Advertences, Notes & Disclaimer: Yo no soy dueña de ningún personaje de Kuroko no Basuke, su dueño es Tadatoshi Fujimaki. Yo solo soy dueña de los OC's presentados que reconocerán fácilmente. No lo hago con ningún tipo de fin más que con el de ocio. Este fic contiene y contendrá escenas dramáticas, violencia, conversaciones obscenas, insinuaciones sexuales y demás temas, así como segura intoxicación por la comida de Momoi. Cualquier dirección, clima, idioma y lugar especificado es aproximado ya que no, no vivo en Tokio. Solo uso Google Maps y el Traductor. Claro también leo algunos datos de Wikipedia.

Esta idea ya me había estado rondando por mi cabeza desde que comencé a ver esta hermosa serie desde hace varios meses, solo que aún no estoy acostumbrada a los personajes y tuve a leer varios fics y leer intensamente el manga para tratar de no hacer esto muy OoC, lamento si aun así no logré a la perfección a los personajes, estoy trabajando en ello. También me disculpo si hay alguna falta de ortografía.

IMPORTANTE:Este fic abarca "el arco de Teiko" que comprende desde el capitulo 205 hasta aproximadamente el 227 del manga. ACLARANDO no se transcribe tal cual, pero hay referencias y menciones de personajes, por lo que se puede considerar como spoiler en menor grado a mediano grado en algunas ocasiones.

Sin más los dejo con el primer capítulo.

Psdt. Titulo, fic y summary inspirados en la canción de Of Monsters and Men King and Lionheart.


Capitulo Uno: "You're bastard"

—Esta temporada que recién iniciara en la NBA tenemos que admitirlo Jerry, hay buena carne, muchos novatos, hay uno nuevo en los Chicago Bulls, es japonés y nos recuerda mucho al retirado basquetbolista profesional Natsu "Thunder" Minobe. —hablaba un comentarista en la televisión. Hana desvió su vista del bolso donde ponía su blusa.

—Tienes razón, Ken. Esperemos que no le suceda lo que le pasó a Thunder. Ahhh ese Thunder, tan vivaz; un novato. Tenía mucho que dar todavía, aún después de estos quince años todavía le recuerdo. Un gran jugador, pero demasiado fugaz. —contestó el otro hombre. Hana vio la foto del jugador novato y la de Thunder en la pantalla y odió tener televisión por cable con canales estadounidenses.

—Ah, pero dejemos la nostalgia, a veces esas cosas pasan en el baloncesto. Aunque hablando de él, nadie sabe que fue de Minobe, ¿cierto? —mentira. Ella si sabía.

—Se dice que se fue con su esposa a Francia. —media mentira.

— ¿Ah, si? Yo oí que regreso a Japón. —también media mentira.

—De igual manera esperamos que este chico tenga mejor suerte que Minobe. ¿No es así, Ken?

—Así es Jerry, así es. En otras noticias…

Hana escuchó unos pasos lentos que bajaban por las escaleras. Tomó rápidamente el control de la televisión y cambió el canal a un documental sobre las focas bebé en NatGeo Wild. Terminó de meter sus zapatillas y cerró con fuerza el bolso.

—Las foquitas bebé son en especial…

Ignoró el documental y se puso el suéter blanco con la insignia de su escuela y terminó de atarse el listón negro alrededor del cuello.

—¿Aun no te has ido? —le dijo su padre que recién había bajado las escaleras apoyándose del barandal, se veía cansado con su obscuro cabello alborotado y sus gafas viejas torcidas.

—Solo me faltaba terminar el bolso para el trabajo. —respondió ella alisándose la falda negra con una franja blanca alrededor de la parte inferior.

—Pareces azafata con ese uniforme. —fue lo único que dijo su padre al verla. Ese día era su segundo día de clases de la segunda semana. Estaba en segundo año de secundaria y quedaba algo lejos, pero asistía porque era la mejorcita de por ahí. Había más secundarias cerca pero eran un asco. Después de todo ella vivía en uno de los barrios bajos.

