QUERIDA SEÑORITA SUSURRO:
¿Recuerdas que te había dicho que te tenía una sorpresa? Pues, ¡SORPRESA! Y feliz cumpleaños :3.
Esto es diferente de todo lo que he escrito y he tratado de que quedara bonito -porque te amo (?)- y bien descrito. Me he esforzado en cada palabra y párrafo que está aquí. Y, de una vez te digo, lamento no hablar completamente de la parte de Ace que más te gusta, pero entiende, eso no es para este capítulo.
¡OH! Lo olvidé, lo he dividido en varias partes porque, había pensado hacer un one-shot súper largo. Pero luego dije, hmmm, no. No hay emoción en eso y sé que amas frustrarte porque te dejo con dudas existenciales -de nuevo, lo hago porque te amo (?). Aunque pienses lo contrario e.e-
Sin más. Espero que te guste querida :3.
He escrito este bonito LUACE para ti y sólo para ti. Espero que te ayude a distraerte de tu trabajo un breve momento y que seas feliz (?).
Ya, empieza a leer desesperada :v
Cautivador
I
Ace el puño de fuego. Uno de los hombre más temidos e intimidantes del mundo bajo. Uno de los favoritos del líder de la Familia Barbablanca.
Su nombre era conocido desde antes de unirse a la aclamada Familia.
Conocido por su fuerza descomunal y su tan conocido puño de fuego, cualquiera que no lo conociera en persona aseguraría que es un Alfa. Uno de los más finos especímenes, por no decir el mejor de entre todos los Alfa en el bajo mundo.
Más no es así. El joven Puño de Fuego no es más que un Omega, y aún siendo uno, no deja de ser de los seres más codiciados en el bajo mundo. No sólo por su género, sino que, a pesar de lo que muchos llamarían 'discapacidad' está dónde está gracias a esa temida discapacidad.
En la mayoría de las Familias es raro, por no decir absurdo tener como miembro a un Omega, criaturas innecesarias para este campo de trabajo por la facilidad con que se dejan seducir. No representan más que un estorbo o desventaja en el bajo mundo.
Sin embargo, la habilidad del joven Portgas proviene de esta 'discapacidad' al ser el hijo del difunto soberano del bajo mundo muchos trataron de aprovecharse de él apenas saber de su existencia. Sí, sus genes son lo mejor de lo mejor -Portgas se lo atribuye a su Alfa madre, porque, contrario al saber común. Gol D. Roger no era un poderoso Alfa, era un simple Omega. Uno que supo jugar sus cartas a la perfección- pero no por eso va a sucumbir al primer Alfa poderoso que se cruce en su camino.
Portgas no es un cualquiera, y aunque podría reclamar el título de su difunto padre, no siente afición por ser tan famoso. No, los objetivos de Portgas están fijos en convertir a Edward Newgate en lo que su padre alguna vez fue y, rezar porque esto mejore considerablemente la situación de muchos de los habitantes en el bajo mundo.
Ahora bien, su habilidad de basa en usar a su favor aquella que llaman desventaja. Portgas sabe seducir para obtener lo que quiere cuando lo quiere. Nunca al punto de -de nuevo- ofrecerse y dejarse aparear por el primer Alfa. No, Portgas puede tener a cualquier Alfa a su merced con una simple mirada, con un ligero roce de sus dedos en el brazo de cualquier Alfa -porque nunca ha fallado- puede tenerlo de rodillas en el piso, cual perro rogando esperando por la orden de su amo. Con unas cuantas palabras ronroneadas cerca del Alfa, fácilmente lo tiene gimiendo en el piso, rogando por algo que nunca se le será entregado: Ace mismo.
Su misión actual resulta ser demasiado fácil, al punto de ser prácticamente insultante y una burla hacia su persona. Barbablanca le ha encargado investigar a un tal Luffy D. Monkey. El jovencito, un Alfa, ha despertado el interés de su anciano líder tras haber realizado una alianza con Trafalgar -otro Alfa, piensa Portgas frustrado- y su reciente lucha -y victoria- contra la enorme familia Donquijote para vengar al difunto 'padre' de su querido aliado.
