¡Hola! Tanto tiempo...

Sé que aún tengo varios historias pendientes, ¡y aún así me atrevo a salir con más! Esta historia ha estado guardada desde hace casi tanto tiempo como las otras, y es tan genial que me entristecía verla languidecer en mi memoria...

Advertencia: Amantes de Twilight, ¡retroceded! Esta historia tratará de enfocarse en la visión clásica de los vampiros. Así que si te gusta la obra de Bram Stocker, odias a morir a los pseudo vampiros fluorescentes o que brillan con el sol ¬_¬, ¡este lugar es para ti!


Summary: Konoha está siendo atacada por un vampiro. ¿Quién es? Uno a uno han ido cayendo varios shinobis. Cuando Kakashi regresa de una misión descubre que Sakura también ha sido atacada. Y no sólo eso…

Disclaimer: ¿Realmente podemos llegar a decir alguna vez 'esto es mío'?

En este caso, no me queda más que decir que…

Esto… no es mío…

:snif:

Lazos de Sangre.

Capítulo Uno.

Ataque.

Hacía rato que la noche había caído sobre Konoha.

Hinata volvía a casa luego de su acostumbrado entrenamiento nocturno en el lago. La noche era fresca y serena; las calles estaban apenas iluminadas y el único sonido que rompía el silencio, era el ocasional paso de uno de los varios jounnins que patrullaban la aldea.

La chica Hyuuga ya iba a la mitad del camino cuando fue invadida por la poderosa sensación de estar siendo observada.

Se detuvo y miró a su alrededor.

No había nadie.

Continuó su camino, sin lograr deshacerse de tan inquietante sentimiento. Avanzó cada vez más rápido, con los sentidos en alerta máxima para captar el menor movimiento.

La estaban siguiendo y era conciente de ello.

Sin dejar de moverse, invocó el poder del Byakugan y utilizó la capacidad de su Kekkengenkai para ver todo lo que había en derredor.

A todo y a todos.

Examinó a los ocupantes de las casa, inmersos en un profundo sueño, captó la sutil vida de los insectos nocturnos, percibió el veloz paso del jounnin que saltaba de techo en techo a kilómetro y medio de distancia.

Pero no había rastro de su perseguidor.

¿Falsa alarma?

No, eso no era cierto.

Un ser maligno, imbuido de chakra negro, se lanzó velozmente al ataque, en menos de lo que dura un parpadeo. Hinata sólo tuvo el tiempo preciso para girarse antes de que el sujeto llegara a su lado.

Atacó utilizando el estilo Hyuuga de manera instintiva.

Su atacante desvió los golpes con la mayor facilidad; capturó ambas manos de la chica y clavó sus brillantes colmillos en la piel suave.

Un grito ahogado y la sensación de ser bebida…

Su fuerza se escapaba con cada trago y la del infecto ser crecía.

La oscuridad cayó sobre Hinata irremisiblemente.

Un momento después, su cuerpo exangüe golpeaba el duro suelo. Menos de quince minutos después, la heredera de los Hyuuga sería encontrada por uno de los jounnins en guardia y conducida al hospital. Tsunade-sama y varios otros shinobis de Konoha serían despertados y sacados de sus camas y se movilizaría una gran fuerza en busca del agresor, siendo los Hyuuga quienes mayor energía y ferocidad desplegarán.

Una de las mejores kunoichis de la Hoja había sido atacada, y no había evidencia alguna de que hubiera tratado, o podido, defenderse…

-o-o-o-

Había sido una misión complicada y muy peligrosa, pero el grupo de cuatro jounnins la había concluido con éxito. Ahora volvían al hogar, en donde tendrían un muy bien merecido descanso.

¿O no?

El equipo de jounnins de Konohagakure se vio sorpresivamente rodeado por un grupo mayor.

La líder, una excelente ninja médico, aprendiz de la mismísima Hokage, aprestó sus armas, preparada para hacer frente al enemigo no visto.

Y entonces, el supuesto enemigo apareció.

La kunoichi relajó sus músculos al reconocer los símbolos que portaban los enmascarados.

También eran originarios de la Aldea Oculta Entre las Hojas.

ANBU.

El capitán de la escuadra, portador de la máscara de perro, se apartó de su grupo y se acercó a la líder de los jounnins, seguido de cerca por su teniente.

