Capítulo 1: Despertar en la oscuridad.

---------------------------------------

Caía la tarde cuando dos jóvenes volvían de sus clases en la facultad, uno de ellos es un chico joven, alto y delgado, de pelo castaño y ojos marrones profundos, llevaba el pelo algo largo y despeinado, con la mirada perdida observaba el inmenso parque que atravesaban, no se veía ni un alma y los árboles se estremecían a su alrededor a causa del fuerte viento.

-Hey ¿Ya estás de nuevo perdido en tu mundo? Está anocheciendo y me gustaría llegar temprano a casa.- La chica que hablaba era un poco más baja que el, su pelo era largo y negro, y tenía unos hermosos ojos azules, su expresión denotaba un gran aburrimiento.

-¿Hmm? Oye, no tenías que acompañarme, ya te dije que me gusta pasear en silencio cuando vengo por aquí...

-Si si... -Le interrumpió- Pero da la casualidad de que tienes que devolverme mis apuntes en cuanto los copies, así que espabila, no tengo tiempo de...

BROOOUM!!

Un tremendo ruido les interrumpió, una gran nube de polvo se levantaba a sus espaldas y ambos se giraron inmediatamente.

---------------------------------------

-Ouh...

Abrió un ojo...la visión del cielo negro, rebosante de estrellas le hizo volver en sí. No había ni una sola nube y corría una brisa fresca que le ayudaba a despejar la mente. Se incorporó algo mareado mientras una extraña sensación recorría su cuerpo. Miró a su alrededor y vió las calles vacías. Solo era capaz de pensar en una cosa.

-¿Dónde diablos estoy?

Tras calmarse unos instantes se incorporó, estába perfectamente, no le dolía la cabeza ni tenía signos de haberse golpeado, únicamente sentía como si algo dentro de él hubiera cambiado, pero entonces ¿Qué había ocurrido¿Qué lugar era ése? Antes de seguir preguntándose sobre el lugar trató de recordar qué le había pasado. Una chica, un bosque¿O era un parque?, y un ruido terrorífico...por más que lo intentaba no recordaba nada más, sólo a ella, recordaba claramente sus hermosos ojos azules y su largo cabello negro. ¿Quién era¿Dónde estáría ahora?

-Tengo que encontrarla... no debe de andar muy lejos, seguro que puede explicarme qué ha pasado...pero ¿hacia dónde voy? Éste lugar es inmenso...

Algo en el suelo le hizo detener sus reflexiones, era una pequeña pulsera que yacía medio sumergida dentro de un charco, la observó detenidamente en cuclillas, como un niño que acababa de descubrir un juguete abandonado en medio de la calle, había tres letras grabadas en ella, "dbs". Fijándose bien, se dió cuenta de que junto con el reflejo de ésta en el agua se formaba una curiosa palabra, compuesta solo de consonantes "dbssdb", sin saber muy bien qué podría significar la recogió y se incorporó de nuevo.

-¿Y ahora qué...?- Se dijo confundido -Si al menos supiera qué ha pasado... ¡Eh, espere por favor!

Un hombre de avanzada edad que entraba en una casa a unos pocos metros le miró sorprendido.

-¿Si?

-Perdone, no sabría como explicarlo pero... creo que me he golpeado y de alguna manera he venido a para aquí; no recuerdo nada y no se donde estoy, por favor podría decirme como volver a...

-Vaya, hijo- Dijo sin dejarle terminar- debes de haber muerto de una forma muy brusca si sufres ésta amnesia ¿no te dijo nada el shinigami que te enterró el alma?

-¿¡Qué¿Muerto¿Qué es un shinigami? Oiga por favor, debo encontrar a una persona, esto es muy importante y no creo que sea momento para bromas.

-No te confundas joven, esto es el Rukongai, aquí vienen a parar las almas de aquellos que mueren, si estás aquí es porque evidentemente has muerto, pero si buscas a alguien vivo, solo algún shinigami podría ayudarte, y lo veo complicado.

-¡Pero qué diablos dice! No puedo estar muerto, yo...no entiendo como he llegado hasta aquí pero si hubiera muerto lo recordaría.

-A no ser que haya sido en circunstancias extremas y tu mente haya tratado de olvidarlo por el shock... escúchame, puedes quedarte a descansar aquí; vivo solo desde hace tiempo, mañana podrás ir a buscar alguna familia que te acoja. Creo que lo que debes hacer es descansar y tratar de recordar, dar vueltas a estas horas no te valdrá para nada.

-Yo... tiene razón, no se a donde podría ir. No termino de creerme todo esto pero tampoco logro recordar nada salvo pequeños fragmentos de algo que parece desagradable... de todas formas ¿por casualidad sabe qué podría ser ésto?

El joven le muestró la rota y desgastada pulsera al anciano, que la miró con expresión de sorpresa.

-Vaya, no suelen vender cosas de éstas por aquí, si estaba cerca tuya seguramente la hayas conservado del mundo mortal, al igual que tu ropa.

-Pero estas letras...no les encuentro ningún significado.

-A veces la solución es más sencilla de lo que parece ¿No recuerdas nada de tu otra vida¿Un nombre quizás?

-Nada, sólo a una chica y ni siquiera se qué fue de ella.

-Bueno, yo no descartaría que éstas fueran tus iniciales, o quizás las de ella, sería algo normal ¿No crees?

-Cierto. Quizás más adelante pueda recordar algo más, creo que debería conservarla de momento.

-Si, haz caso a un anciano... cualquier recuerdo de tu anterior vida es algo tan valioso como ésa vida misma; regalos, recuerdos...el más mínimo detalle puede ayudarte a recordar lo que eres y cómo llegaste aquí, de momento al menos tienes algo, un nombre, no es mucho pero es un consuelo.

-Si -Una sonrisa apareció en el rostro del joven- No me desprenderé de ésto ni del recuerdo de ella. Aunque yo esté muerto estoy seguro de que sigue viva y confío en que podrá ayudarme a recordar, pero antes debo encontrarla.

-Muy bien, entonces ya es hora de descansar.

Unas horas después, el chico descansaba en una confortable cama tratando de recordar algo que le ayudase a a encadenar todo lo que sabía, pero era inútil, no conseguía recordar nada más y ya no le quedaban dudas de que su anterior vida había concluído. Y lo peor de todo era que no lograba recordar a quiénes había dejado atrás.