A su padre no le agradaba que asistiera a esa escuela, ni que practicara deportes, ni que trabajara. Pero no podía hacer nada al respecto, ya que después de todo era decisión de Hana.

—No controlo los uniformes de Teiko, papá. No es de mis uniformes favoritos pero ¿qué puedo hacer? —dijo Hana viendo con aburrimiento a su padre. Siempre era el mismo comentario todas las mañanas. —¿Abrirás la tienda hoy? Te ves muy cansado. Hoy volveré tarde.

—Sí, creo que Gin vendrá a ayudarme hoy. Ten cuidado, Hana. No te quedes tan tarde. —advirtió el hombre sirviéndose café.

—Está bien, papá. Prometo llamarte cuando vaya a regresarme. —dijo Hana metiendo unos yenes a su bolsillo. Su padre asintió y ella se despidió de él con un beso en la mejilla, después de todo era muy occidental.

Hana salió de la casa una hora antes de entrar a clases para llegar 5 minutos antes de su primera hora, vivía a 40 minutos de su escuela y tenía que tomar el metro. Caminó rumbo a la estación. Ella era una chica que llamaba la atención de la gente cuando salía, no solo por su uniforme, si no por su aspecto en sí; no era que fuera despampanante o tuviera un color de cabello extraño. Solo resaltaba entre las demás chicas de su edad. Era más alta, con las caderas más marcadas que ellas y tenía un poco de más busto. Su cabello y ojos eran más claros, y que este primero era más esponjado que el lacio de sus compañeras y sus rasgos faciales no eran asiáticos del todo. También su manera de vestir, aunque llevaba el uniforme, tenía algunos aspectos que la identificaban. Hana no era como las demás chicas que confeccionaban sus uniformes y les añadían cosas, ella usaba el uniforme exactamente como debía de usarlo, el problema estaba en sus zapatos; ella no usaba cualquier tipo de zapatos, no. Ella usaba unos zapatos muy raros, eran viejos, aunque no estaban rotos ni acabados. Eran unas botas con suela robusta muy populares en Reino Unido, de donde su abuela se los había enviado antes de morir. Unos Dr. Martens color guinda con agujetas negras que resaltaban mucho de su uniforme. Le habían llamado la atención varias veces, pero ninguna hizo efecto en ella por lo que le dejaron de decir algo, obviamente usaba las zapatillas normales dentro del edificio como era reglamentario, por lo que técnicamente no era grave.

A Hana no le llamaba la atención las cosas normales, pues odiaba la opinión popular. Tenía su idealismo y su propio código de honor. Ella capturaba todo lo "digno de ver" en fotos, donde su tranquila, expectante y curiosa mirada podría analizarlo todo lo que fuera necesario. No le gustaba destacar en otra cosa que no fuera en gimnasia, no era porque no le gustaran las demás materias, al contrario, era alguien promedio, muy buena en historia y para ella el francés era pan comido, si no que su familia era un as en el deporte y ella no podía simplemente dejar eso de lado.

Hana siempre iba a su ritmo, mirando todo pero a la vez sin mirar nada, tomando notas en su cuadernillo color azul e ignorando a las personas a su alrededor. Ellas le miraban, pero nunca, nunca le hablaban. En la escuela era igual, sus compañeros actuaban como si ella no estuviera ahí, no era como si le importara en realidad.

Hana siempre hacia lo mismo todos los días antes de entrar a la escuela, salía una hora antes, caminaba a la estación del metro, tomaba el metro, se bajaba en la segunda estación, compraba dos panes en la tienda de a lado y caminaba el resto del camino hacia la escuela, sola y recibiendo miradas de muda curiosidad por parte de sus compañeros y de costumbre disfrazada de repulsión por parte de sus compañeras. Llegaba a los casilleros, cambiaba sus zapatos, se dirigía a su salón, se sentaba en el último asiento en la hilera de la ventana y tres minutos después comenzaba la clase. Nunca un minuto más ni un minuto menos, siempre exacta, silenciosa, sin distracciones en esa rutina.

