Bueno, como había dicho, la semana pasada fui torturada por mi mundana escuela y los exámenes, así que no pude respirar, menos escribir. Ahora que soy libre les subo esto que es una pequeña traducción que hice durante mis pocos y lamentables ratos libres -de la primera parte de las Crónicas de Bane, PORQUE TIENE QUE LEERLO, ES GENIAL, POR EL ÁNGEL. Y, bueno, subiré la segunda parte después de que suba el próximo capítulo de Piratas de Sombras (que estará este fin) (no me maten, porfavor, les prometo que valdrá la pena la espera).

Todo esto es de Cassandra Clare, yo solo hice una dudosa traducción no oficial.


The Bane Chronicles

Parte I

Fue un momento triste en la vida de Magnus Bane cuando fue vetado de Perú por el Alto Consejo de los Brujos Peruanos. No era solo porque los posters con una imagen de él que rondaban por el Submundo eran muy pocos favorecedores. Era porque Perú era uno de sus lugares favoritos. Tenía muchas aventuras ahí, y tenía también asombrosos recuerdos, empezando por esa vez en 1971 cuando invitó a Ragnor Fell a unirse a él a una festiva excursión de escape en Lima.

1791

Magnus despertó en su posada a las afueras de Lima y una vez que se atavió a sí mismo en un chaleco bordado, pantalones, y brillantes zapatos de hebilla, fue en busca del desayuno. En su lugar se encontró con su anfitriona, una mujer regordeta cuyo largo cabello estaba cubierto con una mantilla negra, y estaba en una profunda y problemática conferencia con una de las chicas de servicio sobre un recién llegado a la posada.

"Yo pienso que es un monstruo marino" escuchó susurrar a su anfitriona. "O un tritón. ¿Pueden sobrevivir en tierra?"

"Buenos días, señoritas" dijo Magnus en voz alta. "Suena a que mi invitado ha llegado."

Ambas mujeres parpadearon dos veces. Magnus atribuyó el primer parpadeo a su vívida vestimenta y el segundo, más lento, a lo que acababa de decir. Magnus les dedicó un alegre ademán, pasó a través de las amplias puertas de madera y cruzó el patio hacia la sala común, donde encontró con su compañero brujo Ragnor Fell merodeando en la parte posterior de la habitación con una taza de chicha de molle.

"Tomaré lo mismo que él está teniendo" dijo Magnus a la señora de servicio. "No, espere un momento. Tomaré tres de lo que él está teniendo."

"Dile que quiero lo mismo" dijo Ragnor. "He logrado esta bebida solo a través de una señalada determinación."

Magnus lo hizo, y cuando regresó su mirada a Ragnor, vio que su viejo amigo se veía igual que siempre: horriblemente vestido, profundamente sombrío y profundamente de piel verde. Magnus usualmente daba las gracias que su propia marca de brujo no fuera tan obvia. A veces era inconveniente tener los verde-dorados ojos de rendilla de un gato, pero eso era usualmente fácil de ocultar con un pequeño glamour, y si no, bueno, había pocas señoritas —y hombres— que no encontraban ningún inconveniente.

"¿No glamour?" inquirió Magnus.

"Dijiste que me querías para que me uniera a ti en viajes que serían una ronda incesante de libertinaje." Le dijo Ragnor.

Magnus sonrió. "¡Lo hice!" hizo una pausa. "Lo siento. No veo la conexión."

"He descubierto que tengo mejor suerte con las señoritas en mi estado natural" le dijo Ragnor. "Las señoritas disfrutan un poco de variedad. Había una mujer en la corte de Luis el Rey Sol que dijo que nadie se podía comparar con su 'querida pequeña col'. He oído que se ha convertido en una muy popular expresión de cariño en Francia. Todo gracias a mí."

Él hablaba en el mismo tono sombrío de siempre. Cuando los seis tragos llegaron, Magnus tomó de ellos.

"Voy a necesitar todos estos. Por favor tráiganle más a mi amigo."