-¿Puede saberse que está haciendo, Kakashi-san? –preguntó la kunoichi entre dientes, de manera que no pudiera ser escuchada por el resto.

-Necesito pedirte un favor, Shizune –respondió el shinobi, también en voz baja-. Sakura está enferma y necesito que la escoltes de regreso a la Aldea.

-¡Ya te dije que no hace falta! ¡Estoy bien! –farfulló la voz, amortiguada por la máscara, de la mano derecha de Inu-Taishou.

-A mi no me lo parece –replicó Hatake con voz cansina-. No estás en condiciones de seguir con esta misión.

-¡Por supuesto que sí! –siseó peligrosamente la kunoichi tras la máscara de gato-. Sólo he estado cansada.

Shizune suspiró mientras el intercambio entre capitán y subalterno continuaba: era obvio que ya habían tenido aquella discusión antes. Una y otra vez, a juzgar por el gran dinamismo de la escena y lo bien secuenciado de los diálogos.

-No es sólo cansancio –la cortó Kakashi-. Por tu bien y el del equipo, es necesario que regreses a Konoha y recibas atención médica.

-Y que el equipo se quede sin apoyo médico, ¿no? ¡Sabes que eso va en contra de las reglas de Tsunade-sama!

-No podemos depender en un médico que no puede ocuparse de sí mismo –replicó Kakashi; y Shizune supo que si los otros ANBU y su propio equipo no hubieran estado a tan poca distancia, la pelirrosa había cacheteado a su ex-maestro hasta la muerte.

Además, lo único que resta de la misión es atar algunos cabos sueltos. Habremos terminado en un día o dos. Cualquier herida que resulte en ese tiempo será tratada con los kit médicos; de surgir una herida más seria cancelaré la misión y volveremos inmediatamente a Konoha.

Sakura no lo tragó: de surgir una herida más "seria" el equipo volvería con uno de sus integrantes convertido en cadáver.

-¡Pero…!

-Son órdenes. No discutas.

-… Sí, "Taishou".

Ambos grupos volvieron a dividirse; sólo que uno había perdido un miembro, mientras que el otro lo había ganado.

Sakura no pudo (por más que así lo quiso) evitar mirar atrás. Sus compañeros ya no estaban. Él ya no estaba.

Suspiró y volvió su atención al frente.

¡Típico de Kakashi! Exagerar de semejante manera por una nadería. Lo única que ella tenía era fatiga; nada a lo que un ANBU no estuviese acostumbrado.

Y en cuanto a ese comentario…

Ya arreglarían cuentas tan pronto él regresará. Dos días máximo, ¿no?

Lamentaría tardarse aunque fuera quince minutos más de eso.

¡Palabra!

-o-o-o-

Shizune había entregado el reporte de su misión y Sakura le había explicado a su mentora los motivos (exagerados motivos) que habían llevado a su capitán a excluirla de su deber. También le había contado a la sannin rubia los adelantos obtenidos por su escuadrón hasta el momento de su separación.

El tiempo estimado para el retorno del grupo ANBU oscilaba entre uno y dos días.

Tsunade se había ofrecido a examinar a su aprendiz predilecta pero la pelirrosa se negó rotundamente. Un hábito muy difundido entre todos los ninjas médicos: jamás acceder a una revisión o curación a no ser que se tratara de las consecuencias de una batalla realmente feroz o que uno se estuviera muriendo. Una usanza de la cual incluso la gran Godaime era asidua pecadora.

Ningún ninja médico en toda la historia de Konoha (a excepción de unos pocos "llorones") había dejado que uno de sus iguales le hiciera un chequeo por una patética gripe.

Después de todo, existe lo que se llama "orgullo", ¿o no?

Vale; lo de Sakura no era precisamente una gripe. Más bien parecía ser una infección en el estómago o una indigestión.

Había comido algo en mal estado; gran cosa.

Nada serio, nada que ameritara una revisión.

El sentirse tan cansada y adolorida era consecuencia natural de la misión; y probablemente la causa de su indigestión.

Entonces, ¿por qué perder el tiempo con tonterías?

Simplemente iría a su casa, se prepararía un buen té y a la cama.

Si se sentía mejor al día siguiente, había dicho Tsunade-shishou, tendría que ir a verla para que se le asignase una nueva misión. Patrullaje. Algo relacionado con la protección de los habitantes de la Aldea.

