Declaimer:Naruto y sus personajes no me pertenecen.

Advertencia: Es retorcido ¿vale? xD

Resumen: Mikoto sabía el secreto de Itachi, porque ella era su madre, y su deber era observar, no juzgar. Por eso, ella no podía odiar, sino amar a su hijo, aunque este la fuera a matar.


Amor de madre

Ella se encontraba en el salón de su casa, sentada con las rodillas dobladas en el tatami, con la vista perdida en los pétalos de cerezo cayendo y la taza de té humeante en sus manos. Mikoto estaba serena, tranquila, aunque en espera. Escuchó otro grito de angustia y supo que el final cada vez estaba más cerca. (Ya llega) Itachi iba a dejar a sus padres para el final -en un gesto de debilidad o de tortura.-

Sí, ella sabía que este momento llegaría: una muerte a manos de su hijo mayor. Ella supo, desde que vio a Itachi regresar de la primera reunión Anbu, que su hijo mataría al clan Uchiha, a la sangre de su sangre, a su familia. Lo vio en sus ojos -tan negros como el carbón, tan negros como los suyos, tan rojos como el sharingan teñido de sangre-. Lo sabía, pero callaba, fingía que todo estaba bien -porque ante todo era una buena actriz y no podía salirse de su papel.-

Dibujaba una sonrisa alegre para recibirlo después de otra misteriosa misión Anbu (¡Bienvenido, hijo! ¿Estás bien? ¿Qué quieres para cenar?). En realidad, Mikoto tenía ganas de llorar.

Le colocaba el pelo detrás de las orejas, apartándoselo del rostro con gesto maternal (¿Y si te corto el pelo? Ya está muy largo Itachi.) Ella quería abrazarlo.

Mikoto quería hacer muchas cosas -consolarlo, protegerlo, salvarlo- pero no podía. Como madre, aprendió a leer y comprender los sentimientos de sus hijos con solo mirarlos. (Sasuke, tu padre habla de ti cuando está a solas conmigo. Itachi, sé que serás un gran hermano mayor)

Sí, ellaescuchaba palabras nunca dichas, descubría secretos innombrables y fingía ignorancia. Ese era su deber: ser madre, una buena madre -y como tal, debía permanecer en las sombras y observar.- Ella nunca sería un juez, y por lo tanto, ella nunca podría odiar -nunca a su hijo.- Aunque él la matara, ella lo amaba -amor de madre, incondicional, único, intangible.- Lo prometió el día que nació (Te amaré siempre, Itachi.) Y ella pensaba cumplir esa promesa -hasta la muerte.-

Crack. La madera crujió y ella cerró los ojos.

Cuando volvió a abrirlos, Fugaku cayó muerto contra el tatami con un ruido sordo. Mikoto levantó la cabeza y se encontró de frente con el asesino de su marido. Allí estaba Itachi, con una máscara inexpresiva en el rostro, la respiración tranquila y con el kunai ensangrentado -manchado de sangre Uchiha.-

Y sin embargo, ella supo ver más allá de todo eso, pudo ver, no al hombre cruel de ojos rojos, sino al niño amable de ojos negros. (Ayúdame, mamá.)

–Te estaba esperando, Itachi–dijo con voz serena y dulce.

–Hmp

(No quería llegar, mamá)

Mikoto se levantó, una brisa proveniente de afuera revoloteó su cabello -con olor a sangre, tierra y masacre- y ella, por primera vez, desde hacía mucho tiempo, sonrió de verdad -una sonrisa sincera, pura y aliviada, porque todo llegaba a su fin y este era el suyo. Él lo sabía. Ella también.-

–Te quiero, Itachi.

(Perdóname, mamá)

Itachi se movió, el kunai la atravesó y Mikoto murió.


La idea estaba en mi mente desde hacía muchos meses atrás, pero no podía escribirlo. Me preguntaba cómo se sintió Mikoto al ser asesinada por su propio hijo y gracias a mi retorcida mente salió esta cosa rara que no se definir, porque realmente creo que me quedó muy raro xD

Nos leemos ^^