Pero ese día no.

Ese día había un chico moreno de cabellos y ojos azules, alto y confianzudo con esa sonrisa sentado en la mesa de su escritorio. Ella sabía quién era él, por supuesto. Pero ¿él sabía quién era ella? Claro que no. Nunca nadie sabía quién era ella, y menos él.
Aun así ella se dirigió a su asiento con la misma mirada que siempre y puso su bolso en el pequeño espacio que dejaba el chico y el borde de la mesa.

—¿Este es tu lugar? —le dijo él. Ella le miró de reojo y asintió. Él por su parte se preguntaba desde cuando ella estaba allí en su clase, nunca la había visto y según él le había hablado a todos sus compañeros por lo menos una vez.

Abrió la boca para decir algo pero en ese momento entro el profesor de la primera hora y solo se retiró a su lugar.

No era que Hana fuera callada, solo que en clase nunca había nada necesario que decir. Prefería ahorrar su esfuerzo. Por eso no le contestó con su voz a Aomine Daiki, no era que tuviera algo contra él. Solo no había necesidad de decir nada.
En cambio, Aomine, le prestó un poco de más atención a su recién descubierta compañera; no porque realmente le interesara, si no porque le había tomado por sorpresa lo desapercibida que podría llegar a ser, le recordaba a Tetsu. Entonces le preguntó a su compañero de a lado si ella era nueva.

—Tetsu. ¿Ves a esa chica? La que está en la esquina, junto a la ventana. —el de cabellos celestes asintió. —¿Es nueva? Nunca la había visto.

—Aomine-kun, ella está con nosotros desde primer año. —le dijo Tetsu. Aomine no preguntó más. Se limitó a mirarle de reojo mientras ella se perdía en el paisaje de afuera.

Las notas de Hana eran precisas, ni un solo error, coma, acento ni guión de más. Nunca tomaba la palabra y cuando pasaban lista solo miraba al maestro fijamente y hacia la V con los dedos. En los recesos una chica siempre almorzaba con ella, entonces Hana hablaba, reía y hacia bromas. Otras veces una chica de tercero pasaba por ahí para comentar con ella algunas cosas. Eso fue lo último que notó Aomine antes de dejar de prestarle atención. No era que ella destacara demasiado o le gustase, o que le impresionara; simplemente se sorprendió de no saber que estaba allí. Ahora que ya lo sabía, realmente ya lo que ella hiciera no le importaba demasiado.

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Hana significa flor, también suena como Hannah, un nombre occidental. Ella no sabía por cuál de las dos razones se llamaba así. Solo sabía que no le gustaba llamarse flor, pues ella no era una flor.

—Las flores son bonitas. —dijo mientras se miraba al espejo. No era que ella tuviera realmente un complejo grande, solo que se consideraba una chica estándar, una del montón en cuanto apariencia se trataba, llamaba un poco la atención si, solo por ser más occidental que sus compañeras. No era que fuera mucho más dotada, bueno, algo más que una chica japonesa normal tenía lo suyo. Había chicas en su colegio mucho más interesantes, bonitas, populares y que llamaban más la atención. Satsuki Momoi por ejemplo.

Satsuki Momoi era una chica de las más agradables, llamaba la atención, era muchísimo más dotada que cualquiera y era la manager del equipo de baloncesto, los "dioses" de la escuela. Habían ganado el torneo el año pasado y eran invencibles. Sobre todo los conocidos como Generación de los Milagros. Hana les conocía a todos, les había visto. Nunca hablado, no llamaban su atención en especial. Los reconocía, admiraba y veía de lejos en el periódico escolar. Pero nada más.

En Teiko había un "Club de Fans" de ellos. Hana les consideraba enfermas. Eran fans de su aspecto, no realmente por que fueran buenos en lo que hacían. Ella les admiraba porque jugaban bien. Su "club" porque eran guapos.