"También había una mujer que se refería a mí como su dulce vaina de chícharo de amor" continuó Ragnor.

Magnus tomó un profundo y reparador trago, miró hacia la luz del sol afuera y las bebidas frente a él y se sintió mejor sobre toda la situación.

"Felicidades. Y bienvenido a Lima, la Ciudad de Reyes, mi querida vaina de chícharo."


Después del desayudo, que fueron cinco tragos para Ragnor y diecisiete para Magnus, Magnus llevó a Ragnor en un tour por Lima, desde la dorada, rizada y tallada fachada del Palacio Arzobispal hasta los brillantes y coloridos edificios a través de la plaza, con sus prácticos y obligatorios balcones elaborados donde una vez los Españoles habían ejecutado criminales.

"Pensé que estaría bien empezar en la capital. Además, he estado aquí antes," dijo Magnus. "Hace como cincuenta años. Tuve un tiempo adorable, aparte del terremoto que casi se tragó la ciudad."

"¿Tuviste algo que ver con ese terremoto?"

"Ragnor" le reprochó Magnus a su amigo. "¡No puedes culparme por cada pequeño desastre natural que pasa!"

"No contestaste la pregunta" dijo Ragnor, y suspiró. "Estoy confiando en ti para ser… más confiable y menos como usualmente eres" le advirtió mientras caminaban. "No hablo el lenguaje."

"¿Entonces no hablas español?" preguntó Magnus. "¿O no hablas Quechua? ¿O es que tú no hablas Aymara?"

Magnus sabía perfectamente que él era un extraño a donde quiera que fuera, y él tomó cuidado en aprender todos los lenguajes así él podría ir a cualquier lugar que eligiera. El español había sido el primero lenguaje que él había aprendido a hablar, después de su lenguaje nativo. Esa era una lengua que no hablaba seguido. Le recordaba a su madre, y a su padrastro —le recordaba el amor, las plegarias y la desesperación de su niñez. Las palabras de su tierra natal descansaban demasiado pesadas en su lengua, como si tuviera que significarlas, tener que ser serio, cuando él hablaba.

(Había otros lenguajes —Purgatic, Gehennic y Tartarian— que había tenido que aprender así él podía comunicarse con los reinos demoniacos, lenguajes que había sido forzado a usar seguido en su línea de trabajo. Pero esos le recordaban a su padre de sangre y esas memorias eran aún peor.

Sinceridad y gravedad, en la opinión de Magnus, eran muy sobrevaloradas, ya que estaba obligado a revivir recuerdos desagradables. Él prefería ser divertido y entretenido.

"No hablo nada de las cosas que acabas de decir" le dijo Ragnor. "Aunque debo hablar Parloteo Imbécil, desde que puedo entenderte."

"Eso fue hiriente e innecesario"observó Magnus. "Pero por supuesto, tu puedes confiar completamente en mí."

"Solo no me dejes aquí sin guía. Tienes que jurarlo, Bane."

Magnus alzó sus cejas.

"¡Te di mi palabra de honor!"

"Te encontraré" le dijo Ragnor. "Encontraré cualquier cofre de absurdas ropas que tú tienes. Y llevaré una llama dentro del lugar donde duermes y me aseguraré de que orine en todo lo que posees."

"No hay necesidad de ponerse desagradable sobre esto" dijo Magnus. "No te preocupes. Te enseñaré cada palabra que tú necesitas saber justo ahora. Una de ellas es 'fiesta'.

Ragnor frunció el ceño.

"¿Qué significa?"

Magnus alzó las cejas.

"Significa 'fiesta'. Otra importante palabra es 'juerga'."

"¿Qué significa esa palabra?"

Magnus se quedó en silencio.

"Magnus" dijo Ragnor, su voz severa. "¿Esa palabra también significa 'fiesta'?

Magnus no pudo evitar la maliciosa sonrisa que se extendió por su cara. "Me disculparía" dijo. "Sólo que no siento ningún remordimiento en absoluto."

"Trata de ser un poco sensato" sugirió Ragnor.