Sakura había lanzado un resoplido.

¡Por supuesto que estaría bien al día siguiente! ¡Si ella no tenía nada!

A lo sumo, un poco de cansancio intelectual.

La Hokage la tendría en su oficina a PRI-ME-RA HO-RA.

Luego de cambiarse rápidamente para no delatar su identidad como ANBU, la pelirrosa salió del edificio de Hokages con una nube de mal humor rondándole la cabeza y farfullando insultos y maldiciones contra el Ninja-Copia.

Exactamente igual a como se la había pasado todo el camino de regreso a Konoha.

¡¿Pero cómo se había atrevido Kakashi a inflingirle semejante humillación?

Pero ya se las pagaría… Eso pueden apostarlo.

La nariz de la ojos verdes captó un olor tan nauseabundo que le revolvió hasta las entrañas y la obligó a refugiarse en un callejón para volver el estómago.

¡¿Quién rayos comía banderilla de calamar con aderezo de curry?

Cuando terminó, se limpió la boca con el dorso del guante (de todas formas pensaba quemarlos; ¡ni en un millón de años saldrían toda la mugre y la suciedad acumuladas! ¡Ni usando Ace!).

Haruno reemprendió el camino a su casa, sujetándose el estómago y siendo presa de unas nauseas terribles.

Ok… tal vez Kakashi había tenido razón al mandarla de regreso. En esas condiciones no podría ni enfrentarse a una piedra en su sandalia.

-¡Sakura! –exclamó Yamanaka Ino, saliendo a toda prisa de la floristería luego de verla por el escaparate.

La pelirrosa volteó, ligeramente sobresaltada, y fue turno de la rubia de sorprenderse.

-¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal? –inquirió la kunoichi del control mental-. ¡Estás verde!

-No me siento muy bien –confesó la Flor de Cerezo.

-¿Quieres que te acompañe a tu casa? –ofreció su amiga de la infancia.

-No hace falta, Ino, de verdad…

-¡Por supuesto que hace falta! –replicó la chica Yamanaka-. ¡Te ves terrible!

Y Sakura no sólo se veía terrible; también se sentía terrible.

¿Cómo era posible? Al salir de la oficina de Tsunade, diez minutos atrás, se sentía muy bien…

Ino avisó en la tienda que se ausentaría por un rato; minutos después, ambas kunoichis recorrían las calles de Konoha. Ino observaba a Sakura atentamente, con la preocupación escrita en el rostro.

-Te echaré un vistazo en cuanto lleguemos –decidió la rubia.

-No hace falta –repuso la pelirrosa.

-¡No me vengas con eso! –farfulló Yamanaka-. ¡Necesitas que te examinen de inmediato! ¡Te ves sencillamente terrible!

- Eso ya lo dijiste –gruñó Haruno-. Y ya se me pasará. Lo único que necesito es descansar unas horas.

-¿Estás segura? –inquirió la ojiazul enarcando una ceja.

-Sí, Ino. Estoy segura.

La rubia suspiró y decidió dejar el tema por la paz.

-¿Y cómo te fue en tu misión? Vas llegando, ¿no?

Haruno bufó furiosa.

-¡Mi capitán me sacó de la misión! –rugió-. ¡Me obligó a regresar a Konoha!

-¿Por qué? ¿Acaso no supo apreciar tu aspecto demacrado?

-Ja-ja. ¡Muy graciosa, Ino-Puerca! –refunfuñó la pelirrosa.

Continuaron en silencio por unos dos minutos hasta que Ino decidió que tiempo sin charla era tiempo perdido.

-Tienes que estar bien para mañana –anunció guiñándole un ojo-. Tú y yo vamos a ir de cacería

¡"El Elíxir" es nuestro coto de caza y los muchachos nuestra presa! –exclamó alegremente la rubia, haciendo referencia al antro más popular de Konoha.

Sakura entornó los ojos.

-Ya te he dicho que no necesito un hombre –masculló la pelirrosa.

-¡Oh, vamos, Sakura! –rezongó Ino-. ¡No has salido con nadie en más de un año! ¡Desde que Sasuke te cortó!

-¡Sasuke no me "cortó"! –protestó la indignada kunoichi-. ¡Yo rompí con él!