Sin embargo, Portgas no le teme, al contrario. Le parece ridículo que le asignaran tal misión. Tan fácil, piensa de nuevo. Está a unos cuantos pasos del bar de Shaky, el cuál resulta ser uno de los lugares donde más se ha visto al tal Monkey.
Se ha vestido 'decente' o como Thatch diría: Como la perra en celo lista para ser follada que aparenta ser. Al principio lo golpeaba apenas escucharlo llamarle 'perra' sin embargo, ahora es una broma muy común entre ellos, ambos saben que Ace no es ninguna perra, si lo fuera en todo caso, sería la perra más inalcanzable de todas. No una fácil, concordaría Marco.
Sus piernas están envueltas en pantalones oscuros, la tela de estos se ajusta perfectamente a sus músculos, marcándolos perfectamente. Ha optado por la camisa que le regaló Vista el año pasado, muy similar a las que generalmente usa el otro. Su pecho se ve parcialmente descubierto, haciendo más notorio el largo de su cuello y lo suave que luce la piel en ese lugar, ligeramente envuelta por una apretada gargantilla de color oscuro que no hace más que resaltar los numerosos puntitos en el largo de su cuello, clavícula y lo poco que se ve de sus hombros, se ha colocado las primeras botas que vio -negras y a la rodilla, de estilo militar. Sabe que ha funcionado su elección de vestimenta tras apenas entrar al bar, la mayoría de los Alfas -por no decir todos- se han girado apenas verle cruzar la puerta. Ace puede ver sus labios temblar cuál cachorro deseoso de su alimento favorito. Portgas ríe internamente, ninguno de ellos es digno de su persona.
Sonríe ligeramente, curvando la comisura izquierda de su boca en algo que muchos llamaría sensual, para él no es más que una simple burla.
Con pasos lentos y seguros se acerca a la barra donde Shaky, la dueña y bartender del lugar le ofrece un vaso con agua. Le agradece antes de ordenar algo más fuerte.
Toma tranquilamente su bebida, con sorbos constantes y sin parar. Le gustaría disfrutar más el sabor de la espumosa cerveza, pero sabe que en cualquier momento algún Alfa llegará a él con intenciones de aparearse, o por lo menos cogerlo y Ace no tiene tiempo para eso.
Sabe que está en lo correcto apenas escuchar el sonido de pasos acercándose a su lugar. Shaky le observa desde uno de los bordes de la barra, claramente dispuesta a intervenir en caso de que las cosas se pongan feas y le puedan hacer daño a su preciado bar -y al pequeño Omega.
-¿Te invito algo? -preguntan a su lado.
Ace está un poco sorprendido, el Alfa tiene modales y le está preguntando, prácticamente pidiendo permiso para comprarle algo. Tal vez, si no estuviera ahí por cuestiones de trabajo en esos momentos, aceptaría la oferta del Alfa, puede que incluso se dejaría cortejar por este. Pero no está ahí para eso.
Con un suspiro niega ligeramente, no va a hablar con alguien a quién espera no ver en mucho tiempo.
Por el rabillo del ojo, Ace puede observar -y sentir- al Alfa suspirar, antes de retirarse cortésmente del lugar.
Demonios, no puede evitar maldecir.
Lleva aproximadamente dos horas ahí, bebiendo poco y esperando por la aparición del dichoso Monkey. En ese pequeño transcurso de tiempo se le han acercado más Alfas, algunos demasiado groseros para su gusto -que han sido eliminados del bar por su propio puño- y otros corteses, más ninguno como el que se le acercó tras su llegada. Está a punto de dar por perdida su misión, por lo menos por el día. Se está haciendo tarde y sabe que en cualquier momento llegarán por él -posiblemente Marco, por órdenes de Barbablanca.
-Sabía que te había visto antes -es la voz de Shaky que se ha dirigido por primera vez a él desde que entró al bar-. Sólo que eras muchísimo más pequeño en ese entonces, recuerdo que Rayleigh no paraba de hablar de ti y lo grande que serías cuando crecieras, no se equivocó -finalizó con un ligero guiño.