"¡Estamos de fiesta!" dijo Magnus.

"Tú estás siempre de fiesta" apuntó Ragnor. "¡Has estado en fiesta por treinta años!"

Eso era verdad. Magnus no se había quedado en ningún lado desde que su amante murió —no la primera, pero si la primera que había vivido a su lado y muerto en sus brazos. Magnus había pensado en ella bastante a menudo que su mención no lo lastimaba, recordaba su rostro como la distante y familiar belleza de las estrellas, no para ser tocado, pero para brillar en sus ojos al anochecer.

"No puedo tener suficiente aventura" dijo Magnus alegremente. "Y la aventura no puede tener suficiente de mí."

Él no tenía idea de porqué Ragnor suspiró de nuevo.

La naturaleza recelosa de Ragnor continuó haciendo a Magnus muy triste y decepcionado de él como persona, como cuando visitaron el lago Yarinacocha y los ojos de Ragnor se estrecharon mientras demandaba:

"¿Son esos delfines rosas?"

"¡Eran rosas cuando llegué aquí!" exclamó Magnus, indignado. Él hizo una pausa y lo consideró. "Estoy casi seguro."

Ellos fueron de costa hasta sierra viendo todas las vistas de Perú. La favorita de Magnus era tal vez la ciudad de Arequipa, un pedazo de luna, hecha de piedra sillar que cuando era tocada por el sol ardía deslumbrante y brillante como la luz de la luna sobre el agua.

Ahí también había una joven muy atractiva, pero al final ella decidió que prefería a Ragnor. Magnus podría haber vivido su larga vida entera sin involucrarse en un triángulo de amor de brujos, o escuchar el cariñoso: "Adorable planta insectívora de hombre." Hablado en francés, que Ragnor entendía. Ragnor, como sea, parecía estar muy complacido y por primera vez no parecía arrepentirse de venir cuando Magnus lo había convocado a Lima.

Al final, Magnus fue capaz de persuadir a Ragnor y sacarlo de Arequipa solo con presentarle a otra encantadora jovencita, Giuliana, quién sabía su camino en la selva tropical y les aseguró que podría llevarlos a la ayahuasca, una planta con remarcables propiedades mágicas.

Más tarde Magnus se arrepentiría de haber escogido aquél señuelo en particular mientras se empujaba a sí mismo a través de las verdes franjas de la selva tropical Manu. Todo era verde, verde, verde a dónde quiera que mirara. Incluso cuando miraba a su compañero de viaje.

"No me gusta la selva" dijo Ragnor con tristeza.

"¡Eso es porque tú no estás abiertos a nuevas experiencias como yo lo estoy!"

"No, es porque aquí es más húmedo que una axila de jabalí y el doble de oloroso."

Magnus empujó una hoja de palma que goteaba fuera de sus ojos.

"Admito que hiciste un excelente punto y también pintaste una vívida imagen con tus palabras."

No se estaba cómodo en la selva tropical, eso era cierto, pero era maravilloso al mismo tiempo. El denso verde de la maleza era diferente de las delicadas hojas de los árboles más arriba, las brillantes y ligeras formas de algunas plantas girando gentilmente en cuerdas como hebras de otras. El verde a su alrededor era roto de repente por brillantes interrupciones: la vívida mancha de flores y el movimiento precipitado que significada animales en lugar de hojas.

Magnus estaba especialmente encantado con la vista de los monos araña sobre ellos, delicados y lustrosos con largos brazos y piernas extendidas en los árboles como estrellas, y el rápido y tímido brote de monos ardilla.

"Imagínate esto" dijo Magnus. "Yo con un pequeño amigo mono. Podría enseñarle trucos. Podría vestirlo con una astuta chaqueta. ¡Él podría verse como yo! Pero más mononizado.

"Tu amigo se ha vuelto loco y mareado con el mal de las alturas" anunció Giuliana. "Estamos a varios pies sobre el mar aquí."

