Bueno, esto es mi primera historia de Eragon así no seáis malos conmigo^^

Título:Selerinya abr Shur´tugal- La hermana del Jinete (Traducción no literal, xD)

Disclaimer: Ningún de los personajes que aprecen (salvo los inventados por mí) me pertenecen. Son propiedad de Cristopher Paolini (me siento como un acusado ante el juez!xD). El fan fic no está hecho con ninguna intención de plagio (aunque si está prohibido el plagio ¬¬)xD.

Os pido que dejeis review explicándome las dudas, que tal está, qué podría mejorar... blablabla...

Bueno, con esto suficiente de que os guste^^

A leer!!


Coincidencias

Era de noche. Las calles de Kuasta estaban totalmente desiertas por favor de los guardias. Tan solo una figura encapuchada, alguien lo suficientemente valiente para plantar cara a los encargados de vigilar la ciudad, cruzaba las calles. La capa, de azul pálido, rozaba el suelo, y su capucha no permitía ver el rostro que escondía. Caminaba deprisa, si detenerse por nada. Su destino eran las puertas de la cuidad. Una vez allí comprobó con pesadez que las puertas de la ciudad estaban cerradas. Miró a ambos lados, y al comprobar que no había ningún guardia al acecho, murmuró un hechizo y voló en dirección a Helgrind.

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Un muchacho entrenaba con dureza en el patio de armas de Urû ´baen. Su espada volaba en el aire deprisa, sin detenerse, en dirección a su oponente. Finalmente una estocada tocó en el hombro del contrario, abriendo un corte poco profundo en el lugar impactado. El muchacho le tendió la mano, que este rehusó con desprecio.

-¿Por qué narices tienes que ganar siempre?

-Simplemente, porque soy mejor que tú, Murtagh. Pero no debes desesperar, por lo menos le ganas al paleto de tu hermanito. ¿O ya no es así?- dijo el chico haciéndole enfurecer.

-Ya es suficiente- ordenó una nueva figura mientras salía al patio- Cuida tu boca, muchacho. No me gustaría perderte.

-Sí, tío.- dijo el maravilloso espadachín.

-Murtagh, cámbiate y reúnete conmigo en la sala del trono. Tengo una nueva misión para ti.

A las palabras de Galbatorix, Murtagh asintió y desapareció por la entrada al castillo.

-Seyran, veo que has mejorado en el esgrima. Y me alegro por ello. Sé que, dentro de poco llegarás a un nivel extraordinario, y entonces, querido sobrino, te pondré al mando de nuestro ejército. Liderando la batalla final.

-Sería un gran honor, y un sueño hecho realidad.

-No temas, estoy seguro que ese sueño se cumplirá chico, ahora ve a descansar.

Seryan asintió y se dirigió al mismo sitio por el que había desaparecido Murtagh. Enseguida, un criado corrió detrás de él.

-Ordena que nadie entre a mis aposentos. Quiero descansar y no ser molestado-dijo Seryan cuando todavía estaba a la vista de su tío y agarrando al criado por el cuello.

Galbatorix asintió por la actitud del chico. Le he criado bien, pensó con una sonrisa maligna en la boca.

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Atardecía un día después de su partida de Kuasta. Había hecho un largo recorrido en tan solo unas horas y estaba cansada. Aterrizó en un pequeño bosque algo alejado de Helgrind. Dejó la pequeña mochila que transportaba colgada de un árbol y se acercó a una pequeña laguna que había tapada por los árboles. Se quitó la vestimenta que llevaba y se tiró a la laguna.

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Seyran entró a su habitación, cerró la puerta con llave y insonorizó con un hechizo la sala. Cogió un cuenco grande y lo llenó de agua.

-Draumr kópa- murmuró junto con otras palabras mágicas que además le permitían comunicarse- ¿Aylin?

Asustada dio dos vueltas sobre si misma preguntándose quien la había llamado. Entonces una fugaz idea cruzó su pensamiento. Agachó la cabeza y entre el agua distinguió la figura de un muchacho. Se tornó roja.

-¡Que haces!-dijo justo antes de sumergirse.

Seyran apartó la mirada del cuenco todavía más sonrojado que la muchacha Y murmuró un leve "Lo siento".

Aylin salio del agua rapidamente y de la misma forma se puso el vestido blanco y esmeralda que antes llevaba puesto. Una vez lista se acercó al lago y se inclino ante él.

-Verde

-¿Cómo que verde? ¿Sabes lo que podría haber pasado? Imagina que pasa alguien por el… por donde estás. Te aseguro que no hubiera apartado la vista cómo yo.