-Esa ni tú te la crees.

Sakura apretó los dientes y respiró profundo. Enojarse con su amienemiga sólo empeoraba su condición estomacal.

-Mira, Ino –resopló Haruno-; es sólo que no estoy interesada en tener una relación.

-¡No seas absurda! –chilló la rubia-. ¡Debe haber alguien que te guste!

Sakura se salvó de contestar al pasar frente a Ichiraku y distinguir una cabellera amarilla.

-¿Naruto? –llamó la pelirrosa asomándose al local.

-¡Sakura-chan! –exclamó el kyubii, apartando el tazón de su rostro-. ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Cómo has estado?

¿Te sientes bien? Estás algo… verde.

-NI lo menciones –advirtió la kunoichi.

Un gesto de Ino llevó a Naruto a tomar el "consejo" de Sakura y cerrar la boca, al menos para hablar.

Bebió los últimos vestigios del caldo de su ramen y depositó algunos billetes en la barra.

-Tengo que irme; me toca cubrir turno de patrullaje.

-El mío comienza a media noche –dijo Ino.

-¿Los dos están en patrullaje? –inquirió Sakura sorprendida-. Ahora que lo dicen, Tsunade-sama mencionó que mañana tendría que servir en la guardia de la aldea.

-Sí; todos los ninjas que están dentro de la aldea deben hacerlo –explicó Ino-. ¿No te han dicho lo que le pasó a Hinata?

-¿A Hinata?

-La atacaron ayer –dijo Naruto en voz baja y peligrosa-. Nadie vio nada y ella sigue inconciente en el hospital. Los médicos dicen que perdió una importante cantidad de sangre.

-La teoría es que fue atacada en alguna parte y dejada en una calle cerca del parque –explicó Ino-. No encontraron sangre en donde la hallaron y ni siquiera la unidad de rastreo logró encontrar algo al respecto.

-¿Creen que alguien atacó a Hinata en campo abierto y luego vino a dejarla en la aldea? –repitió Sakura-. ¡Eso no tiene sentido!

-Por supuesto que no –asintió Yamanaka-. Además, uno de los patrulleros la había visto poco antes en dirección a su casa.

Hinata fue atacada dentro de la aldea.

-¡Y vamos a encontrar a cualquiera que haya hecho eso! –aseguró Naruto con rabia.

Sakura asintió en silencio.

Hinata había sido atacada… y nadie sabía quién, cómo o dónde había pasado.

La acción de Tsunade de asignar a patrullaje a todos los ninjas disponibles era completamente lógica y justificada; hasta no obtener más información sobre el suceso había que suponer que Konohagakure era el objetivo del ataque.

No otra vez… No después de todo lo que ya ha pasado…

-Sasuke está muy molesto por todo esto –continuó Ino-. Siendo el jefe de policía, considera que es un insulto personal.

Y aunque no lo admita, está preocupado por Hinata.

-¿Ha habido más ataques? –preguntó Sakura.

-No… Parece que encontraron a Hinata poco después de que ocurriera, e inmediatamente hubo una gran movilización –explicó Naruto-. El tipo ese debió huir de la aldea o correr a esconderse!

¡Si yo hubiera estado aquí, no habría parado hasta encontrarlo!

-Nosotros no lo hicimos –espetó Ino-. Pero no teniendo ninguna pista…

El ataqcante podría ser de Konoha y nosotros…

-¡Nadie de Konoha haría algo así! ¡Aquí todos nos cuidamos el uno al otro!

-¡Eso ya lo sé! Pero..

Menos mal que Sakura escogió ese preciso momento para vomitar.

-¡Sakura! –exclamó Uzumaki preocupado.

-¡Se acabó! –bramó Ino-. ¡Voy a hacerte una revisión en cuanto lleguemos a tu casa!

Sin la menor consideración tomó a Sakura de la mano y la arrastró por las calles que faltaban hasta su departamento.

Naruto las vio marchar y desaparecer tras una esquina antes de asentir y salir disparado hacia arriba, saltando por los techos de Konoha, listo reportarse al deber.

Desde la oscuridad, una sombra esperaba a que el sol se esfumara, y así recuperar su libertad.

Tenía hambre, tenía sed…

Y no tenía el más mínimo atisbo de humanidad.