si estaba bien y necesitaba ayuda de algún tipo – Le dijo con la cara seria – Al igual que se puso en contacto con mi abogado cuando supo que estaba detenido. Me ofreció su ayuda y confió en mí. Y eso es importante para mi Kate –él hablaba muy despacio y casi susurrando - eso demuestra su amistad.
- Me sorprendes Castle – le dijo con enfado – creí que estos días atrás querías estar sólo, acepté tu decisión alejándome de ti para darte espacio y descubro que mientras yo estaba preocupada por lo que podía estar pasándote, Gina avanzaba hacia tu cama…
- ¡Kate! – la cortó – Gina no tiene ningún interés en mi, y lo más importante, es que yo no tengo ningún interés en ella. Gina tiene una relación con un famoso periodista desde hace casi un año, y ella me felicitó por la nuestra.
- ¿Gina lo sabe? – preguntó furiosa - ¿Cuánta gente lo sabe Castle? ¿Dime como es de grande el club de la gente que sabe que tu y yo estamos juntos?
- Pues mira, ya que lo preguntas, no es tan grande como yo quisiera que fuese –contestó enfadado – si fuera por mí ya habría publicado una nota de prensa para que todo el mundo supiese que te amo. Pero sigo sin entender porque extraña razón tú te empeñas en seguir escondiéndolo. No soy policía y nadie puede echarme del cuerpo, ni sancionarme… ¿No crees que todo el mundo sabe porque razón sigo en esa comisaría? O ¿eres tú la única que nunca se dio cuenta?
Kate llevó la copa de vino hasta su boca y vació de un solo trago su contenido.
- Gina es una amiga, Kate. Y como tal, quiere verme feliz – continuó él- al igual que yo quiero verla feliz a ella. Creo que por fin ha encontrado al tipo que encaja en su vida perfectamente, y me alegro. Y ella sabe que yo he encontrado la mujer que encaja en mi vida y créeme si te digo que si lo sabe no es porque yo se lo confesase hace unos días.
- ¿Tú no te puedes hacer una idea de cómo he estado estos días verdad? – le espetó ella
- Si, Kate, puedo imaginarlo. Y creo que ya te he pedido perdón por ello – le dijo volviendo a coger su mano – pero el que ha estado detenido y acusado por sus propios amigos he sido yo, y me ha resultado complicado asimilar que no confiabais en mi.
- Castle yo… - interrumpió ella y él la pidió silencio levantando su mano
- Kate, hasta tú llegaste a tener dudas. Fue una trampa magníficamente preparada – el bajó su mirada centrándola y perdiéndola en un punto fijo del mantel- pero la diferencia entre vosotros y yo, es que yo siempre confié ciegamente en mis amigos en situaciones parecidas, acuérdate del Alcalde Weldon, o de mi amigo Damián… en una acerté, en otra me equivoqué, pero siempre luché por demostrar su inocencia, porque yo confiaba en ellos Kate… es duro ver como tus amigos, como tus compañeros y tu propia novia dudan de ti porque se ciñen a las pruebas… - dijo tristemente – las pruebas Kate… tu sabes que se pueden preparar pruebas contra alguien, tu más que nadie lo sabes.
- Castle, supe que no eran tuyos aquellos correos, no era tu forma de escribir – le dijo ella y él la sonrió
- Pero Espósito ya se había encargado antes de envenenarte asegurándote que yo tenía una aventura con Tessa Horton – le dijo muy serio
- Castle, las pruebas no dejaban lugar a dudas. Ya te he dicho que Javi y yo hablamos para saber como podríamos sacarte de los calabozos de la central – le dijo ella viendo como él sonreía sarcásticamente ante el comentario – pero entonces llegaron los verdaderos policías y …
- Y dejasteis de pensar… - terminó él y ella asintió
- Interpreté tus palabras, quería pensar que habías sido tú, mientras Javi pensaba que Tyson te había secuestrado…
- Curioso detective, si por Espósito hubiese sido ahora estaríais llevando flores a mi tumba...
- Castle no… eso no es así.
- Kate… - le dijo sonriendo levemente – no habría salido vivo de la central, espero que entiendas que me sentí traicionado… sin embargo Gina, tiró de todos sus hilos para ayudarme y gracias a mi abogado y a ella pude salir de allí.
- ¿No podrás perdonarme nunca verdad? – le dijo ella con los ojos brillantes – una vez prometí que yo te sacaría de la cárcel…
- ¿Perdonarte Kate? – respondió él pasando su pulgar bajo el ojo izquierdo de Kate y limpiando una lágrima - ¿Por qué? ¿por no tener tiempo para sacarme de allí? Tyson no te dejó opción, yo confiaba en que lo harías, pero yo tenía más medios Kate… Si piensas que he podido enfadarme contigo por eso, te equivocas… jamás he dudado de la palabra de Kate Beckett, jamás… mi dolor es pensar que vosotros si dudabais de la mía….
