"Rosa Blanca"
Miró la rosa blanca que sus manos temblorosas sostenían. Él se la había regalado cuando había descubierto que estaba enamorado de ella.
Apartó la vista de la rosa y su visión se centró en el pequeño salón de la casa que habían comprado cuando aún pensaban que podían ser felices. Lo cierto era que habían luchado, él había tenido en contra a su familia, a todos los que hasta ese momento había considerado amigos, y a sus enemigos.
Sonrió con tristeza, sus enemigos, aquellos que querían verlo encerrado en Azkaban eran sus amigos, unos amigos que la habían dejado de lado en el momento en el que se habían enterado de que su amor secreto iba destinado a él. ¿Es qué acaso alguien podía elegir de quién se enamoraba?
Una de esas noches en las que no había podido pegar ojo, porque los remordimientos por estar mintiendo a sus amigos se adueñaban incluso de su sueño, le había hecho aquella misma pregunta a su madre, y ella le había dicho que no se podía elegir. Simplemente te enamorabas y punto. Daba igual si esa persona era alta, baja, rubia o morena, tú veías algo en él que los demás no lograban ver y eso hacía que te enamoraras. Su madre había tenido razón.
Ella no pudo elegir, pero eso era algo que sus amigos no habían podido ver. A ella no le gustaba su manera de ser, no le gustaban sus aires de superioridad y por sobre todas las cosas no le gustaba la manera que tenía de mirarla cuando creía que ella no se daba cuenta.
Su madre también le había dicho una vez que si el amor era verdadero siempre permanecería, siempre encontraría la manera de salir a flote. Pero su madre en aquello se había equivocado. El amor que ella sentía por Draco Malfoy era verdadero y eso no había impedido que pronto terminara. Ninguno de los dos había podido enfrentarse a tanta gente que se había propuesto separarlos.
Ya estaba cansada de luchar, cansada de tener que aguantar las cartas recibidas que le aseguraban que no la quería, cansada de tener que luchar contra la corriente por haberse enamorado de un Slytherin cuando ella era una Gryffindor. Estaba cansada de que la llamaran traidora. ¿Es qué acaso era una traidora por haberse enamorado? Comenzaba a pensar que si…
Por Merlín ella tenía una vida, unos amigos y algo por lo que seguir luchando ¿Y ahora qué tenía? Sólo le quedaban los recuerdos que le traían al presente pequeños resquicios de felicidad. Había amado a Draco hasta decir basta y sabía que él también la había amado. La había tratado como jamás ningun hombre lo había hecho y sabía que ningun hombre volvería ha hacerlo.
Harry y Ron habían vuelto a su vida después de la separación. Apretó el puño. Sus amigos, aquellos a los que había ayudado siempre que había podido, aquellos que la habían apartado de su lado en el mismo momento en que se habían enterado de que estaba enamorada de él, la habían insultado, la habían llamado traidora… Y ahora, cuando todo había terminado, cuando todo su mundo había quedado reducido a cenizas, volvían a aparecer como caballeros de brillante armadura que le hacían un favor a la princesa, salvandola de las garras del dragón.
Suspiró. A ella nunca le habían gustado los principes de los cuentos que su madre le contaba de pequeña. A ella siempre le habían gustado los chicos malos.
Sintió como una lágrima mojaba su mejilla. Había perdido todo lo que le importaba… Después de todo, su chico malo del cuento, había muerto…
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Historia muy cortita escrita en un momento en el que no me sentía demasiado bien. Aunque no me termina de convencer, la subo por no enviarla directamente a la papelera de reciclaje. Si veo que no tiene demasiada aceptación la eliminaré…
Un besito! Gracias por todo!
Nos leemos! Sed Buenos!
