Serendipity: ¿Crees en el destino?

Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, yo solo me divierto con ellos un ratito y los hago sufrir un poco.

Summary: Adaptación de la película homónima. ¿Crees en el destino? Edward y Bella tampoco, hasta que unos guantes de cachemira negros ponen sus vidas patas arriba… OS (con posible epílogo), todos humanos, EdXB.

Feliz año nuevo a todos/as

¡Pasen y lean!


Narrador POV

Es navidad de 1990 en Nueva York. Un fin de semana de bulliciosas compras. Las personas hacen cola en las puertas de las tiendas para sus compras. Los pequeños disfrutan con sus padres de la navidad y pasean o se quejan porque llevan horas haciendo cola junto a su madre, la cual mira con deseo ese vestido de rebajas del escaparate.

Los enamorados pasean abrazados, también hay parejas que discuten y solteros que envidian a las parejas felices.

Y entre todas estas personas nos encontramos con nuestros dos protagonistas: Isabella Swan y Edward Cullen

Isabella Swan tiene 23 años, cabello castaño y ojos marrones que corre hacia la tiendas de guantes más cercana pues necesita unos guantes negros con urgencia.

Por otro lado Edward Cullen tiene 22 años, cabello cobrizo apuntando a todas partes e indomable y ojos verdes (¡Ay, qué ojos!)

Nuestros protagonistas se encontrarán en la tienda de guantes, pero ahora os dejo que os lo cuenten ellos sus peripecias.

¡Pasen y disfruten!

-S-

Bella POV

¡¿Tan difícil es encontrar unos putos guantes?! Mis manos van a caerse de mi cuerpo.

Y os preguntaréis por qué necesito unos guantes tan necesitadamente. Pues mis queridos guantes de cachemira negros fueron tomados prestados por mi madre y aún no me los ha devuelto y sé que no van a volver, así que he decidido comprarme otros.

Entro a la que decido es la última tienda que pienso visitar, estoy cansada y con dolor de barriga (posiblemente porque mi período viene en unos días) y mareada de ver tanto guante.

Habré visto hoy más de 100 pares de guantes, pero ningunos son los indicados: unos muy gruesos, otros muy finos…

Ay Bells, cuando busques novio qué va a ser de ti me pregunto, y yo misma me río porque con lo quisquillosa que soy no me va a gustar ninguno.

Entro a la última tienda y el dependiente comienza a sacar guantes y la misma historia de siempre: muy grandes, muy pequeños… hasta que encuentro los indicados. Los miro como si fueran lo más importante de mi vida y el dependiente se rie de mí, pero no importa nada de fuera, sólo somos mis guantes y yo.

- ¡Necesito esos guantes! – oigo una voz al fondo, y cuando me doy cuenta que va para mí, miro con cara de asesina al dueño de esa voz.

Durante un momento quedo prendada de esos ojos verdes y creo que hasta babeo un poquito. Vuelvo a la realidad cuando el chico, divertido, carraspea.

- ¿No me has oído, muñeca? Esos guantes eran para mí. – me dice y veo la cara de incomodidad del dependiente.

- Uy… Lleva razón estaban aquí apartados para él, mira el papel… - y leí perfectamente "reservado E.C."

Mi ánimo bajó al suelo, mis ovarios dolieron como la mierda y cuando quise darme cuenta estaba sentada en una silla y ojos verdes me miraba preocupado. No me había dado cuenta que estaba llorando hasta que abrí el pico.

- … Necesito… esos… guantes *hipido y risa de ojos verdes*… por favor… *hipido*… no me los quites… *hipido* - intenté argumentar

Ojitos me miró a los ojos y juro que mis hipidos se fueron con mis bragas a sepa dios donde.

- Son tuyos – se rió – toma – y me los tendió. Lo miré como si le hubiera salido un tercer ojo.

- Eran para mi pareja, pero mejor para ti – dijo y yo le abracé balbuceando miles de "gracias" – pero a cambio… - le miré expentante – vendrás a desayunar conmigo.

- ¡Lo que haga falta! – chillé, y un niño pequeño de la mano de su madre rió por mi comportamiento.