Rayleigh, el nombre resuena en su cabeza. ¡Rayleigh!, se golpea mentalmente, no es posible que haya olvidado a la mano derecha de padre, a su padrino.
-Shaky… -le llama ligeramente, al ver que la dueña planea retirarse.
-No te preocupes, querido. Ya tendrás tiempo para eso en otra ocasión, entiendo que en estos momentos tengas trabajo -la morena señala la puerta de la entrada sin dejar de observar al moreno-, tu trabajo ya llegó -finalizó, antes de sonreírle ligeramente.
Sin la presencia de la morena y aún con muchas dudas en su cabeza, el pecoso decide girar su cuerpo hacia la puerta dispuesto a abordar a Monkey apenas reconocerlo.
La puerta se abre estrepitosamente para dar paso a un jovencito, no es más alto que Portgas y, puede jurar que no es mayor que él.
-¡SHAKY, YA VINE! -son las primeras palabras que salen de la boca del jovencito, seguidas de una pequeña risa.
-Luffy, no seas grosero -escucha, antes de ver al jovencito ser atacado por la joven pelirroja que lo acompaña.
Omega, piensa instantáneamente al reconocer el aroma de la joven. Es obvio, es dulce y por alguna extraña razón le recuerda a mandarinas. Más no es solo eso, puede detectar más aromas, mucho más y muy variados. Hay aproximadamente otros tres Omegas entre los acompañantes de Monkey, dos Alfas -sin contar a Monkey- y dos betas.
Portgas está claramente sorprendido por la cantidad de Omegas en su grupo, no es algo que se esperaría de alguien a quién llaman poderoso. Tampoco esperaría que su Familia fuese tan pequeña, no con todo lo que han logrado en los últimos tres años.
Desde robar a Robin, la niña demoníaca de las manos de Crocodile -y posteriormente recuperarla de manos de la fuerza armada CP-9, acabando de paso con Enies Lobby- hasta destrozar y dejar en ridículo al temido Doflamingo. Nada de eso le parece normal en estos momentos, le parece un cuento de hadas. De esos que se usan para atemorizar o motivar a los cachorros antes de dormir.
-¡Creí que ya te habíamos enseñado a comportarte! -Ace puede observar como ahora, el rubio también se dispone a golpear al pequeño Alfa.
-Lo siento -dice el moreno.
La situación es tan rara y bizarra, y nueva para Portgas. Jamás en su vida había pensado en ver a alguien tan "normal" como Monkey, que no ha utilizado su voz de Alfa para detener a los omegas -se ha dado cuenta que, tras pasar el horrible aroma a cigarrillos del rubio, este huele a especias, más no a las especias fuertes características de un Alfa, su aroma es dulce-, contrario a eso les sonríe ligeramente, antes de asegurarles que modificará su comportamiento, a lo que ambos suspiran frustrados. Claramente no es la primera vez que el joven dice eso.
-Otra, Shaky.
Portgas no puede evitar estremecerse al escuchar tan cerca de sí esa voz y sentir el aroma del peliverde a su lado. Alfa, piensa. Su aroma es fresco y ligeramente salado, como la brisa del mar, Ace lo clasifica como un hombre libre. Sin embargo, sabe que no es una amenaza cuando el peliverde ni siquiera le voltea a ver, simplemente está ahí, a su lado bebiendo de algo que Ace identifica como alcohol de alta graduación.
-Yoohohohohoh, señorito Luffy. No es la primera vez que dice eso -el del afro le recuerda, la falta de un aroma fuerte le indica a Portgas que no es más que un Beta.
-Pero Brooooooooook, prometo que seré una mejor persona.
-Ya eres una buena persona, Luffy -Nico Robin, la niña demoníaca murmura cariñosamente. Ace no puede evitar levantar las cejas, claramente sorprendido por la actitud tan expresiva de la joven.
-Estás SÚPER en lo correcto -el del cabello azul -nudista, piensa tras observar las escasas ropas del otro beta- sale al apoyo de Nico Robin.
Ace cada vez se confunde más.
-¡Zoro! -una vocecilla chillona resuena al lado del peliverde- Es muy temprano para beber, ¡Ni siquiera nos hemos sentado en una mesa!