Hana suspiró con cansancio mientras se enjuagaba las manos, las clases habían terminado y ella tenía que quedarse a hacer el aseo para después irse a ayudar en la cafetería.
Cerró el grifo y se dirigió al aula para iniciar con la limpieza, llegó a la puerta, la deslizó para abrir y entrar pero en ese momento alguien más desde dentro quiso salir y bueno… el resultado fue ella en el piso, la persona "alguien" ilesa y el cubo de basura regado encima de ella, que hermoso ¿no?

—Ah, mierda. —dijo "alguien". Hana le miró con molestia. El tipo se apresuró a recoger el cubo de basura mientras ella estaba muy mona tirada de culo en el piso, Hana resopló con fastidio y se puso de pie sacudiendo su falda manchada y su antes pulcro suéter blanco.

—Gracias, estoy bien. —dijo molesta para entrar al salón y quitarse el suéter que estaba hecho un asco. "Alguien" que era Aomine le miró con molestia.

—¡¿Eh?! Disculpa pero no te vi, asi que no es mi culpa, niña. —le espetó con voz fuerte, bastante molesto.

—No tiene nada que ver con que sea tu culpa o no, yo fui la que acabó de culo en el piso por si no lo recuerdas. —le dijo enojada. La voz de Hana no era dulce, era fuerte, más levemente más grave que la de las chicas de ahí, concordaba perfecto con la imagen occidental que ella daba.

—Pues así es la vida. No fue mi culpa así que no tengo porque disculparme.

—Que humildad. Siento la madurez emanando de tu persona. —dijo Hana tomando el borrador para el pizarrón y comenzó a limpiarlo. Aomine por su parte recogió la basura y la dejó el bote encima de una de las mesas.

—Deja de lloriquear, niña. ¿Dónde estabas? Ya todos se fueron.

—Minobe Hana. —dijo ella. Aomine la miró como si le hubiera salido una tercera cabeza. —Ese es mi nombre, no niña. Y tuve que dejar unas cosas con alguien, después fui al baño. Las personas, por si no lo sabias, también tienen necesidad de orinar, niño.

—Aomine Dai- . —quiso corregirla también.

—Sí, Aomine Daiki, número 6 del equipo de básquet de Teiko, jugador estrella blah blah blah. Sé quién eres, gracias. —le dijo ella mirándolo fijamente. Aomine no pudo distinguir ningún tipo de emoción en específico, solo que le miraba como analizándolo.

—Como digas, Minobe, pero el pizarrón no se limpiará solo y ya es tarde, no tengo todo el jodido día. —gruño Aomine y tomó el bote de basura para salir a vaciarlo. Hana frunció el seño y chasqueó la lengua para girarse y seguir limpiando el pizarrón

—Que idiota. —masculló con furia.

—¡Te escuché, tonta! —escuchó un grito por el pasillo. Hana se limitó a tallar con más enojo el pizarrón.

Genial, ahora tendría que lavar el uniforme de nuevo. Maldito sea Aomine.

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—¡Vamos chicas! Abran ese compás, estírense, con la frente y brazos en el piso. ¡¿Qué esperan?! —Hana hizo el ejercicio de inmediato.

Hana estaba en el equipo de Gimnasia Artística y Rítmica. Teiko era una de las 10 escuelas en todo Japón que tenía esta disciplina, y ese era el plantel más cerca a su domicilio.
Ese día practicarían ballet, era una clase más relajada pero no por eso era sencilla.

Pero Hana estaba más preocupada por cómo se iría a la cafetería, odiaba los martes. El día más pesado de la semana. El día en que el aseo, el entrenamiento y el trabajo se cruzaban. Pero parecía que iba a llover y ella ahí sin paraguas, sin ropa de repuesto más que la sudorosa, el uniforme lleno de una sustancia fea y maloliente de dudosa procedencia. La verdad era que trataba de encontrar alguna solución mientras hacia la coreografía pero solo había una frase en su mente:

"Las foquitas bebé son en especial…"

No jodas. Tendría que dejar de ver NatGeo Wild.

