Nombre del fic: Wish selfish

Autora: MirandaLaBizca.

Summary: La vida de Harry nunca ha sido fácil, cansado, escapa en su séptimo cumpleaños de la casa de sus parientes. Dispuesto a olvidar el pasado y viviendo en las calles de Londres encuentra un extraño diario, por desgracia, el diario no le hace la existencia más simple. ¿Por qué todos parecen querer controlarle?

Disclaimer: Ninguno de los personajes mencionados me pertenecen, todos son propiedad de JK Rowling y sus editoriales.

~Escrito por Harry~

'Escrito por Tom Riddle'

"Dialogo"


.

Londres y el viejo diario.

Pequeña introducción a la vida de Harry.

Una vez le dijeron que todo lo que sucedía estaba ya predestinado, que todas las cosas que pasaban tenían una razón para ello, que la vida solo eran piezas de rompecabezas que con el tiempo se armaban solas y se completaban.

El destino lo era todo.

Harry lo creyó, tontamente, deseando que todo lo que sufría le llevara a algo bueno, que todo el dolor y las lágrimas que había derramado desde que tenía conciencia dieran fruto para que él tuviera un futuro mejor.

Cuando Harry cumplió 7 años desechó la idea a la basura.

Una cosa tan estúpida con esa no existía.

Las cosas que pasaban sólo caían y se acomodaban como podían, se desarrollaban de manera natural. Las acciones desencadenaban una serie de consecuencias que afectaban a personas, cosas y situaciones que simultáneamente afectaban a otras. Un gran efecto domino donde tu decidías que pieza tirar, luego solo quedaba mirar e intervenir en otra tirada si era necesario.

Pero una cosa tuvo clara cuando lo entendió.

Él podía elegir.

Así que una noche de verano con 7 años y una mochila desgastada en el hombro huyó a la ciudad.

Escapando de todo lo que le hacía daño, escapando de la patética mentalidad que había tenido.

Esperar lo mejor de las personas es una pérdida de tiempo, terminó concluyendo mientras caminaba por los laberintos que eran las calles de Londres.

Se deshizo de la poca inocencia a la que se había aferrado tiempo atrás…, ah, su inocencia, aquella que se le fue arrebatada tan cruelmente por los monstruos que tenían su custodia, sus únicos parientes vivos. El odio remplazó los sentimientos de miedo, tristeza y dolor en su corazón, el odio creció hasta opacar el resto de los sentimientos cálidos que tenía.

Sus pequeños pasos fueron dados con seguridad y elegancia, silenciosos.

Y con una escalofriante sonrisa se encaminó a las sombras de los numerosos callejones que ofrecía Londres.

Adentrándose a lo desconocido.


"20 libras y 50 peniques."

Harry de inmediato frunció el ceño, cruzó los brazos y con impaciencia repiqueteó su zapato contra el suelo mirando con frialdad al viejo hombre frente a él.

"¿Está loco? Sólo son 3 libros." Replicó irritado. "12 libras y 20 peniques."

El mayor frente a él tomó los 3 gruesos viejos tomos y los hojeó con un expresión molesta, quizás dudando en venderle aquellos libros al niño de 9 años frente a él. La fría mirada del niño le atravesó, casi sin proponérselo un escalofrío recorrió su columna.

"16 libras y 80 peniques." Propuso mirando con precaución al chiquillo. "Estos libros no son nada delgados."

Harry observó con anhelo los libros, repletos de conocimiento que él no conocía y quería. Apretó sus brazos cruzados y recorrió el negocio con la mirada, se detuvo ante un libro desgastado que le había atraído sin ninguna razón aparente desde que había entrado a ese lugar.

"16 libras, 80 peniques y ese viejo libro." Harry señaló el libro en el estante detrás del hombre.

El señor pareció pesar la propuesta antes de recuperar el libro que el niño le había señalado y repasar las viejas y amarillentas hojas vacías. Alzó la mirada y colocó el libro en el mostrador cerrándolo de golpe.

"Trato hecho."

Harry pagó satisfecho consigo mismo y con una leve reverencia de despedida salió por la puerta que había entrado.

El frío aire de invierno le dio en la cara, Harry se envolvió en su cálida bufanda y caminó con tranquilidad apretando sus libros contra su pecho.

Harry con tan solo 9 años ya había recorrido una gran parte de Londres, nunca se quedaba mucho tiempo en un solo lugar, no quería arriesgarse a que se dieran cuenta que vivía en las calles y no tenía tutores. Conseguir dinero en una gran ciudad era fácil, la mayor parte del tiempo se hacía pasar por un huérfano recaudando dinero para su orfanato, claro, él ya era un huérfano, pero normalmente le gustaba ignorar esa parte.