Un niño es lo que Ace registra al lado del peliverde Zoro, no es más grande que el largo de las piernas de Portgas y le sorprende que ese pequeño Omega en crecimiento tenga poder sobre el enorme y rudo Alfa a su lado.
Zoro, le observa claramente molesto, sin embargo el pequeño Omega no se inmuta. Incluso se atreve a tomar la muñeca del peliverde y tirar de ella para guiarle a la mesa -que en su distracción han escogido- en la que se encuentran sus otros compañeros.
El peliverde toma consigo la olorosa bebida que Shaky acaba de rellenarle, antes de seguir al pequeño Omega.
Ace observa como ambos caminan a la mesa. Cómo el peliverde es recibido por un: ¡Al fin te dignaste a aparecer, Marimo. Pensé que ya te habías ido de nuevo al otro bar! por parte del rubio Omega. Como la pelirroja ríe un poco al ver avergonzado al peliverde por su poca orientación. ¡No debería interesarte, cejas de remolino! contesta casi inmediatamente. Sólo para que el rubio haga amago de levantarse de su silla, dispuesto a golpearlo -es detenido por Nico Robin.
En la mesa de los Sombrero de Paja, por el tiempo que Ace los ha observado -media hora- ha descubierto que, el trato entre todos es, por falta de mejores palabras, igualitario. A pesar de que Roronoa y Sanji -el rubio Omega- se ataquen verbalmente más veces de las que Portgas puede contar es claro que por lo menos se tolera. Eso y que su relación es mucho más profunda.
Desde su lugar en la barra, Ace puede ver la manera tan discreta en que rozan sus manos de vez en cuando -mientras se lanzan insultos-, la manera en que las anchas manos de Zoro envuelven las delicadas de Sanji, como si ese fuera su lugar. Como si perteneciera ahí.
Portgas no puede evitar suspirar. Es un claro deseo de su yo interior, el deseo por tener a alguien, por pertenecer a alguien. A su Alfa.
Maldice levemente, no tiene tiempo para esto. No ahora.
Considera que ya ha observado lo suficiente como para recabar la información necesaria y entregar su reporte a Barbablanca. El problema, es que Monkey no ha mostrado nada de su persona. Son puros gestos superficiales y un poco de su personalidad las únicas cosas que sobresalen de su interacción con los demás. En ningún momento han hablado de sus planes o de algo que quieran hacer, mucho menos de negocios. Simplemente están ahí, divirtiéndose sin preocupaciones. Hablando de cómo fue el día de cada quien mientras se prestan completa atención.
Y Ace, la parte Omega que tiene recluida en el fondo de su ser, no puede evitar pensar en que buen Alfa sería Luffy. La manera en que cuidaría de sus cachorros y del Omega con quién se aparee a su debido tiempo. Y su Omega, aquel a quien evita lo más que puede, no tarda en enviarle señales de envidia, enojo y frustración. Porque Ace no está haciendo nada para evitar que tan buen espécimen sea reclamado antes de que él siquiera se acerque.
No es algo que su yo interior vaya a permitir.
De un momento a otro se encuentra en frente de la mesa de los Sombrero de Paja, no sabe qué hacer. Se ha levantado por mero instinto con intenciones de acercarse al moreno para otro tipo de cosas, cosas más íntimas.
-Uhmmm -el joven de la narizota comienza- ¿podemos ayudarte?
Y Ace puede caer en cuenta de que todos en la mesa se han callado y le están observando, algunos -como la pelirroja y Zoro- con el ceño fruncido. Mientras otros sólo le observan curiosos.
-Si -contesta por puro reflejo-, me gustaría hablar con Luffy -dice, estableciendo que no tiene intenciones con tratar con nadie más.
-No te conozco -son las palabras que salen de la boca del joven líder y no hacen más que hacer sangrar su corazón un poco. Es rechazo y no le gusta la oleada de emociones que esto conlleva.
-Lo sé. Por eso estoy aquí -y pensando rápido añade-. Me gustaría invitarte a probar la mejor carne que nunca has probado.