Magnus no estaba enteramente seguro de porqué había traído a una guía, excepto que eso parecía calmar a Ragnor. Otras personas probablemente hubieran seguido obedientemente a su guía en un extraño y potencialmente peligroso lugar, pero Magnus eran un brujo y estaba muy preparado para tener una batalla mágica con un demonio jaguar si eso era requerido. Sería una excelente historia que tal vez impresionaría a algunas señoritas que no estuvieran inexplicablemente seducidas por Ragnor. O algunos caballeros.

Perdido en recoger fruta y el pensamiento de demonios jaguar, Magnus miró alrededor y se encontró a sí mismo separado de sus compañeros —perdido en medio del desierto verde.

Hizo una pausa y admiró las bromelias, enormes flores iridiscentes como cuencos hechos de pétalos, brillando con color y agua. Había ranas dentro de los huecos de joyas brillantes de las flores.

Entonces él miró hacia arriba dentro de los redondos ojos cafés de un mono.

"Hola compañero" dijo Magnus.

El mono hizo un terrible sonido, mitad gruñido y mitad silbido.

"Estoy empezando a dudar de la belleza de tu compañía." Dijo Magnus.

Giuliana les había dicho que no retrocedieran cuando fueran abordados por monos, solo que se quedaran de pie y preservaran un aire de calmada autoridad.

Este mono era mucho más grande que los otros monos que Magnus había visto antes, con amplios hombros grueso y piel espesa, casi negra — un mono aullador, recordó Magnus que se llamaban.

Magnus le lanzó el mono un higo. El mono tomó el higo.

"Ahí" dijo Magnus. "Vamos a considerar el asunto arreglado."

El mono avanzó, masticando en forma amenazante.

"Yo más bien me pregunto que esto haciendo aquí. Disfruto la vida en la ciudad, ya sabes," observó Magnus. "Las luces brillantes, la compañía constante, el entretenimiento líquido. La falta de monos repentinos."

Ignorando el consejo de Giulana, tomó un inteligente paso atrás y también arrojó otra pieza de fruta. El mono no tomó el anzuelo esa vez.

Se enroscó e hizo un gruñido, y Magnus retrocedió varios pasos atrás contra un árbol.

Magnus, sacudido por el impacto, estaba brevemente agradecido de que nadie lo estuviera mirando y esperara que fuera un brujo sofisticado mientras tenía un mono arrojándose justo a su cabeza.

Gritó, giró y corrió a través de la selva. Ni siquiera pensó en soltar la fruta. Cayeron, una a una, en una brillante cascada mientras corría por su vida de la amenaza del simio.

Oyó a su perseguidor y huyó más rápido, hasta que toda su fruta se había ido y él corrió derecho hacia Ragnor.

"¡Ten cuidado!" le espetó Ragnor.

"En mi defensa, estás muy bien camuflado" apuntó Magnus y entonces detalló su terrible aventura con el mono, dos veces, una en español para Giuliana y otra vez en Inglés para Ragnor.

"Pero por supuesto que tenías que retirarte una sola vez del macho dominante" dijo Giuliana. "¿Eres un idiota? Eres muy afortunado de que él estuviera distraído por arrancarte la garganta por la fruta. Él pensó que estabas tratando de robar sus hembras."

"Perdóname, pero no tuvimos tiempo de intercambiar esa información personal," dijo Magnus. "¡No podría haberlo sabido! Por otra parte, deseo asegurarles que no hice nada de avances amorosos con hembras monos." Hizo una pausa y parpadeó. "De hecho, no he visto ninguna, así que nunca tuve la oportunidad."

Ragnor parecía muy arrepentido de todas las decisiones que lo habían llevado a ese lugar y especialmente en esa compañía. Más tarde, se encorvó y silbó, lo suficientemente bajo como para Giuliana no pudiera oír y de una manera fatal que recordó a Magnus a su némesis mono:

"¿Se te olvidó que puedes hacer magia?"

Magnus se tomó un momento para lanzarle una desdeñosa mirada sobre el hombro.

"¡No voy a encantar a un mono! Honestamente, Ragnor. ¿Por qué me tomas?