Pagué mis guantes, que estrené al instante. Juro por Dios que cuando me los puse casi sufrí un orgasmo múltiple.

Fuimos hasta una cafetería llamada "Serendipity" y pedimos café y muffins de todas las clases. Cuando los pusieron en la mesa, volaron literalmente. Ojitos, que resultaba llamarse Edward Cullen, rió encantado.

- Me recuerdas a la sobrina de Charlotte, mi pareja – rió y yo dejé de pensar cuando oí la palabra pareja… Si Jake me viera así, entraría en cólera…

Charlamos de nuestros gustos, de donde éramos… Él vivía aquí, yo le conté que yo había vuelto porque hacía un año que mi padre falleció aquí de un tumor cerebral. Para qué negarlo, la atracción era latente, pero ambos teníamos pareja estable. Nadie dijo nada de intercambiar números y cuando pagamos la cuenta nos fuimos.

De camino recordé haber dejado mis preciados guantes. Volví y cuando preguntaba por mis guantes Edward buscaba su bufanda justo donde estábamos sentados. Me acerqué a él de nuevo y reímos por la nueva coincidencia. Ni que fuera el destino… Ya en la puerta de la cafetería, Edward me retó a algo.

- Vamos a jugar a algo chiquitina, dejemos al destino actuar – le miré para que continuara hablando – apuntaré mi número en este dólar y tú en ese libro que tanto que gusta y los lanzaremos al mundo. Si el destino nos quiere juntos de nuevo, llegarán a nuestras manos. ¿D'accord?

La verdad es que era un poco locura, pero la vida es para tomar riesgos, ¿no? Acepté y yo añadí otra condición.

- Vamos a ver Oji… Edward – me miró extrañado por el apodo – mañana, a cualquier hora iremos al Waldorf Astoria y marcaremos una planta con una pequeña "x" y si es la misma será que estamos destinados a estar juntos. ¿D'accord? – y sellamos el trato con un apretón de manos.

Me invita a patinar y yo acepto encantada. Bromeamos sobre nuestro pequeño juego y él me asegura que si el destino nos quiere de vuelta hará lo que sea necesario. Recibe una llamada de su pareja y me dice que tiene que marcharse. Y yo también lo hago.

Volví a casa y lo primero que hice fue preparar el marcador para el siguiente día y pensar cómo diantres pondría el libro con mis datos en circulación… ¿Regalarlo a alguien? ¿Dejarlo en un banco del Central Park? Hasta que caí… ¡Una tienda de segunda mano! ¡Sí! Y me dispuse a buscar una y vender mi ejemplar de "el amor en los tiempos del cólera"

También pensé que planta del hotel marcaría y decidí que la segunda porque era el número de guantes que había comprado.

-S-

Edward POV

Cuando vi esos ojitos marrones en la tienda, supe que no podría negarme a quitarle esos guantes. No había otros iguales en todo New York y Charlotte iba a matarme, pero juro por Dios que cuando esos ojos profundos me miraron olvidé todo lo demás.

Isabella "Bella" Swan era divertida, un poco niña y alegre y nos atraíamos mutuamente, pero ambos estábamos comprometidos. Desayunamos, charlamos y retamos al destino. Yo para retar al destino pondría un dólar en circulación un dólar con mis datos y mi número. Y para poner mi billete en circulación me compré un perrito.

Después de desayunar y reencontrándonos de nuevo en la cafetería fuimos a patinar entre bromas y risas sobre nuestro juego. Recibí una llamada de Charlotte diciéndome que había salido sin llaves de casa y estaba congelada en la puerta, y me marché para abrir.

Llegué a casa y dije a Charlotte que no había guantes así y obviamente pilló un cabreo enorme, se encerró en nuestro cuarto y no salió en todo el día. Yo me dispuse a pasar otra noche en el sofá, menos mal que lo compramos cómodo…

A la mañana siguiente me dispuse a cumplir el reto del hotel. Me subí en el primer ascensor que pillé en el que solo había una chica joven con un niño de apenas 4 años de la mano que cuando quise pararle dio a todos los botones del ascensor y yo pensé menudo viaje me espera

Cuando hizo la última parada, planta 5, hice la "x" y huí de allí. Al no ver ninguna cruz allí, pensé que el destino no nos quería juntos. Eso hizo que mi corazón doliera un poquito.

