Hello! Espero que os guste. Está inspirado en la canción de Phil Collins "Can't stop loving you". Se aceptan sugerencias para una continuación o que se deje así, con un final acorde a la imaginación del lector. Disfrutad de la lectura~
No I won't stop lovin' you. Why should I?
El tren de las 6:15
Con cuidado coloco los últimos objetos de aseo en la maleta de Alfred. Tampoco se me olvida esconder entre la ropa una foto de los dos juntos en el verano de 1907. Por aquel entonces pensaba tenerle cerca toda la vida, pero siete años después me doy cuenta de que no puedo hacer que desaparezcan las despedidas.
El sol me saluda a través del ventanal de la habitación. Es raro. No hay nubes en el siempre turbio cielo de Londres. Me ajusto las gafas y termino de cerrar el equipaje.
- Alice, ¿Otra vez revisando mis cosas? Con unas 300 veces es suficiente.
- Siempre se te olvida todo, Alfred. No se que vas a hacer sin mi de ahora en adelante.
- ¡Voy a ser un héroe! No tengo tiempo de preocuparme de si llevo o no una muda de cambio.
- Pero seguro que serías el hazmerreír del regimiento si te dejas el pasaporte como iba a suceder si no te lo recuerdo.
Maddie, la doncella, entra interrumpiendo las quejas de Alfred. Sin embargo no evita que ponga una mueca. No obstante, al final se cruzan nuestras miradas en un gesto de complicidad. Que indica con picardía el final del debate. La muchacha nos avisa de que el taxi está listo. Alfred carga con su maleta. Me espera afuera con la puerta del coche abierta. Sabe que le voy a acompañar a la estación. Podría fingir que no me importa. Pero él sabrá que estoy mintiendo.
Puedo ver que todo está bien. Alfred sonríe mirando por la ventanilla. El viaje es corto, y sin embargo el silencio es todo lo que nos acompaña. Agarra con fuerza el billete en su mano, junto con su gorra. Mis ojos recorren su verdoso traje militar. Ahora no tiene ninguna medalla, ni ningún galardón. Pero tengo la certeza de que eso pronto cambiará.
La estación está llena de gente. Le veo atravesar el andén. Quizás por última vez. No estoy segura.
Son las seis y diez de la mañana. Lo sé porque hay un hombre que grita que en cinco minutos sale el tren. Me hago más pequeña de repente. El sonido del silvato y de las ruedas contra la pista ferroviaría hacen que me aleje unos pasos. Pero aplaco toda mi rabia solo para verte sonreír. Me besa en los labios y le acaricio la mejilla. Soy una mujer que envía a un soldado a la muerte con un bello recuerdo.
Me doy la vuelta, escondiendo mi rostro de su mirada. No quiero que sepa que estoy llorando. Estoy finjiendo una vez más. Pero eso es mentir, porque nunca quise despedirme.
Mi corazón se acelera cuando le veo marchar. Y me pregunto si es miedo. Pero sea lo que sea lo que nos da pavor, una cosa es cierta: Cuando el dolor de no hacer algo es más insoportable que el miedo a hacerlo, es como si cargáramos con una pesada carga. Decirle adios es lo más difícil que he tenido que hacer en la vida y no lo volveré a hacer.
El tren comienza a moverse. Alfred se mantiene con medio cuerpo fuera del vagón, agarrando con fuerza un asa para no caer. Siento mis pies volar, se mueven por sí solos. Siguen la lenta marcha del tren.
- ¡Alice! ¡Cuidado!
Pero ya estoy abrazada a él. Noto como el andén se queda atrás bajo las suelas de mis zapatos. Sin embargo no me suelto.
- Te continuaré amando, Alfred Jones.
¿Qué tal os ha parecido? Se aceptan reviews con mucho amour français (?) ~
Att.
Boa.