La vida no podía ser enteramente dedicada al libertinaje y los monos. Magnus tenía que financiar la bebida de alguna manera. Siempre había una red en el Submundo para ser encontrado, y Magnus se había asegurado de hacer los contactos adecuados tan pronto como puso un pie en Perú. Cuando su experiencia particular fue requerida, él llevó a Ragnor con él. Ellos abordaron el barco en el puerto Salaverry juntos, ambos vestidos con sus mayores galas. Magnus estaba usando su sombrero más largo, con un penacho de plumas de avestruz.

Edmund García, uno de los más ricos mercaderes en Perú, se reunió con ellos en la cubierta de popa. Era un hombre de complexión colorada, vestido en una sotana de aspecto caro, pantalones hasta la rodilla y una peluca empolvada. Una pistola colgaba de su cinturón de cuero.

Él miró a Ragnor de soslayo.

"¿Es un monstruo marino?" demandó.

"Es un muy respetado brujo" dijo Magnus. "Tú estás, de hecho, teniendo dos brujos por el precio de uno."

García no había notado su fortuna y había girado su nariz hacia arriba en gangas. Él estaba inmediatamente y para siempre silenciado en el tema de monstruos marinos.

"Bienvenidos." Dijo en cambio.

"No me gustan los barcos" observó Ragnor. "Me enfermo de una forma infame."

La broma de ponerse verde era demasiado fácil. Magnus no se iba a detener y hacerla.

"¿Le importaría hablar sobre lo que implica este trabajo?" preguntó en su lugar. "La carta que recibí decía que necesitabas de mi particulares talentos, pero debo confesar que tengo muchos talentos y no estoy seguro de cuál de todos requieres. Todo están , por supuesto, a tu disposición."

"Ustedes son extraños en nuestras costas" dijo Edmund García. "Así que tal vez ustedes no sepan que el estado actual de la prosperidad de Perú descansa en nuestro principal producto de exportación—el guano."

"¿Qué está diciendo?" preguntó Ragnor.

"Nada que te gustaría, hasta ahora." Dijo Magnus. El barco se sacudió debajo de ellos en las olas. "Discúlpeme. Usted estaba hablando sobre excrementos de aves."

"Lo estaba" dijo García. "Durante mucho tiempo los comerciantes europeos fueron los que más se beneficiaron de este negocio. Ahora las leyes han pasado a garantizar a los comerciantes peruanos que tendrán la ventaja en dichas negociaciones y los europeos tendrán que hacernos socios en sus empresas o retirarse del negocio del guano. Una de mis naves, teniendo una gran cantidad de guano como carga, será uno de los primeros envíos ahora que las leyes se han aprobado. Me temo que intentos de robo pueden hacerse en el barco."

"¿Piensas que los piratas se dedican a robar tus excrementos de ave?" preguntó Magnus.

"¿Qué está pasando?" gimió Ragnor.

"No quieres saberlo. Confía en mí." Magnus miró a García. "Aunque mis talentos son muy variados, no estoy seguros de que se extienden a proteger, eh, guano."

Estaba dudoso acerca de la carga, pero sabía algo acerca de los europeos en picada y que pretendían hacer todo que veían como si fuera incuestionablemente suyos, tierras y vidas, productos y personas.

Además de que él nunca había estado en una aventura en alta mar.

"Estamos dispuestos a pagar generosamente." Ofreció García, nombrado una suma.

"Oh. Bueno, en ese caso, considéranos contratados." Dijo Magnus y le dio las noticias a Ragnor.


"Todavía no estoy seguro de nada de esto" dijo Ragnor. "Ni siquiera estoy seguro de dónde sacaste ese sombrero."

Magnus lo ajustó para obtener la máxima desenvoltura.

"Solo un poco de algo que recogí por ahí. Parecía apropiado para la ocasión."

"Nadie más está vistiendo algo remotamente parecido a eso."

Magnus lanzó una mirada de menosprecio en torno a todos los desafiantes de la moda marineros.