—En este momento las foquitas bebé no van a solucionar nada. —masculló ya en los vestidores. Ella no se cambió, solo tomó su bolso y decidida fue a los bebederos para tratar de enjuagar un poco su falda y su suéter, solo se puso la blusa y el listón negro. Se cambió los zapatos por sus enlodados Dr. Martens y fue a tallar esas prendas como posesa antes de que empezara a llover, mínimo quería alcanzar a llegar a la estación.

Abrió el grifo y comenzó con la falda, no sabía que rayos era el líquido del bote de basura, pero dejaba una mancha asquerosa. Ya podía ir despidiéndose de su suéter blanco. Quitó a medias la mancha dejando casi la mitad de la falda empapada.
Ya había comenzado a llover, así que la puso a un lado y se dedicó al suéter, pero ya el viento le jugó una mala pasada llevándose la falda con una fuerte ráfaga.

—Mierda… —dijo ella tratando de alcanzar su falda, salió del refugio que le brindaban los bebederos y comenzó a empaparse.

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Y una falda chocó en su cara.

—¡¿Qué demonios…?! —dijo quitándose esa cosa empapada. Una falda de Teiko. ¿Estaban cogiendo por ahí o qué?

—¡Disculpa! Esa es mi falda, perdón. Fue un accidente, yo… —Hana se calló en cuanto vio la cara de Aomine y a este sosteniendo con cara de enojo su falda. Ella había corrido para alcanzar la prenda, pero esta azotó contra el rostro de Aomine.

Qué vergüenza.

—Tú otra vez. ¿Qué no te habías ido a tu casa? —dijo molesto.

—Tenía entrenamiento y otra cosa… esto es tu culpa.

—¡¿Ahh?! ¿Yo que tengo que ver con…? —dejó la pregunta a medias al notar que estaban haciendo un escándalo, ella estaba muy mojada, con solo un leotardo, medias y la blusa del uniforme que parecía de papel en ese momento.

—Minobe-san, ¿podría dejar de gritar? —dijo un chico que Hana no había visto y estaba detrás de ella.

—¡¿Qué rayos…?! —lo volteó a ver alarmada, su presencia era tan baja que no lo notó en lo más mínimo. Era un chico de cabellos celestes, más bajito que ella y de ojos del mismo color de su cabello. —Ah, disculpa…

—Kuroko Tetsuya.

—Kuroko-san. Solo venía por mi falda. —dijo Hana siendo amable con él. Luego volteó a ver a Aomine con enojo y le arrebató la falda. Un chico rubio que venía junto con uno de cabellos verdes rió bajito. Hana le restó importancia y se dio la media vuelta para seguir lavando el sueter. Ya estaba mojada, fue en vano.

Aomine la vio irse a los bebederos, ella le dio una perfecta vista de su buen trasero mojado.

—Me lo debía. —dijo para sí mismo.

—¿Qué te debía? —dijo Kuroko y Aomine recordó que su sombra seguía allí. Kuroko lo miraba expectante sin ningún tipo de emoción, fijamente. Aomine sintió un escalofrío.

—Nada. Es solo una escandalosa. Accidentalmente manché su uniforme con la basura pero parece que trae más ropa. Ya vámonos. —dijo Aomine zanjando el tema y dirigiéndose a la salida. Habían salido un poco más pronto de lo normal, se esperaba tormenta.

Kuroko se encogió de hombros y siguió a Aomine. Kise les alcanzó en ese momento.

—¿Quién era? ¿Una del club de fans? —dijo el rubio emocionado.

—No. Una compañera de clases. —dijo Kuroko al ver que Aomine parecía molesto.

—Oh. Es de gimnasia. Me pregunto que hace aquí. —comenzó a indagar Kise. El moreno solo ignoró su pregunta pero su sombra parecía que había tomado el trabajo de hablar por él.