A veces dormía en los callejones y otras forzaba las cerraduras de las casas de cuyos dueños se habían ido de vacaciones, invierno y verano eran buenas épocas para ello.

Siendo invierno, él había logrado entrar a una buena casa para pasar esa tan fría estación del año.

Harry se detuvo ante la gran casa y después de asegurarse que no había nadie observándolo puso su mano en el picaporte de la puerta, cerró los ojos con gran concentración y los abrió cuando escuchó el clic del seguro de la puerta abriéndose.

Entró cerrando la puerta tras él y se quitó los zapatos para poder sentir la suave alfombra bajo sus pies, se prometió a si mismo que cuando juntara el suficiente dinero se compraría una casa y pondría una alfombra como esa en ella.

Se tiró sobre la suave tela y abrió sus libros dispuesto a leer un rato, pronto se dio cuenta que no podía concentrarse. Con un bufido tomó el pequeño libro desgastado que había comprado y lo hojeó, se llevó una decepción al ver las hojas en blanco.

Si era sincero consigo mismo solo se lo había llevado porque algo le impulsó a comprarlo, y ahora que lo veía con cuidado solo era un viejo diario. ¿Qué haría con un diario? ¿Escribir sus sentimientos? Casi sintió ganas de reír ante ese pensamiento.

Sacó una pluma y se propuso escribir apuntes que le ayudarían a estudiar.

Desde 1750 la población pasó de 700.000 habitantes a más de 4.500.000 en 1901 (6.600.000 con la zona suburbanas). A finales del siglo XIX Londres se había convertido en la capital de las finanzas y de los comercios internacionales.

Las necesidades administrativas de un centro de tanta actividad comercial impulsaron a crear en 1888 una nueva unidad territorial autónoma, el condado de Londres, gobernado por el "London county council". Este condado fue dividido en….

Harry se detuvo bruscamente, su ceño se frunció profundamente cuando vio su elegante letra ser absorbida por la hoja, quedando en blanco nuevamente.

Unas palabras flotaron en la hoja, justo donde antes había estado escrito su texto.

'¿Historia de Londres? ¿Acaso no es un poco aburrido?'

Con un jadeo de sorpresa Harry soltó el diario bruscamente y se alejó.

Cuando volvió a acercarse un par de frases nuevas comenzaban a desvanecerse.

'Mi nombre es Tom Riddle.'

'¿Cuál es el tuyo?'


'Eres un mago, Harry'

~Ah, ya lo sospechaba~

'…'

'¿Y no te sientes ni un poco sorprendido?'

~Creo que después encontrar un viejo diario con vida ya nada me sorprende~

'…'


"Señor. ¿Querría cooperar para el orfanato Santa Mónica?"

Lucius miró con desagrado al niño –Evidentemente muggle.- que estiraba una canasta esperando recibir monedas. Era pequeño, de pelo negro y revuelto, dos grades ojos esmeraldas brillaban detrás de unas viejas gafas y su sonrisa era suave y amable. Estaba vestido con ropa un tanto raída pero limpia, un abrigo negro de aspecto cómodo y una boina del mismo tono le hicieron llegar a la conclusión que era la ropa de invierno para los niños sin padres.

El niño parpadeó dulcemente al notar el disgusto del sangre pura, una mueca en su cara denotó preocupación.

"¿Está usted bien, señor?" Preguntó el pequeño finalmente, probablemente de no más de 10 años.

Una cálida sensación envolvió a Lucius, con un extraño impulso se apresuró a sacar su cartera mágica y directamente sacar unos billetes muggles para ponerlos con amabilidad en la canasta del huérfano. El pequeño niño le sonrió con inocencia e inexplicablemente el rubio sintió la necesidad de protegerlo de todo, le devolvió la sonrisa.

"Feliz navidad" Susurró el pequeño.

Lucius siguió su camino sintiendo que flotaba, la sensación de paz le acompañó durante todo el trayecto hacía su casa. No se dio cuenta de lo que había hecho hasta que se sirvió un poco de vino en su propia casa y su esposa le preguntó al respecto, entró en pánico.

En cuanto Harry perdió de vista al rubio su sonrisa desapareció.

"Un mago."

Harry se perdió durante un momento en sus pensamientos, había sentido que era un mago desde el momento en el que se le había acercado, se había decepcionado un poco. El mago ni siquiera se había resistido a su aura mágica, aún que quizás lo había atrapado con la guardia baja, uno no se espera a ser encantado por un niño ¿Verdad?