"Lo siento por ellos, por supuesto, pero no veo porque esa observación debe alterar mi actual elegante curso de acción."

Miró a la cubierta del barco a través de la mar. El agua era de un verde muy claro,

con la misma sombra de color turquesa y esmeralda como en una turmalina verde brillante. Dos barcos eran visibles en el horizonte -el barco que estaba en camino a unírseles, y el segundo, que Magnus sospechaba fuertemente que era un barco pirata con intención de atacar el primero.

Magnus chasqueó los dedos y su propio barco navegó hacia el horizonte de un golpe.

"Magnus, no encantes el barco para ir más rápido" dijo Ragnor. "Magnus, ¿Por qué estás hechizando el barco para ir más rápido?"

Magnus chasqueó sus dedos de nuevo, y chispas azules saltaron a lo largo de los desgastados lados de la nave astillados por las tormentas.

"Veo piratas temibles en la distancia. Prepárate a ti mismo para la batalla, mi verde amigo."

Ragnor estaba fuertemente enfermo entonces e incluso más infeliz sobre eso, pero ellos estaban llegando hacia los dos barcos, así que Magnus estaba en general complacido.

"No estamos cazando piratas. ¡Nadie es un pirata! Estamos salvaguardando la carga y eso es todo. ¿Y qué es la carga, de todas maneras?" preguntó Ragnor.

"Eres más feliz son saber, mi dulce y pequeña vaina de chícharo." Le aseguró Magnus.

"Por favor, deja de llamarme así."

"Nunca lo haré, nunca" prometió Magnus e hizo un gesto rápido, con sus anillos atrapando la luz del sol y pintado pinceladas brillantes en el aire.

El barco que Magnus insistía en pensar como el barco pirata enemigo levemente fue llevado a un lado. Era posible que Magnus había ido un poco demasiado lejos ahí.

García parecía muy impresionado de que Magnus podía desactivar barcos desde la distancia, pero él quería estar completamente seguro de que la carga estaría a salgo, por lo que señaló a su buque al lado del barco —el barco pirata más grande estaba quedando muy, muy por detrás de ellos.

Magnus estaba perfectamente contento con aquél estado de los eventos. Desde que estaban cazando piratas y aventurándose en alta mar, había algo que siempre había querido probar.

"Lo haces también" instó a Ragnor. "Va a estar corriendo. Ya verás."

Luego cogió una cuerda y se abrió paso, gallardamente, a través de las brazas brillantes del cielo azul en un tramo de reluciente cubierta.

Luego se dejó caer, con esmero, en la bodega.

Ragnor le siguió un momento después.

"Tapa tu nariz" le aconsejó a Ragnor urgentemente. "No respires. Obviamente alguien estaba checando la carga, la dejó abierta y nosotros dos saltamos directo en ella."

"Y aquí estamos ahora, todo gracias a ti, en la sopa."

"Si" dijo Magnus.

Hubo una breve pausa en la que evaluaron el horror de la situación. Magnus, personalmente, estaba horrorizado hasta los codos. Aún más trágico, él había perdido su vivaz sombrero. Estaba tratando solo de no pensar en qué sustancia estaban ellos en su mayoría enterrados. Si él trataba de pensar fuertemente en cualquier otra cosa que no fuera excremento de pequeños mamíferos alados, él podía imaginar que estaba atrapado en otra cosa. Cualquier otra cosa.

"Magnus" dijo Ragnor. "Puedo ver que la carga que estamos cuidando es algo muy desagradable, pero ¿podrías decirme que es exactamente?"

Viendo que el ocultamiento y la pretensión eran inútiles, Magnus le dijo.

"No me gustan las aventuras en Peru" dijo Ragnor al último con voz ahogada. "Quiero ir a casa."

No fue culpa de Magnus cuando la subsiguiente rabieta del brujo logró hundir el barco lleno de guano, pero él fue culpado igualmente. Y peor aún, no le pagaron. La destrucción sin sentido de Magnus de propiedad peruana no fue, como sea, la razón por la que fue vetado de Perú.