-S-

7 años después

Bella POV

- Bellaaaaaaaaa – me chilla mi mejor amiga Alice Brandon - ¿me acompañas a New York?

Al oir ese nombre recuerdo 7 años atrás a Edward Cullen y me pregunto qué habrá sido de él. Y decido burlar al destino y buscarle por mí misma. Vuelvo a prestar atención a Alice.

- Siiiiiii Alice, tranquilízate, respira mujer – le digo y ella se marcha a comprar los billetes.

Al día siguiente partimos hacia New York. Decido quedarnos en el hotel que nosotros marcamos por si la coincidencia sirve de algo pero no. No encuentro la marca por ningún lado. Le he explicado a Alice lo que pasó y ella dio saltitos parloteando sobre el destino y el amo y yo simplemente la ignoré. ¿Amor? Iba a casarme con Jake en unos pocos meses. Simplemente lo buscaba por diversión…

Al segundo día de estar en New York, Alice había quedado a comer con una amiga de allí así que nos hallábamos esperando en el restaurante. La chica era realmente una modelo, incluso podría serlo de Victoria Secret.

Se saludan y comienzan a comer. Alice y Tanya hablan pero yo al escuchar una frase quedo en estado catatónico. "Pronto seré la señora Cullen". Espera, espera, espera… ¿Puede que sea ojitos? Su novia era Charlotte, no Tanya. Han pasado siete años tonta, la vida da muchas vueltas. Ellas parlotean sobre el ensayo de boda y que ya que está aquí Alice decide ir pero yo me abstengo, no quiero comprobar si es Edward el futuro novio.

Me excuso diciendo que voy a visitar a mi futuro marido que está aquí de gira y me acerco a su piso. Me recibe todo preocupado por su gira e intento ser paciente, lo juro, pero desde hace unos meses su carrera es más importante que la boda. Cuando dice las palabras mágicas "a la mierda la boda lo importante es esto y no un casamiento" decido romper el compromiso. Él balbucea cosas como "no es lo que parece" "Sí que me importas pero cierro la puerta, llamo a Alice para decirle que vuelvo a casa y cojo el primer avión que sale para San Francisco.

-S-

Edward POV

Desde hace días he sentido el impulso de saber de Isabella Swan, inexplicablemente. Mi boda con Tanya se celebrará en el mismo hotel de las marcas y aunque lo he repasado de arriba abajo y no he encontrado ninguna cruz, he decidido ayudar al destino en nuestro juego.

Vuelvo a la tienda de los guantes y entrar a ella es como un deja vu.

- Buenas quiero todo lo de esa estantería – necesito hacer una compra grande para que consulte los albaranes de compra y así me ayude a buscar el de los guantes, me he informado sobre eso – y si me hace un favor consúlteme el albarán de una compra de hace 7 años – el dependiente me mira con mala cara pero será mi desesperación la que le hace mirarlos.

Lleva buscando lo que son como 100000 horas. Yo ya no sé cómo ponerme en el mostrador. Tiene buscando a su mujer, su hermana y su hija de 6 años y no aparece. Necesito lo que sea dirección suya o lo que sea.

- ¡Aquí está! Tome nota señor – apunto en mi Iphone y reprimo el impulso de besarlo de la emoción.

Llego allí y pregunto por Isabella Swan pero el portero me dice que allí estaba el piso de su padre que aunque ella teóricamente vivía allí lo hacía en otro lugar compartiendo piso con un sobrino suyo. Pido que me comunique con él y lo hace.

El chico me da la dirección de los pisos y antes de irme musita un "es inútil que vaya" pero no le hago caso. En la dirección que me ha dado han demolido los pisos y hay una tienda de vestidos de novias. Claro, a eso se refería con lo de que era inútil. Decido dejar de perseguir fantasmas y volver a lo que me atañe, mi boda con Tanya.

Al llegar a casa encuentro un paquete de regalo

- Tany… ¿De quién es esto? – pregunto.