Dudó un poco, a lo mejor solo era un mago muy débil.

Se dio media vuelta y guardándose los billetes en el bolsillo volvió al pequeño departamento en el que había logrado entrar, en cuanto entró alcanzó a divisar el diario de Tom sobre la mesita ratona, que parecía temblar y moverse incontrolablemente. Harry sabía que Tom estaba enojado porque no le había escrito tres días seguidos, la última vez que había hablado con él había sido muy grosero, además a Harry le gustaba dejarle de hablar a veces sin razón alguna solo para enfurecerlo.

Durante un segundo consideró hacerlo esperar durante más días, sería divertido. Su decisión se esfumó en cuanto se dio cuenta de que quería contarle su primer encuentro con un mago.

Con un suspiro de resignación tomó el libro y dejó caer en el sillón, buscó una pluma en su bolsillo y abrió el diario.

De inmediato Tom comenzó a escribir.

'Mocoso insolente, tienes suerte, si fuera el yo de verdad ya estarías retorciéndote bajo mi varita, la tortura sería mucho peor de la que te puedas imaginar, al final te volverías loco de dolor, suplicando que te matara para que dejaras de sufrir.'

Harry puso los ojos en blanco.

~ ¿Estás enojado Tom? ~

'Nunca me escribes si no necesitas algo ¿Qué quieres?'

~ ¿Qué solo te busco cuando quiero algo? Hieres mis sentimientos, Tom~

'…'

'En eso somos parecidos.'

Frunció el ceño, odiaba cuando Tom hacía eso, decir algo completamente fuera de lugar.

~ ¿Hiero tus sentimientos?~

'Yo no tengo sentimientos, Harry'

Harry se mordió internamente la mejilla.

~En eso somos parecidos. ~

'…'

'Servirás para mi propósito.'

Allí estaba otra vez, divagando sobre temas que perjudicaban a Harry pero nunca diciendo de qué se trataba.

~…~

~ ¿Sabes qué? Te veo dentro de una semana, no tengo tiempo para tus tonterías. ~

Harry hizo ademan de cerrar el diario enfadado, esa era una razón más para evitar hablar con Tom, siempre parecía ser Él quien dirigía las conversaciones hacía cierto punto en el que trataba de convencerlo de varias cosas, parecía tratar de controlar los hilos de su vida, algo que no soportaba. Además sabía exactamente que decir para enfadarlo.

'Querías decirme algo. ¿Qué era?'

Apretó la pluma fuertemente en su mano, debatiéndose entre escribir o no.

~Hoy mientras pedía dinero me encontré con un mago. ~

Eso pareció interesarle a Tom.

'¿Por qué pedías dinero? ¿Y tus padres?'

Harry se regañó mentalmente por su desliz, siempre intentaba no contarle nada a Tom sobre su vida diaria o pistas sobre ella.

Bueno, sincerarse un poco no haría nada diferente.

~Están muertos. ~

'Oh, ¿Recientemente?'

~Lo están desde que tenía un año. ~

Lo admitió a regañadientes.

'¿Un mago dices? ¿Cómo fue?'

Harry se sintió un poco agradecido por el cambio de tema, no le gustaba para nada hablar de su pasado. Tom parecía notarlo.

~Un poco decepcionante, la verdad.~

Y un poco más calmado procedió a contarle su encuentro con el extraño individuo en la ciudad, de cómo –orgullosamente- lo había envuelto en su aura mágica y le había obligado a darle dinero, como hacía con la mayoría de las personas que no querían dárselo por las buenas. Además de explicar sus sospechas sobre los magos débiles.

Más tarde se sobresaltó sobre el tiempo que había estado hablando con Tom, las veces que hablaba con Él el tiempo se pasaba en un parpadeo.

~Voy a dormir. ~

~Buenas noches, Tom~

'Buenas noches, niño'

Harry estaba a punto de cerrar el diario cuando volvió a ver nuevas palabras que acababan de aparecer.

'Me alegro de haberte elegido como mi campeón.'

~ ¿Campeón? ~

Tom no respondió.


N/A: Siempre, enserio, SIEMPRE, me agarra la locura de escribir un fic y luego no sé si voy a terminarlo D:

Esperemos que termine este, tengo muchas ideas para el mismo.

Perdonen mi pobre redacción y las –probables- faltas de ortografía.

¡Dejen un comentario! Siempre es gratificante leer comentarios.

En fin ¡Nos leemos!

:)