—Está lavando su uniforme que Aomine-kun ensució con la basura. —explicó Kuroko.

—Pobrecilla, estaba toda mojada como gato callejero. Aominecchi, eres un malvado con las chicas. —comenzó a parlotear el rubio.

—Me pregunto si traerá paraguas. —le siguió la corriente Kuroko. Y comenzaron a lanzar comentarios de lastima hacia Minobe mientras le miraban, Kuroko impasible, Kise queriéndole hacer sentir culpa.

—¡Ah! Ya está bien, iré a ver si tiene paraguas. —dijo Aomine mirando con enojo a ambos y yéndose por donde vio a Hana.

En primer lugar no fue su culpa, fue de ella. ¿Quién la manda a querer entrar al mismo tiempo que él quería salir? Eso le pasaba por boba.

La vio de espaldas tallando con furia el suéter blanco, toda mojada y mascullando algo sobre… ¿Las foquitas bebé? Bueno, no importa.

—Y luego el muy desgraciado si trae paraguas. Aparte de bastardo, es suertudo. —de pronto cambió de tema y supo que se estaba refiriendo a él.

Así que hablaba sola. Aomine rió bajito. Que graciosa.

—Y yo que venía a hacerte compañía, pero veo que tu sola te bastas. —le dijo, ella dio un gritito por el susto, luego lo vio feo.

—Aomine-san. —dijo molesta. Luego notó que algo resguardaba su trasero de la lluvia. Aomine se había acercado con su paraguas.

—Tetsu quería saber si tenías paraguas. —dijo él para explicar el porque estaba allí.

—Pues no. Lo olvidé en el metro. —dijo enjuagando por última vez el suéter.

¿Ahora qué? ¿Debía ofrecerle el suyo? ¿Debía dejar que se mojara?

—Parece que esto no va a quitarse más. Tengo que llegar a tiempo… —y comenzó a hablar para ella misma de nuevo. Exprimió por última vez las prendas. —Bien, Aomine-san. Nos vemos, tengo que llegar a la estación, que voy tarde. Adiós.

¿La estación?

— ¿La estación? Yo también voy para allá. —y habló de más. Bravo, Aomine. Hana solo se limitaba a mirarlo con mucha sorpresa. ¿Qué acaso tenia cara de canalla? No respondan.

—Y… emm… ¿te aplaudo o algo? —dijo ella. Aomine la vio con incredulidad, le estaba ofreciendo acompañarla y ella con su sarcasmo. Bien, que se joda.

—Solo lo dije. Bien me largo. —y dejó de proteger el trasero de Hana con su paraguas.

Hana cerró su bolso al sentir de nuevo el agua fría en contacto con su piel. Okay. Tenía frío, estaba mojada y ese tipo tenía un paraguas. Ambos iban al mismo lugar, así que la respuesta era obvia.

—Hey, espera. No lo decía con mal, lo siento, hey. Aomine-san, espera. —y ella comenzó a darle alcance. Aomine la vio correr con agilidad hasta alcanzarlo. Kise tenía razón, parecía gato de la calle mojado.

Llegaron a la salida… y ni Kise ni Kuroko estaban ahí. Aomine bufó, sí. Algo así se esperaba.
Caminaron por la acera rumbo a la estación. Ninguno hablaba, y era un silencio incómodo. Hana no sabía iniciar una conversación pero intentaría…

—Y… está lloviendo. —dijo. Y se dio cuenta de lo estúpida que había sonado.

—Ese… ha sido el comentario más idiota de hoy, más que los de Kise, y eso es mucho. —dijo con burla.

—Oye, no es mi culpa. Vamos muy callados y me siento incomoda. No se iniciar una conversación, ¿está bien? —se defendió ella.

—¿De qué te quejas si tú nunca hablas? —preguntó Aomine incrédulo.

—Ya. Es que en clase no me siento incomoda, en realidad me da igual. —explicó.

—¿Y yo no? —la miró de reojo.