- Para ti tonto… Un regalo de bodas - ¡Mierda! Con buscar a Bella no he comprado nada… Me va a matar - ¡Ábrelo!

Y, como por arte de magia, en la primera página del libro encuentro escrito lo siguiente:

"Isabella Swan: 666-347-853"

Miro un rato el número y cuando reacciono lo marco en el móvil, pero no existe. Doy las gracias a Tanya y removiendo contactos entre los amigos de mi padre encuentro una dirección. Pero al llegar y mirar por la ventana veo a una pareja haciendo el amor apasionadamente y la chica es Bella así que me doy por vencido y vuelvo a casa.

Al llegar y abrir la puerta me encuentro lo peor: ropa tanto de mujer como de hombre regada por el suelo e, increíblemente, no me duele. Simplemente me apoyo en el marco de la puerta y doy tres sonoras palmadas pues mi prometida y su amante no se han dado cuenta que estoy aquí.

Y que comience el espectáculo: esto no es lo que parece, perdóname, no lo volveré a hacer… Corto su perorata.

- Perdoné una vez pero dos no, Tanya – digo tranquilamente – esto se ha acabado. Recoge tus cosas y sal de mi casa ahora.

Salgo de allí, mi casa me ahoga. Hago las llamadas para cancelar la boda y mis pies me llevan a la pista de patinaje que estuvimos Bella y yo.

-S-

Bella POV

Ya montada en el avión, me doy cuenta que he confundido mi cartera con la de Alice.

- ¡Mierda! – exclamo y la señora de la lado me mira mal – la cartera de Alice. Bueno, que se invite a un refresco, ya que soy su amiga – río y la señora de al lado se está cuestionando si necesito un psiquiatra urgentemente.

Pero al rebuscar un dólar encuentro uno escrito y cuando leo lo que pone no me lo puedo creer

"Edward Cullen. Si encuentras este billete sabrás como encontrarme muñeca"

Miro el billete una, dos y hasta tres veces. Pero ahí está. Esto es algo del destino y salgo del avión corriendo. Hago un par de llamadas y encuentro una dirección. Hay un chico en la puerta y le pregunto:

- Perdona… ¿Vive aquí Edward Cullen?

- Sí… Pero se está casando ahora mismo – me dice, y mi boca cae al subsuelo.

Pregunto dónde es la boda y me dice el hotel. Resulta que era el hotel donde hicimos el juego. Cojo un taxi y llego allí, y el cartel con sus nombres me cala hondo. Corro hacia donde es está celebrando pero no hay nadie de boda, solo un tipo recogiendo sillas.

- Perdona… ¿No hay aquí una boda? – pregunto

- Sí… Pero ya ha acabado – me contesta y sigue a lo suyo. Yo solo me quedo allí de pie.

El tipo se acerca y me pregunta.

- Tranquila chica, que te devolverán el regalo de boda, no te estreses.

Le miro sin entender

- El novio ha cancelado el compromiso. No hay boda.

Mi cuerpo reacciona solo y salgo gritando un "gracias". Mi primer impulso es ir a la cafetería pero allí no está y después recuerdo la pista de patinaje. Y allí le encuentro tumbado en el frío hielo.

Me acerco despacio y veo que tiene los ojos cerrados. Sigue siendo tan guapo como cuando le conocí. Dejo caer los guantes en su cara y me alejo.

Le veo levantarse, mirar los guantes extrañado y buscarme con la mirada. Cuando me reconoce, se acerca a mí y me abraza

- Me has hecho esperar mucho – susurra en mi pelo.

- Podría decir lo mismo – río, desde hace mucho tiempo no me siento tan plena, como si estar entre sus brazos es donde pertenezco.

Y ese fue el comienzo de nuestro "para siempre"… ¿O no?

¿FIN?


¿Qué les ha parecido? Vi la película en la televisión y me gustó tanto que aquí estoy con este OS que si recibe reviews tendrá epílogo ;)

Sé que debo mi otra historia pero me he quedado en blanco con ella a si que si teneis ideas podríais ayudarme

Nos leemos próximamente