Puede ver como los ojos del moreno se iluminan completamente y no puede evitar sonrojarse. Soy un buen Omega, Alfa. Murmura algo en su interior.
-¡Bueno!
Y justo antes de que el moreno pueda levantarse, es detenido por la pelirroja que observa al peliverde en una manera que Ace no puede identificar.
-Luffy -comienza el niño Omega, claramente para distraer al moreno-. Recuerdas que te estaba hablando hace poco de…
Pero Ace ha sido retirado del lugar frente a la mesa.
Zoro ha tomado una de sus muñecas con demasiada fuerza y le ha sacado por la puerta trasera del bar de Shaky. La acción ha sido tan repentina que Ace apenas ha parpadeado una vez.
No le da tiempo de reconocer la situación. De un momento a otro el peliverde sostiene sus hombros con fuerza mientras le empuja contra la pared, reduciendo así el área de escape del pecoso.
El aroma que desprende Zoro en ese momento es distinto del que recuerda cuando le vió en la barra. Y ahora puede decir, que el primer aroma es en términos metafóricos: La calma antes de la tormenta.
Y la tormenta lo está tragando completamente. Su aroma se vuelve más fuerte y Ace puede jurar que siente cómo es absorbido por la fuerza del huracán que es Zoro en esos momentos. No puede escapar, ha provocado al león y no sabe qué hacer para calmarlo.
Zoro le observa feroz. No directamente, pero es suficiente para que Ace quiera llorar.
-Voy a decirte esto una vez, Portgas.
Ace ni siquiera tiene tiempo de pensar en el por qué Zoro conoce su nombre, simplemente. en un acto de valentía ciega logra contestarle:
-No tengo motivos para hablar contigo -repite Portgas al enorme Alfa enfrente suyo.
A lo que Zoro suspira molesto antes de volver a hablar.
-Concuerdo con eso -dice con el mismo aire amenazante con el que se dirigió a él antes de arrinconarle a las afueras del bar-. Pero, se trata de Luffy. Y Luffy es motivo suficiente para que escuches lo que tengo que decir -los hombros de Portgas duelen demasiado en el lugar donde Roronoa le tenía sujeto, justo en la parte donde el cuello y el hombro se unen-. Escúchame bien, Omega -escupe el género con claro desprecio-, no eres el primero en acercarse a Luffy con intenciones de este tipo, y no serás el último. Generalmente yo no intervendría. Luffy sabe lidiar con ustedes, pero, se trata de ti, Portgas -su respiración se detiene, esto no era parte de su plan. Se suponía que nadie de los Sombrero de Paja le conocía- y sé que no significas nada bueno para nuestro Luffy. Así que presta atención a mis palabras, no las repetiré -y esta vez, se digna a observar a Portgas con los ojos fijos en los suyos. El moreno no puede evitar estremecerse, el Alfa está furioso y eso no hace más que ponerle nervioso, al punto de querer exponer su cuello en señal de sumisión para no hacerle enojar aún más-. Si algo, cualquier cosa, llega a pasarle a Luffy. Yo mismo me encargaré de destruirte.
Y Portgas sabe que lo hará, lo sabe y siente todavía la amenaza y el aroma desagradable a enojo y molestia aún cuando el Alfa lleva tiempo que se retiró.
Ace comprende ahora porque le escogieron para la misión.
Sólo él puede hacerlo.
Y FIN :3.
Espera por la siguiente entrega de eso querida ;3.
Para todas las personitas que me leen y me dejan comentarios sepan que los aprecio mucho y tienen un lugar especial en mi corazoncito. Sé que no he estado tan activa en estos últimos meses. Pero, ya voy a salir a vacaciones y créanme que pienso regresar con más fuerzas que nunca a este lugar :3.
Me da mucha pena no poder contestar los reviews anónimos o de invitado, pero sepan que los quiero por igual y que muero un poco cada que no puedo contestarles unu.
Recuerden que los quiero y, desde lo más profundo de mi corazón espero que, al igual que la señorita Susurro -dice que no, y sé que se va a quejar :v- esta historia les va a encantar :3
Hasta la próxima :3 3
