Solo Tsuzuki es mío! MIOOO en mis más cochambrosos sueños. Jujujuju ya en serio, solo escribo fanfics, ni Yami no matsuei, ni ningún personaje me pertenece. El mundo es mas cruel que yo ; ;
1.
Abrió los ojos y descubrió que estaba en una habitación desconocida. Por un segundo se sintió al borde de la desesperación.
Se incorporó de la cama donde estaba echado y sus muñecas estaban vendadas. A través de la ventana al lado de la cama, el paisaje era totalmente blanco, cubierto por una espesa capa de nieve. Se empezó a preocupar cuando se dio cuenta de que no tenía idea de que era ese lugar, ni de donde venía, ni a donde iba a ir. Tampoco estaba seguro de cómo se llamaba. Desconcertado se sentó en la cama. Bajó sus piernas largas y se dirigió a la ventana.
Debía esperar un momento, de repente venía alguien a auxiliarlo. A sacarlo de la terrible confusión que se arremolinaba en su cabeza. Ni siquiera podía recordar su nombre.
No tuvo que esperar mucho porque atravesó la puerta de la habitación un chiquillo de enormes ojos verdes. Al parecer no esperaba verlo despierto. Sorprendido, retrocedió un poco intentando no ser visto, no resultó como esperaba.
Quiso decir algo pero su boca tenía un sabor amargo. El recién llegado no sabía si acercarse o retroceder. No traía nada en las manos. Optó por retirarse.
Entonces se quedó de pie junto a la ventana. No sabía que estaba sucediendo. Quien era ese chico. ¿Algún conocido suyo? No lo iba a saber si no le preguntaba.
Tenía el cuerpo adormecido y un ligero dolor de cabeza. Se apoyó en la cama, valiéndose de esta para llegar a la puerta. Una vez hubo llegado a donde quería, una figura blanca apareció en el umbral, deteniéndolo.
"Despertaste..."
Totalmente blanco, desde el cabello hasta la piel. Su mirada fija en él, bastó para hacerlo retroceder intimidado. No sabía quien era este extraño, pero lo más probable era que podía tener las respuestas que él quería.
No debes estar de pie aún. Regresa a la cama que aún estás muy débil.- avanzó hacia él con pasos ligeros. - Es asombroso que tengas energías para levantarte cuando deberías estar bastante lánguido. De verdad que eres fascinante.-
No estaba seguro, pero sus palabras definitivamente no le parecieron agradables. Sin atreverse a desobedecer, se volvió a meter a la cama ayudado gentilmente por quien se acercaba a él cada vez más.
Levantó una mano de cera, tersa y blanca, y la pasó suavemente sobre su frente tibia, deslizándola con la delicadeza de una flor, descendiendo por sus mejillas hasta dejarla reposando sobre sus labios.
"Fascinante."
No encontraba voz para protestar, no podía articular palabra, no podía hablar con esos dedos sobre sus labios.
"Tuve suerte en encontrarte, de lo contrario habrías muerto..." sus dedos acariciaban sus labios."Gracias a mis cuidados te estás recuperando."
No podía evitar sentirse incomodo lidiando con esa mirada tan penetrante. Perdió la noción de como actuar, como responderle hasta llegó a dudar de si tenía voz para hacerlo.
"Me complace verte despierto mi adorado Tsuzuki. No podía esperar el momento de ver tus ojos abiertos, nuevamente. Son realmente muy bellos."
Así que ese era su nombre, por lo menos tenía uno. ¿Acaso este sujeto era algo suyo?
"No quiero que vuelvas a intentar quitarte la vida." Diciendo esto lo agarró del brazo apretándolo con fuerza. –No lo volverás a hacer porque no lo permitiré.-
Su voz se suavizó luego de ello, volviéndose suave y sedosa.
"No voy a perderte mi adorado. Ahora descansa, tienes que descansar y reponerte."
Juntó sus labios con los suyos, un beso ligero y veloz.
Lo tomó por sorpresa.
Sin que se diera cuenta estaba sobre él, sin que se percatara de lo que ocurría un dolor agudo se posó en su brazo, mientras un líquido transparente ingresaba a su torrente sanguíneo. El doctor no retiró sus labios hasta que los ojos de Tsuzuki se cerraron completamente.
Sonrió y se levantó. Puso a un lado la jeringa y arropó a su adorado con la mayor ternura del mundo.
"Descansa y recupera fuerzas, mi adorado." susurró.
Continuará...
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