Aclaraciones: Ni Axis Powers Hetalia ni sus personajes me pertenecen, su creador es Himaruya y solo él tiene el poder divino de hacer realidad algunas de las situaciones que quisiéramos ver.
Notas: universo alterno y uso de nombres humanos para los personajes que aparezcan; no hay ninguna relación establecida, pero sí menciones de LietPol y PruPol. Temas LGBT y mucho drama y angst.
I
Era viernes y fin del curso, había acabado la escuela media superior y la universidad de Varsovia estaba en el primer lugar de universidades a las que había mandado solicitud; se mudaría con Toris a la capital, como se habían prometido años atrás.
Hozier sonaba a un ritmo bajo en el altavoz de su celular, junto a los libros del instituto y un par de galletas que había comprado al regresar de clases.
Afuera comenzaba a hacer frío y el cielo se había llenado de nubes grises que cubrían el sol, pero no amenazaban con soltar el agua contenida en su interior, el vidrio de la ventana en su cuarto se había empañado. Adentro, su padre había prendido con esmero la chimenea y su madre horneaba postres, el olor a Medialunas de San Juan se colaba hasta su habitación por debajo de la puerta, la cual estaba cerrada con seguro.
Sus lámparas estaban apagadas, la única luz que había era la que entraba de manera natural similar aun filtro azul y opaco.
Se miró en el espejo frente a él; de pie y con un mirada temerosa, se alzaba la bonita figura que le hubiera gustado ser desde que nació; acomodó un mechón rebelde que le caía sobre un ojo y lo aseguró con un de los tantos pasadores que se había comprado cuando había decidio que se veía bien con el pelo largo, mantuvo ahí su mano, acariciando su cabello y nuevamente pensó que se veía bien. Se preguntó si alguna vez podría salir así a la calle.
Sonrió con tristeza, luego su mano dejó de acariciar el rubio en sus mechones y bajó abruptamente hasta sostener la orilla de la lisa falda que había decidido probarse, era rosa, su color favorito.
Félix mordió su labio y sus cejas se fruncieron en una expresión llena de incomodidad y desespero. Recordó, con un poco de frustración, la vez que su madre le contó risueña que al principio ella y su padre había pensado que tendrían una niña, pero que haberlo tenido a él era mil veces mejor.
Se hubiera llamado Małgorzata, como su abuela, y no Félix, como su abuelo. Esta vez su sonrisa se tornó solo un poco alegre y su mirada cambió por una más condescendiente; pensó tal vez, que hubiera tenido las facciones más finas y un pecho pequeño pero firme, caderas más anchas y una no tan reducida cintura, el cabello lo traería por debajo de los hombros siempre adornado de trenzas y moños, como los que Elizabeta se ponía y la hacían lucir demasiado espectacular ante sus ojos.
Su rostro siempre tendría rubor natural y pintaría sus ojos discretamente en tonos naranjas claros, las pestañas siempre enchinadas y largas para resaltar el verde de sus pupilas, hubiera sido ligeramente más alta que su madre y juntas saldrían seguido a llenar sus armarios de vestidos y faldas, justo como la que traía puesta en ese momento.
Sus ojos viajaron hasta la prenda, la seguía sosteniendo con su mano y al retirarla había dejado una parte arrugada que contrastaba con el resto, libre de imperfecciones. Había hecho juego a la falda con una playera blanca de cuello redondo y mangas largas, se veía bien hasta que encontró sus piernas llenas de vellos que comenzaban a salir nuevamente, e hizo una mueca de desagrado, se depilaría más tarde si le daba tiempo. Andaba descalzo.
Le hubiera gustado salir así, junto a Toris, a la fiesta que Gilbert había estado organizado por semanas y ahí tal vez coquetearle un poco —porque a veces Gil le parecía atractivo aunque se comportara como un idiota la mayoría del tiempo—, después tomar un poco y bailar durante el resto de la noche sin importarle nada, siendo solo él y la falda que se curvaría con cada giro que diera.
Pero era Félix Łukasiewicz, no Małgorzata Łukasiewicz.
Por lo que resignaría a permanecer la mayor parte de la fiesta junto a Toris y a Elizabeta —tal vez Emma estaría con ellos también—, seguramente después se acercaría Gilbert, pero no por Félix, sino por su bonita amiga castaña de medidas ideales.
Suspiró. Al menos le permitían tener el pelo largo con la única condición de que se mantuviera a la altura de su barbilla, de otra forma sería un corte de chica y su padre se pondría furioso.
El sonido de la música bajo solo un poco cuando un mensaje entró a su celular, solo así se pudo despegar de su imagen cuando tuvo que correr para responder el mensaje. Había sido Toris, llegaría a su casa en 10 minutos, por lo que tendría que cambiar la falda por un pantalón y amarrar su cabello como Francis le había enseñado que a las chicas les gustaba. No pondría maquillaje en su rostro como le hubiera gustado, pero sí pondría colonia, esa que le había regalado su padre para su cumpleaños.
Volvería a su apariencia normal y dejaría la que en verdad quería tener. Al final no le quedó más opción que mantener su típica sonrisa ligeramente arrogante, tan falsa como él se sentía en aquel cuerpo que sentía no era suyo.
Toris llegó poco después a su casa. Justo a tiempo para ocultar la falda en la parte más profunda de su armario.
*Mediaslunas de San Juan: son una especie de croissant polaco, originarios de la región de Poznan.
*Małgorzata: porque siempre me ha gustado usar ese nombre para nyo!polonia y hasta donde tengo entendido, no hay un nombre oficial; es Margarita en polaco.
