TE SEGUIRÉ POR SIEMPRE
INVASOR ZIM
ZADR
CAPÍTULO 1
EL INICIO DE UN ADIÓS
Disclaimer: Invasor Zim no me pertenece, sino a Jhonen Vázquez y a Steve Rassel. Yo escribo este fic por mera diversión.
Este fic contiene ZADR (Zim And Dib Romance).
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El cielo estaba nublado, tal y como él se sentía. Mejor clima no podía haber elegido. Mientras tanto, Zim se encontraba frente de él, mirándolo con sus ojos rojos rosáceos, con una maleta un tanto grande en su mano izquierda, y con GIR sin su disfraz de perro jugando con una ardilla. Lo tenía en frente, en esa actitud, con esa maleta, sin su disfraz, y aún no podía creer que de verdad se iba.
—Dib, reacciona, estúpido humano. —le interrumpió el irken, que lo miraba con mueca de extrañado.
—Zim, ¿De verdad tienes que irte? —contestó de regreso Dib, despertando de sus pensamientos, y con voz triste.
—Así es. Estoy justo a dos centímetros de ser el Más Alto. Por lo tanto tengo que regresar a Irken para una nueva asignación y todas esas cosas. Fue bueno estar aquí en la Tierra, Dib Humano. Mentiría si dijera que no me divertí contigo.
¿Divertirse? ¡Por dios, estuvo muy cerca de traer la Ruina a la Tierra! Claro que para un invasor eso es diversión pura. Pero, era verdad. Había crecido bastante al pasar de los años. Dib ahora tenía 19 años, y Zim era incluso más alto que él. Iba a tener un muy buen puesto en Irken, aún si no pasaba a Los Más Altos, le iría muy bien. Pero, ¿Qué sería de Dib?
El hecho de que Zim hubiera llegado a su vida, le hizo sentir por primera vez que no estaba loco como muchos le decían –incluidos su hermana Gaz y su padre-. Zim le dio sentido a su vida… Un estúpido sentido a su vida, pero al menos Dib podía dejar de sentirse perdido y solo.
El espiarlo día y noche, el sentir que defendía a la Tierra de una amenaza inminente le hacían sentir importante. Pasó lentamente el tiempo, y lejos de perseguir a Zim por un deber con su raza, empezó a perseguirlo por el simple hecho de querer saber lo que hacía. Poco a poco, Dib empezó a sentir más curiosidad por el joven irken, a fin de que se convirtiera en una especie de fan.
Dada la molesta cercanía que Dib tenía con Zim, éste no hizo más que aceptarlo como un "intruso" en su vida, al que lentamente –y un tanto en contra de su voluntad- fue encariñándose, a fin de que no salía de su fortaleza si Dib no se encontraba en la cerca del jardín. Incluso GIR lo aceptaba y no le veía como amenaza, claro que para él era demasiado fácil para hacer o pensar que tiene amigos.
Al entrar a la secundaria, la amistad de Zim y Dib era tal que los dos se volvieron inseparables. Los días se turnaban para ir a desayunar a la casa del otro, y los fines de semana se rolaban para dormir en la casa del otro. Pero llegó el momento en que Dib sentía que Zim era algo más que un amigo, incluso más que el mejor amigo… Lo amaba.
Y eso sólo hizo que esa despedida fuera más triste para el joven cabezón. No podría soportar el hecho de tener a Zim tan lejos, tantas galaxias los separarían. Y Dib se sentiría solo nuevamente.
—No te sientas mal, Dib. No te voy a olvidar. Además, con esa cosa rara capta-señales que tienes, podemos seguir comunicándonos. —dijo repentinamente Zim al notar la tristeza en la cara de Dib. —Te prometo seguir en contacto contigo.
— ¿No existe ninguna posibilidad de que puedas venir de nuevo, Zim? —preguntó Dib, buscando alguna manera de tenerlo cerca nuevamente.
—Si mal no recuerdo, son seis meses de viaje desde Irken hasta la Tierra. Las posibilidades de que pueda venir siquiera de visita son nulas. Perdón, pero no podría hacer nada más que hablarte de planeta a planeta… Aunque a veces las llamadas son un poco caras. ¿Qué compañía de celular tienes?
— ¿Se pueden hacer llamadas por celular de galaxia a galaxia?
—Ignoro si la Tierra tenga esa tecnología, pero de no ser posible, toma esto.
Zim tomó la mano de Dib y le dio un pequeño comunicador expansible. Con él me puedes mandar mensajes y videos, es como un pequeño Blog, respondió Zim con una sonrisa en la boca. Dib intentó fingir una sonrisa, pero las lágrimas fueron inevitables. Dib se rompió en llanto y no pudo evitar abrazar a Zim.
—Dib, no puedo quedarme más tiempo. El Crucero que me llevará a La Inmensa no tardará en llegar. —dijo Zim alejando amablemente a Dib de él. —Sólo me queda media hora terrestre. Pero, si te hace feliz, podemos pasar un tiempo juntos.
CONTINUARÁ