—No, es que… —entonces vio la cara divertida de Aomine, se burlaba de ella. Le había dicho que en clase todos le daban igual menos él.

"Oh, genial. Ahora pensará que soy su fan o alguna de esas estupideces."

—Olvídalo. —masculló. Y se volvieron a sumergir en un silencio, pero esta vez no era incómodo.

Estaban a punto de llegar a la estación cuando Hana notó que Aomine caminaba más pegado a ella, volteó a verle, pero él no la miraba. Estaba mirando mal a varios tipos que pasaban y la miraban de una manera no casual. En ese momento agradeció ir con Aomine, pues ella iba muy transparente. Se había puesto el short que llevaba debajo de la falda y la blusa del uniforme para no ir como si estuviera en traje de baño con botas pero sabía que eso no era suficiente.

Aomine estaba molesto, mira que ni siquiera disimular sus miradas. Él no estaba de adorno. No era que la protegiera y esas estupideces. Pero era una mujer y no le gustaba que le mirasen así, le recordaba como veían a Satsuki a veces. Admitía que Minobe tenía un buen trasero, pero a él le gustaban las de senos grandes.

Llegaron a la estación y se dirigieron a comprar el billete. Primero lo compró ella, después él.

—¿Me estas siguiendo o qué? —dijo Hana mirando su boleto.

—No. Vivo por allí. —dijo Aomine. —¿Tú me estas siguiendo?

—No. Trabajo por allí. —cortó ella. —Vamos ya, que nos va a dejar el vagón.

Ya no necesitaban el paraguas. Pero agradecía internamente que fueran por el mismo rumbo, le daba algo de inseguridad ir por la ciudad en sus condiciones.

Hana caminó hacia la zona de abordaje, y el viento corría furioso azotando cruelmente contra su piel. Sintió como le ardía la nariz. Estornudó.

"Me voy a enfermar, joder."

Pero después ya no sintió el aire, solo como algo caía sobre su cabeza tapándola.

—Toma. No puedes ir mojando los asientos. —dijo Aomine que le había tirado encima su chamarra de Teiko. Él se había puesto su suéter blanco del uniforme.

—No es necesario, yo…

—Cállate y póntelo de una buena vez. —le cortó de una. Hana cerró la boca, incapaz de refutarle. Se comenzó a desabotonar la blusa empapada y se la sacó, después el short. Metió los brazos en las mangas de la gran chamarra y luego se la cerró hasta arriba. De seguro se veía como una bolsa de plástico blanca con "Teiko" grabado en la espalda. Aomine era ridículamente grande, bueno, para ella. Le quedaba de vestido.

—Gracias… Aomine-san. —dijo Hana guardando la ropa mojada en el bolso. Aomine le miró con gracia, realmente se veía chistosa con la chamarra.

El vagón llegó y ambos abordaron. El viaje fue silencioso entre ellos, pero ya había dejado de ser incomodo desde hace rato.
Ambos bajaron en la misma estación pero iban a tomar diferentes calles.

—Gracias, yo… te la regresaré mañana. —dijo Hana.

—Si, si. Nos vemos. —dijo con fastidio y comenzó a alejarse de ella.

Hana le miró irse, después ella se fue para el lado contrario, con una sonrisa.

—Tal vez no sea tan bastardo.


Aquí esta lo primero que salió de mi idea. En lo personal creo que debe de haber alguien que le ponga un estate quieto a Aomine, y pues Satsuki no es muy buena en eso. Y no sé, no veo a Aomine con Momoi aunque muy amigos de la infancia fuesen. Aclaro que no es fic anti-Momoi ni nada de esas cosas, yo llevo las cosas en paz, además ella me cae bien (menos cuando esta contra Kuro-chan).

Por favor díganme si les gustó o tienen algún consejo. Acepto críticas constructivas. Dejen su review para estar enterada de su opinión y/o idea.

No estoy segura si actualizaré pronto, tengo algunos problemas con mi computador y mi conexión a internet. Espero que se solucionen pronto.

Besos.