- Castle… lo siento… yo…
- Kate… lo dijiste en tu apartamento… ya pasó… ya está – le dijo apretando su mano – cállate y deberías besarme y dejar de tener dudas sobre mí… tengo claro a quien quiero desde hace mucho tiempo…
Ella se levantó y rodeando la mesa se inclinó hacía él dándole un suave beso, que fue interrumpido por el camarero que les traía el primer plato.
No volvieron a hablar de Gina, Espósito o Tyson el resto de la cena. Él recordó el recado de Alexis para Beckett, levantándose para darle un beso en la mejilla. Hablaron de la fiesta de Hallowen que él tenía pensado organizar, y aunque Kate no estaba demasiado entusiasmada con la idea, le prometió ayudarle pidiendo el día libre para poder hacerlo. Ella sonrió cuando él le fue diciendo los nombres de aquellos a los que invitaría y entre ellos aparecieron los chicos y Lanie, y mostró una mueca de desaprobación cuando él la pregunto si le parecía bien incluir a Gates.
- Castle, si Gates va a tu fiesta tendremos que seguir aparentando…
- Me apetece invitarla, ella confió en mi… supongo que no querrá ir, pero creo que quedaré mejor si la invito – razonó él.
- Como quieras… pero luego no me pidas que te bese… - y él la miró sonriendo
- No creo que la fiesta dure eternamente detective, ya te pediré que me compenses cuando todo el mundo se haya ido – le dijo mientras mostraba su sonrisa más pícara.
Salieron del restaurante y subieron al Mercedes de Castle.
- ¿Quieres que tomemos una copa en algún sitio? – preguntó Castle
- Preferiría que me llevases a casa. Ha sido una semana larga y aburrida, estoy cansada.
Llegaron hasta la casa de ella y él paró frente a su portal.
- ¿No vas a aparcar? – preguntó Kate
- Has dicho que te trajese a casa, estas cansada – le dijo él algo confundido.
- Estoy cansada de dormir sola Castle. Aparca – le ordenó
Dedicaron varias horas a explorar mutuamente con detalle y lentitud cada centímetro de la piel del otro, acariciando y besando, rozando y descubriendo puntos nuevos, recuperando las casi dos largas semanas que habían permanecido separados el uno del otro. Cuando finalmente el agotamiento pudo con ambos, él la abrazó contra su pecho, cubriéndola con sus brazos y con el edredón, intentando que su fría piel recuperase poco a poco la temperatura normal. Mientras él acariciaba su espalda y su brazo, Kate, reposada en su pecho, jugaba con su dedo índice alrededor de los pectorales de él.
- Kate…
- Mmm
- Hay algo que me dijo Tyson y no te he dicho… - ella se incorporó sobre el costado, doblando su codo y apoyando su cabeza sobre la mano le miró
- ¿Qué?
- Me dijo que en más de una ocasión había estado en mi salón – dijo sin desviar la mirada del techo – mirando como tu y yo hacíamos el amor en la habitación.
- Hijo de puta –él giró la cara, mirándola
- Me dijo como nos veía a Alexis y a mí pasear por la calle, y que me quitaría de vuestras vidas.
- Olvídalo. Está muerto – le dijo acercándose y dándole un beso – y Alexis y yo seguimos teniéndote – ella profundizó más el beso pasando una pierna al otro lado del cuerpo de él y sentándose sobre su cadera.
- No sé por que me da detective, que no tienes lo suficiente de mí… - dijo atrayéndola con sus brazos hacia él
- Bueno, quizás puedas remediarlo… -le dijo en su boca.
El IPhone de Beckett comenzó a sonar con la canción de la serie "Hill Street blues"(*) y ella saltó de sus brazos de inmediato, saliendo de la cama como un resorte y buscando su móvil desnuda por la habitación. La melodía significaba que la llamaban desde el mismo despacho de Gates, y eso sin duda era importante.
- Beckett – contestó
Él la escuchó frases como "¿Cuándo?, ¿Cómo debemos actuar?, Es algo nuevo señor, Si señor por mi parte prefiero una reunión de emergencia"
Castle se levantó de la cama, arrastrando con él el edredón y se acercó hasta ella abrazándola por la espalda mientras ella seguía al teléfono y cubriendo a ambos con el edredón, intentando aplacar la tiritona que ella estaba sufriendo. Cuando finalmente ella colgó, se dio la vuelta en sus brazos, ya había dejado de tiritar y su piel había recuperado algo de calor.
- Castle, Nueva York esta en estado de emergencia, el huracán Sandy avanza desde el caribe hacia nosotros, se prevé la llegada en seis o siete días. Gates nos ha convocado a todos a una reunión de emergencia mañana. Debemos estar disponibles. Se va a desalojar parte de la ciudad….
(*) Hill Street Blues (USA), Canción triste de Hill Street (España), El precio del deber (Sudamérica)
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