-Se cuidarme, gracias.

-Eso ya lo veremos.

-Bueno, ¿qué quieres?, si puede saberse…

-Espero por tu bien que no haya nadie cerca. Galbatorix le ha encomendado una misión a Murtagh, y me parece que no pinta demasiado bien. ¿Estás cerca de los vardenos?

-Pues, lo suficiente. Creo que conseguiré llegar allí antes que Murtagh cumpla la misión.

-¡Ah!-recordó Seyran.- Evita pasar por Eastcroft. Recuerdo haber ordenado a una patrulla de unos quince soldados que patrullaran por la zona.

-Quince soldados no son rival para mí. Y no me gusta que me subestimes- le lanzó una mirada ofendida, bromeando

-Te lo digo enserio.

-¿Cuando pararás de hacer daño?-cambió el tono, esta vez preocupada.

La mirada de Seyran se entristeció.

-Sabes que a mí tampoco me gusta, pero todo tiene su motivo, y algún dia todo terminará.

Aylin asintió no muy convencida. Entonces escuchó un ruido proveniente de los árboles.

-Tengo que dejarte. Ya es tarde y mañana tengo que madrugar- le dijo como escusa para no preocuparle.

-Buenas noches- contestó Seyran antes de deshacer el hechizo.

Aylin levantó la mirada y cogió la espada plateada que había dejado en el suelo. Entonces, entre los árboles apareció un muchacho cubierto por una capa con capucha también. Aylin guardó su espada en el cinturón y la tapo poniéndose la capa, después cubrió su rostro. Entonces el muchacho se fijó en ella. Sus músculos se tensaron y después de examinarla se destensaron.

-Es peligroso andar solo por estos bosques.

-Pues tu estás solo- adivinó.

-Tienes razón-admitió el muchacho algo sonrojado.- ¿qué tal si lo arreglamos eso por esta noche?

Aylin arqueó una ceja. Luego le examinó y asintió sin demasiada gana. Subieron a dónde la chica había dejado su pequeña bolsa y se sentaron en la llanura. El muchacho encendió una fogata en el medio y se levantó.

-Por cierto, me llamo Bergan, hijo de Garrow.

-Encantada Bergan yo me llamo Nasha, hija de Alessia.

Dijo ella levantándose tambien. Una suave brisa recorrió el campo

-No hace falta que… -empezó ella antes de que la brisa se volviera un potente viento que destapó los rostros de los dos. Dos rostros casi idénticos, dos cabellos del mismo color y tono y dos expresiones igual de asombradas.

-¿Qué demonios…?-dijeron los dos al unísono. Ambos se miraron a los ojos permitiéndose mutuamente la entrada a la mente. En aquellos minutos ambos conocieron el pasado del otro, descubriendo que ambos eran gemelos idénticos.

Eragon descubrió que la muchacha se llamaba Aylin y había pasado la infancia en Urû ´baen, pero aún así había sido separada también de Murtagh del quien no conocía la identidad. En cambio, apreció la presencia en los sentimientos de la chica de un extraño muchacho.

Aylin también descubrió la identidad de Eragon, y la de su primo (aunque la de Murtagh quedó guardada, por deseo de Eragon, en un sitio inexppulnable), la de Katrina y la de Arya.

En apenas unos minutos, ambos se conocieron mutuamente y después se fundieron en una abrazo.

-Vaya, tengo una hermana- habló primero Eragon

-Sí, y yo un hermano…- dijo ella con lágrimas en los ojos.

-Aylin… mantengamos esto en secreto hasta llegar a los vardenos, no me gustaría que el imperio te dañara, ahora que te he conocido.

Aylin asintió, contenta de escuchar que él ya se preocupaba por ella. Cenaron algo de pan con queso que Aylin llevaba. Después charlaron un rato largo sobre todo lo sucedido, y a la hora de dormir, lo hicieron abrazados.

A la mañana siguiente, Eragon le explicó el recorrido que tenía preparado. Y le pidió que le acompañara.

-Lo siento, no hay nada que me gustar más, pero no puedo pasar por Eastcroft. Además, tú irás más rápido sin mí. Mejor nos volvemos a ver en el campamento vardeno, ¿si?- preguntó posando una mano en su mejilla.

-Está bien, pero debes ir con cuidado. Estos territorios son muy peligrosos.

-No sufras, soy más fuerte de lo que parezco- dijo sonriéndole. Se volvieron a fundir en un tierno abrazo y cada uno emprendió su camino.